domingo, 24 de junio de 2012

La tregua de la vida


Este año, leer a Cristina Peri Rossi, ha sido un descubrimiento. No tenía muchos libros suyos y enterada de la aparición de sus "Cuentos reunidos", se lo encargué a Mario que viajaba por unos días a Buenos Aires. La búsqueda del libro se convirtió casi, en el motivo del viaje, visitó muchísimas librerías de Buenos Aires y en todas ellas le decían que el libro se había agotado, que ya no estaba más, con persistencia y deseando agradarme, continuó su búsqueda, como quien busca a una persona perdida en una gran ciudad de la que no se tiene más que su nombre. Llegó a casa lleno de orgullo, tenía entre las manos el hermoso y grueso volumen que le había pedido. De editorial Lumen. Lo recibí con inmensa gratitud, Cristina es una de las grandes escritoras hispanoamericanas del siglo XX, Cortázar la consideró como una de las voces más brillantes de la narrativa breve. Este libro, fue publicado en el 2007 y ahora mismo lo empiezo a leer. Acá les dejo este video tan emocionante en el que nos lee lo que le ha escrito a su hija.

Para reir

¿ Qué nos hace reír? ¿Nos reímos de nosotros mismos o de los demás? Se llora hasta las lágrimas cuando algo de verdad nos da risa.

De payasos


Ayer entrevistaron en el radio al payaso Pitillo, parece que trae un espectáculo muy fino de payasos. Hablaron del payaso Popov, el payaso ruso que pronto vendrá a Lima aunque ya muy mayor. Recorde a Slava Polonium que aquí comparto con ustedes. Me fascina.

Serrat canta: Todo es gris

Cheek to Cheek

Woody Shaw

Sucedió en New York


Este es el relato verídico de una de las historias de amor más sorprendente y notable en la historia de Nueva York. Comienza en 1993, cuando un joven de Bélgica en busca de cambiar su vida tiene un encuentro inesperado en el Parque Central. Se encuentra con un halcón. No cualquier halcón, pero un salvaje cola roja, un depredador feroz que no ha vivido en la ciudad durante casi cien años. Obligados a seguir esta criatura extraordinaria, que compra una cámara de vídeo y se dispone a realizar el seguimiento del halcón. Lo que no sabe que el viaje le llevará casi veinte años y lo llevó hasta muchos senderos de la vida, la muerte, el nacimiento, la esperanza y la redención. Conocido cariñosamente a los neoyorquinos como Pale Male, el halcón se convierte en una magnífica obsesión y una metáfora para el triunfo contra todo pronóstico. Su nido, encaramado en una elegante quinta avenida de la cooperativa, que comienza como una curiosidad de la novela a un puñado de ávidos observadores de aves, pero se convierte en un destino turístico internacional - un lugar de peregrinación. Luego, en una tarde de diciembre sin previo aviso, en el espacio de media hora, el edificio desmantela nido amado de Pale Male. En un aleteo, los medios de comunicación de todo el mundo se reúne en la 5 ª Avenida para cubrir la protesta sin precedentes. Encuentro detrás de Pale Male es un ejército de observadores de aves, estrellas de cine, poetas, niños, perros, y la noche presentadores de programas de comedia. Lo que se despliega al lado, como se dice, sólo podría ocurrir en Nueva York.


Lover Man



Antonio Muñoz Molina, el escritor español que vive mucho de su tiempo en New York, nombra a los músicos de Jazz que conoció hace ya muchos años, los he buscado y cuelgo algunos que me gustaron mucho.

Otra interpretación de "La flor de la canela"



Escuchar nuestra música es siempre una alegría. Si estamos en el extranjero lo es mucho más. La flor de la canela de Chabuca Granda ha sido y seguirá siendo interpretada por muchísimos interpretes de muchísimos países. Acá Paquito D¨Rivera, cubano, la interpreta con su clarinete acompañado de sus músicos

domingo, 17 de junio de 2012

De música y baile( recordando a mi papá)


De música y baile ( Extracto) (Recordando a mi papá)
Justo estaba preparando una clase en la que Paul Auster nos serviría de inspiración. Este escritor norteamericano contemporáneo habla de la fortuna, del azar, e las sorpresas de la vida, de las casualidades. Entonces yo estaba muy atenta observando las casualidades que la vida preparaba para mí.
Ese medio día salió mi papá de la clínica con sus 83 años tras veinte días en las que se sintió cercano a la muerte. Antes de despedirnos de los médicos, mientras mi mamá pagaba la cuenta y recogía radiografías, prendimos la televisión, di la vuelta a todos los canales y me detuve ante una orquesta que tocaba canciones populares de distintos países del mundo. Era una fiesta, el público bailaba, saltaba, aplaudía, caían globos y pica pica, el director de orquesta, un violinista encantador llamado Andre Rieu alentaba al público para que corease las canciones, todos se animaban a bailar y las imágenes de las pequeñas flautas tocadas por preciosas chiquillas disfrazadas de soldados, se intercalaba con trompetas y tambores. Mi papá se quedó extasiado, reconociendo las tarantelas y los clavelitos, Lily Marlen y Zorba el griego. El espectáculo parecía no tener fin y no faltaron fuegos artificiales y banderolas. El público de pie aplaudía y se paraba en los pasillos del teatro para bailar impulsados por tan maravillosa música. Dos enfermeras entraron al cuarto y nos acompañaron a ver el final del espectáculo que coincidía con nuestra alegría de haber sido dados de alta. Cuando terminó el concierto, yo, inspirada en las coincidencias de Paul Auster, me convencí que el programa había sido emitido por la vida, en hora precisa, especialmente para animar a mi padre, para celebrar su recuperada salud, para felicitarlo porque se reincorporaba a la vida. Una fiesta que no debíamos desperdiciar.





Adoré la música de los 70 en USA


En 1970 pasé una año en Estados Unidos, en el norte, en una ciudad universitaria que sirvió de hermosa geografía para mi primer año de casada, en Madison Wisconsin. Simon&Garfunkel fue uno de los grupos de música que me gustó especialmente estas dos canciones, El cóndor pasa, que era peruana, qué orgullo, compuesta por Daniel Alomías Robles, y Cecilia, que claro que me parecía compuesta especialmente para mí.




Tuvimos la suerte de que la banda Mason Profit diera un concierto en Madison y claro que fuimos, fascinante, divertido. No lo olvidaré nunca.

Melanie fue lo máximo para nosotros. Qué cantante.

Esta era una canción para niños pero igual me encantaba.

Esta canción, cuantos recuerdos me trae.

¿Y la dulzura de Judy Collins?

La música fue tan importante durante esos años, el reflejo de los cambios que sucedieron en los setenta, ese intento fallido que tuvo el hombre de crear sociedades de paz y amor, en donde el consumismo no tuviese lugar, en donde se intercambiasen flores y música.

Manuel Miranda del Peru



El arte de la fuga de Bach

Vikram Seth

Encuentro entre mis recortes este comentario de un libro que deberé buscar. Se trata de la segunda novela del indio Vikra, Seth llamado "Musica constante". En su última escena, su protagonista asiste a un concierto en el que se toca El arte de la fuga de Bach. U a la salida reflexiona: ¿Por qué buscar la felicidad? ¿Por qué esperar no sufrir? Ya es bastante bendición vivir un día tras otro y oír esa música de vez en cuando. El amor, esa música constante, nos dice Vikram Seth, debe importarnos más que el deseo de felicidad. Es la única fuerza capaz de llenar nuestras vidas de sentido, aunque sea causa de nuestros mayores sufrimientos.




SAMPÂTI (por Vikram Seth)

(Un soneto Petrarquino
basado en un personaje
del Ramayana)

'¿Por-
qué
estás
llorando?
'Yo
volé
demasiado
alto.
Des-
hecho
todos
me
ven
caer.'

En la foresta mágica del Ramayana, la antigua épica hindú,
Sampâti, 'el rey de los buitres', cuenta la historia de cómo per-
dió sus alas, en un cuento que semeja el mito griego de Ícaro.
Mi hermano y yo corríamos carreras y volamos hasta el sol.
Volamos más y más alto, más y más rápido en espirales.
Cuando el sol había alcanzado el medio del cielo, Jatayu em-
pezó a cansarse. Vi que estaba a punto de desmayarse de ca-
lor, asi que extendí mis alas sobre él y lo escudé. Mis alas ar-
dieron, y caí aquí, sobre la montaña Vindhya. He vivido aquí
desde entonces pero no he tenido noticia alguna de mi herma-
no.
Se cree que el Ramayana pertenece al período entre el 700 y
el 500 a.C.

Feliz cumpleaños

El magnífico Cantinflas


Era nuestro favorito. Ibamos al cine a querer a Cantinflas, hombre entrañable, ingenioso, de bueno sentimientos, nos hacía reir y despertaba nuestra ternura.

La cama ha de ser de piedra



La música mexicana fue para nuestra generación muy importante. La escuchábamos en el radio, la cantaban mis padres, la llorona era una canción de culto. En el 70 fui a Ciudad de Mexico y fui a un concierto de Cuco Sanchez.






sábado, 9 de junio de 2012

Dibujos que vienen del pasado

Estaba esperando mi primer hijo y se me dio por dibujar. En esa época estaban cerradas las exportaciones y una editorial me pidió mis dibujos para hacer papel de regalo. Me pasaba las tardes dibujando con plumones, el olor me mareaba un poco y mi abuela me decía que mi hijo iba a salir como las caricaturas que hacía. En un folder, en algún cajón tenía guardados unos cuantos de esos dibujos y otro día buscando el folder de alguna escritora para una de mis clases, los encontré. Los escanee y me gustaron mucho. Había en ellos inocencia y sencillez, nada de pretensión, estuve entretenida mirándolos en la computadora lugar al que ellos nunca soñaron ingresar. Como le gustaron mucho a mi hija Chiara, hace un par de días me fui a buscar plumones y pasteles para volver a dibujar. ¿Podría hacer los mismo muñecos? ¿O se habrían vuelto diferentes como soy yo diferente? Solo el tiempo lo dirá, ahora estoy retomando algo que había dejado de hacer y la felicidad de hacer muchas cosas, distintas cosas, saber que de nosotros pueden salir personajes, me ha llenado de alegría. Agradezco a Chiara, no somos conscientes de lo importante que es el estímulo, lo que se puede conseguir diciéndole a alguien que te gusta lo que ha hecho. Las palabras, siempre lo he dicho son un poder, y en este caso hicieron que yo me moviese para recuperar lo que había quedado en el pasado. Una amiga japonesa, mujer maravillosa, maestra mía de Ikebana, me dijo una vez. Cecilia, tu no te vas a aburrir de viejita, porque te gustan muchas cosas. Y es verdad, como escribí la semana pasada, desde niña aprendí a combatir el aburrimiento y ahora no sé lo que significa. Acá les cuelgo tres de mis dibujos, parecen cuatro pero los dos últimos son uno solo para hacer que este post sea completo. También encontré unos dibujos de mi papá que colgaré en otro post.






Dios se fascina tanto

Los cuentos que nos llegan por tradición oral, tienen una sabiduría que debemos atender,el mundo del relato nos comunica con lugares esenciales, habla del misterio. Thomas Mann dice que el mito es el vestido de fiesta del misterio. La repetición de palabras aparte de atraer al oyente sirve para memorizar el cuento que debe pasar de generación a generación. La historia de este rabino me gusta muchísimo, me hace pensar en un Dios enamorado del hombre, generoso, dispuesto a oírlo y otorgarle lo que desea, habla también de lo esencial en la oración, basta que el hombre mire a Dios y le pida, los demás rituales, pueden obviarse.


Baal Shem Tov

Esta historia nos cuenta de un famoso rabino jasídico: Baal Shem Tov.
Baal Shem Tov era conocido dentro de su comunidad porque todos decían que él era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba. Se había hecho una tradición en este pueblo: Todos los que tenían un deseo insatisfecho o necesitaba algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino. Baal Shem Tov se reunía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Y los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía, en medio del bosque. Y una vez allí, cuenta la leyenda, que Baal Shem Tov armaba con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba después una oración en voz muy baja... como si fuera para él mismo. Y dicen... que Dios le gustaban tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque... que no podía resistir el pedido de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban.

Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta de que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo... Pero conocían el lugar en el bosque. Sabían cómo armar el fuego. Una vez al año, siguiendo la tradición de Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar en el bosque, prendían el fuego de la manera en que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o sólo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.

Y dicen... que Dios gustaba tanto del fuego encendido, gustaba tanto de ese lugar en el bosque y de esa gente reunida... que aunque nadie decía las palabras adecuadas, igual concedía los deseos a todos los que ahí estaban. El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo... Y aquí estamos nosotros.Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque.No sabemos cuáles son las palabras.Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego a la manera que Baal Shem Tov lo hacía... Sin embargo hay algo que sí sabemos: Sabemos esta historia,Sabemos este cuento...Y dicen... que Dios adora tanto este cuento...que le gusta tanto esta historia...que basta que alguien la cuente...y que alguien la escuche...para que Él, complacido,satisfaga cualquier necesidady conceda cualquier deseoa todos los que están compartiendo este momento... Amén... (Así sea...)

La caja de música

La semana pasada hicimos en ABRA, nuestro talle,r a Gustavo Martín Garzo escritor español de alta sensibilidad. El es también filósofo y escribe en los principales diarios de España. Este artículo comienza hablando de María Zambrano, filósofa y escritora que me gusta muchísimo y a partir de una declaración suya va a la relación entre la madre y el hijo, el nacimiento del lenguaje en cada niño, el encantamiento que realiza cada madre con el canto de sus palabras.

LA CAJA DE MÚSICA
(El País · 04/02/2007)







Poco antes de morir, en una entrevista para televisión, una periodista le preguntó a María Zambrano por las cosas que le hubiera gustado ser de pequeña. María Zambrano apenas necesitó pensar su respuesta: una cajita de música, un centinela y un caballero templario. El centinela y el caballero tenían que ver con su gusto por la filosofía, que era desvelo, estado de alerta, anhelo de conocer; la caja de música, con su amor a la poesía, que era misterio, atrevimiento, vocación nupcial. María Zambrano hablaba como el que se inclina sobre un arroyo de aguas claras que no dejan de renovarse y espera recibir de ellas algo desconocido. Por eso quería que, más allá de sus significados concretos, las palabras fueran canto, misterio, lo que tiene el poder de hechizar, como lo hace una pequeña caja que al abrirse nos entrega su música.

No estoy pensando en ese canto con que druidas, chamanes o hechiceros, en los claros del bosque, trataban de conjurar los males del mundo, sino en simples mujeres hablando. Mujeres que se inclinan sobre las cunas de sus recién nacidos y, locas de felicidad, hablan para ellos. Eso es el lenguaje, un don de la madre. Es así como los niños aprenden a hablar, escuchando a sus madres. Lo hacen desde antes de poder entenderlas, cuando siendo todavía muy pequeños escucharlas no debe de ser muy distinto para ellos a lo que es para nosotros sorprender el canto de los pájaros. Paseamos junto una arboleda y al escuchar el tamborileo del picapinos, la melodiosa cháchara de las currucas o el canto aflautado del mirlo, nos detenemos a escuchar. Y así es como los niños recién nacidos se comportan ante el parloteo de sus madres. Las sienten entrar en la habitación y antes de ver el milagro de su rostro flotando sobre la cuna se disponen a escuchar lo que vienen a decir-les. Eso es para ellos la palabra humana, el lugar donde el rostro de su madre va a aparecer. Pero hay una diferencia entre el niño y el paseante distraído del que antes hablé. El paseante sorprende el canto del pájaro como intruso, alguien que viniendo de fuera se detiene un momento en un mundo que no siendo el suyo enseguida tendrá que abandonar; mientras que el niño sabe desde muy temprano que las palabras que escucha le están destinadas. Sería como un pájaro que cantara solo para él, que se colara por la ventana y al verle esperando en su cuna empezara con sus trinos. Así es la madre para su niño, un pájaro que está loco de amor. “Canto, porque tú estás a mi lado”, le dice. Ese es el milagro de la palabra, que sólo nos busca a nosotros. Y eso es lo que siente el niño, que ese sonido mágico sólo se produce porque él está allí, que es un elemento más de esa relación misteriosa que tiene con su madre. Y es en el seno de esa relación como el niño va descubriendo que las palabras también dicen cosas, tienen un sentido. Entonces escucha a su madre decirle: “Si quieres que seamos felices, tienes que hacer lo que te pida”. El lenguaje que antes fue canto, es ahora petición, responsabilidad, búsqueda de un espacio que compartir con los otros. Tener una casa en la noche. Y si el niño acepta gustoso este cambio es porque, como en los grandes musicales del cine americano, todo esto su madre se lo pide cantando.


Unidos por la música para combatir un flagelo

Dias de paso

Palida lluz azul


¿Qué somos en el universo? El astrólogo Carl Sagan nos lo muestra sin quitarnos valor pero colocándonos en la inmensidad del espacio.

Sin música la vida sería un error



Mi amiga Charo Bentín me envió este hermoso video, una entrevista a una mujer de más de cien años que ha vivido en un campo de concentración. La han sostenido en su difícil vida el optimismo y la música. Y ver lo bueno, dirigir su atención a lo bueno que existe a nuestro alrededor. Para mi ha sido una hermosa lección.

domingo, 3 de junio de 2012

Cosas maravillosas

De las cosas maravillosas ( extracto) Este es un texto al que me gusta volver, lo hemos visto en ABRA, nuestro taller y hemos hecho la lista de las cosas que nos parecen maravillosas, todos tenemos nuestra lista, quizás no la tengamos presente, o quien sabe va variando conforme avanzamos en nuestro camino. Una mirada, una palabra, una sonrisa, un instante en medio de la naturaleza, el salto de un pájaro, el olor del pan, la voz de un amigo, un beso, una lágrima, el lápiz, un texto pequeño, una esperanza,esa música, cuantas maravillas de la vida. Esta es una invitación a que hagan su lista, y claro, el que pide poco es un loco, a que la compartan. Pero primero veamos que nos dice Adolfito, como le decía Borges.
Adolfo Bioy Casares

Mientras recorre la vida, el hombre anhela cosas maravillosas y, cuando las cree a su alcance, trata de obtenerlas. Ese impulso y el de seguir viviendo se parecen mucho.
Nuestro mundo es implacable, pero abunda en cosas maravillosas. Haré al azar, una lista: un rostro de mujer; la libertad para quien está preso; la salud para quien está enfermo; algo que ve un chico en una juguetería; un cambio de luz después de la lluvia, que infunde intensidad en los colores de la tarde; una música, un poema; un premio inesperado; para algunos por increíble que parezca, la esperanza de escribir una buena historia... Son tantas las cosas maravillosas, y tan variadas, que su enumeración resulta siempre insatisfactoria.
Por si fuera posible abarcarlas todas, intentaré una clasificación.

Hay cosas que son maravillosas antes de la posesión, cosas que lo son durante y cosas que los son después. A lo mejor esas tres modalidades podrían combinarse con otras cuatro más: cosas que lo son antes y durante; durante y después; antes durante y después.
De las enumeradas en el párrafo anterior, las primeras suelen ser nada más que ilusiones; pero no cabe ignorarlas porque promueven la mayor parte de la actividad humana y porque antes de la posesión, realmente son maravillosas. Daré algunos ejemplos:
Alguien piensa que si lo aprueban en tal examen, o si consigue el título, o tal puesto, ya está seguro.
Un muchacho soñaba con poner una hostería al borde de una ruta. Encontró un socio y pudo convertir el sueño en realidad. El socio robó; el personal robó; se enredó en pleitos; finalmente lo asaltaron y por poco lo matan.
Durante años una casa rodante fue para mí la solución universal en materia de vivienda y turismo, hasta el día que la compré y emprendí el más engorroso viaje del que tengo memoria.

Entre las cosas maravillosas que se manifiestan en la posesión algunas duran toda la vida, otras un instante. Durables: la lectura, el estudio; la investigación científica; la composición literaria; la composición y la ejecución musicales; la pintura; la escultura, la práctica de juegos como el ajedrez y los deportes.
Fugaces: luego de una larga ausencia, en el primer despertar en el campo, la luz del día en las hendijas de la ventana; en medio de la noche, despertar cuando el tren para en una estación y oír desde la cama del compartimento la voz de gente que habla en el andén; al cabo de días de navegación tormentosa, despertar una mañana en el barco inmóvil, acercarse al ojo de buey de una ciudad desconocida; el olor a ciertas pelotas de tenis; el olor del pan que tuestan a la hora del té; el olor del pasto recién cortado.
El viaje propiamente dicho mantiene a través de los años y a pesar de tanta invención extraordinaria, algo de su prístina dureza. No por nada viajes y trabajos fueron sinónimos. Es claro que en el recuerdo, las corridas, las fatigas, las ansiedades, las esperas y más de un mal momento se convierten en risueñas aventuras de las que fuimos protagonistas.
No todas las cosas maravillosas lo son para todo el mundo. Hay coleccionistas para quienes las estampillas, los autos viejos, las pequeñas botellas son maravillosas, las cajas de fósforos, los objetos de arte de particular fealdad, los huacos, pueden serlo para exquisitos.
Me gustaría creer que estas reflexiones sobre las cosas maravillosas nos ayuda a conocernos mejor o siquiera nos recuerda a qué grupo humano pertenecemos: a quienes buscan lo que deja de ser maravilloso en la posesión o al de quienes buscan lo que es maravilloso en la posesión y continúa siéndolo después.

Paganini

¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?

Poema El Primer Coro De La Roca de Thomas Stearn Eliot


Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
el cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
conocimiento del habla, pero no del silencio;
conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.
Versión de Jorge Luis Borges



Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot (St. Louis, Missouri, 26 de septiembre de 1888 - Londres, 4 de enero de 1965) fue un poeta, dramaturgo y crítico literario anglo-estadounidense. Representó una de las cumbres de la poesía en lengua inglesa del siglo XX.

Eliot nació en los Estados Unidos y se trasladó al Reino Unido en 1914, con 25 años. Se hizo ciudadano británico en 1927, con 39. Acerca de su nacionalidad y del papel de ésta en su trabajo, afirmó: «[Mi poesía] no hubiese sido la misma si hubiese nacido en Inglaterra, y tampoco si hubiese permanecido en Estados Unidos. Es una combinación de cosas. Pero en sus fuentes, en sus corrientes emocionales, viene de Estados Unidos.»2

El crítico Edmund Wilson afirmó de Eliot: «Es uno de nuestros auténticos poetas únicos».3

En 1948 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura «por su contribución sobresaliente y pionera a la poesía moderna». Wikipedia.

Siempre Bach



Van Gogh vive

Una semana con Marilyn Monroe


Me encantó la película.



Michelle Williams es Marilyn Monroe. Está espléndida. No solo actua y vive como la diva rubia sino que canta. Su caracterización no solo es perfecta sino que su actuación es magnífica. Hace que nos creamos que es la auténtica Marilyn!! Nominación al Oscar por lo tanto, muy merecida.

Un maestro especial





Dialogo con uno mismo

Patricia Cuadra cuelga en su Facebook, a raíz de un cuento de Ana María Matute que colgué, esta crónica de infancia de Guillermo Giacosa, hermosa crónica.

Paganini y el ojo del pescado



Nunca, de niño, asocié los nombres. Alguna vez quedé fascinado junto a mi padre escuchando La Campanella, de Paganini, pero jamás se me ocurrió pensar que la localidad llamada 'Paganini’ fuera el mismo nombre que el del músico. Íbamos más frecuentemente a Paganini de lo que escuchaba La Campanella. Por eso, cuando oigo el nombre viene a mi memoria el chalet de mi tía y, luego, Paganini, su violín, su melena y algún compás que mi memoria nunca logra reproducir. Paganini, el lugar, está en las barrancas del Paraná, frente a ese río leonado (adjetivo de Borges) y sorprendente. Tan sorprendente que una vez, debido a lluvias en Brasil, las aguas se desbordaron trayendo trozos enteros de aquella tierra. Tan grandes eran que un mediodía vimos pasar un islote con dos jaguares como involuntarios pasajeros rumbo al Río de la Plata. Paganini no era la soledad de la pampa que yo amaba hasta la devoción ni tenía los caballos que me acompañaban en mis solitarios galopes hacia el poniente a la hora del ocaso. Pero me gustaba especialmente un tajo en la barranca que permitía bajar al río y experimentar ese diálogo silencioso que mi interior entablaba con la naturaleza. Digo diálogo a lo que en realidad era un monólogo hecho de emociones incontrolables que se chocaban entre sí pero del que siempre, curiosa característica que aún no me ha abandonado del todo, emergía vitalizado y feliz, incomprensiblemente feliz. Inexplicablemente feliz. Para algunos, con seguridad, absurdamente feliz. No para mi madre que sabía, por ese fantástico hilo de plata que nos unía, que yo regresaba de un país en el que aparentemente nada había pasado pero que, vaya a saber por qué, había encendido luces que otros no veían. Al: “¿Cómo te fue, Guillermito?”, descubría la historia que yo mismo me había contado y que estaba hecha de las piedras encontradas, de la nube con forma de murciélago, del pescador ciego al que su hijo guiaba, del olor insoportable de un cangrejo podrido sobre la arena, historias tan reales como imaginarias porque eso son en realidad las historias, un insumo de la realidad y luego los fuegos artificiales que ese insumo dispara en nuestro cerebro. No siempre eran bellas, claro está. A veces la intervención humana ponía una sombra oscura que me costaba asumir. Una mañana asistí, sentado en una piedra, a la ceremonia diaria de los pescadores bajando a tierra su resplandeciente carga plateada de cada jornada. Pero no fue una mañana cualquiera. Un hecho normal descompuso mis juegos con la realidad. Un pescador, que solía saludarme, atravesó con un alambre el ojo de un pescado vivo, luego lo unió a otro y a otro, y me dijo: “Chau, pibito” y me dejó a solas con el ojo destrozado del pescado buscando cómo huir de mi imaginación. Han pasado 62 años y el ojo sigue ahí. Ese día tan pronto me vio mi madre me acarició la cabeza y me dijo: “No todos los días las cosas salen bien”, y me mostró el nido de una calandria cuyos pichones reclamaban el almuerzo.




Me aburro

Recuerdo que cuando me aburría de chica tenía que inventarme quehaceres y me convertía en jardinera, en podadora de árboles, recortaba revistas y hacía collage, imaginaba, tenía conversaciones imaginarias, jugaba a ser profesora de mis lápices de colores a los que pasaba lista y tomaba la lección. Mi abuela nos entretenía con juegos de mesa. Un tío nos contaba cuentos. Observaba, por ejemplo las partículas de polvo en la corriente de la luz, el vuelo de las polillas. Pretendía ayudar en la cocina (sólo me dejaban rallar queso parmesano y escoger el arroz), escuchaba las historias que contaban mis empleadas y jugaba con los animales de turno (como mi papi era ingeniero, los obreros le regalaban patos, pavos, gallinas y en una oportunidad hasta un ciervo). Los perros siempre estaban ahí dispuestos a acompañarte. Hacía excursiones por el barrio, amigos nuevos, observaciones que me sorprendían: los techos de las casas, los nuevos vecinos, las relaciones entre las personas, lo distinta que era cada casa y sus habitantes). Mantuve conversaciones con los obreros, con el policía que cuidaba la calle, con el jardinero del parque. Entonces aparecieron los libros. En mi casa había muchos y yo podía ir descubriendo uno por uno, la vida entera no alcanzaría para terminarlos. El aburrimiento sólo duraba unos instantes, la vida estaba llena de sorpresas y maravillas.

Elvira Lindo habla en su artículo de El País de la necesidad del aburrimiento para que los niños empiecen a leer. Y como no se permite que los niños se aburran ni un instante. ¡Viva el aburrimiento! Cariños Ce




ELVIRA LINDO
Me aburro
ELVIRA LINDO
EL PAÍS - Última - 07-12-2005

Esos maestros voluntariosos, que nunca se rinden, siguen creyendo que si se lleva al novelista a la escuela algo despertará en la mente de los chiquillos y descubrirán ese camino de la felicidad que es la lectura. Si fuera cierto, sería casi una obligación moral asistir a esas sesiones de animación a la lectura a la que uno es invitado; pero, desgraciadamente, después de que dediqué un año a visitar colegios, comencé a considerar que otros factores intervenían en esa falta de interés en los libros del que se quejan amargamente los profesores. Recuerdo que por aquel entonces es cuando se comenzó a hablar de la muerte de la novela. La afirmación se convirtió en titular de las secciones de Cultura. Resultaba cómico leer como verdad científica aquello que no era más que pura divagación. No, pensaba yo ante ese público juvenil, no es la novela lo que muere, no es eso, porque en este mismo instante, miles de cuentistas, guiados por el mismo impulso que sintieran otros siglos antes, han abandonado los oficios prácticos y se han puesto a la tarea absurda de inventar una historia. No es la novela lo que muere, sino el impulso de leerla, y la falta de interés de ese público no puede sólo achacarse a la vulgarización del mundo sino a algo más profundo en lo que intervienen razones psicológicas. La afición del lector infantil siempre estuvo relacionada con la soledad y el aburrimiento, con ese tiempo libre que los padres no se veían ansiosamente forzados a rellenar con actividades. Me aburro, decía el niño. Los mayores recibían esta afirmación como un insulto a la inteligencia. Pues no te aburras, decían. Los niños buscaban entonces perezosamente un rincón donde pasar melancólicamente las horas de aburrimiento, que solían coincidir con las de siesta. En una de estas, milagrosamente, caía en sus manos un libro, el primero de muchos. Pero hoy los niños necesitan ser alimentados con estímulos inmediatos para combatir el aburrimiento, y los padres por su parte luchan contra ese aburrimiento infantil como contra la fiebre. Hay un cambio sustancial en el temperamento infantil. No se puede leer cuando se es víctima de una permanente ansiedad. Lo que están perdiendo los niños, con nuestra inestimable colaboración, es la capacidad de concentrarse, la paciencia. Lo decía Philip Roth en una entrevista reciente. No puedo estar más de acuerdo.