viernes, 30 de marzo de 2012

Regreso a ABRA en ABRIL

Hace ya muchos años empezó ABRA con un pequeño grupo de mujeres que estaban interesadas en la literatura, en conocer nuevos autores, en leer cuentos y analizarlos, yo había visto en Buenos Aires talleres vecinales si ninguna pretensión y entonces en el cuarto del fondo de mi casa, creé un espacio para que cada martes la comunicación, la creación y la belleza tuvieran lugar. Han pasado muchas mujeres, algunas se volvieron poetas, otras publicaron sus crónicas, la mayoría se animó a expresarse con más soltura, todas se convirtieron en lectoras. Para mi también es muy importante ver las amistades que se forman, la solidaridad, el aliento que se dan unas a otras. Hay algo mágico en ABRA, una actitud de brazos abiertos, todas las personas encajan, se sienten bien, tienen diferentes edades, profesiones, intereses y talentos igual se produce la comunicación y se despierta la alegría.


ABRA Taller de lectura y escritura creativa
En ABRA leer es saborear:


En ABRA nos divertimos leyendo en grupo:


En ABRA se te invita a escribir. Encontrar el momento y el lugar para que escribas lo que desees:







A mediados de ABRIL nos volveremos a reunir en ABRA, nuestro taller.
de un cuarto para las 11 a la 1, cada clase es diferente y salimos de ella
felices, llenas de entusiasmo.
Piensa en alguien a quien podría gustarle estar en ABRA con nosotras.

"En la medida que realizamos nuestras posibilidades como personas, experimentamos la alegría más profunda a la que el ser humano puede llegar.
Cuando un niño está aprendiendo a subir escaleras trata una y otra vez de hacerlo bien cuando falla y recomienza de nuevo. Y cuando finalmente lo logra
se ríe con satisfacción expresando la alegría que le produce el uso de sus capacidades." Rollo May en "El hombre en busca de sí mismo".

Música y Botticelli



Prisioneros de sentimientos

Acá la danza de unos estupendos bailarines checos, gemelos.

Chariots Of Fire

Una de las películas que recordamos como si la hubiésemos visto ayer. La música que anima a los corredores,l a perseverancia, el amor al deporte. la competencia, la belleza de las imágenes. Cine puro.

Chariots of Fire es una película británica de 1981, dirigida por Hugh Hudson. Basada en la historia real de los atletas británicos preparándose para competir en los Juegos Olímpicos de París 1924.

Ron Mueck, el escultor







Cuando conocí este escultor australiano quedé impresionada. Se lo envié a mi hija publicista y ella lo mostró a toda la oficina fascinados. Este artista hiperrealista reproduce al ser humano de manera tan realista que los sentimos nuestros semejante, y al hacerlos de diferentes tamaños al nuestro nos produce extrañeza y sorpresa.









Ron Mueck (Melbourne, 1958) es uno de esos creadores que ha llegado al mundo del arte casi por error. Desde finales de los años setenta hasta mediados de los ochenta Mueck se dedica a la producción de efectos especiales para televisión y cine, dentro de lo que cabe mencionar su participación en el programa The Muppet Show (Los Teleñecos) y Sesame Street (Barrio Sésamo). En 1986 se traslada a Los Angeles y posteriormente a Londres, en donde realiza durante seis años anuncios publicitarios y es una década después cuando tiene su primera exposición. Desde entonces, Mueck ha ido logrado un ascenso imparable gracias a un lenguaje sólido dentro de la escultura contemporánea. Ha expuesto en The National Gallery de Londres, el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington, el Brooklyn Museum of Art de Nueva York, la Nationalgalerie de Hamburgo, la The Saatchi Gallery de Londres, y en el 2001 estuvo presente en Biennale di Venezia. Enfocarte. Com
Ver un estupendo video de la Nacional Galery of London:








La fabulosa Ribot

A la Ribot la vimos hace muchos años en el Instituto Cultural peruano norteamericano que siempre se interesa por el arte moderno. Me pareció una mujer fabulosa. No hay videos de ella sola en Youtube pero acá la encuentro con la coreógrafa Monnier




Cuelgo tambien una coreografía de la Monnier:

Art decó ruso


Tamara de Lempicka nació en Polonia (hay otras versiones en las que dicen que fue en Rusia) en 1898 y falleció el año 1980.
Fue una de las más importantes artistas del movimiento del art decó. Durante la Revolución rusa huyó a París. Allí estudió y posteriormente expuso en varias salas. Destacar la belleza de sus retratos femeninos. Fue influenciada por Botticelli principalmente, pasando por el Manierismo y el Cubismo.
La música pertenece a Therion.

Remedios Varo





Durante su estancia en México, la pintora conoció personalmente a artistas como Frida Kahlo y Diego Rivera, pero estableció nexos de amistad más fuertes con otros intelectuales en el exilio, en particular la también pintora surrealista Leonora Carrington.
Vivió muchos años en París en donde se casó con el poeta Benjamín Peret.
En su obra aparecen figuras humanas estilizadas realizando tareas simbólicas, en las cuales se tienen a la vez elementos oníricos. Su obra entera está teñida de una atmósfera de misticismo, pero plasmado en las figuras representativas del mundo moderno.

El agua nace del canto y las lágrimas



Adaptado de un mito ayoreo. Corto animado producido en The Animation Workshop en Viborg, Dinamarca, por The Animation Workshop, Nicobis, Escorzo, y la Comunidad de Animadores Bolivianos, el cual tiene el apoyo del Gobierno de Dinamarca.

Animado por 8 animadores bolivianos, dirigido por un francès, musica principal "Chillchi Parita" compuesta y cantada por Luzmila Carpio, embajadora de Bolivia en Francia, otras composiciones y arreglos por Pablo Pico, un proyecto danès, ayuda de produccion por un mexicano y una allemana.

viernes, 23 de marzo de 2012

Corazón con árboles

               "Dile al pájaro que sólo hay árboles en mi corazón." Clara Janés

Robert Glasper Trio

George Wein

Música para el alma: Joe Lovano

El sol de la infancia

El sol que reinó sobre mi infancia
Por: Juan Cruz | 18 de marzo de 2012

Solía viajar con dos libros, Las pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg (Acantilado), sobre todo por el texto que le dedica a Cesare Pavese, que acababa de suicidarse cuando ella lo escribió, y El revés y el derecho, de Albert Camus (Alianza Editorial), sobre todo por una frase que me ha dado vueltas en la cabeza en los últimos veinte años, desde que descubrí el librito.
Ahora que ha aparecido ese texto periodístico inédito de Camus, quise leer de nuevo El revés y el derecho, buscar esa frase, escribir sobre ella, sentir próxima esa voz cálida del autor de El extranjero, o tan próxima como siempre estuvo entre mis obsesiones de lector de sus pensamientos. El libro, una vieja edición que se había roto entre tanto viaje, se ha extraviado, así que he tenido que volver a la librería a comprar un nuevo ejemplar. Ahí he estado buscando esa frase, que tantas implicaciones tiene en la historia de Camus, en el origen de su escritura y en su propio origen.
En la edición que yo tuve este era el texto que yo recuerdo. "El sol que reinó sobre mi infancia me privó de todo resentimiento". Sin embargo, en esta que he conseguido ahora hay algunos cambios ligeros que no sé si afectan al fondo de lo que yo recuerdo. Dice: "En cualquier caso, aquel calor hermoso que imperó en mi infancia me vedó cualquier resentimiento".
Escribió Camus esa confesión en el prólogo a sus ensayos primerizos (lo primero que escribió en su vida, cuando tenía 22 años, está en este libro) en 1958, un año después de la concesión del Nobel de Literatura que alcanzó por el conjunto de su obra, y dos años antes de morir en accidente de tráfico. Eran tiempos en que recibió ataques de todo tipo, literarios, políticos, era la época en que se discutía sobre si era Sartre o era Camus el faro de la intelectualidad europea, y él vivía, por lo que se lee en ese prefacio, momentos de desdén hacia el mundo del arte y la cultura literaria en aquel París que él sentía esquivo a pesar de sus éxitos.
Así que esos textos incluyen con mucha frecuencia, como en esa frase que me da vueltas, referencias al resentimiento o a la envidia. Como aquí: "(...) Tras haberme sondeado, puedo asegurar que entre mis numerosas debilidades nunca estuvo el defecto más extendido entre nosotros, me estoy refiriendo a la envidia, auténtico cáncer de las sociedades y las doctrinas".
Afectado sin duda por un mundo en el que hallaba reticencias, se inventó una máxima para seguir andando: "Los principios debemos colocarlos en las cosas grandes; para las pequeñas basta con la misericordia". La raíz de sus reflexiones está en el clima de pobreza en que transcurrió su vida durante los mejores años de su juventud. Esa pobreza "no implica forzosamente envidia"; y la enfermedad, que le afectó gravemente también en ese periodo, tampoco le llevó al temor y al desánimo, nunca lo sumió "en la amargura". "Aquella enfermedad añadía trabas sin duda, y durísimas, a las que ya me aquejaban. Pero a fin de cuentas favorecía esa libertad del corazón, ese leve distanciamiento de los intereses humanos que siempre me protegió del resentimiento".
Es un texto extraño, repleto de una enorme melancolía, quizá la atmósfera moral (de recolección de sus desánimos) en la que habitó en los tiempos en que se le podría imaginar más feliz, más identificado consigo mismo. Fue, sin embargo, el tiempo en que subrayó esta creencia: "A veces veo al hombre como una injusticia en marcha: estoy pensando en mí".

Moonlight

Moonlight





Una canceriana es peligrosa en una noche de luna.
Desea aullar.
Solo la cercanía del mar puede calmarla.
Confundirse en la oscuridad de la playa,
perderse en la noche,
ser solo sombra, ausentarse,
esperar en silencio a que la despierte
un beso bajo el hechizo de luna.
¿Podría esconderse el asesino ante la mirada atenta de la luna que todo lo sabe y todo lo puede?
Femenina luna, espejo de ti misma, tierra baldía. Habitación de mís sueños. Luz que me hiere o contempla.
Me asomo a la noche y te descubro plena, lejana, mía.
Salir de mí hacia ti, volar sobre las olas, rozando con mis alas el salado sabor del mar, suspendida entre las corrientes, subir, subir y tocar el frío de tu borde.
Amarilla o blanca tu luz me baña y perfuma.

Gracias


La gratitud no solo es la más grande de las virtudes, sino la que engendra todas las demás. Cicerón.

Nada es regalo

Premio nobel de literatura
Nada es regalo

Nada es regalo, todo es préstamo.

Estoy de deudas hasta el cuello.

Con mí misma deberé pagar

por mí misma,

dar la vida por mi vida.

Otro de sus poemas:

En la hierba que ha crecido
 sobre causas y efectos alguien debe tumbarse
 con una espiga entre los dientes
 para contemplar las nubes.






Las tres palabras más extrañas

Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.


Parábola

 Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella.
 Había en la botella un papel, y en el papel estas palabras:
 "¡Socorro!, estoy aquí. El océano me arrojó a una isla desierta.
 Estoy en la orilla y espero ayuda. ¡Dense prisa. Estoy aquí!"
 -No tiene fecha. Seguramente es ya demasiado tarde.
 La botella pudo haber flotado mucho tiempo, dijo el pescador primero.
 -Y el lugar no está indicado. Ni siquiera se sabe en qué océano,
 dijo el pescador segundo.
 -Ni demasiado tarde ni demasiado lejos. La isla "Aquí" está en todos lados,
 dijo el pescador tercero.
 El ambiente se volvió incómodo, cayó el silencio.
 Las verdades generales tienen ese problema.


Una del montón

Soy la que soy.
 Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.

Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.

En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a la medida,
 se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.

Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
 mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.

Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.

Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.

 Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.

Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.

¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?

¿Y si hubiera nacido
no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?

El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.

Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.

Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.

Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente.

Versión de Gerardo Beltrán











Hasta que la muerte nos separe

viernes, 16 de marzo de 2012

Joven Goethe enamorado


Anoche me tocó como bienvenida tras mi viaje a Paracas esta preciosa película romántica de la vida del joven Goethe. El origen de su "Werther". Una belleza total, no dejen de buscarla, es una de las más bellas historias de amor de todos los tiempos.




Acá un extracto de "Las desventuras del joven Werther" y el amor que Goethe sentía por Carlota sacado de: http://www.ciudadseva.com/textos/novela/werther.htm

Mis días son tan felices como los que Dios reserva y hace gozar a los elegidos; pase lo que pase, en adelante no podré decir que no he conocido el gozo y la alegría; el gozo y la alegría más puros de esta vida. Tú conoces mi Wahlheim; en él me he instalado en definitiva. Desde aquí sólo tengo que caminar media legua para ir a casa de Carlota, en la cual gozo de mí mismo; disfruto de toda la felicidad que puede gozar el hombre. ¿Cómo hubiera podido imaginar, cuando escogí Wahlheim para mis paseos, que se hallaba tan cerca del paraíso? ¡Cuántas veces al vagar sin objeto por esos lugares, bien fuera por la cumbre de la montaña o por la llanura, o más bien, más allá del río, he dirigido la mirada a ese pabellón que encierra hoy el objeto de todos mis deseos.

Mil veces he reflexionado, querido Guillermo, sobre ese deseo natural que tiene el hombre de ampliarse, de hacer descubrimientos, de abarcar y dominar todo lo que le rodea; y después, por otro lado, sobre ese segundo pensamiento interior que le asalta, de enterrarse a voluntad en ciertos límites, de no salir del surco trazado por la costumbre, sin ocuparse de lo que sucede y pasa a diestra y siniestra.

¡Qué extraña sensación! Cuando yo vine aquí y recorriendo por vez primera estas colinas descubrí un valle muy risueño, sentí de inmediato atracción por estos sitios, como por un efecto mágico. ¡Allá, a lo lejos, el bosque! “Ah, pensaba yo de mí, si pudieras pasearte por sus sombras”. Más alto, la cima de los montes. ¡Ah, si pudieras pasear la mirada desde ahí por este extenso y exquisito paisaje… sobre esta cadena de colinas… sobre esos pacíficos valles… “¡Oh, qué placer de perderme… de extraviarme en esos lugares…!” Yo iba, venía, lo recorría todo sin encontrar lo buscado. Hay cosas distantes que vemos como un confuso futuro y nuestra alma llega a entrever, como por un velo, un extenso universo; todos nuestros sentidos aspiran a encontrarse en él y a él se dirigen; y en esos momentos nos gustaría despojarnos de todo nuestro ser, para penetrar en él y gozar por completo de la sensación deliciosa y única, y entonces corremos… volamos… Pero, ¡ah!, cuando hemos llegado al término del recorrido, estamos en el mismo punto; nos encontramos con nuestra pobreza en estrecho límites y agobiada el alma por el peso de ese fantasma que la oprime, suspira sin consuelo y ansía probar el bálsamo refrigerante que ha desaparecido frente a ella.

Así suspira el hombre errante, en medio de su existencia accidentada e inquieta, por su patria. En su cabaña, en los brazos de su mujer, rodeado de sus hijos, y en los deberes que le imponen y en las preocupaciones que le traen los deberes que exige su conservación, encuentra el verdadero gozo, la satisfacción real que buscaba de manera vana e inútil en todos los rincones de este enorme mundo.

Con mucha frecuencia, al despuntar el alba, salgo corriendo y voy a mi querido Wahlheim; voy a buscar yo mismo mis guisantes al huerto de mi huéspeda y me distraigo en mondarlos mientras leo a Homero; después me voy a la cocina a elegir una vasija, a cortar mi mantequilla y poner los guisantes en la lumbre; me siento al pie del hogar y los meneo de vez en vez. En esos momentos me represento a los fieros amantes de Penélope, degollando, despedazando y haciendo asar los bueyes y los cerdos. No hay nada en el mundo que me dé más placer que el considerar estos rasgos característicos de la vida, patriarcal, con los que gracias al cielo puedo sin daño entrelazar el tejido de mi vida.

¡Qué dichoso me siento de poder sentir la inocente y sencilla felicidad del moral que me ve sobre su mesa figurar la berza que él ha plantado! No disfruta sólo el placer de saborearla, sino del recuerdo de la hermosa mañana en que la plantó, de las apacibles tardes en que la regó y del gusto que le traía verla crecer y redondearse cada día. Todos estos placeres y fruiciones las saborea él en aquel solo momento.

Un volinista y un baile de Huancayo

El otro día una experta en bandas de música vernacular nos recomendó a "Los engreídos del Perú" y a "Los ases de Wayucachi", viéndolos en You tube, me encontré con este violinista que entrego a ustedes con mucha emoción.



Y acá tenemos un huaylarsh bailado por el PICAFLOR DE LOS ANDES HUANCAYO.

El encanto de Paracas


Una amiga querida nos invitaba hacía tiempo a pasar unos días en su casa de Paracas. Por una razón o por otra no podíamos ir, así que en esta oportunidad le dijimos que sí. Fuimos cinco amigas y pasamos unos días deliciosos en una linda casa frente a la bahía. Viajar entre amigas es algo muy especial, una oportunidad de conversar sin pausa, reír, hacer confidencias, compartir y con el ánimo que teníamos todo fue motivo de gozo y alegría. Nada, ningún obstáculo interrumpió nuestro deseo de pasarlo de maravillas. Paracas con la construcción de nuevos hoteles era uno de los lugares que deseaba visitar. Había ido de chica con mis padres y hasta el día de hoy saboreo los buffets de los domingos; el hotel de Paracas era uno de los lugares en donde mejor se comía, habían llegado chefs franceses y creado con nuestros pescados ( Corvinas y lenguados) y nuestras ricas frutas(chirimoyas y mangos) platos inolvidables. En una oportunidad mi hermano Javier se cayó a la piscina y mi papi, vestido y con zapatos y reloj puestos se tiró a la piscina a salvarlo. Jugábamos ping pong y disfrutábamos del pedalón. El hotel El Libertados ha conservado la misma estructura del antiguo hotel, el bar estaba en dónde estaba el bar, el comedor y el muelle, lo mismo, pero ahora todo es moderno, lujoso, los jardines preciosos con las mismas palmeras y los bungalows dispuestos como hace años. Hay un cuento de Alfredo Bryce Echenique que se llama "Con Jimmmy en Paracas" que describe el hotel.
Cuelgo acá algunas fotos del nuevo hotel.




Claro que lo más bonito de todo sigue siendo el mar y entonces tomé unas fotos justo cuando caía el sol:

Otro de los hoteles es el Hilton y ahí también pude tomar algunas fotos. Eran las seis de la tarde, las sombrillas estaban bajas, parecían unos personajes curiosos, y tomé esta foto que hasta a mí me impresionó de lo linda que salió.

Paseamos por el Chaco, un pequeño puerto del que se toman botes para ir a las Islas Ballestas a ver los lobos de mar. Me gustó ver pequeños restaurantes y hoteles con turistas, gente de todas partes del mundo que viene a conocer los diferentes lugares hermosos que tenemos en nuestro país. Hay un malecón con kioskos en donde venden coloridos recuerdos:
Para darnos un buen baño tuvimos que caminar por la orilla del mar. Ahí, tras ver una bandada de pájaros de pico rojo, encontramos un perro encantador, un fox terrier que nos persiguió y jugó con nosotros sin parar. Del mar salió un buzo que había recogido conchas que vendería en el puerto de San Andrés.



Me queda mucho por contar de estos días de Paracas, y varias fotos que ya colgaré en otro post, este árbol queda como símbolo de la belleza del lugar. Y por último el paisaje que teníamos frente a la casa.


















jueves, 15 de marzo de 2012

Un gato y varios perros en mi camino

Cuelgo acá las fotos de un gato que encontré en el Chaco en Paracas, pequeño puerto desde donde se puede embarcar hacia las islas Ballestas a ver los lobos de mar. Estaba sobre la vereda descansando, le caía el sol y me pareció que sonreía. ¿Estaría soñando el gato?
Más tarde en mi camino encontré un perro muy serio, tranquilo y relajado, un labrador blanco que ensimismado parecía meditar.

Una campana me hizo voltear el panadero anunciaba el pan y su fiel compañero lo acompañaba en su andar.
Al día siguiente estábamos en el mar apareció un Fox terrier muy parecido a Tango, uno de mis perros amados, jugó conmigo sin parar y nos siguió hasta que llegamos a la casa. Mis amigas me dijeron que se había enamorado de mí y yo les dije que a lo mejor en un rato se convertiría en un príncipe muy buen mozo.
¿Qué pensará me dije, este perro callejero que tiene cara de tener malas pulgas?








viernes, 9 de marzo de 2012

El famoso había una vez


El famoso "Había una vez", sirve de pie para inventar pequeños cuentos, ahora llamados Mini cuentos, parece magia, basta con tomar papel y lápiz y escribir como quien dibuja: Había una vez... y algo sale de nuestro interior que inicia el cuento. Hay quien dice que nuestra mano derecha está conectada con nuestro corazón, (claro que los zurdos deben dar un pequeño salto y también están conectados.) Esta fórmula: Había una vez, existe desde el origen de los tiempos y yo los invito a escribir comenzando con estas tres palabras, un cuento como los que yo he escrito a manera de ejemplo.

Había una vez una mariposa solitaria. Le había tocado vivir en el desierto sin flores ni lagos.
Entonces ella tuvo que inventar, sacando trocitos de sus alas, una flor y la flor inventó un lago con su sombra.


Había una vez una mujer que tenía dos caras una hacia delante la otra hacia atrás.
La gente la miraba extrañada pero ella estaba feliz. Porque podía ver los dos lados que siempre tienen las cosas.

Annie Lenox y el feminismo



El sexo es un recurso de 'marketing del diario EL País "Maruxa Ruiz Del Árbol
Annie Lennox habla del descrédito que vive el feminismo y se lamenta por vivir en un mundo cada vez más "sexualizado"

Annie Lennox es una mujer sólida y una artista consagrada cuya conversación va mucho más allá del mundo de los focos y los escenarios. “Me gusta que la gente entienda que yo soy una persona con puntos de vista, no solo una cantante”, dice. No es muy dada a las entrevistas y las pocas que concede están estrictamente acotadas por las exigencias de su agente, que insiste en que no haya ninguna pregunta privada.

Ahora esta escocesa de voz profunda hizo una excepción con el diario británico The Guardian porque quería hablar. Pero de feminismo. Este viernes, Lennox organiza y encabeza un cartel de un concierto de cantantes británicas para celebrar el Día Internacional de la Mujer bajo el paraguas de su organización feminista Equals. La lucha por la igualdad de la mujer no es la única causa por la que pelea, también ha hecho campaña contra las hambrunas en África y el sida.

Tiene 58 años. A los 24 escribió un himno feminista llamado Sister are doin´t for themselves (Las chicas lo hacen por sí mismas). El año pasado se dio cuenta en un concierto celebrado también por Equals hasta qué punto había llegado su éxito como cantante y como activista cuando cientos de mujeres, jóvenes y mayores entonaron su canción al unísono. “Creía que pensaban que yo era sólo una vieja, pero la cantaban desde el corazón”, explica la mitad del dúo de éxito de los ochenta, Eurythmics.

En la entrevista comenta que le molesta que el feminismo haya caído en descrédito. Siguiendo con sus experiencias frente al público, Lennox relata al diario otra vivencia que le hizo reflexionar sobre la falta de popularidad del movimiento. En 2010, cuando ganó el premio a la mujer Barclays del año y pidió a las mujeres que conformaban la audiencia que se levantaran si eran feministas.

Rihanna es una mujer joven que ha sido víctima de violencia doméstica y se podría convertir en una tremenda portavoz de este problema"

“La mitad se quedaron sentadas y me hizo pensar qué hay de malo en el concepto de feminismo o en la palabra feminista. No hay nada malo, es una gran palabra, pero quizá tenga algunas connotaciones negativas. Quizá la visión del movimiento como no inclusivo ha hecho daño", añade. Para ella el feminismo debería de ser un concepto abierto a los hombres y no solo. “No entiendo por qué la población gay no se une al carro del feminismo”, denuncia.

En los últimos tiempos su estética en el escenario suele ser sencilla: una camiseta y unos vaqueros. ¿Cuál es su opinión sobre el éxito de cantantes como Rihanna o Katy Perry que se suben al escenario ligeras de ropa? “La exhibición de nuestra sexualidad forma parte de nuestra naturaleza, pero creo que cuando se convierte en un cliché y es la única cosa que se utiliza para atraer la atención se vuelve algo demasiado reduccionista. Rihanna es una mujer joven que ha sido víctima de violencia doméstica y se podría convertir en una tremenda portavoz de este problema, pero es su elección. Es ella y nadie más quien ha de tomar esa decisión. Si lo hiciera sería un gesto jodidamente poderoso pero cada mujer lidia con ello a su propio modo”, asegura la cantante.

También reconoce que el mundo está “incluso más sexualizado” que en su juventud. “Pensaba que ya había llegado a su punto máximo cuando yo era joven pero el sexo se ha seguido explotando y explotando hasta que se ha convertido en un mero recurso de marketing”.

Estas enseñanzas sobre la objetización del cuerpo no parecen haber calado muy profundo en sus hijas, al menos en una de ellas, que se ha hecho modelo. “Uno tiene hijos pero no son de su propiedad. Ellos necesitan construir sus propias visiones de la vida. En mi opinión, mis hijas son muy conscientes de sí mismas pero no puedo hablar por ellas”, termina.

Joe Lévano y Esperanza Spalding



Celebrar a Gabriel García Márquez

Está de cumpleaños y hay que celebrarlo con mucho gusto. Acá un artículo del diario El país y luego el cuento completo al que hace referencia: Alguien desordena las rosas,un cuento en donde nos asomamos completamente a su mundo en donde se confunden los vivos con los muertos, los sueños con su realización y en donde el amor ocupa el centro del espacio.

El feliz cumpleaños de los lectores a García Márquez. Winston Manrique Sabogal


El perfume de las begonias al amanecer fue ahogado por el aguacero que empezó a caer sobre Aracataca el 7 de marzo de 1927; que luego se mezcló con las nueve campanadas de la iglesia y minutos más tarde con los gritos angustiados de unas mujeres que veían cómo el primogénito de Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez acababa de nacer envuelto en el cordón umbilical que amenazaba su vida. Ellas hicieron lo que pudieron hasta que el llanto del niño eclipsó todos los sonidos y ruidos que lo habían recibido.

Ochenta y cinco años después, ese niño que aquella mañana dominical fue bautizado a las carreras como Gabriel García Márquez celebra hoy un cumpleaños rodeado del agradecimiento de millones de lectores en todo el mundo. Porque con él nacieron muchas cosas: habría de crear no solo un universo literario realmente único, sino que habría de ensanchar el territorio del lenguaje español en su forma de recorrerlo, su influencia literaria cambiar la manera de ver el mundo y contarlo y que ese mismo mundo volviera a mirar a la creación literaria en español.

Autor de títulos de piezas periodísticas, cuentos y novelas seductoras (desde su primer cuento La tercera resignación hasta sus memorias Vivir para contarla, pasando por El coronel no tiene quien le escriba o Cien años de soledad (cuya edición en libro electrónico ha salido hoy) o Crónica de una muerte anunciada o El ahogado más hermoso del mundo o La triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada o El otoño del patriarca o Del amor y otros demonios o El amor en los tiempos del cólera o La mala hora); de comienzos de libros memorables e inolvidables y de pasajes narrativos al servicio de historias fabulosas que condensan el mundo y su humanidad, Gabriel García Márquez recibirá hoy rosas amarillas, sus preferidas, pero yo propongo que sus lectores lo felicitemos eligiendo el comienzo de su libro que más nos guste.

La primera en unirse a este homenaje al premio Nobel colombiano ha sido Carmen Balcells, su gran amiga y agente literaria, desde Barcelona en el vídeo que acompaña este post. Ella ha elegido el cuento Muerte constante más allá del amor, escrito en 1970, y que empieza así:

"Al senador Onésimo Sánchez le faltaban seis meses y once días para morir cuando encontró a la mujer de su vida. La conoció en el Rosal del Virrey, un pueblecito ilusorio que de noche era una dársena furtiva para los buques de altura de los contrabandistas, y en cambio a pleno sol parecía el recodo más inútil del desierto, frente a un mar árido y sin rumbos, y tan apartado de todo que nadie hubiera sospechado que allí viviera alguien capaz de torcer el destino de nadie".

Me parece maravilloso ese comienzo, y el cuento en sí mismo, pero yo me inclino por el titulado Alguien desordena esta rosas, escrito en 1952, y que empieza así:

Alguien desordena estas rosas


Gabriel García Márquez


Como es domingo y ha dejado de llover, pienso llevar un ramo de rosas a mi tumba. Rosas rojas y blancas, de las que ella cultiva para hacer altares y coronas. La mañana estuvo entristecida por este invierno taciturno y sobrecogedor que me ha puesto a recordar la colina donde la gente del pueblo abandona sus muertos. Es un sitio pelado, sin árboles, barrido apenas por las migajas providenciales que regresan después de que el viento ha pasado. Ahora que dejó de llover y que el sol de mediodía debe haber endurecido el jabón de la cuesta, podría llegar hasta el túmulo en cuyo fondo reposa mi cuerpo de niño, ahora confundido, desmenuzado entre caracoles y raíces.
Ella está prosternada frente a sus santos. Permanece abstraída desde cuando dejé de moverme en la habitación, después de haber fracasado en el primer intento de llegar hasta el altar para coger las rosas más encendidas y frescas. Tal vez hoy hubiera podido hacerlo; pero la lamparita pestañeó, y ella, recobrada del éxtasis, levantó la cabeza y miró hacia el rincón donde está la silla. Debió pensar: «Es otra vez el viento», porque es verdad que algo crujió junto al altar y la habitación onduló un instante, como si hubiera sido removido el nivel de los recuerdos estancados en ella desde hace tanto tiempo. Entonces comprendí que debía aguardar una nueva ocasión para coger las rosas, porque ella continuaba despierta, mirando la silla, y habría podido sentir junto a su rostro el rumor de mis manos. Ahora debo esperar a que ella abandone la habitación, dentro de un momento, y vaya a la pieza vecina a dormir la siesta medida e invariable del domingo. Es posible que entonces pueda yo salir con las rosas para estar de regreso antes de que ella vuelva a esta habitación y se quede mirando la silla.
El domingo pasado fue más difícil. Tuve que esperar casi dos horas a que ella cayera en el éxtasis. Parecía intranquila, preocupada, como si la hubiera atormentado la certidumbre de que súbitamente su soledad en la casa se había vuelto menos intensa. Dio varias vueltas por el cuarto con el ramo de rosas, antes de abandonarlo en el altar. Luego salió al pasadizo, miró adentro y se dirigió a la pieza vecina. Yo sabía que estaba buscando la lámpara. Y después cuando volvió a pasar frente a la puerta y la vi en la claridad del corredor con el saquito oscuro y las medias rosadas, me pareció que era todavía igual a la niña que hace cuarenta años se inclinó sobre mi cama, en este mismo cuarto, y dijo: «Ahora que le han puesto los palillos, tiene los ojos abiertos y duros». Era igual, como si no hubiera transcurrido el tiempo desde aquella remota tarde de agosto en que las mujeres la trajeron al cuarto y le mostraron el cadáver y le dijeron: «Llora. Era como un hermano tuyo»; y ella se recostó contra la pared, llorando, obedeciendo, todavía ensopada por la lluvia.
Desde hace tres o cuatro domingos estoy tratando de llegar hasta las rosas, pero ella ha permanecido vigilante frente al altar; vigilando las rosas con una sobresaltada diligencia que no le había conocido en los veinte años que lleva de vivir en la casa. El domingo pasado, cuando salió a buscar la lámpara, logré componer un ramo con las mejores rosas. En ningún momento he estado más cerca de realizar mi deseo. Pero cuando me disponía a regresar a la silla oí de nuevo las pisadas en el pasadizo, ordené brevemente las rosas en el altar; y entonces la vi aparecer en el vano de la puerta con la lámpara en alto.
Tenía puesto el saquito oscuro y las medías rosadas, pero había en su rostro algo como la fosforescencia de una revelación. No parecía entonces la mujer que desde hace veinte años cultiva rosas en el huerto, sino la misma niña que en aquella tarde de agosto trajeron a la pieza vecina para que se cambiara de ropa y que regresaba ahora con una lámpara, gorda y envejecida, cuarenta años después.
Mis zapatos tienen todavía la dura costra de barro que se les formó aquella tarde, a pesar de que permanecieron secándose durante veinte años junto al fogón apagado. Un día fui a buscarlos. Esto fue después que clausuraron las puertas, descolgaron del umbral el pan y el ramo de sábila, y se llevaron los muebles. Todos los muebles, menos la silla del rincón que me ha servido para estar durante todo este tiempo. Yo sabía que los zapatos habían sido puestos a secar y que ni siquiera se acordaron de ellos cuando abandonaron la casa. Por eso fui a buscarlos.
Ella volvió muchos años después. Había transcurrido tanto tiempo, que el olor a almizcle del cuarto se había confundido con el olor del polvo, con el seco y minúsculo tufo de los insectos. Yo estaba solo en la casa, sentado en el rincón; esperando. Y había aprendido a distinguir el rumor de la madera en descomposición, el aleteo del aire volviéndose viejo en las alcobas cerradas. Entonces fue cuando ella vino. Se había parado en la puerta con una maleta en la mano, un sombrero verde y el mismo saquito de algodón que no se ha quitado desde entonces. Era todavía una muchacha. No había empezado a engordar ni los tobillos le abultaban bajo las medias, como ahora. Yo estaba cubierto de polvo y telaraña cuando ella abrió la puerta y en alguna parte de la habitación guardó silencio el grillo que había estado cantando durante veinte años. Pero a pesar de eso, a pesar de la telaraña y el polvo, del brusco arrepentimiento del grillo y de la nueva edad de la recién llegada, yo reconocí en ella a la niña que en aquella tormentosa tarde de agosto me acompañó a coger nidos en el establo. Así como estaba, parada en la puerta con la maleta en la mano y el sombrero verde, parecía como si de pronto fuera a ponerse a gritar, a decir lo mismo que dijo cuando me encontraron bocarriba entre la hierba del establo todavía aferrado al travesaño de la escalera rota. Cuando ella abrió la puerta por completo, los goznes crujieron y el polvillo del techo se derrumbó a golpes, como si alguien se hubiera puesto a martillar en el caballete; entonces ella vaciló en el marco de claridad, introduciendo después medio cuerpo en la habitación, y dijo con la voz de quien está llamando a una persona dormida: «¡Niño! ¡Niño!» Y yo permanecí quieto en la silla, rígido, con los pies estirados.
Creía que sólo venía a ver el cuarto pero siguió viviendo en la casa. Aireó la habitación y fue como si hubiera abierto la maleta y de ella hubiera salido su antiguo olor a almizcle. Los otros se llevaron los muebles y la ropa en los baúles. Ella sólo se había llevado los olores del cuarto, y veinte años después los trajo de nuevo, los colocó en su lugar y reconstruyó el altarcillo; igual que antes. Su sola presencia bastó para restaurar lo que la implacable laboriosidad del tiempo había destruido. Desde entonces come y duerme en la pieza de al lado, pero se pasa los días en ésta, conversando en silencio con los santos. Durante la tarde se sienta en el mecedor, junto a la puerta, y zurce la ropa mientras atiende a quienes vienen a comprarle flores. Ella se mece siempre mientras zurce la ropa. Y cuando viene alguien por un ramo de rosas, guarda la moneda en la esquina del pañuelo que se anuda a la cintura y dice invariablemente: «Coge las de la derecha, que las de la izquierda son para los santos».
Así ha estado en el mecedor durante veinte años, zurciendo sus cositas, meciéndose, mirando hacia la silla, como si por ahora no cuidara del niño que compartió con ella las tardes de la infancia, sino del nieto inválido que está aquí, sentado en el rincón desde cuando la abuela tenía cinco años.
Es posible que ahora, cuando vuelva a bajar la cabeza, pueda acercarme a las rosas. Si logro hacerlo iré hasta la colina, las pondré sobre el túmulo y regresaré a mi silla, a esperar el día en que ella no vuelva al cuarto y cesen los ruidos en las piezas de al lado.
Este día habrá una transformación en todo esto, porque yo tendré que salir otra vez de la casa para avisarle a alguien que la mujer de las rosas, la que vive sola en la casa arruinada, está necesitando cuatro hombres que la conduzcan a la colina. Entonces quedaré definitivamente solo en el cuarto. Pero en cambio ella estará satisfecha. Porque ese día sabrá que no era el viento invisible lo que todos los domingos llegaba a su altar y le desordenaba las rosas.
(1952)









The artist, qué película


Me pareció una maravilla total. Lo máximo.

'The Artist' - Tráiler subtitulado al castellano por elseptimoarte

Fabián Waintal Corresponsal en Hollywood escena@elsalvador.com
Lunes, 5 de Marzo de 2012

La noche del Oscar estaba por terminar. Ya no quedaba lugar para las apuestas. En uno de los rincones, estaba el gran favorito George Clooney y su mejor amigo, Brad Pitt (Moneyball). En el otro rincón, el factor latino del mexicano Demián Bichir (A Better Life) y el pedigree actoral de Gary Oldman (Tinker Tailor Soldier Spy). En el escenario, Natalie Portman ya los había nombrado, uno por uno. Y cuando se abrió el sobre, ya no quedaban contrincantes, solo un ganador del Oscar, un actor que se quedó mudo tal cual como en la película "The Artist". El Mejor Actor, Jean Dujardin.

Dicen que el Oscar cambia la vida de cualquiera. ¿Siente que es así?

—No, no. Pero es algo irracional, es surrealista, estoy completamente choqueado. Todo esto parece un sueño, necesito que alguien me pellizque para saber que no estoy soñando. Pero no es un sueño, tengo el Oscar en la mano. Es increíble.

¿Aunque ya era conocido en Francia, el Oscar lo convierte en una estrella internacional?

— No soy una estrella, soy un ser humano (Risas). Es un lujo tal vez. Me da más libertad, supongo. No soy una marioneta, soy un artista.

¿Al menos espera que gracias al Oscar vaya más gente a ver la película 'The Artist'?

—Hacemos cine para que la gente lo vea, para que se sientan mejor. Y si van más al cine, mucho mejor.

¿Qué es lo que más le gusta de Hollywood?

—Me encanta porque en el auto, se permite doblar a la derecha, aunque la luz del semáforo esté colorada. Es maravilloso. Para filmar la película 'The Artist' viví cuatro o cinco meses. Me encantó la luz, la energía, las caras americanas y los rollos de canela. Lástima que no hablo tan bien el inglés.

El cine, lo había ayudado con la falta de un buen inglés. Pero a la hora de subir al escenario para recibir el Oscar, Jean Dujardin encontró las mejores palabras para el personal agradecimiento. "Amo este país", dijo antes de bromear. "Es gracioso porque en 1929 no había sido Billy Crystal, sino Douglas Fairbanks el que presentó la primera ceremonia del Oscar". Hablaba del mismo Douglas Fairbanks que lo había inspirado a interpretar el personaje de George Valentin en la película 'The Artist'. Y después de mencionar a su esposa con un "Te Amo", terminó utilizando las mejores palabras que conoce, con su francés y el mejor acento "Wow putain, génial, merci, formidable, merci beaucoup".

Al final del agradecimiento del Oscar, en pleno escenario dijo que su personaje de la película 'The Artist' diría algo en especial, si la película no fuera muda. ¿Pero parece que dijo una mala palabra francés?

(Risas) No, no. Dije que era increíble, genial, formidable, gracias. Eso dije en francés.

¿Tuvo tiempo de brindar con el perrito Uggie de la película 'The Artist'?

—Uggie está en su casa, en Miami, creo. Ya se fue a dormir.

¿Ahora que ganó un Oscar va a pedir que pronuncien bien su nombre en Hollywood?

—(Risas) No tengo problemas, que me llamen John From The Garden, Juan del Jardín. Es mucho más fácil.

El nombre Jean Dujardin lo insinúa. Y el acento no engaña. El Mejor Actor del año, nació en un suburbio al oeste de París, en Francia, el 19 de Junio de 1972. Durante su adolescencia el trabajo tuvo que ver con la construcción, ayudando en la compañía de sus padres y la actuación recién empezó a tomar forma, unos años después, en medio del servicio militar.

Al principio, se destacó con un espectáculo unipersonal que él mismo había preparado para presentarlo en diferentes bares y cabarets de París. Y recién después, decidió formar el grupo de comedia Nous C Nous (Nosotros Somos Nosotros) que apareció públicamente en el show Graines de Star, en 1996.

En TV, protagonizó durante cuatro años la serie de comedias 'Un Gars, Une Fille' con un formato de apenas siete minutos diarios que acaparó más de 7 millones de televidentes, un 30 % del público local. Fue ahí, donde la ficción también se cruzó con la realidad y Jean Dujardin se casó con la otra protagonista, Alexandra Larry, en el mismo año 2003 que terminaron con la serie, después de haber hecho juntos 486 episodios y 4,500 sketches. En 2006, estuvo nominado como Mejor Actor para el premio Cesar por la comedia de espías 'OSS 117: Cairo, Nest of Spies'. Y desde aquel entonces, del otro lado del Atlántico, lo señalan como la versión francesa de su más cercano competidor del Oscar, George Clooney. Hasta en la película 'The Artist' tenía el mismo nombre, de George... Valentin. Habiendo ganado por el mismo rol, los premios del Sindicato de Actores de Hollywood, el Globo de Oro, el equivalente al Oscar británico BAFTA y el mismísimo trofeo local del Festival de Cannes, solo faltaba coronarlo con el Oscar. Ningún otro actor francés había llegado tan alto. Solo él, Jean Dujardin.

¿Sabía que al ganar el Oscar podía convertirse también en el primer actor francés que gana semejante trofeo?

— Sí, sí, lo sabía.

¿Tiene mucho más sentido?

— Me siento orgulloso, pero también muy nervioso. Es demasiado haber podido estar en una ceremonia del Oscar. Me considero un hombre con bastante suerte.

¿Desde siempre quiso ser actor? ¿Era el típico sueño infantil?

— Sí, tenía muchos amigos imaginarios y también me gustaba hacer bromas entre familiares o la maestra. Actuar, para mí, es una buena forma de bromear. Tampoco era muy buen estudiante, me la pasaba soñando en clase. Mis maestros decían que estaba siempre en la luna. Uno de mis maestros llegó a decirle a mi madre "Su hijo nunca va a aprender nada".

¿Los grandes actores de Hollywood que lo inspiraron?

— John Wayne con su forma de caminar, Paul Newman con el saco siempre abierto y John Travolta con su forma de bailar.

¿Después del éxito que tuvo con el cine mudo, es hora de hacer una película hablada en Hollywood?

— (Ríe) ¿En Estados Unidos? No soy un actor norteamericano, soy francés y pienso seguir actuando en Francia. Pero es posible. Si puedo hacer otra película muda en Estados Unidos, me encantaría. Pero sé que siempre voy a ser un actor francés en Hollywood y tendré que buscar esa clase de roles. Pero tengo algunas ideas que me gustarían desarrollar.

Con un estilo de cine que no se veía desde hace años (décadas, tal vez), la película 'The Artist' parecía una de las peores apuestas en Hollywood, con la idea de hacer una película muda y en blanco y negro, en el siglo XXI. Rodeada de una historia de amor entre una superestrella del cine mudo (Jean Dujardin) y la nueva estrella del cine parlante (Bérénice Bejo), la película agrega buen humor, baile y música, como en las mejores épocas del mismo cine que homenajea. Es más, si no fuera por este mismo Oscar, sería difícil adivinar que 'The Artist' se estrenó en 2011.

¿Crear un personaje que no tiene diálogos en una película trae mayores desafíos que otros personajes normales?

— No es muy diferente, porque aunque el público ve una película muda, para mi es una película hablada. No es para nada intelectual, porque yo no soy intelectual.

¿El hecho de haber hecho una película muda cambió el proceso de crear el personaje?

— No soy demasiado intelectual, pero miré muchas películas. Vi muchísimas películas de Douglas Fairbanks y también Gene Kelly. Me divertí mucho pretendiendo ser una estrella de cine de los años 20.

¿Cuál es la escena que más le gusta de la película 'The Artist'?

— Me encanta la escena del estreno, donde me cruzo por primera vez con el personaje de Bérénice (Bejo), porque ahí empieza todo.

¿Y el zapateo americano?

— También, también. Fue lo mejor, por tanta preparación. Nos llevó cinco meses de ensayo, casi todos los días y la filmamos el último día. No fue para nada fácil. Teníamos demasiada energía, porque habíamos tomado un trago especial de cafeína con guaraná.

¿Lo primero que hizo cuando terminó la película 'The Artist'? —Me afeité el bigote (Risas). Y aquí estoy, con el Oscar. ¿Te lo presento?


Acuarelas de John Singer Sargent

lunes, 5 de marzo de 2012

Fiesta en Venecia

La semana pasada nos disfrazamos para Carnavales con máscaras del carnaval de Venecia.
Acá tenemos un video que nos da una idea de lo preciosa que es esa fiesta de invierno en Venecia.

domingo, 4 de marzo de 2012

Paul Auster nos habla

Escuchar a Paul Auster es algo especial, este escritor que está viviendo quien sabe su mejor etapa productiva, nos cautiva.


viernes, 2 de marzo de 2012

Computadora y lectura


La computadora también nos amplía de muchas maneras nuestra lectura de libros. Estoy leyendo Memorias de una viuda, de la estupenda escritora Joyce Carol Oates que narra la muerte de su esposo Ray . En el libro cita la música que le gustaba a su esposo. La busco en You tube y me hago una idea del personaje más amplia, más cercana, me permite conocerlo más íntimamente. En este caso, hace referencia a las Vísperas de Rachmaninoff que acá están.


En otro párrafo se refiere a Richard Dyer- Bennet, músico folk de irlanda.


También puedo buscar entrevistas realizadas a la autora en You tube o en diferentes periódicos para acercarme a sus pensamientos, a sus sentimientos. Eso, hace unos años, requería una investigación de muchos días y no teníamos acceso a libros o revistas de otros países.


Escritora, profesora, intérprete de piano, aficionada a la jardinería, recién casada… ¿Cuándo duerme? Tengo bastantes problemas para conciliar el sueño. Me meto en la cama con la sensación de no haber hecho los deberes y me cuesta dormir.
Ella dice: Si te alejas completamente de tu hogar, pierdes tu alma
No olvida sus raíces, ni a su adorado padre, ni a la niña que fue. Ni a mitos triunfadores/perdedores como Marilyn Monroe. La escritora, candidata año tras año al Nobel, nos recibe en su casa.
Para Joyce Carol Oates, la literatura es un oficio tozudo que tiene mucho que ver con el de pianista o jardinero. Con el primero porque, como un intérprete musical solitario, la ficción se basa en la realidad, igual que quien toca el piano debe hacerlo sobre una partitura original ya dada. Y con la jardinería porque la mayor parte del tiempo te lo pasas arrancando o sembrando raíces para que luego el resultado luzca
"Que envejezcamos no significa que cambiemos mucho por dentro”
"Me interesa la gente que ha trabajado duro y no ha podido triunfar”
Es desde hace años firme candidata al Premio Nobel, "aunque no pienso mucho en ello”, y se acaba de mudar a una casa tranquila junto a un estanque a 10 minutos en coche de la universidad. Junto al porche, el viento mece unas campanillas que entorpecen los silencios requeridos por su retiro creador. En ellos, mientras toca una sonata de piano –"mi música favorita”–, cuida su jardín o cocina un plato, la escritora va adobando sus ficciones. "Necesitas la calma para pensar con tranquilidad lo que vas a escribir. No podríamos hacerlo sin ese sosiego”.

La luz en una hora oscura


de Máximo Gorki

En un intento de sobrevivir a semejante pesadilla, una amiga de Milena concibió un método: recurriría a los libros que había leído y que llevaba guardados en su memoria: Entre los cuentos que se obligó a recordar había un cuento de Máximo Gorki: "Ha nacido un hombre". 

La historia nos cuenta , que un joven, paseando un día por la costa del Mar negro, se encontró con una campesina que gritaba de dolor. Estaba embarazada; había huido de las hambrunas de su pueblo natal y en el momento del encuentro, aterrorizada y sola, estaba a punto de dar a luz.  A pesar de sus protestas, el muchacho la ayudó. Baña en el mar al bebe que acaba de nacer, hace un fuego y prepara té. En el final del cuento, el joven y la campesina siguen a un grupo de otros campesinos, con un brazo, el joven sostiene a la madre; en el otro, lleva al niño.


El cuento de Gorki se convirtió para la amiga de Milena, la mujer a la que tanto  había amado Kafka, en un paraíso, un rincón pequeño y  seguro en el que podía alejarse del horror cotidiano. No le daba sentido a su sufrimiento, ni siquiera le ofrecía esperanzas para el futuro. Existía, simplemente como un punto de equilibrio, que le recordaba la luz en una hora de oscura catástrofe. ( estaban en un campo de concentración).

El planeta de los humanos

Recibo este precioso video de Vicky y acá lo comparto con ustedes.

Chagall

Uno de los pintores que siempre me llena de alegría.








Sean Penn



Película de Sean Penn This must be the place



http://www.santo-domingo-live.com/santo-domingo/cinemas-santo-domingo/peliculas/this-must-be-the-place.html
Las mejores películas de Sean Penn http://www.muycine.com/2011/09/11/las-mejores-peliculas-de-sean-penn

Aula abierta


Tuve la suerte de tener a Susana como maestra, acá nos ofrece una clase sobre literatura, su pasión.

La bella Sevilla



Mi amigo Antonio Sevillano de corazón me manda este video de Su tierra para los que no la conocen y para los que la conocen. i