domingo, 9 de octubre de 2011

Pasión de Pina Bausch

Durante el viaje escuchamos el soundtrack de la película PINA sobre la vida de Pina Bausch.Acá un texto sobre ella y algunos de sus videos. Ella dice: Danza, danza,sino estaremos perdidos.

Extracto de (Las irresistibles visiones de Pina Bausch por Nestor Tirri para la Nación)

El nuevo film de Wim Wenders rescata la obra de la gran coreógrafa alemana Pina Bausch.

"En la casa de mi infancia un juego de cubiertos tenía impreso el origen: "Inoxidable-Solingen". Esto es: consistencia que no se deteriora. Solingen, los dominios del acero. La cuna de Pina Bausch.
Cuando Pina murió, en junio de 2009, se desvaneció la esperanza de muchos de nosotros de volver a verla con su gente, la del Wuppertaler Tanztheater, volver a regocijarnos con los hallazgos de su talento inagotable. ¿Nunca más? No sabíamos que ese año Wim Wenders estaba filmando a la compañía y a su inquebrantable coreógrafa-directora. Menos imaginable aun era que su registro fílmico vendría optimizado por la magia tecnológica del 3D, ese efecto óptico que da ilusión de habitar el mismo espacio de la fantasmagoría filmada, pero habitualmente destinado a aventuras o a cine catástrofe.

Las proezas de la Bausch en 3D: lo consiguió el inefable realizador de Las alas del deseo -WW, para abreviar-; los admirables registros de su película ("un documental", dicen) recorren las mismas salas del mundo que ocupan las producciones espectaculares de Hollywood. Y allí volvemos a ver a Pina, con su delgadez esencial y sus pies descalzos, desarmándose en la desolada pared de Café Müller.

Se presenta como Pina , así de simple; el afiche ostenta una frase de la genial coreógrafa a modo de lema: "Dance, dance, dance. Otherwise, we are lost" (Bailemos, bailemos, bailemos; de lo contrario, estamos perdidos).
Mi tránsito por el Tanztheater deWuppertal fue distinto del que hicieron otros. Normalmente ocurre que uno se anota para una audición y, con suerte, lo toman. Yo no; fui a "ver los ensayos"y una tarde ocurrió lo inesperado. Un día vas al club a mirar cómo se divierten las parejas en el baile, te dan un empujón que te hace aterrizar en la pista y de pronto te ves bailando el pasodoble?

Expresionismo

Animado por mi maestra Ana Itelman, fui a Essen Werden a hacer un stage para estudiar la danza expresionista en la escuela de Kurt Jooss, la Folkwang Hochschule, invitado por quien la dirigía entonces, el maravilloso Hans Züllig, ex bailarín de la compañía Jooss y que, a los 66 años, daba clases de "moderno". Pero cuando me preparaba para partir a Alemania, Züllig me escribió y me avisó que a la Argentina venía "una alumna" suya, una tal Pina Bausch, con su compañía. "Dígale que viene a Essen Werden. Wuppertal está cerca de aquí: pídale que lo invite." Y ella, contundente, me invitó, a su manera ("Come to see the rehearsals").

Ya había olfateado cosas del expresionismo en la escuela de Jooss, y ahora comprobaba que ésa era la raíz de la "imaginería bauschiana". También advertí que, sin saberlo, yo caía en la génesis de algo, y esto era lo verdaderamente excepcional para cualquiera que intentara asomarse al universo de Pina: todavía no había obra; lo que hacían era embrionario, sin idea central ni estructura. Era puro tanteo.

Lo inesperado. Una tarde Pina me miró y me convocó: "Hey, you. Let's try". Y me ubicó frente a la suiza Anne Martin, que no tenía partenaire . Y fue el empujón que me mandó a la pista. Hay que imaginar el desconcierto de un tipo que viene de un grupo independiente de danza contemporánea porteño y que aterriza en Alemania, en una compañía líder de la danza europea.
¿Qué misterio palpitaba en las secuencias que la coreógrafa rescataba y reelaboraba? La alquimia de Pina, la que configuró la estética Bausch, era algo así como una "poetización de lo cotidiano" en términos de movimiento. Esas cosas rescató Wenders en su film, con varios de los integrantes históricos de la compañía que pasaron por el célebre salón de baile de Kontakthoff. Parece gente común, con ropa de calle, pero detrás de esa cotidianeidad palpita la irresistible lírica de Bausch.

También, cuando Wim Wenders saca la cámara a la calle y filma un solo femenino, danzado en medio del tránsito y bajo el Schwebebahn, que pasa por lo alto: Pina se nos fue y no volverá a viajar en ese trencito, que sigue siendo el transporte urbano más antiguo del mundo pero que ya no está solo, como "emblema" de la ciudad: así como Salzburgo se debe por entero a Mozart, Wuppertal será, para siempre, el reducto gris donde el genio de Pina gestó esa vorágine de impulsos y visiones que acaso sean mucho más que pura danza.









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