Un aforista clásico: el científico y escritor alemán. Georg Christoph Lichtenberg ( 1742-1799) inventor del cuchillo sin hoja al que le falta el mango, del patíbulo con parrarrayos, de sesenta y dos maneras de apoyar la cabeza en las manos.)
De los aforismos se dice;
Aforismos, libro que produce el efecto que habitualmente producen los buenos libros, pues hace más ingenuos a los ingenuos, más inteligentes a los inteligentes, y los demás, varios miles de millones de seres de todo el mundo, permanecen inmutables, sin activar el cerebro.
* Hoy le permití al sol levantarse antes que yo.
* Me dan dolor muchas cosas que a otros sólo le dan lástima.
* He vuelto a comer todo lo que me está prohibido y, gracias a Dios, me encuentro tan mal como antes (no peor).
* Solía hablar con gran libertad en sitios en donde ponían caras piadosas y en cambio predicaba la virtud donde nadie más la predicaba.
* Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.
* He notado claramente que tengo una opinión acostado y otra parado.
* Daría parte de mi vida con tal de saber cuál era la temperatura promedio en el paraíso.
* Ya que se escribe en público de pecados secretos, me he propuesto escribir en secreto de pecados públicos.
* La cosa cuyos ojos y orejas no vemos y cuya nariz y cabeza apenas vemos, en pocas palabras, nuestro cuerpo.
* En la Tierra no hay superficie más interesante que el rostro humano.
* Cuando el espíritu se eleva el cuerpo se arrodilla.
* Es una lástima que beber agua no sea pecado, clama un italiano, ¡qué bien sabría!
* La invención más fácil para el hombre: el paraíso.
* Cuando un libro choca con una cabeza y suena a hueco, ¿se debe sólo al libro?
* La metáfora es mucho más inteligente que su autor, y esto sucede con muchas cosas. Todo tiene su profundidad. Quien tiene ojos ve todo en todo.
* Al prólogo se le podría llamar pararrayos.
* Es fascinante escuchar a una mujer extranjera que comete faltas en nuestro idioma con sus hermosos labios. A un hombre no.
* El único defecto de los escritores realmente buenos es que casi siempre ocasionan que haya muchos malos o regulares.
* Uno se resiste a hacer un cucurucho para la pimienta con una hoja en blanco. Si está impresa, uno la usa con agrado.
* En nuestros tiempos, donde los insectos coleccionan insectos y las mariposas hablan de mariposas.
* Es verdad que era algo burdo, pero en su sociedad venía siendo como una cebra entre asnos.
* Nada más seguro para la mosca que colocarse en el matamoscas.
No es que los oráculos hayan dejado de hablar, los hombres han dejado de escucharlos.
* Conozco el gesto de la atención fingida. Es el grado más bajo de la distracción.
* Hay ineptos entusiastas. Gente muy peligrosa.
* En el mundo uno encuentra con mayor frecuencia el consejo que el consuelo.
* Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto.
* El matrimonio, al contrario de la fiebre, comienza con calor y termina con frío.
* Ciertos hombres de mal corazón creen reconciliarse con el cielo cuando dan una limosna.
* Intentar modificar el carácter de un hombre es como tratar de enseñar a una oveja a tirar de un carro.
* Resulta imposible atravesar una muchedumbre con la llama de la verdad sin quemarle a alguien la barba.
El amor es ciego, pero el matrimonio le restaura la vista.
* Una regla de oro: no hay que juzgar a los hombres por sus opiniones sino por aquello en lo que sus opiniones los convierten.
* Lo que hace que la amistad auténtica y el vínculo conyugal sean tan fascinantes es la ampliación del yo.
* Como todas las cosas corrosivas, el chiste y el humor deben emplearse con cuidado.
* Se podría prescribir una dieta para la salud del entendimiento.
* El género humano sólo celebra lo bueno; el individuo con frecuencia lo malo.
* El hombre tiene un instinto irrevocable para creer que no lo ven cuando él no ve. Como los niños que se tapan los ojos para no ser vistos.
* El hombre ama la compañía, así sea la de una vela encendida.
* Jamás hay que creerla a quien asegure algo con una mano en el corazón.
* Una vieja regla: un descarado puede parecer discreto cuando quiera, pero nadie que sea discreto puede parecer descarado.
* Nada se juzga con tanta ligereza como el carácter y en nada hay que ser más cuidadoso. Siempre he notado que las malas personas mejoran al conocerlas mejor y las buenas empeoran.
* Siempre he visto que la ambición voraz y la desconfianza van juntas.
* Los relojes de arena no sólo nos recuerdan el rápido transcurrir del tiempo sino también el polvo en el que alguna vez nos convertiremos.
* Sí, las monjas no sólo tienen un estricto voto de castidad sino también fuertes rejas en sus ventanas.
Ceci Maravillosos los aforismos de Lichtenberg.
ResponderEliminarlos he disfrutado .