Mis lápices de colores fueron mis primeros alumnos, los colocaba al frente mío y les tomaba la lección. El azul, decía y él debía responder. El rojo, ¿quieres añadir algo?
Más tarde, Lastenia, que trabajaba en la casa, fue mi alumna predilecta, a ella le explicaba mis lecciones de historia y así enseñándole iba aprendiendo. Ahora puedo darme cuenta de que eso era el inicio de una vocación que me ha acompañado toda la vida. Me gusta enseñar, compartir aquello que descubro, reunirme con otras personas para interesarnos por las cosas, disfrutar juntas de lo hermoso, de lo interesante, de aquello que sorprende y de lo que nos hace más ricos. Inventar preguntas. Saborear lo que nos trae la vida.
Al ver esta imagen recordé mis inicios como pequeña maestra. Cada color infinitas posibilidades, cada persona una multitud de emociones y preguntas.
Cecy:
ResponderEliminarTuve el privilegio de tenerte como maestra y apreciar con que pasión dictabas tus clases.
Mil gracias por compartir con nosotros tantas cosas bellas que nos ofrece la vida.
Que Dios te bendiga, Roxana
Hola Cecilia:
ResponderEliminarMe dio mucho gusto verte la semana pasada.
Me gusto mucho tus anotaciones sobre los colores como alumnos. El cuadro de Brueghel es impresionante.
Un abrazo,
Ali