domingo, 24 de noviembre de 2013

Por el día de la música

la flauta de Marsias .




Marsias, en una colina, a la caída de la tarde hace resonar su flauta. Sonido suave y elegíaco. Se le acerca un sátiro.

Sátiro.--¿Dónde aprendiste a tocar el carrizo, Marsias?

Marsias.--Encontré esta flauta cerca de una fuente. Allí la arrojó Minerva porque le fatigaba la respiración el modularla y temía malograrse la forma de los labios.

Yo la recogí y sobre sus agujeros posé mi boca en amoroso gesto: Y ella me obedece dócilmente. En ella cantaré como los pájaros, imitaré el murmullo de los arroyos; los rumores del campo, el hálito de la brisa entre las ramas de los árboles. Soy ya un eximio tocador de flauta.

Sátiro.--Pero no podrás competir con la lira de Apolo. En las cuerdas de su instrumento él evoca el amor y la ternura, hace gemir el dolor y la melancolía.

Marsias.--Apolo no puede superarme en el arte de la armonía. Lanzará dardos de oro sobre el mundo, mostrará su belleza en su carro de luz, pero el sonido es mío. El sonido resuena gracioso y limpio --como agua de la fuente-- en este carrizo, que una diosa abandonó, y con él emocionaré el corazón de todos los habitantes de la comarca.

Sátiro.--No te envanezcas; Marsias. Los dioses suelen vengarse de quien los desafía. (Aparece Apolo. Lleva su lira).

Apolo.--¿Quién es el que modula la flauta en estos parajes?

Marsias.--Soy yo, Marsias, el pastor.

Apolo.--(Tomando la flauta).--Este es el instrumento que Minerva tocaba, olvidando la sabiduría, que es su atributo y su propiedad.

Marsias.--Yo lo encontré tirado, a la vera de las aguas, y con él, he de dar deleite a los hombres. Apolo.--(Templando suavemente su lira).--Eres vanidoso, Marsias. . . El arte exige sencillez y humildad. . . Los dioses no han otorgado el arte a los mortales para que se enorgullezcan.

Marsias.--Te desafío, Apolo. Yo tocaré mi flauta, tú la lira. Y los habitantes de estas regiones decidirán cual de los dos lo ha hecho con más pureza, emoción y gracia.

Apolo.--Acepto tu desafío, Marsias. Pero, ¿te sometes a mis condiciones, si salgo vencedor en este torneo musical?

Marsias.--Me someteré. No creo ser vencido por ti, Apolo. Siento que en mí habita el espíritu de la música. Euterpe me ha favorecido con sus dones, y ya me oirás . . .

Apolo.--Te oiré, Marsias. Jueces serán las ninfas, los faunos, los sátiros, y también los mortales de esta región, que ellos tienen un juicio muy certero.

Marsias.--No temo a su juicio. (Aparecen ninfas, sátiros, faunos y hombres. Forman círculo alrededor de Apolo y Marsias).

Apolo.--Preséntate el primero, Marsias. (Marsias, después de una leve modulación, hace resonar con plenitud su flauta. Se escuchan los gorjeos de las avecillas, el murmullo de la brisa, el grito alegre de los bebedores, la voz de un niño que llora, la risa de una joven. Todos oyen, hechizados).

Sátiro.--¿Podrá Apolo dominar en perfección a Marsias? Nunca ha resonado en esta comarca música tan bella. (Estallan aclamaciones y vítores de admiración al terminar de tocar Marsias.

Un hombre.--Ahora preséntate tú, Apolo, y haz escuchar las notas de tu, lira. (Marsias, en silencio, acaricia su flauta. Las ninfas lo miran con asombro. Hay un agitado rumor entre los presentes).

Un hombre.--Silencio. Va a comenzar Apolo. (Todos callan. Apolo templa levemente su lira. Después se levanta de las cuerdas del instrumento un preludio melancólico. Una profunda atención embarga a todos los oyentes. Las manos del dios hacen cantar a la lira. Es la historia de Ariana confiada, amorosa, abandonada en una isla desierta, llorando al infiel que la dejó. Y al enmudecer el instrumento, no estallan los aplausos. Todos lloran silenciosamente).

Apolo.--(Después de un momento).--Que los jueces pronuncien su veredicto.

Todos.(Unánimemente). --¡Apolo! ¡Apolo! Apolo ha vencido a Marsias. Si el pastor moduló, en su carrizo, seductoras armonías, si nos hizo oír todos los murmullos del agua, del campo, de la brisa, del bosque, Apolo nos ha hecho llorar. Para Apolo la gloria y el galardón. ¡Apolo vencedor!

Apolo.--¿Has oído lo que dicen los jueces, Marsias?

Marsias.--Sí. Tú me has vencido, Apolo. Pero cuando regreses de tu exilio al Olimpo, la flauta de Marsias hechizará a los hombres de esta comarca. Me someto a tus condiciones. Yo creía superarte, pero tú eres la música, misma. E1 premio te corresponde.

Apolo.--Bien. Tú has desafiado a un dios, Marsias, y mereces un severo castigo. Los mortales no han de alzarse contra los dioses.

Marsias.--Lo reconozco.

Apolo.--Prometeo, que robó el fuego sagrado, fue condenado al suplicio eterno de ser roído por un buitre. Tú, que has osado competir con el dios de la luz, con el padre de las nueve hermanas divinas, mereces un castigo similar al de Prometeo.

Todos.--Sé clemente ¡oh Dios!

Apolo.--No puedo ser clemente con el mortal que me ha desafiado, que ha creído, en su insensatez, poder competir con mi arte.

Todos.--Tú has venido desterrado a nuestro país, Apolo, y los mortales te han acogido como a un amigo. . Usa de misericordia.

Apolo.--Los dioses no sabemos de misericordia. Somos implacables en nuestra justicia. Si no fuéramos inmisericordiosos, los mortales se creerían iguales a nosotros. Te condeno, Marsias, a ser desollado. Todos.--¡Marsias va a ser desollado! Apolo, ten piedad . . .

Apolo.--Con tu piel haré un odre que será colgado de este pino. (Señala un pino).

Marsias.--Haz lo que quieras de mí, dios. . . Déjame despedirme de estos campos, donde resonó mi flauta, que yo, en mi osadía, creí que competiría con tu lira. Déjame mirar un instante el resplandor del cielo, la gracia de los prados, el color de las flores, el rostro de las ninfas. Déjame dar un adiós a mis compañeros y amigos, antes de cruzar el Aquerón y el Styx…

Apolo.--Pronuncia tu adiós, pastor. (Todos han callado y lloran).

Marsias.--(Hace sonar su flauta con doliente acento).--Sé que no se me olvidará. Que el nombre de Marsias, el tocador de flauta, perdurará en estas campiñas. (Deja su flauta cerca de un árbol). Y mi carrizo quedará solitario, solamente modulará cuando en sus agujeros penetre la brisa de la tarde…

Apolo.--¿Ya estás listo, Marsias? (Marsias inclina la cabeza, en señal de asentimiento. Apolo le indica que se apoye contra un pino, y de un lanzazo lo clava sobre el árbol. Luego un esclavo que ha aparecido, desuella al pastor con un cuchillo. Marsias muere sin exhalar un gemido. Un gran sollozo llena el ámbito del campo. Las ninfas, azoradas, exclaman: ¡Marsias, Marsias!" Apolo contempla la desollación del pastor, cuya piel le entrega el esclavo. El dios con ella forma un odre y lo cuelga de la rama del pino. Y desaparece seguido del esclavo).

Todos.--¡Marsias, tocador de flauta, armonioso cantor, hermano nuestro! ¡Ya no resonará tu canto en las tardes, para nuestro encanto, pero lo lloraremos siempre! (De las lágrimas de todos, surge, a la vera del pino, donde se balancea el odre, un río que corre con plañidero y musical murmullo. La flauta sola exhala un lamento. Cae la tarde. Suben al cielo, teñido de los colores del atardecer, las voces de "¡Marsias, Marsias!")


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Un poema en prosa de Sandro Chiri

Mamá en ropa de baño
Poema en prosa de Sandro Chiri Jaime

He visto una foto de mi madre en la plenitud de la vida. Está con una ropa de baño negra y entera y me lleva entre sus largos y blanquísimos brazos a la orilla del mar. Yo tendré unos 8 meses y grito como un condenado a muerte. La escena es curiosa y conmovedora. La fotografía se guarda en una álbum familiar de tapa de cuero. En esos cartones se alberga la historia de una familia que alguna vez fue feliz. Algo de esa sonrisad resuena entre los corazones de mis hermanos cada que nos encontramos o llamamos por teléfono. Pero la fotografía que menciono me conmueve cada vez que la observo cada diez años. Ahora soy yo mayor que esa joven con su hijito llorón. Soy yo el que observa, el que se deleita, el que aprieta el botón. Es el click de ese instante el que nunca ha muerto, el que nunca desaparecerá. Bella, buena hembra, mi mamita, quien me dice, calla la boca, llorón, calla, corazoncito mío, que el mar no es solo para los barcos, que el mar de la vida es peor. I love you, ma. (23 de noviembre de 2013)

Dos mini cuentos de Juan José Arreola



Dos mini cuentos de Juan José Arreola, escritor mexicano


ACHTUNG! LEBENDE TIERE!

Había una vez una niña chiquita, chiquita, que daba mucha lata en el zoológico. Se metía en la jaula de las bestias dormidas y les tiraba la cola. El brusco despertar de los feroces era precisamente la salvación de la criatura que se escapaba corriendo.
Pero un día la niña fue a dar con un león flaco, desprestigiado y solitario que no se dió por aludido. La niña abandonó los tirones de cola y pasó a mayores. Se puso a hacerle cosquillas al dormido y le revolvió una por una todas las ideas de la melena. Ante aquella total ausencia de reflejos, se proclamó en voz alta domadora de leones. La fiera volvió entonces dulcemente la cabeza y se tragó a la niña de un solo bocado.
Las autoridades del zoológico pasaron un mal rato porque la noticia salió en todos los periódicos. Los comentaristas pusieron el grito en el cielo y criticaron las leyes del universo, que consienten la existencia de leones hambrientos junto a incompatibles niñas maleducadas.




LA JIRAFA


Al darse cuenta de que había puesto demasiado alto los frutos de un árbol predilecto, Dios no tuvo más remedio que alargar el cuello de la jirafa.

Cuadrúpedos de cabeza volátil, las jirafas quisieron ir por encima de su realidad corporal y entraron resueltamente al reino de los desproporcionados. Hubo que resolver para ellas algunos problemas biológicos que mas parecen ingeniería y de mecánica: un circuito nervioso de doce metros de largo; una sangre que se eleva contra la ley de la gravedad mediante un corazón que funciona como bomba de pozo profundo; y todavía, a esas alturas, una lengua eyéctil que va mas arriba, sobrepasando con veinte centímetros el alcance de los belfos para roer los pimpollos como una lima de acero.

Con todos sus derroches de técnica, que complican extraordinariamente su galope y sus amores, la jirafa representa mejor que nadie los devaneos del espíritu: busca en las alturas lo que otro encuentran al ras del suelo.

Pero como final mente tiene que inclinarse de ves en cuando para beber el agua común, se ve obligada a desarrollar su acrobacia al revés. Y se pone entonces al nivel de los burros.Juan José Arreola

Seis mujeres mayores de 80 estupendas y admirables

Un bellísimo video que llena de entusiasmo a las personas mayores. El amor por la vida es lo que tienen como impulso estas seis mujeres modelos. Regias mujeres, envidiables, fabulosas.


Una lástima desactivaron el video, era maravilloso.



Araña de mar al viento

Una escultura movible, el viento y las alas la hacen caminar como araña de mar.

Una escultura polémica

La escultura de José Tola y el discurso que dio el día de su inauguración causó revuelo. Vecinos furiosos con el alcalde por colocar una obra que no es de su agrado, personas indignadas por la falta de respeto del artista en su irreverente discurso. En el Facebook cada quien puso su punto de vista y creo que nadie convenció al otro. Se le llamó el Monstruo del malecón.





Yo puse en el FB:
He estado leyendo la página en donde rechazan la escultura de Tola. La verdad es que no se quien tiene razón, si los vecinos deben aprobar las esculturas que se colocan en su distrito o el alcalde y un comité de arte. Tal vez cuando cambie el alcalde la cambiaran de sitio. Tal vez las personas que no están acostumbradas al trabajo de Tola lo consideren un monstruo. Y gente que no conoce a Tola piensen que ha sido irreverente su discurso en idioma inventado. A mi me hace gracia. Justo ayer escuchaba que todo se puede decir del Perú menos que es un país aburrido. Me acuerdo del ala de avión que estaba en el ovalo Gutiérrez y que ahora está en La Molina. Era algo extraño, raro, y ahí sí yo quería que la sacaran. Ustedes, ¿Qué piensan?
Hace unos día visité el Hotel B en Barranco, en la calle Sáenz Peña y vi con mucho agrado un hermoso cuadro de Tola adornando el bar.
Tal vez haya que acostumbrarse a ella y con el tiempo se integre al paisaje. Me hace acordar a unas esculturas que hay en Paris en la plaza del Pompidou.


Todo el mundo se toma fotos frente a estas esculturas y les hace gracia y les da alegría. Este personaje se llama El pájaro de fuego.
Luego me encontré con estas fotos de monumentos ridículos en diferentes plazas del Perú.
http://cde.peru21.pe/ima/0/0/1/3/3/133697.jpg

http://peru21.pe/.../fotos-monumentos-ridiculez-2137090/8... Acá otros monumentos polémicos en el Perú, estos sí en las plazas principales.


XX a mí me encanta sus cuadros y me gustaría tener uno. no me parecen diabólicos, los encuentro geniales. aunque sí creo que por ahí se le van quedando los tornillos jjj
hay que apreciar el arte y la belleza con espíritu libre y sin tanto miedo:)

XXX A mi gusta mucho.

XXXX No se trata de conocerlo o no, hay cosas que se deben respetar, que ejemple es este! que se espera después de la gente joven que pretendemos sean respetuosos, ese es el ejemple, el artista, con su obra en publico y así se comporta! NO es NO! sea quien sea!
V Me gusta

VI debía de haber una institución que la conformen personas cultas, capacitadas, con un mínimo de buen gusto para aprobar las obras que se realizan a nivel nacional. No puede ser que cualquier alcalde haga cualquier atrocidad en su localidad y todos tenemos que aguantarlo.

VII Tengo que reconocer que algunos monumentos que he visto en Lima no son de mi agrado, pero por otro lado, en algún momento la Torre Eiffel no fue del gusto de todos los franceses

VIII En un pueblito de Cusco han hecho una piscina olímpica temperada y no tienen agua y desague.... pueden creerlo ???
IX Si la sacan me avisan para llevármela!!!!! Tola es un artista universal! Cual es el distrito para ir ? Al fin un alcalde culto!

X A esta ala (FAP) ya nos hemos acostumbrado ! Creo , que hay cosas peores !

XI ALEGRA EL CIELO GRIS DEL INVIERNO .

XII José Tola es uno de nuestros artistas mayores, en décadas, no sólo de Perú, sino de toda América.

XIII hay que tener tan pero tan poca sensibilidad para que no les guste un cuadro o una escultura de tola. es falta total de estética, sentido común, humor, fantasía y vuelo.

XIV Tola gran pintor.

XV Nos hará sonreír al verlo ,tal vez de eso se trata .

XVI Acabo de escuchar su discurso ,realmente por muy Tola que sea ,es una falta de respeto que se tome a la broma tanto sus palabras como el mamarracho de su monumento.

XIX Debemos agradecer TODAS las iniciativas de apreciar el arte en calles y parques

XX A mi me encanta Tola !

XXI La apreciación del arte es tan subjetiva que no se puede evitar que a algunos vecinos no les guste la escultura, a mí sí me gusta su trabajo en general, pero sí confieso que me desconcertó su "sentido del humor" ese día y más aún la risotada de la Ministra de Cultura celebrándolo

XXII NOS ENCANTA TOLA, NOS ENCANTA QUE HAYAN INICIATIVAS DE PONER ARTE EN LAS CALLES, PERO NO ES QUIEN TIENE LA RAZON.....ES EL FACTOR DE LAS CIRCUNSTANCIAS . ESTOY SEGURA DE QUE EL GIGANTESCO FAUNO O DIABLO O FIGURA EN MENCION NO HUBIESE TRAIDO TAL REVUELO SI TOLA SE HUBIESE COOMPORTADO DE OTRA MANERA EN LA INAUGURACION.VIENDO LA FOTO CON EL PARQUE, EL FONDO DEL MAR ...ES UNA VISTA LINDA EN CONJUNTO. PASARE HOY A VER AL NUEVO "VECINO DE MIRAFLORES" , PERO SIGO PENSANDO QUE EL SE PORTO PESIMO .

XXIII A mi me gusta la escultura, el silencio puede ser una presencia poderosa. Si de todos modos hay que dar un discurso, tal vez el silencio debería sonar como el discurso de Tola... Provocador

XXIV Y CADA VEZ QUE LA VEO ME ESTA GUSTANDO MAS, PERO EL SIGUE SIENDO UN BELLACO EN HABERSE PORTADO ASI.......
XXV Hay que comprender que es un gran artista y que además tienes problemas síquicos , debemos respetarlo aunque sus actitudes no las entendamos y estoy segura el tampoco. Tolerancia hacia el y admiración por su arte!!!!!

XXVI Por ser Tola nos tiene que gustar ? Y su discurso nos tiene que parecer gracioso ? Por favor .

XXVII Esta escultura que se llama Silencio (y hasta el discurso de Tola ) que a muchos perturba puede servir para hacernos pensar en cuan abiertos somos al cambio, a lo nuevo, a lo diferente. Puede ser que Tola haya querido comunicar la imposibilidad de la comunicación, cada uno hablando un idioma distinto, puede ser que haya querido efectivamente burlarse de los discursos pomposos y vacíos, de los actos culturales con esos murmullos inentendibles. Tal vez hasta quiso hablar como hablaría la escultura. Cada uno tiene su punto de vista muy respetable, sin embargo podríamos abrirnos al humor, a los colores, a lo diferente y divertido.

XXVIII
Todo lo dicho anteriormente merece respeto. pero presentarse asa ,y era notable que estaba pasado de copas eso si es una gran falta de respeto ! en cuanto a sus obras serán buenas pero de genialidad no le veo nada ! como dije antes todas las opiniones se respetan ,pero la mala educación No ,

XXIX creo que tola, efectivamente, no puede comunicarse hablando que pinte nomás |la escultura me parece horrible | pero lo que me sorprende es la achorada risotada de la ministra de cultura |¿debemos entender esta payasada como que se está "marcando tendencias" de comportamiento? | la genialidad si la hubiera, no debe perder de vista un comportamiento mas o menos decoroso (a propósito...le han comprado el diablillo de colores o lo vendió?)

XXX Me encanta Tola! La gente siempre se va a quejar.


XXI Creo que los artistas se expresan a través de sus obras y me parece que hay que tomar en cuenta el tema y nombre de la obra SILENCIO.


XXXII TOLA ES UN GRAN ARTISTA PLASTICO , Y UN MALEDUCADO EXPONENTE DE LA CLASE INTELECTUAL DEL PERU, ADEMAS DE CASI PLAGIADOR DEL MINOTAURO DE PICASSO....I REST MY CASE!

XXXIII parque del libro que desde ahora se llamará Parque del Ogro.

XXXIV No contribuye en nada a la estética del paisaje.....


XXXV Tola es pareja la ministra de Cultura full marijane!!!

XXXVI A otra cosa Mariposa.

XXXVII ¿si, no? mejor

XXXVIII mejor paisana

XXXIX Que interesantes y buenos comentarios.

XXXX LLego tardísimo para comentar... pero coincido con todos en que Tola es un gran artista. Su comportamiento deplorable, independiente a la estética de la obra en sí. Es mas que sabido que se hace el loco cuando quiere dar la nota y lo sucedido ha sido de una falta de respeto sin nombre que jamás debió ser festejada. Inmediatamente habló Ramón Barúa, un señor que por encima de las circunstancias, dio un discurso alabando al artista, cuando se merecía que la ceremonia terminara inmediatamente después de la grosería del agasajado Tola, sacar el trapo para develar su monstruo y san se acabó....

XXXXI nunca es tarde para decir una verdad | no entiendo cómo le aguantaron la payasada | ¿era porque es novio de la ministra? que dicho sea..., mostró su faceta más lumpen

XXXXII Creo que no había mucho por hacer. ¿Pegarle de gritos al artista por malcriado? ¿Meterlo preso? ¿Aclararlo? ¿Decirle que no lo vuelva a hacer? Fue como un happening algo que pasa y listo. Además fue cortito.
XXXXIII Se suspendía el homenaje. Como siempre, la falta de autoridad. Y que sea cortito el desplante no aminora la falta de respeto.




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¿Qué voy a hacer con mi marido?

Ya la había visto en el cine pero la pasaron por cable y la vi otra vez. La segunda vez que uno ve una película descubre detalles, gestos, cosas que se dicen, que pasaste por alto o no retuviste la primera vez. Estupendas actuaciones de la pareja Kay (Meryl Streep) y Arnold (Tommy Lee Jones) que está en plena crisis matrimonial.

Llevan más de 30 años compartiendo sus vidas. Lo que desde fuera se percibe como la armonía y la estabilidad perfecta de un matrimonio adulto, se ha convertido en monotonía y tedio para Kay, quien echa de menos la chispa de la primera época, la pasión, la lujuria… Para ponerle remedio a esta situación, va en busca de un exitoso y renombrado especialista en terapia de parejas (Steve Carell) que ejerce en el pequeño pueblo de Hope Springs. Finalmente consigue convencer a su escéptico marido, un hombre testarudo de rutinas firmes, de subir a un avión para vivir una semana de terapia matrimonial en el lugar. El verdadero reto para ambos llegará a medida que logren liberar a su dormitorio de antiguos complejos, en el intento de encender esa chispa que alguna vez los enamoró.


Un director de orquesta soberbio



La vida de Enzo Vitabele

12 años de esclavo

Kill Your Darlings


LA HISTORIA NO CONTADA DE UN ASESINATO QUE REUNIÓ A LOS JÓVENES ALLEN GINSBERG, LUCIEN CARR, JACK KEROUAC Y WILLIAM BURROUGHS EN LA UNIVERSIDAD DE COLUMBIA EN 1944, LO QUE OFRECIÓ LA CHISPA A LO QUE LUEGO CONDUJO A LA REVOLUCIÓN BEAT.

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Ha muerto Doris Lessing


Crónicas de la nada y del mundo. 7. Canta la hierba por Doris Lessing

Por: Juan Cruz | 17 de noviembre de 2013


Ha muerto Doris Lessing, la autora de Canta la hierba. La fui a ver a su casa de Londres, con mi hija Eva, que hizo la traducción precisa de la conversación que tuvimos en la habitación más alta de la casa en la que se recluyó huyendo siempre de la parte más abundante de la fama.

Ahora que ha muerto Doris Lessing le he preguntado a Eva algunas de las cosas que recordaba de aquella visita y me refrescó la memoria de lo que sucedió en el otoño de 2007, cuando tocamos a su puerta. Yo recordaba su desdén por el éxito, su olvido de las abundantes felicitaciones que aguardaban abajo, en la puerta de la calle, a que ella acudiera alguna vez a recogerlas; pero estaba harta de subir y de bajar, de modo que dejó que todo esperara mientras ella se recuperaba del susto de la noticia pero sobre todo de las visitas y de los parabienes, así como del insistente sonido telefónico que ya la tenía más que harta.

Aún así nos recibió, nos regaló aspirinas y paracetamoles, nos dio agua y quiso que estuviéramos cómodos en su casa grande de la que ella había decidido entonces habitar sólo un pedazo. Eva, por su parte, me refrescó otras memorias que están en los libros de la propia Doris.

“En su autobiografía”, me escribe Eva, “Doris Lessing contaba el proceso de su escritura, que consistía en caminar mucho por la habitación en un estado que ella llamaba de wood gathering, que es algo así como reunir lana o hacer la madeja. Estaba pensando sin mucha conciencia de en qué estaba pensando. Sólo después se ponía a escribir”.

“Y lo que recuerdo de su experiencia del comunismo”, prosigue Eva, “es que tal y como lo contaba se parecía mucho a la experiencia de estar en una secta negando la realidad, y ella no daba crédito a que pudieran seguir dentro de esa inmoralidad. Pero siempre fue muy valiente y muy honesta, también cuando se fue de África con su hijo pequeño, dejando allí a los otros dos, que tardaron mucho en perdonarla. Aquellos primeros años en Londres, de efervescencia política y pobreza, están muy bien contados. Pero en seguida, con la primera novela, se convirtió en una voz pública, y encabezaba manifestaciones”.

Hasta ahí, lo que subraya Eva; me hizo ilusión que me acompañara. Mucho antes de que ella naciera y viviéramos juntos en Inglaterra mi maestro Domingo Pérez Minik me habló de Doris Lessing cuando yo era un adolescente en la isla, y Canta la hierba estuvo entre los primeros libros que él me impulsó a comprar con la insistencia con que los maestros le muestran a sus discípulos el camino de lo que deben ser sus lecturas.

A don Domingo, que había muerto en 1989, le hubiera gustado saber que la hija y el padre habían ido juntos a rendir homenaje a una de sus grandes damas de la literatura en inglés. Y allí estábamos. Hoy me he acordado mucho de aquella mujer esquiva y cálida a la vez, y de aquel anglófilo que me puso a leer hace ahora tantos años.

Canta la hierba, pues, por los dos, por Domingo y por Doris, en este blog que incluye también las entradas que esta semana hice en el programa Hora 14 de la cadena Ser. Entre los asuntos, el merecido premio de las Letras al autor de Antagonía, Luis Goytisolo. Y, cómo no, una referencia amarga a la realidad de Madrid estos días. Parece que al fin ha acabado la basura, pero la secuela que deja, de desidia y de fracaso en el gobierno de la ciudad, arrancan rabia y desolación civil, como si la ciudad navegara sola y no en las mejores condiciones.



ENSAYO DEL INFIERNO

Que Madrid lleve tantos días soportando su basura es un ensayo general del infierno. A la ciudad le han estallado sus tripas y sus desechos en la cara; la paciencia suicida con la que la política acepta que esa situación alcance cifras de record indica la falta de pulso con la que se discute en los despachos para arreglar lo que importa en la calle. Lo que pasa es un descrédito para la política y produce una sensación de dejadez que ninguna ciudad se merece.



ANTAGONÍA

Luis Goytisolo me dijo un día que él quería medirse con Proust y con Joyce. Su ambición siempre fue la vanguardia, estar antes de que sucedieran las modas. Antagonía es su gran obra. Pero ahí no se paró, siguió inventando, desde la calle de su infancia hasta las escaleras del erotismo; ha construido una obra que ha merecido ahora el premio de Las Letras Españolas, lo cual lo consagra otra vez como el veterano que es desde que era un adolescente asustado que se explicaba escribiendo.



AMOR POR GEORGIA

A unos pasos de la Gran Vía de Madrid se puede ver una crónica estremecedora de la vida. Está en la galería Juana de Aizpuru. Son fotografías de Cristina García Rodero. En 1995 fue a Georgia, la exrepública soviética, con Médicos sin Fronteras, y retrató allí la angustia y el dolor de las guerras, la locura y el aislamiento, y también la risa y el sosiego, la lluvia y la miseria, la juventud y la muerte. Y el hambre. Salí de allí tan conmovido como si hubiera ido a la vez al infierno y a la gloria.



VIVA NUNCA MAIS

No sorprende que el regocijo mediático con que algunos han recogido la sentencia que deja sin culpables la tragedia del Prestige haya alcanzado a Nunca Mais, la noble manifestación contra aquel despropósito. Que nadie se extrañe: hace once años, los que ahora atacan a aquellos ciudadanos que gritaron en las calles Nunca Mais fueron zaheridos desde esos mismos medios. Y han vuelto a gritar desde la madriguera del insulto. Modestamente grito Viva Nunca Mais.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Judith Shakespeare



La semana pasada en nuestro taller ABRA, hablamos sobre las hermanas. Leímos un precioso texto en el que Borges presenta a su hermana Norah y este texto de Virginia Woolf, "La hermana de Shakespeare", en el que imagina cómo hubiese sido la vida de Judith la hermana de Shakespeare de haber sido tan talentosa como él.

Virginia Woolf, "La hermana de Shakespeare".


La hermana de Shakespeare *

Woolf, Virginia, Un cuarto propio, Buenos Aires, Ediciones Sur, 1980. Traducción de Jorge Luis Borges.





“(...) Hubiera sido imposible, completa y enteramente imposible, que una mujer compusiera las piezas de Shakespeare en el tiempo de Shakespeare. Imaginemos, ya que los hechos son tan difíciles de atrapar, qué hubiera sucedido si Shakespeare hubiera tenido una hermana, maravillosamente dotada, llamada Judith, supongamos. Shakespeare iba, es muy probable –su madre era una heredera-, a un liceo, donde aprendería latín –Ovidio, Virgilio y Horacio- y los elementos de la gramática y la lógica. Era, quien no lo sabe, un muchacho travieso que robaba conejos, tal vez mató un ciervo, y tuvo, antes de lo debido, que casarse con una mujer de la vecindad, que le dio un hijo, también antes de lo debido. Esa aventura lo llevó a Londres a buscar fortuna. Tenía, parece, inclinación por el teatro; empezó cuidando caballos en la puerta.

Pronto consiguió trabajo en el teatro, tuvo éxito como actor, y vivió en el centro del universo, frecuentando a todo el mundo, conociendo a todo el mundo, ejerciendo su arte en las tablas, ejercitando su agudeza en las calles, y haciéndose admitir hasta en el palacio real. Mientras tanto, su bien dotada hermana, supongamos, se quedaba en casa. Era tan audaz, tan imaginativa, tan impaciente de ver el mundo como él. Pero no la mandaron a la escuela. No tuvo oportunidad de aprender gramática y lógica, menos aún de leer a Virgilio y Horacio. Hojeaba de vez en cuando un libro, uno de su hermano, quizá, y leía unas cuantas páginas. Pero entonces, venían los padres y le decían que fuera a zurcir las medias o atendiera el guiso y no malgastara su tiempo con libros y papeles. Le hablaría claro pero bondadosamente, porque eran personas de peso que sabían las condiciones de vida propias de una mujer y querían a su hija. En verdad, lo más verosímil es que la adorara su padre.

Quizá garabateó algunas páginas a escondidas, en el desván de las manzanas, pero tuvo buen cuidado de esconderlas o prenderles fuego. Sin embargo, antes de los veinte años, decidieron comprometerla con el hijo de un vecino clasificador de lana. Dijo a gritos que odiaba el matrimonio, y su padre la azotó severamente. Entonces dejó de reírla. Le rogó que no lo disgustara y no lo avergonzara en aquel asunto del casamiento. Le daría un collar de cuentas y una linda enagua, le dijo; y tenía lágrimas en los ojos. ¿Cómo desobedecerlo? ¿Cómo partirle el corazón? La fuerza de su vocación la impulsó. Hizo un atadito de sus cosas, se deslizó una noche de verano por una cuerda y tomó el camino de Londres. No había cumplido aún diecisiete años. Los pájaros que cantaban en los cercos eran más musicales. Tenía la más pronta imaginación, un don como su hermano para la música de las palabras. Como él, tenía inclinación por el teatro. Se paró en la puerta del teatro; dijo que quería representar. Los hombres se le rieron en la cara. El empresario –un hombre gordo de labio caído- soltó la carcajada. Rezongó algo sobre perros bailando y mujeres representando –no ha mujer, dijo, que pueda ser actriz. –Insinuó- lo que ustedes imaginan. Ella no tenía dónde aprender. ¿Podía acaso buscar su comida en una taberna o rondar las calles a medianoche?

Sin embargo, su inclinación era novelística y quería alimentarse infinitamente de vidas de hombre y de mujeres y del estudio de sus modos de ser. Al fin –porque era muy joven, muy parecida de rostro a Shakespeare el poeta, con los mismos ojos grises y las cejas arqueadas- al fin Nick Greene el empresario se apiadó de ella; un buen día, se encontró encinta y entonces -¿quién medirá el calor y la violencia de un corazón de poeta, arraigado y envuelto en el cuerpo de una mujer?- se mató una noche de invierno y tace enterrada en alguna encrucijada donde ahora se detienen los ómnibus frente al Elefante y la Torre.

Así, más o menos, hubiera sido la historia, me parece, si una mujer en tiempo de Shakespeare, hubiera tenido el genio de Shakespeare. Porque el genio de Shakespeare no nace de gente de trabajo, ineducada y servil. (...)”


Masculinidad, femenidad

Remedios Varo

Remedios Varo, artista surrealista mexicana:
HOMENAJE A REMEDIOS VARO Por Juan Jósé Arreola:
Aunque la iglesia ha desautorizado la leyenda de San Jorge y ahora corre exclusivamente por cuenta y riesgo de Jacobo de Vorágine, no faltan héroes dispuestos a salvar a la princesa.

Hay un caso ejemplar. La doncella inexperta a punto de caer en las fauces de un tipo con facha de dragón, lengua relampagueante y chaleco de fantasía. En vez de echar mano a la espada, el hijodalgo guardo las distancias y desfilo el encuentro de una manera ingeniosa. Se coloco frente al dragón, es cierto, pero de modo que la dama quedara de por medio, equidistante. Y cuando ella iba a dar el paso decisivo hacia la bestia mitológica, ayudado por un grupo de sacripantes, el doncel arrastro a la indecisa hasta el nido de murciélagos donde cobro inmediatamente el precio de su fama, como suelen haces tales héroes (exceptuando a San Jorge, aunque ya vimos que su aventura es apócrifa).

Cuentan las malas lenguas que el joven protagonista de nuestra historia escapo de un cuadro de Remedios, que tiene hábitos de vampiro y se ha dedicado a chuparle la sangre a la princesa: mariposa a quien salvo de la muerte de fuego

Heroínas en el Tyssen

Mujeres cazadoras, atletas, guerreras, amazonas, magas, pintoras que muestran fuerza y poderío. Exposición irreverente y estimulante. La mujer como protagonista, Mujer fuerte, independiente, luchadora y triunfante. Hecha con la finalidad de que el espectador ponga en duda sus creencias respecto a la mujer y se distancie del estereotipo dominante de los hombres. No sumisa ni pasiva.


Las heroínas de la historia del arte en el... por cerestv

Egon Schiele, un pintor austriaco

Egon Schiele Pintor austriaco.

Halcón de oro Qoriwaman



Impresionante y emotiva obra peruana que forma parte del Festival de artes escénicas de Lima 2013 Los aplausos fueron interminables a este artista actor danzante Rodolfo Rodriguez que genera múltiples sensaciones en el espectador. En la antigua sala de la A.A.A. a la que no iba hace más de 30 años gozamos con este espectáculo del artista cusqueño que cuenta prescindiendo de las palabras la historia de un joven combatiente recluido en un manicomio en tiempos sombríos y su relación con un sacerdote andino, quien a través de diferentes pruebas buscará que recupere la memoria y se encamine a una vida de servicio y sanación. El artista intercambió talleres con el grupo Yuyachkani.


Andras Schiff da una clase maestra en el the Royal College of Music



Helen Grimaud De niña genial a mujer lobo


De niña genial a mujer lobo

La pianista francesa grabó una nueva versión del concierto Emperador, de Beethoven, que acaba de ser distribuida en la Argentina. Celebrada por su belleza y por su talento, cultiva una pasión extravagante por los animales salvajes

Por Pablo Gianera | LA NACION


La infancia de la pianista Hélène Grimaud parece la de un personaje de Thomas Mann, de cualquiera de esos seres hipersensibles, nerviosos, volubles. Su autobiografía, Variations sauvages , es la construcción literaria de una especie de niña genio, separada del resto de sus compañeros de escuela. Muy lectora, Grimaud se reconocía en las tramas de Pirandello: "Allí encontraba la misma personalidad dividida que yo sufría, una distancia no tanto respecto de mí misma sino del mundo. Era el arte de la retracción, del retiro". Grimaud fue, durante un buen tiempo, una mujer de ninguna parte. Nació en Aix-en-Provence, Francia, en 1969, pero cortó todos los lazos con ese país (incluso con la música francesa), buscó la soledad en la multitud y, hacia mediados de los años noventa, se instaló definitivamente en los Estados Unidos. Hay en la pianista esa pretensión de sublimidad de quien declara sentirse románticamente encerrada en su propio cuerpo. Y también, desde ya, su indisimulable belleza que, en lugar de una ventaja, resultó un obstáculo. Nada, o muy poco, se sabe de su intimidad, salvo que se hartó del acoso sentimental de hombres sucesivos y que padeció las propuestas de abandonar la música para lanzarse a una carrera como modelo. Con todo, puso hace unos meses su nombre para una publicidad de Montblanc y, por otro lado, las compañías discográficas explotan hábilmente su cara para las campañas promocionales, en una tentativa dudosa por revertir la situación agónica del disco clásico, que pretende sobrevivir con el respirador artificial de la mercadotecnia.

Pero Grimaud es famosa además por una extravagancia. Le gustan los lobos. Un poco tardíamente, cuando ya se le rendían honores como pianista, tuvo un encuentro casual con un vecino que poseía, ilegalmente, una loba. Su nombre (el de la loba) era Alawa. Hasta la muerte del animal, que se rindió de inmediato a sus pies, fueron inseparables. "Emocionalmente, Alawa fue una de las grandes presencias de mi vida. Nuestro compromiso y confianza eran absolutos." Después, fundó el Wolf Conservation Center, institución que protege a la especie y funciona además como criadero. Claro que, de algún modo, la atracción por esos animales podría parecer estratégica: Grimaud no eligió la denuncia de los pingüinos empetrolados sino la defensa de un animal cuya figura fue trabajada por el prestigio secular y maldito de la licantropía.

La música romántica alemana es el corazón de su repertorio. Después de sus vacilantes primeros discos (premiados, como en el caso del Segundo Concierto de Sergei Rachmaninov, aunque insatisfactorios para la propia artista), Grimaud empezó a concebir sus discos como pequeñas totalidades, objetos en los que las obras que los integran mantienen algún tipo de conexión espiritual. El CD Credo tendía un arco de un siglo a otro: la Sonata op. 31 N°2 y la Fantasía coral de Beethoven quedan enmarcadas por la Fantasia on an Ostinato de John Corigliano y Credo de Arvo Pärt. En las notas al disco, explica que "la respiración de la Tempestad resuena en la Fantasía coral y en el Credo de Pärt". Esto sin contar que la pieza de Corigliano deriva del Allegretto de la Sinfonía N° 7 . En el disco siguiente, Reflection , Grimaud se concentró en el trío amoroso y musical que formaban Robert Schumann, su mujer Clara, y Johannes Brahms. La pianista logró su registro más consistente, particularmente por su versión del Concierto en la menor de Schumann, que ya había grabado para el sello Erato. Esta nueva lectura fue definida en la revista inglesa Gramophone como "una de las más conmovedoras y explosivas". Ahora Deutsche Grammophon acaba de editar un nuevo disco, recién distribuido en la Argentina, con el Concierto para piano Nº 5, "Emperador" (con Vladimir Jurowski al frente de la Staatskapelle Dresden) y la Sonata op. 101 , de Beethoven. Es evidente que a la pianista le interesa, más que el pathos , la dimensión intelectual de esa música. Entiende que la esperanza, una imagen sin imagen, pertenece solamente al lenguaje de la música. Sus pianistas favoritos son Glenn Gould y Sviatoslav Richter, pero más decisivos resultaron en su formación Daniel Barenboim y Martha Argerich. Barenboim se las ingenió para domesticar su indisciplina y Argerich la alejó definitivamente de la escuela de Alfred Cortot, que prescribía concentrarse en el estudio de las zonas más arduas de la partitura, renunciando a la continuidad, algo que se anuda con una idea temprana de la pianista francesa según la cual la música es un fenómeno menos acústico que mental. Tal vez por eso, como Gould -y, en otro sentido, como Herbert von Karajan- prepara las obras lejos del instrumento, en la intimidad del papel.

Grimaud consigue que el repertorio tradicional suene raramente contemporáneo. En este nuevo registro, no se advierte, ni siquiera en los pasajes de bravura, el menor amaneramiento, como si la frialdad y la contención fueran aun más expresivas que el desborde. Grimaud no persigue la perfección técnica, o, para decirlo de otra manera, busca un tipo particular de imperfección, la misma que podría reconocerse en la corbata floja que adorna el cuello de un dandi. En un video promocional, Grimaud dice que Beethoven es "una bestia". En todo caso, una bestia que, como los lobos que ella ama, se revela como su maestro secreto.

Voz de ángel Philippe Sarovssky

Se busca un padre


[Se busca un Padre]Renato Cisneros

Vas al teatro y, al salir, sientes que mutaste. Que una parte de ti se quedó desparramada entre las butacas y que una parte de lo que sucedió en el escenario se coló en tu organismo, como un virus que en breve adquirirá peso y forma, como una incómoda certeza que pronto tendrá nombre.

Eso me ocurrió luego de ver “Padre Nuestro”, la obra donde Mariana De Althaus enhebra con maestría y corazón los testimonios de cuatro actores acerca de su condición de hijos memoriosos, de padres novatos, de hombres que han crecido en un Perú convulsionado, acostumbrándose a lidiar con distintas representaciones del poder. Pero resulta que estos actores no actúan. O no del todo. Son cuatro sujetos —Omar García, Giovanni Ciccia, Diego López, Gabriel Iglesias— que, sin alterar su identidad, comparten una historia íntima y biográfica que no tarda en perturbar a los asistentes, básicamente porque también ellos alguna vez han vacilado con esa misma incertidumbre y han experimentado ese desarraigo tenaz.

Esto no es teatro clásico, es más bien teatro de autoficción (o lo que en literatura llaman Autobiografía de alto nivel, Realismo Meditativo o Realismo Interior), y la verdad es que el resultado conmueve por la generosidad y valentía con que los actores se abren las venas delante del público, pero también por la sutileza con que De Althaus plantea en el subtexto la urgencia social de curar vínculos con el entorno nuclear.

En un país donde nos horrorizamos ante el parricidio criminal pero paradójicamente desatendemos la orfandad que lo engendra —orfandad de modelos, orfandad de inspiración, orfandad de memoria, orfandad de afecto, orfandad de amparo, orfandad de justicia, orfandad de perdón— “Padre Nuestro” deja de ser solo una pieza teatral y se presenta como una obra humana y política que nos empuja —como hijos y ciudadanos— a explorar el origen de lo que somos en un viaje que solo es doloroso porque es imprescindible.

Pablos Aslan Tango grill




Un poco de Tango:


¿Donde se fueron las flores ?



En 1970 en Madison Wisconsin escuchaba a Peter Paul and Mary, cultores de música falk para hacer sus canciones.

"Durante su carrera legendaria, el trío ganó cinco premios Grammy, produjo 13 Top 40 hits, 6 de las cuales subió a los Top 10 - así como ocho de oro y cinco discos de platino. Eso PP & M alcanzado tal nivel enrarecido de éxito comercial sin compromiso y sin dejar una tradición centenaria de las personas que levantan sus voces en una canción por el bien de la libertad, es simplemente una prueba más de su extraordinariamente exitosa carrera tanto una misión cumplida como una carrera musical."( Wikipedia)

Un cuento de Mercedes Cebrián

ALGO RESENTIDO DE ESTE PIE
De Mercedes Cebrián

Cuento extraído de su libro de relatos y poemas El malestar al alcance de todos publicado en marzo de 2004 por Constantino Bértolo en su nuevo sello editorial Caballo de Troya.

Salgo con un hombre desde hace seis meses. Es cojo. Él no me lo ha dicho así de viva voz pero no hace falta ser un lince para darse cuenta. Lleva un alza en el zapato derecho; discreta, de, no sé, como tres dedos. Es un hombre muy inteligente: da clases en la escuela diplomática y está especializado en relaciones hispano-francesas. Se formó en Dijon, donde la mostaza esa que pica, porque sus padres tuvieron que emigrar a Francia. De ahí su nombre, Floreal, que es el equivalente al mes de abril o mayo en el calendario republicano francés. Eso me explicó, yo no tenía ni idea. Aprendo mucho a su lado, me cuenta un montón de anécdotas y curiosidades, pero lo que es de sí mismo y de sus sentimientos habla más bien poco.
Le conocí aquí en Madrid, en una cafetería de las de ir a merendar con alguien. Yo estaba allí sola comiéndome un cruasán plancha y me fijé en él y en su mesa llena de papeles emborronados. Tenía pinta de existencialista parisino que se hubiera equivocado de local o incluso de ciudad. A veces miraba a su alrededor, parecía esperar a alguien que no llegaba y como a mí me ocurría más o menos lo mismo, que llevaba más de un año sin que apareciera nadie, pues me atreví a acercarme. ¿Qué escribes?, le pregunté, y él que pensamientos, impresiones a las que luego daba forma. Si trabajo un poco más estos textos es fácil que me los publiquen, ya estoy en conversaciones con una editorial, me dijo. Le miré con pupilas de cómic manga: Oooh, así que escritor. Yo soy profe en la facultad de pedagogía, le dije. Acabo de publicar mi tesis, La función del dibujo animado en el aprendizaje, pero esto último no quise mencionarlo en ese momento, a los hombres no les suele gustar que les abrumen con saberes ajenos. Dio resultado, gracias a mi discreción fui premiada con la oportunidad de quedar con él otro día, y después otro más, y otro.
A veces se muestra arisco, o eso me dicen mis amigas: Tu chico nuevo es un pocoooo (tardan en encontrar el término pero al final lo dicen) arisco, ¿no? Y no es eso, es que es cojo y al pobre le acompleja bastante. Para mí está claro pero Paula y Carmen no lo ven así. Qué tendrá que ver, me dicen. Pues claro que tiene que ver; cuando uno está acomplejado por algo, cree que los demás sólo se fijan en eso y su temor les hace estar siempre a la defensiva. A mí me pasaba de pequeña, cuando tenía que llevar el parche ese horrible en el ojo para corregirme la vista. E incluso ahora sigo teniendo mis neuras raras, por ejemplo con lo de las arañas, que les tengo verdadero pánico aunque a mí no me importe reconocerlo ante los más allegados. Por eso me enternece Floreal, me llama la atención su ego tan frágil, tan de azúcar caramelizado que al hacerle crij crij con una cucharilla enseguida se quiebra. Yo por supuesto nunca he osado sacar el tema: sé que él lo esquivaría como pudiese, a pesar de tratarse de una cosa tan tonta, de una leve cojera. Es cierto que debido a su inseguridad a veces se pone un poco agresivo si las cosas no están a su gusto, y sé que a Paula no se le olvida lo que pasó cuando ella metió un rato el vino tinto en el congelador en una cena que hicimos. Le montó una: que te has cargado el vino, que un tinto crianza frío es totalmente inexpresivo y pierde frutosidad, que eres una ignorante. En fin, tuvimos que sufrir un rato la cólera del enólogo, pero no fue para tanto.
Con mucha paciencia he llamado a la puerta blindada de su vida y he ido entrando en ella poco a poco cuando él me dejaba algún resquicio, adaptándome a sus rarezas y aceptando la presencia silenciosa de su cojera. Pero no he sido yo la única que ha tirado del carro; él, que jamás se quedaba a dormir en mi casa y no ponía buena cara cuando yo decidía amanecer en la suya, me propuso irnos de puente a París el mes pasado. A mí me apetecía más una de campo, una de Heidi y Pedro triscando por el monte, pero él se empeñaba en que mejor ir a una ciudad, a un sitio donde se pudiera pisar zona urbana y ver arte contemporáneo. Yo al principio no entendí por qué, a veces hasta se me olvida lo de su pierna, como no lo menciona. Luego caí en la cuenta y por eso le respeté. Veo que se cansa si anda mucho, y más en terrenos irregulares, por eso en París hicimos muchos planes de estar sentados tipo Café Flore, últimos estrenos de cine francés, cenas con velitas y cosas por el estilo. Él estaba en su salsa traduciéndome el menú en los restaurantes y enseñándomelo todo en plan Te voy a llevar a un sitio que ningún turista conoce, vas a ver, y yo, aunque ya había estado dos veces en París, no quise quitarle la ilusión, se le veía tan contento en su faceta de cicerone.
Además, igual el calzado deportivo o campestre no admite las alzas, o por lo menos eso me pareció al abrir su armario a escondidas y ver los siete u ocho pares de zapatos que tiene. Todos parecidos: negros o marrones, con o sin cordón; el típico zapato clásico de padre o de notario pero con su alcita correspondiente. Y ni rastro de zapatillas de andar por casa o de calzado informal de cualquier tipo, con lo que a él le gustan las nuevas tendencias en todo. Claro, a ver cómo se le coloca un alza a unas chanclas de goma de playa, supongo que habrá que ir a un zapatero especializado y ese zapatero, ¿tendrá suela de goma de colores? Quizá Floreal tenga su alcista particular, Ibáñez e hijos, maestros alcistas desde 1917. Es curioso hasta qué punto pueden condicionar unos zapatos la vida de alguien.
* * *
La gente rumorea que no nos va bien desde que vivimos juntos, pero puedo asegurar que no es así. Los roces de la convivencia son normales, y más con un hombre tan peculiar como Floreal. Es verdad que ahora, como quiere terminar su libro, está siempre delante del ordenador y a veces se pone un poco intransitable. Cuando voy a hacerle carantoñas me hace sentir infantil, pero no puedo evitar acercarme a él mientras escribe, taparle los ojos y preguntarle un obvio Quién soy mientras le doy mordisquitos en el cuello. Total para recibir siempre su chasqueo de lengua y su cara de Papá está trabajando, no le molestes.
Yo sé que lo dicen por lo que pasó hace dos semanas. Estuvimos jugando al Trivial en casa de Paula, la del vino tinto inexpresivo. Estaba su novio, Santi, y también mi amiga Carmen con el suyo. Decidimos hacer dos equipos: chicos contra chicas. A Floreal le tocó con Santi y Paco, que son bien majos pero que todo apunta a que escriben echar de menos con hache y son en parte responsables de los malos resultados en las encuestas sobre hábitos de lectura. En cambio las chicas éramos imbatibles. Las de ciencias las contestaba Carmen (¿cuántos tentáculos tiene el calamar? Diez. Correcto), yo las de historia y literatura y Paula resultó ser un hacha en espectáculos. Sólo flaqueábamos en deportes. El equipo de Floreal iba perdiendo al principio, tenían dos quesitos de plástico mientras que nosotras, por mi buen papel en una sobre la guerra fría, llevábamos el doble. Luego remontaron, en parte gracias a Santi y Paco que controlaban de ciclismo y de En qué año ganó tal equipo la copa de Europa. Una vez que todos nos habíamos hecho con los seis quesos, empezó la pugna por alcanzar el centro del tablero. Ellos llegaron antes que nosotras y, cuando ya estaban en el momento final, el de responder correctamente a todo un lote de preguntas, les tocó una de las qué sólo Floreal sabía (¿Cuál fue la última obra que escribió Molière?) y perdieron. No era El Misántropo sino El enfermo imaginario.
Al volver a casa, Floreal salió a la terraza a fumarse un cigarro. Estaba insufrible, no había quien le hablara. Yo, mientras, me fui a la cocina a hacer una ensalada César, con picatostes, bacon frito y esas cosas, pensando que para olvidarse del berrinche le apetecería cenar algo rico (los hombres funcionan a veces como los niños, cogen rabietas tontas pero con una piruleta se les pasa). Cuando acabó vino hacia mi y me abrazó por detrás, como yo suelo hacerle a él. Me dio un amago de beso, me metió la mano por debajo del jersey y me dijo Toma campeona, que te lo has ganado.
El alarido que di se oyó en todo el barrio, por eso vinieron los vecinos de enfrente con cara de querer asistir a un caso de malos tratos para luego decir por la tele Cómo pudo ser capaz de eso, un hombre tan educado. Se decepcionaron al no ver ojos morados ni contusiones, y como yo no podía hablar por el sofoco, él les explicó todo quitándole importancia No se preocupen, es que ha entrado una araña en la cocina y a mi novia le asustan tanto los insectos que se ha puesto histérica la pobre.
Cuando se fueron me dijo que mis amigas y sus novios eran una panda de analfabetos y que no quería volver a verles, que en lo sucesivo o salíamos los dos solos o quedábamos con su gente, que la verdad, aunque yo soy bastante abierta, me parecen todos una panda de engreídos acartonados.
Después de aquello hemos estado varios días sin hablarnos. Ahora las aguas han vuelto más o menos a su cauce, pero sí que he aprendido algo importante: que la gente acomplejada puede llegar a ser muy cruel. Yo no lo quería asumir pero es así. De todas formas, he aceptado sus condiciones. Ahora siempre vamos solos o con sus amigos, y a los míos los veo yo luego por mi cuenta. A pesar de todo no le guardo rencor y quiero que la gente lo sepa para que dejen de chismorrear. Es más, hoy, como era su cumple, le he montado una fiesta sorpresa en casa. Al llegar de trabajar y encender la luz se ha encontrado las paredes cubiertas de guirnaldas multicolores, la mesa puesta con un montón de viandas ricas y hasta una tarta con sus 36 velitas. Han venido mis amigas Paula, Carmen y dos o tres más con sus parejas y allí estábamos todos esperándole en el salón, y en medio su regalo: una caja cuadrada enorme con un envoltorio plateado y un lazo rojo brillante, como el paquete ese explosivo que lleva siempre el pitufo bromista en los tebeos. Me he gastado un dineral pero no importa, la ocasión lo merecía. Le he comprado unos zapatos preciosos, de superdiseño italiano. Son de cuero verde botella con apliques de nylon y un cierre de velcro negro que les da un aire futurista. Y bueno, la suela es chulísima, medio transparente con dibujos raros como de caligrafía china. Al pisar dejan una huella huecograbada que pone Number One. Supuse que le gustarían, como se pirra por lo vanguardista. Cuando abrió el paquete le dije: póntelos, Floreal, póntelos ahora y déjame ver cómo te quedan. Venga, hombre (mi amiga Paula también insistía) anda un poco con ellos en plan desfile de moda, ¿qué pasa, es que no te gustan? Y allí todos coreando como en las bodas Que se los ponga, que se los ponga. Yo, al verle la cara dudosa le dije Oye, si prefieres otro modelo se pueden cambiar sin ningún problema, eso me han dicho en la tienda. Pero la verdad es que sería una pena porque son de una piel buenísima, muy blandita. Espero que no le hagan daño.

domingo, 10 de noviembre de 2013

El mandarín, hermoso poema de Marco Martos




El mandarín, en su víspera

Más que la enfermedad que lo acompaña como una sombra,
son los demás los que le avisan al mandarín de su muerte:
-¿Quién se hará cargo de la escuela de Xilografía?
-¿Quién pintará los aguafuertes?
- El papel de pólvora ¿quién lo fabricará?
-¿Cómo encenderemos nuestros castillos de fuegos artificiales?
- Lo ignoro, como lo ignoran todos los mandarines de la corte.
-¡Quédate con nosotros!
-Aunque lo quisiera, no podría.
Me parezco al polvo a orillas de las aguas del tiempo.
Tengo que transcurrir, irme.
Mezclarme con las corrientes del río Amarillo
y tal vez mañana volver en el canto de un pájaro
o en el silencio absoluto de una noche de estrellas.

Le comento: Creo en esa transformación tras la muerte y qué bellamente descrita.

Anhelos y otros asuntos de Margarite de Yourcenar

Podemos estar en desacuerdo con Margarite pero no podemos dejar de reconocer que ella pensaba su vida, la anhelaba, hacía planes, tenía metas e ilusiones. Preguntarnos por las nuestras es una tarea que puede ayudarnos a descubrir qué hay en nuestro interior y hacia adónde nos dirigimos y con qué herramientas. La invitación a la tranquilidad, a bajar el ruido, calmar el miedo, asumir el dolor, la vejez, acallar la novedad, son ideales difíciles de cumplir en este mundo que aplaude exactamente todo lo contrario. En otros asuntos parece drástica pero cada uno es dueño de sus miedos y sus anhelos.



ANHELOS
Desearía vivir en un mundo sin ruidos artificiales e inútiles, sin velocidad y en el cual la noción misma de velocidad sería despreciada o aborrecida; los medios rápidos de transporte estarían reservados para las profesiones indispensables o para algunos casos graves.
Un mundo sin efusión de sangre humana o animal, en el cual todo crimen se consideraría odioso, conllevando sanciones prácticas y purificaciones morales. El hombre manchado de sangre, automáticamente apartado por estimarse mancillado, extraviado e insensato.
◾Un mundo en el cual la sexualidad, en todas sus formas, se consideraría sagrada, aunque no necesariamente situada en el más alto rango de lo sagrado.
◾Un mundo en el que sería vergonzoso e ilegal tener más de tres hijos. [...]Un mundo en el que la prostitución sería solamente ritual. [...]
Un mundo que tendría muy en alto la idea de renovación y que despreciaría la noción de novedad. [...]
Un mundo en el que todo objeto viviente, árbol, animal, sería sagrado y jamás destruido, salvo por absoluta necesidad y con un sentimiento de aflicción. [...]
Un mundo sin idolatría pero rico en respeto.
Un mundo en el cual la muerte sería una gran aventura.◾Un mundo en el cual el suicidio sería la norma cuando comenzara el debilitamiento irreparable de las facultades. Los que a ello se negaran podrían vivir, pero sin honor. [...]

ODIOS
La velocidad inútil.La agitación inútil, La publicidad, es decir, la impostura. La rivalidad económica llevada al paroxismo
La fabricación de objetos inútiles.
El sometimiento y embotamiento de las masas ocupadas en fabricar esos objetos. [...]La separación del hombre de las formas animales y vegetales vivas.
El ruido mecánico. [...]

PROYECTOS
Ausencia total del miedo físico.
Ausencia total del miedo intelectual (creo que ya está logrado)
Aprender a ignorar el ruido. [...]
Rectificar siempre si el mínimo error se ha dicho o escrito.
Recordar siempre que cierto coeficiente de error es humano.

PENSAMIENTOS Y PRECEPTOS

Hacer de cada espacio donde se esté, un lugar limpio, aireado, claro, un oasis para uno mismo y para los otros.
Un lugar en el cual no entre el ruido inútil.Observar las disciplinas humildes.
Fidelidad en las pequeñas cosas.
Dejar cada recinto, cada objeto, más limpio, en lo posible más agradable a la vista que antes de haber ingresado en él, de haberlo tocado. [...]
Jamás dejar tras de sí un trabajo sin terminar que otros tengan que realizar en lugar nuestro. [...]
Tomar un poco de vino en la noche, como una deliciosa medicina.La cerveza, alimento líquido. La sidra, esencia del vergel.El té, caricia de Buda. Estimulante ligero, apoyo casi espiritual.El café, auxiliar casi ya demasiado fuerte. Un poco, en la mañana, pero con intervalos durante la jornada, en caso de gran fatiga. [...]
Cuando era joven, amaba bastante el pintalabios y el rubor en las mejillas que enciende el color de los ojos. Ahora no, o casi nunca y apenas. Que nuestro último rostro sea visto tal y como es.
Aceptar la enfermedad. Tres palabras. Cada letra de esas tres palabras representa millares de esfuerzos. [...]
Hoy vi la sabia rana sobre la roca, al borde de la toma de agua en el jardín. Inmóvil, como mineral, bebiendo la luz y el aire, muy antigua y venerable criatura dotada con una sabiduría anfibia. Y tan lejos de mí que no existe medio alguno para hacerle percibir mi amistad por ella.

Escritores heridos


DE VICENTE VERDÚ
Escritores gravemente heridos


A lo mejor, no estamos completamente muertos pero sí, desde luego, muy malheridos. Los letraferidos de hace un siglo respiraban por esas aberturas que, como rendijas de buzones, les dejaban los libros que fervientemente engullían. Nosotros hoy, los hijos de aquéllos santos personajes, observamos nuestros pisos tapiados por estanterías cargadas de miles de libros. Libros quietos que ya no nos caben adentro pero que tampoco nos dejan conversar afuera. Son como piezas de una muralla que se ha levantado entre nosotros y el curso corriente del mundo exterior.

No solo los editores se encuentran moribundos, las librerías al borde del desahucio y los distribuidores sin destino. Los escritores hemos pasado de la perplejidad a la desolación y, si se va a ver, al sinsentido. Toda la vida en esta meticulosa labor de elegir palabras, letra a letra, y ahora los ejemplares se venden por kilos o se acuchillan como una maligna excrecencia de la cultura. ¿De la cultura?

Ni siquiera sabemos con claridad, nosotros los viejos escritores, cómo podría existir cultura sin libros pero ¿cómo negar que algo de algo debe de haber? Recuerdo el caso de tantos colegas que trabajábamos como devotos penitentes. El sustantivo, el adjetivo, el verbo, la coma, el punto y seguido, la precisión. Todo ello constituía una labor tan solitaria que, en ocasiones, la acentuábamos pidiendo aislarnos en algún lugar apartado, para hacerlo aún más concentradamente. Aislarnos para escribir mejor y, al cabo, para comunicar más a fondo el fondo.

Este ejercicio era como una destilación o camino de perfección que no dudábamos en sentir como un trabajo duro. Ahora que yo pinto, no pretendiendo ser Kandinsky y menos a la manera en que antes (escribiendo) procuraba ser Kafka (de hecho, prefería ser Kafka muerto que Vicente Verdú vivo), percibo la diferencia. Mientras pintar es el gozo que hoy me premia o no, libremente, escribir solo era un gozo tras haber penado para por lo escrito. Le preguntaban a Gil de Biedma por qué escribía y contestaba: "Escribo para haber escrito". Así, el sentimiento de culpa disminuía.

La escritura se presentaba como una tupida foresta, sagrada y vocacional, que solo los muy elegidos traspasaban silbando. Los demás lo hacíamos sudando. Pero bien, cuándo ya nos parecía a algunos de este sudado pelotón haber alcanzado la dicha de poder decir justamente lo que queríamos decir, ahora va y nos cierran la boca o no se oye el valor de lo escrito.

Años y años buscando decir mejor y ahora apenas importa si la página está peor o mejor escrita. Ahora lo que cuenta, lo que se ve, es cómo será el intrigante final de la novela y muy poco la calidad de sus líneas. Las líneas que algunos de nosotros trazábamos con los cinco sentidos, ahora solo poseen el sentido de raíles para viajar por la trama y a cuanta mayor velocidad mejor. La perfección de la escritura es una antigualla lentificadora que solo compartimos los viejos veteranos. Pero además, si se muestra una evidente perfección en una obra de arte es señal de que no se está al día. Excepto en algunos productos audiovisuales de alta velocidad de paso, lo otro, las ofertas para la contemplación y delectación, ha perdido el tren, por despacioso.

Toda meditación, toda reflexión, todo pensamiento suelen parecer demasiado largos y morosos. Frente a la meditación la intuición, frente a la reflexión la acción, frente al pensamiento el movimiento. Pero no voy a empeorar las cosas lamentando mucho estos cambios. Los cambios cambios son. Y toda evolución, se dice, es para mejor. O sea que estábamos en lo peor y gracias a Dios ya no servimos prácticamente para nada. ¿Acuchillarnos? Paradójicamente la tapia que forman nuestras estanterías cargadas de miles de libros nos salvan de una muerte violenta y aunque solo a cambio de caer más tarde como ácaros. Ácaros del griego acari, "diminuto", "que no se corta". Apegados al libro sangrante, pero aún vivo, que mañana será o no será.

(El País, 5 de octubre de 2013

Piano Alfredo Brendel

Ballet Nacho Duato

Otoño en New York, Orquesta de jazz de Juliard

Joe Lovano Solo

Blancanieves



Claudia Muzio

Decálogo del escritor

Decálogo del escritor

Augusto Monterroso

Primero.
Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.
Segundo.
No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto.
Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto.
Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo.
No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo.
Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo.
No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo.
Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Poesía de Felipe Boso


ECLESIASTÉS 70


Hay tiempo de todo:

Hay tiempo de llegar a tiempo,

Tiempo de llegar a destiempo.

Tiempo de dar tiempo,

Tiempo de robar el tiempo.

Tiempo de hacer tiempo,

Tiempo de no saber qué hacer con el tiempo.

Tiempo de apurar el tiempo,

Tiempo de dar tiempo al tiempo.

Tiempo de no tener tiempo,

Tiempo de sobrar el tiempo.

Tiempo de perder el tiempo,

Tiempo de ganar tiempo.

Tiempo de que el tiempo vuele,

Tiempo de quedarse detenido el tiempo.

Tiempo de pasar el tiempo,

Tiempo de tener tasado el tiempo.

Tiempo de matar el tiempo,

Tiempo de morirse a tiempo.






POEMA IDEALISTA

Quiero

una casa de campo,

de campo, sólo de campo.

Sin paredes ni tejado,

de campo,

sólo de campo.

Sin ventanas ni balcones,

de campo,

sólo de campo.

Sin muebles y sin cortinas,

de campo,

sólo de campo.

Quiero

una casa sin casa,

de campo,

sólo de campo.


EJERCICIO DE MUTISMO

No tengo nada. ¿Qué decir?

Decir que no tengo nada.

Decir que nada tengo, no.

No, nada, tengo que decir.

No decir que tengo nada.

No; decir que nada tengo.

Nada tengo que no decir.

Nada; decir que no tengo.

¿Qué tengo? No decir nada.

Nada; no decir qué tengo.

Nada tengo. Decir que no.

Decir: no, nada, que, tengo.

¿No tengo que decir nada?

Tengo que decir: no, nada.

¿Qué tengo? Nada; no decir.

¡Nada! Tengo que decir no.

Decir que tengo, ¿no? Nada.

Nada, no. Tengo qué decir.

¿No decir qué tengo? ¿Nada?

Decir nada, no; que tengo.

Tengo que decir nada, ¿no?

Decir, nada; que no tengo.

¿Qué tengo? ¿No decir nada?

¿Qué no tengo nada? Decir.

¡Que nada tengo!: Decir no.

Nada, no tengo qué decir.

No tengo nada que decir.


Dietrich Fischer


La voz que transmitía y sigue transmitiendo las más bellas interpretaciones de los lieder de Schubert, la voz de Dietrich Fischer-Dieskau,se extinguió el pasado 18 de mayo. La voz y el ser humano que la hizo posible, el berlinés Dietrich Fischer-Dieskau que nos ha dejado belleza por todos los lados, en su Pasión según San Mateo o en las Cantatas de Johann Sebastian Bach y en los lieder de Schubert o de Schumann, voz de barítono que tan pronto te acariciaba como te sentenciaba o te elevaba a lo sublime, nos ha dejado.



Bella figura

El ballet siempre nos transporta a un mundo que creemos perdido: la danza, nuestro cuerpo en movimiento, expresándose.

Un desahogo

Antonio Muñoz Molina, escritor español recientemente ganador del Premio Príncipe de Asturias, nos habla en una de sus columnas de la falta de agradecimiento, de la frescura de alguna gente que pide sin ninguna consideración.


Un desahogo


Igual que los enanos tienen un sexto sentido que les permite reconocerse entre sí, según Monterroso, los deudores llevan una lucecita que hace que se les descubra de noche y desde lejos, como la lucecita verde de los taxis.

Hace unos años, un pianista me pidió que le escribiera un texto para la contraportada de su nuevo disco. Es un buen pianista, y la música de ese disco me gustaba y me gusta mucho. Pero escribir algo digno requería mucho tiempo, escuchar con cuidado varias veces la grabación, documentarse para no escribir cualquier cosa. Yo tenía muchas tareas entre manos entonces. Literarias y no. Un escritor conocido no dedica su vida a ser escritor conocido. La dedica, como todo el mundo, a trabajar, a sobrellevar contratiempos y a veces malestares y enfermedades, a estar con su familia, a preocuparse por el trabajo o por la falta de trabajo de sus hijos, por la salud de sus padres mayores, etc. Como todo el mundo, ya digo.

El pianista insistió: sólo serían un par de folios. Esto del par de folios es frecuente oirlo. “Si para ti no es nada, un par de folios, eso lo haces en un rato”. Además, hablando francamente, la posibilidad de que el disco se publicara sería mayor si yo escribía esa presentación.

La escribí. Con mucho esfuerzo, y quitando tiempo de otras cosas, la escribí. Se la envié por fin al pianista. No se dio prisa en contestar. Cuando lo hizo fue muy breve: “Gracias. Se lo mando a la discográfica”. El hombre se ve que estaba ocupado. Me atreví a decirle que me sorprendía un poco su laconismo, dados el entusiasmo y la impaciencia que había mostrado antes por lograr mi colaboración. La respuesta fue rápida: “No imaginaba que tuvieras tanta necesidad de que te regalen el oído”. Yo había creído ser moderadamente acreedor, pero me equivocaba: era deudor, todavía.

Pasa el tiempo. Hay patrones que se repiten con fatalidad a lo largo de la vida. La directora de una revista fundada hace poco me pide una colaboración. Por supuesto no pagan. Pagan al impresor, pagan al transportista, pagan al distribuidor. Al que escribe es al que de entrada no se le paga. La directora tiene tanto interés por mi aportación como el pianista por su contraportada. Es el final de curso en Nueva York, y estoy muy agobiado. Pero me pongo y escribo unas páginas. Una tarde entera de trabajo.

La directora ni acusa recibo. Pasa el tiempo y no dice nada. Hasta hoy. Yo no pregunto, no vaya a ser que me sea una prueba de que quiero que me regalen el oído.

Y así con bastante frecuencia. Naces deudor o acreedor y te morirás así. Harás tres regalos uno tras otro y si por algún motivo no haces el cuarto habrás cometido un agravio. Y poco a poco descubres, porque tú también has recibido cosas muchas veces, que si hace falta generosidad para dar también hace falta generosidad para recibir.


Isla

ISLA

Estoy inundado de felicidad,
pero nada de aspavientos;
aunque estoy a punto de renacer
no por ello lo proclamaré a los cuatro vientos
ni me sentiré un elegido.
No, sólo que me tocó en suerte,
y lo acepto porque amén de que no está en mi mano
negarme, sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Pues el caso es que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
voy a convertirme en una isla,
una isla como suelen ser las islas;
no es el caso andar ahora con precisones geográficas,
baste saber que me convertiré en una isla como todas las islas...
No, nada de sorpresas...
Ya se me ha anunciado que a esa hora
mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
que, poco a poco, igual que un andante chopiano,
empezarán a salirme árboles en los brazos
y rosas en los ojos, y arena en el pecho,
y que en la boca las piedras morirán
para que el viento pueda ulular cuanto desee.
Después me tenderé como suelen hacer las islas,
mirando fijamente el horizonte,
también veré salir el sol y la luna
y así, lejos ya de la inquietud
diré muy bajito:
¿Así que era verdad?
Virgilio Piñeira (Cárdenas, Matanzas, 4.8.1912- La Habana, 18.10.1979).

Jardín de invierno

Biografía de James McNeil Whistler

Uno de mis pintores favoritos:






Que mundo maravilloso


Stacey Kent (South Orange, Nueva Jersey, 27 de marzo de 1968) es una cantante angloamericana de jazz, nominada a un Grammy.

¿No oyes ladrar los perros?


Este cuento pertenece a "El llano en llamas" del escritor mexicano Juan Rulfo. Lo hicimos junto con otros dos cuentos en ABRA nuestro taller.


Carta de Juan Rulfo a Clara Aparicio

Rulfo, el famoso escritor mexicano ha estado esta semana muy presente en mi vida, hicimos una clase con tres de sus cuentos y leímos estas hermosas cartas que envía locamente enamorado a Clara Aparicio quien luego sería su esposa. Ella era casi una niña y él se prendó de ella y tuvo que esperar a que crezca para hacerla su esposa. ¡A disfrutarlas!

Carta de Juan Rulfo a Clara Aparicio

Juan Rulfo

Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye. Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba. Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas del agua. Clara: corazón, rosa, amor... Junto a tu nombre el dolor es una cosa extraña. Es una cosa que nos mira y se va, como se va la sangre de una herida; como se va la muerte de la vida. Y la vida se llena con tu nombre: Clara, claridad esclarecida. Yo pondría mi corazón entre tus manos sin que él se rebelara. No tendría ni así de miedo, porque sabría quién lo tomaba. Y un corazón que sabe y que presiente cuál es la mano amiga, manejada por otro corazón, no teme nada. ¿Y qué mejor amparo tendría él, que esas tus manos, Clara? He aprendido a decir tu nombre mientras duermo. Lo he aprendido a decir entre la noche iluminada. Lo han aprendido ya el árbol y la tarde... y el viento lo ha llevado hasta los montes y lo ha puesto en las espigas de los trigales. Y lo murmura el río... Clara: Hoy he sembrado un hueso de durazno en tu nombre.


Chiquilla:

¿Sabes una cosa?
He llegado a saber, después de muchas vueltas, que tienes los ojos azucarados. Ayer nada menos soñé que te besaba los ojos, arribita de las pestañas, y resultó que la boca me supo a azúcar; ni más ni menos, a esa azúcar que comemos robándonosla de la cocina, a escondidas de la mamá, cuando somos niños.
También he concluido por saber que los cachetitos, el derecho y el izquierdo, los dos, tienen sabor a durazno, quizá porque del corazón sube algo de ese sabor.
Bueno, la cosa es que, del modo que sea, ya no encuentro la hora de volverte a ver.
No me conformo, no; me desespero.
Ayer pensé en tí, además, pensé lo bueno que sería yo si encontrara el camino hacia el durazno de tu corazón; lo pronto que se acabaría la maldad a mi alma.
Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y fin de todas las cosas.