domingo, 29 de noviembre de 2015

Despues de la lluvia

Después de la lluvia

Es hermoso ver una tarde de lluvia. Todo se ha oscurecido. Los animales están ocultos, tratando de no mojarse. Hay silencio y sólo la lluvia canta hasta terminar.
De pronto en la soledad de la tarde, aparece solamente una mariposa que ha visto un pedacito de sol entre las nubes.
Estira sus alas y danza valiente rompiendo con la tristeza y la tranquilidad. Ella anuncia el buen tiempo.
Pajaritos se asoman, una mosca se arriesga y una mariquita se empapa en una gota de agua que resbala cortando una flor.
Salen los demás habitantes del jardín. El picaflor recomienza su interrumpida conversación con la retama y la abeja marcha de prisa.
Ha pasado la lluvia dejando todo brillante, las hojas limpias, la tierra húmeda y satisfecha, los rojos más rojos y los verdes más verdes. Hay cielo abierto. ( de cosquillas)







La balandra: Charla con Andrés Neuman ¿Reescribir un libro?



Andrés Neuman Galán es un narrador, poeta, traductor, bloguero y columnista hispano-argentino.

Yo también me acuerdo

Yo también me acuerdo por Margo Glantz,escritora mexicana



Me acuerdo de cuando yo era niña: en el valle de México había varios lagos y la ciudad era de verdad transparente.

Me acuerdo caminando por las calles de Dallas en épocas de intenso calor: admiré la elegancia de las mujeres de entonces, con sus grandes sombreros a lo Greta Garbo, sus altos tacones y sus vestidos de algodón, como si estuviéramos en La rosa del Cairo de Woody Allen, dentro de la película, y no mirándola sentados en la sala, conviviendo con personajes desconocidos aunque románticos.



Me acuerdo que sólo tuve una muñeca en mi infancia.

Me acuerdo que cuando llegué por primera vez a Estambul, la legendaria Constantinopla, tuve la sensación de no haber salido de la Ciudad de México y de recorrer incesantemente calles idénticas a las de un barrio popular, la Lagunilla; las callejuelas de repente se abrieron y se transformaron en el Cuerno de Oro, una enorme perspectiva, la vista soberbia, el sol iluminando apenas el mar y entre el fondo brumoso del cielo la silueta de los innúmeros minaretes y las cúpulas de las mezquitas de la vieja ciudad; la visión me dejó suspensa, maravillada, y sin embargo en un acto malabar y súbito de conciencia ya estaba de regreso en París, llorando desesperada porque iba a dejar de ver el Cuerno de Oro, cosa que en verdad me sucedió como sucede en cualquier viaje, a pesar de que seguía contemplándolo, absorta, extasiada, en ese preciso instante, desde un recodo milagroso de la ciudad.


Me acuerdo cómo lloré cuando vi Lo que el viento se llevó.

Me acuerdo que Perec se acordaba de Cantinflas.

Me acuerdo que viajo como si fuera mi único destino.

Me acuerdo que a finales de 1954 llegué a Colonia con Paco López Cámara y nos alojamos en una pensión familiar que costaba cinco marcos, no tenía calefacción, pero sí una cama provista de uno de esos edredones rellenos de pluma de ganso –como los que transportaron en sus cofres de viaje mis padres desde Ucrania–, especiales para combatir el frío y pasar una buena noche, y a la mañana siguiente sacar tímidamente una mano para calibrar la temperatura; luego, haciendo malabarismos, tratar de vestirnos protegidos por el edredón, para después, bien abrigados, salir a caminar por la ciudad. De ese viaje me acuerdo también de la Catedral ennegrecida, con los vitrales rotos y enormes huecos entre las nubes que dejaban pasar un cielo igualmente tenebroso por el invierno y la huella de las bombas.

Me acuerdo que cuando estudiaba en París hubo una de esas crisis de petróleo que de pronto amenazan al mundo civilizado: se trataba esta vez de la crisis del Canal de Suez, quizá en 1956--; tiritábamos permanentemente de frío en ese período porque se interrumpió la producción de gas mazout, necesario para hacer marchar los radiadores. Me acuerdo también de un día en que frente a un quiosco leía los periódicos donde se daba la noticia de la invasión soviética a Hungría. Una dama produjo un aterrador y único comentario: “¡Zut, plus de beurre!”.

Me acuerdo que cuando tenía quince años leí sucesivamente Palmeras salvajes de Faulkner (traducido por Borges o por su mamá), Crimen y castigo de Dostoiewski y Madame Bovary de Flaubert. No he podido volver a leer ninguno de esos libros, no soporto su final infeliz.

Me acuerdo que se está acabando el año.

Me acuerdo cuando todavía se podía pasear a altas horas de la noche en mi ciudad.

Me acuerdo del temblor de 1985 en México. Pasé por una calle llena de escombros: un letrero prohibía tirar guijarros.

EL AMOR ES EXTRAÑO Trailer Subtitulado

El amor es extraño

http://peliculasio.com/love-is-strange

Para ver las películas de Peliculasio, ir al afiche que está debajo de la película, dar clik ahi y empieza la película sin tener que poner nada.

    Acá el trailer https://www.youtube.com/watch?v=E--ikoM4wSI

Carta de Roberto Benigni a Dante Alighieri


Roberto Benigni




"Querido Dante,

Ante todo espero que tú estés bien, que la piedra no te pese demasiado y te auguro que oigas el Gloria in excelsis Deo lo más pronto posible. Y también te quiero agradecer porque con tu Divina Comedia me has hecho enamorarme de la poesía, que es la cosa más bella del mundo. Me has hecho sentir el bien y el mal, me has hecho ir a la cama todo asustado, me has hecho llorar, me has llevado por todos lados, sobre el Océano Atlántico, a Lunigiana, a Jerusalén, a Monterrigioni. Me has hecho morir de la risa, aunque has escrito en una lengua dificilísima, misteriosa e incomprensible, que para entenderla, piensa, me la debí hacer explicar por mis abuelos analfabetos.

Has entrado en mi vida rápidamente, Dante, con una alegría y una potencia estrepitosas, como cuando conocí los damascos. Por eso, para mí Dante, tú eres parte de la naturaleza, como los damascos, el sol, la hierba. Y cuando me preguntan si eres moderno, es como si me preguntaran si es moderna la hierba. Poco después de leerte me has hecho dar un salto sobre la silla en serio. Me di cuenta que no era yo que te leía a ti, eras tú que me leías a mí como ningún otro nunca me había leído, con palabras antiguas y conmovedoras que han atravesado los siglos para posarse sobre nuestros labios.

Me has hecho probar esa sensación tremenda que como yo en el mundo estoy solamente yo, pero que era igual a ti. Y que tú y yo éramos iguales a todos. Cada cosa que siempre había sentido desde que nací, tú le has dado una forma memorable. ¡Cuánto te he querido, Dante! Entraba en tu libro como se entra en una farmacia: leía dos o tres tercetos en voz alta y mataba todos los virus…

(…)

Dicen que la Divina Comedia sea la obra más audaz del ingenio humano, que su enseñanza es tan profunda que puede haber descendido al pensamiento humano sólo por revelación, y que por la primera vez, en la historia del mundo, nos has hecho explorar la remota región de lo Eterno, “físicamente, corporalmente”…
Con la Divina Comedia nos has hecho entender…:

que Dios tiene necesidad de los hombres;
que cada vez que el hombre hace el mal, Dios retiene el respiro;
que no hay mal que no pueda ser consolado;
que cada uno de nosotros está aquí para completar y complicar el fresco;
que la poesía es canto y cuento;
que las mujeres son el ápice de la creación, el alivio del abismo;
que te has ocupado de este extraño regalo que hemos tenido en suerte: la vida;
que, luego de haberte leído, no se miran más las personas con distracción sino como cofres de un misterio, depositarias de un destino inmenso;
que el arte se debe interesar por la vida;
que la vida es mucho más de cuanto podamos entender, por esto resiste;
que ninguno es demasiado extraño para ser entendido;
que cada uno de nosotros es único, y hace la diferencia;
que se puede hablar de los otros cuando hablamos de nosotros;
qué cosa nos hace felices;
qué cosa amamos y odiamos en serio;
que todos nosotros estamos aquí por el sí de una mujer;
que estamos en crisis por el duro deseo de durar;
que nos has vuelto posible vivir en un mundo más grande;
que nos has vuelto el mundo menos extraño y enemigo;
que cada persona es el héroe de la propia historia, aunque sus días y sus noches no parezcan excepcionales a ninguno;
que los hechos del mundo no son el fin de la cuestión;
que en poesía se usa el mismo amor y el mismo número de palabras para describir los órdenes angelicales y el gesto de un sastre que con poca luz introduce el hilo en el ojo de una aguja;
que se puede hablar de tú al desconocido;
que el paraíso está colmado de la deslumbrante belleza del verbo ser;
que la vida es destino y viaje, conocimiento y amor;
que alguno no quita jamás la vista de nosotros, porque nos ama;
que la belleza nace terriblemente;
que el arte es un don...”


Roberto Benigni

Bertolucci La Luna en Español


En Youtube también pueden ver la película en italiano. Buenísima, impactante, tremenda!

Joan Baez - Farewell Angelina

Farewell Angelina - Bob Dylan -

Travesuras de Banksy en el museo



El más grande grafitero de todos los tiempos. Un artista que rompe todos los límites!
Banksy es el pseudónimo de un prolífico artista del street art británico. Nació en Liverpool, en 1971, pero los datos acerca de su identidad son inciertos y se desconocen detalles de su biografía. Según Tristan Manco, Banksy «nació en 1971 y creció en Bristol, Inglaterra. Hijo de un técnico de fotocopiadoras, se formó como carnicero pero se vio implicado en el graffiti durante el boom del aerosol en Bristol de finales de la década de 1980». Su trabajo, en su gran mayoría piezas satíricas sobre política, cultura pop, moralidad y etnias, combina escritura con graffiti con el uso de estarcidos con plantilla (conocidos generalmente como stencils, del inglés). Su arte urbano combina escritura con una técnica de estarcido muy distintiva, similar a Blek le Rat, quien empezó a trabajar con estarcidos en 1981 en París; y miembros de la banda de anarco-punk Crass, que mantuvieron una campaña en las instalaciones del metro de Londres a finales de la década de los setenta del siglo XX e inicios de los ochenta. Banksy reconoció la influencia de Blek diciendo "cada vez que creo que he pintado algo ligeramente original, me doy cuenta de que Blek le Rat lo hizo mejor, sólo que veinte años antes."[1] Sus obras se han hecho populares al ser visibles en varias ciudades del mundo, especialmente en Londres. Wikipedia

Di yo soy tu -Rumi-

Una animación en 3D.

ARA MALIKIAN - Aires armenios

Nabucco - Hebrew Slaves Chorus (con subtítulos)

domingo, 22 de noviembre de 2015

Saber vivir

Saber Vivir 

No sé... si la vida es corta
o demasiado larga para nosotros.
Mas sé que nada de lo que vivimos
tiene sentido, si no tocamos el corazón
de las personas.
Muchas veces basta ser:
regazo que acoge,
brazo que envuelve,
palabra que conforta,
silencio que respeta,
alegría que contagia,
lágrima que corre,
mirada que acaricia,
deseo que sacia,
amor que motiva.
Y eso no es cosa de otro mundo,
es lo que da sentido a la vida,
es lo que hace que ella
no sea ni corta, ni demasiado larga,
sino que sea intensa,
verdadera, pura.... mientras dure.
                                   
Cora Coralina, poeta brasileña.

Borgman -cine holandés, trailer



Película holandesa de las llamadas "Home invasión". el cambio que se produce en una familia tras el ingreso de un personaje extraño y todo lo que trae con él.  Estupendas actuaciones. Despierta la curiosidad y te mantiene en tensión siempre preguntándote ¿Por que? ¿Qué es lo que desean?Criticada y aplaudida por no darnos las respuestas y más bien dejar que el espectador asocie y resuelva.

La película ha sido definida como una fábula oscura y malévola en la que Borgman, el personaje principal, se desenvuelve entre lo real y lo ficticio.  El director de la cinta que además firma el libreto es Alex van Warmerdam, que se ha puesto al frente de proyectos como 'The Last Days of Emma Black', 'Grimm' o 'El vestido'. El reparto artístico lo completan Hadewych Minis ('Loft'), Jeroen Perceval ('Rundskop'), Sara Hijort Ditlevsen ('Rita'), Annet Malherbe ('Sea of Silence') y Eva van de Wijdeven ('Penoza').

Siguiendo una vocación

  

 Siguiendo una vocación 





                                            (El origen de nuestro taller de lectura)

Cuando veo a un niño pequeño pienso que cuando crezca utilizará sus dones, que encontrará aquello que lo haga feliz, las personas que lo acompañen en su proyecto, que seguirá su vocación. Pues bien, alguien al verme de niña debió decir: tiene alma de maestra.
En una transversal de la calle Conquistadores en San Isidro había un callejón. Yo había escuchado la expresión criolla “Callejón de un solo caño”  y sí, había un solo caño en el que la gente se aseaba y lavaba su ropa. Íbamos ahí porque ahí tenía su taller un zapatero muy bueno, y también vivía Salinas, el viejo guardián de la laguna del Olivar a la que yo adoraba ir.  Eran cuartos muy precarios a los lados de un pasillo cubierto de ropa tendida, los techos eran hechos con trozos de madera de cajones de fruta, los cordones de luz cruzaban para encender un foco en cada cuarto. 


No sé con qué motivo durante un tiempo un par de veces  a la semana llevaba a los niños del callejón al bosque y ahí les contaba cuentos que iba inventando.
Las veces en las que visitaba a mis primas, les pedía que me dijeran que clase de cuento querían que les contara, no uno tradicional como la Cenicienta, sino por ejemplo, el de la niña que un día aprendió el idioma de las lombrices.
En el colegio permanecíamos en la iglesia por muchas horas, y yo cuando terminaba de observar los rincones, la luz que atravesaba los vitrales, las distintas imágenes y a mis compañeras que con la cabeza gacha, cubiertas con velo blanco, me daban la espalda, entonces, abría mi misal y escogía alguna de mis estampas y conversaba con el santo representado. -¿Qué le diría? ¿Le haría preguntas o le contaría lo que deseaba y sentía haciéndolo mi confidente?
En la clase ponía mis colores en orden de tamaño y les tomaba la lección. Me había convertido en maestra y ponía al color azul o al verde a recitar los nombres de los incas o a enumerara las partes de la flor.
Lastenia  que estaba a cargo de nosotros, se preocupaba de que nos vistiésemos, comiésemos, hiciésemos  nuestras tareas. Recuerdo que la sentaba al frente mío y le enseñaba la lección que yo tenía que aprender, le explicaba la leyenda de los hermanos Ayar o la hacía repetir los departamentos del Perú.  Mientras le enseñaba, también yo aprendía y al día siguiente podía dar una buena lección. Dócilmente Lastenia dejó que yo fuese su pequeña maestra.
La señora que vivía frente a mi casa me contrató para que ayudase a sus hijas con sus tareas, y luego fueron unas niñas colombianas, y después unas chicas que venían de España y debían saber historia del Perú.
Fui así aprendiendo a enseñar. A seguir una  vocación a la que he dedicado mucho tiempo de mi vida. Comunicar, buscar las palabras para aclarar ideas, imaginar frente a ellos, mostrar el gozo por aprender, por descubrir, la fascinación por las historias, por los cuentos.
Fui a ofrecerme al Centro para Audición y lenguaje para enseñar a los chicos a pintar. Sin tener método para enseñar a personas sordas ni saber dibujar  muy bien, me paré frente a la pizarra   y dibujé unos edificios altos y un pequeño perro. Con el apuro, olvidé ponerle ojos al perro y entonces una niña llamada Milagros se me acercó, me quitó la tiza y le puso dos grandes ojos a mi perro después de  darse un pequeño golpe en la cabeza con el puño y señalarme, diciéndome que cómo se me ocurría no ponerle ojos, golpeé imitándola mi cabeza, entendiendo perfectamente que para alguien que no oye, no tener ojos debe ser terrible.
Una amiga me llama y me ofrece dejarme su trabajo como maestra para niñas de primero y segundo de media en un colegio. Acepto de inmediato. Compensé el no haber estudiado  educación con la alegría de mi juventud, con el entusiasmo y la felicidad que me causaba haberme convertido en un abrir y cerrar de ojos en “maestra”. Imitando las estrategias de profesoras me desempeñé bastante bien, aunque tuviese que estudiar media hora antes la lección que tenía que dar. Mientras las demás profesoras se quejaban los lunes, yo  lucía radiante, llena de planes: las haría construir puentes colgantes y quipus y luego haríamos una exposición. Al cabo de unos años, en los jardines de la Universidad Católica me encontré con una de mis alumnas, ella me dijo: -Estudié historia por ti.- Orgullosa de haber sabido transmitir amor por nuestra historia, curiosidad por el pasado, la abracé. Ahora vive en Francia y es catedrática en la universidad.
Siempre me han interesado las noticias relacionadas con maneras diferentes de enseñar.  Creo que los maestros deben ser personas que contagien su pasión por el conocimiento, que compartan aquello que han aprendido, que muestren su humanidad, anécdotas de su propia vida y que muestren interés por la vida y las historias de sus alumnos. Que  sepan despertar preguntas, que den espacio para que puedan expresarse y crear.   Enseñar es intercambiar vidas, dar y recibir lo que nos sucede, lo que soñamos, aquello que nos hace sufrir o nos detiene en el cumplimiento de nuestras metas.
Con la Madre Mariana Cárrigan religiosa norteamericana de origen irlandés de la orden de Maryknoll colaboré en la construcción de un colegio para niños especiales en época del gobierno militar. Hicimos trámites,  nos adjudicaron  un terreno, obtuvimos donaciones de materiales, conseguimos maestros y se creó este Centro de Educación especial de Pamplona alta que sigue hasta hoy brindando atención a muchos niños. En ese tiempo a los niños de retardo y con problemas de audición, la madre Mariana añadió a niños lisiados que no podían transportarse a otros colegios y ella adquirió una camioneta que acondicionó para recogerlos, y pudiesen asistir al colegio. Muchas veces estuve con estos niños preguntándoles por lo que habían soñado la noche anterior, haciendo dibujos, preguntándoles de dónde eran sus padres, cómo se habían enamorado.
Desde chica tuve afición por recortar revistas, las imágenes que más me gustaban y artículos del periódico que hablaban de temas que me impresionaban. Conforme fui interesándome más por la literatura, los recortes fueron de escritores, entrevistas, cuentos que iba sacando de revistas y periódicos de otros países que me ingenié en conseguir. Sin saberlo, estaba formando mi archivo, el material de trabajo que sería de gran utilidad en el taller que tuve la suerte de iniciar.
Habiendo asistido a diferentes talleres de literatura acá en Lima pero también en Argentina, viendo que en Buenos Aires se realizaban talleres vecinales sin mayor pretensión, impulsada por un asalto que sufrí al salir de uno de mis talleres, comencé el mío. Alguien rompió con una bujía la luna de mi auto y me robó la cartera. Muy asustada, con vidrios en la boca, llorando, decidí que no regresaría más. ¿Qué haré sin mis clases?  -Hacer mi propio taller, me respondí. Puse avisos en el barrio y una amiga querida puso una nota en su revista. Las clases empezaron en el verano  de 1999 y yo temblaba imaginando que me harían preguntas que no sabría responder. -Les diré que no sé, -me dije, y en muy poco tiempo me sentí a mis anchas, feliz viendo lo contentas que estaban las participantes y la manera tan agradable que pasábamos esas dos horas cada martes.  Inventé mi propio método y con la complicidad de las alumnas logramos un espacio al que bautizamos como ABRA. Durante unos años fue un taller de lectura y escritura pero con el tiempo se ha convertido en taller de lectura aunque hacemos algunos ejercicios de imaginación y de creación. 
No sé quien disfruta más con el taller, si ellas o yo. Siento que es un regalo de la vida, algo fantástico que me ha sucedido. Nada es rígido, no tenemos un programa definido, cada sesión comienza y termina, vamos saltando por diferentes escritores, hombres y mujeres, latinoamericanos o europeos, orientales o norteamericanos.  Vamos directo a los textos, con alguna información sobre el autor y su ubicación histórica, buscamos  especialmente aprender las diferentes maneras en las que el hombre se comporta, enfrenta dificultades, ama, sufre, se relaciona, pelea, muere. Y luego de leer en voz alta el cuento, participando una a una en esta lectura, conversamos sobre lo que se nos ha mostrado y descubrimos cómo podemos tener puntos de vista tan distintos y cómo podemos sumar a nuestra opinión, la opinión de los demás. El nombre ABRA significa para mí  una grieta entre dos montañas por donde pasa la luz. Dejar de lado las inquietudes personales, la preocupación por el futuro, las incomodidades del tráfico y la delincuencia, para sumergirnos en otras vidas, saltar de la realidad a la ficción, alimentar nuestra realidad con la ficción, aprender, conocer cada vez un autor diferente, escucharlo responder entrevistas, explicar que es lo que lo hace escribir, hacer nuestra su originalísima manera de mirar el mundo y de vivir.




Mujeres reunidas

Mujeres reunidas. Tuve la suerte de que me invitaran y hasta me dejaran participar en una primera reunión para crear una obra de teatro. El director propuso un juego y con una rapidez y soltura de huesos, cada una asumió su papel y se produjo un diálogo intenso, por momentos gracioso, verdadero, soñador. Nunca dejará de fascinarme el ser humano, su imaginación, su creatividad, su entusiasmo. Y es increíble como se unen las personas cuando lo que las convoca es algo que despertará en otros curiosidad, interés, admiración. Bravo!

Frases de Italo Calvino

  • Italo Calvino, es un escritor al que vuelvo siempre, me encanta su imaginación y su inteligencia. "El barón rampante" es uno de mis libros favoritos. 


    “La ciudad no cuenta su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su vez por arañazos, muescas, incisiones, comas.”                                   
     “Un libro es algo con un principio y un fin, es un espacio donde el lector ha de entrar, dar vueltas, quizás perderse, pero encontrando en cierto momento una salida, o tal vez varias salidas, la posibilidad de dar con un camino para salir.”

    “Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no lo son sólo de mercancías, son también trueques de palabras, de deseos, de recuerdos.”
             
    "Tal vez este jardín existe sólo a la sombra de nuestros párpados bajos."


    "Crecer en círculos concéntricos, como los troncos de los árboles que cada año aumentan una vuelta." 


Entrevista a Ítalo Calvino, 1974 documental (Subtítulos en español)

Estoy enamorada.

MI NOVIO Y YO
Si. Tengo novio. Ya voy cayendo en cuenta. No les voy a mentir. Se me está haciendo difícil este asunto de ser una mujer madura, madre soltera y con novio. Lindo y complicado. Escritora con presencia y ahora con novio. Con vida hecha, acá en San Juan y con novio. No vive conmigo bajo el mismo techo (uuuy, pensar que puedo vivir con un hombre bajo un mismo techo aún me da un miedooooo ) pero sí en la misma Isla. Me lleno de preguntas. ¿Cómo se hace ésto ahora? ¿Cómo concilio el amor que le tengo a ese novio y, a la vez, el inmenso amor y la atención que quiero darle a mis hijos, la que me quiero dar a mi, a mi escritura? No quiero más desenfoque. Ya dejé de publicar novela por 6 años por estar ocupándome de los hijos y de un hombre. Los hijos son hijos y yo los quise traer al mundo. Además, me dan mucho ground. Son mi cable a tierra. Pero ya están creciendo. Ya puedo meterle con más fuerza a esta pasión por la escritura. Hombres no quiero ninguno. No quería. Pero entonces, llega este. ¿Y quién es este hombre?¿Cómo combinamos horarios, viajes, responsabilidades? ¿Cómo sacamos tiempo para el amor? Para amar hay que tener tiempo. Energías y tiempo. ¿Me estaré cogiendo de pendeja otra vez? ¿Tendré yo tiempo y fuerzas para éste amor?
¿Para conocer a este hombre?.
Ahora que rozo el medio siglo de vida, sé que no quiero una pareja por tenerla, es decir, porque hay que tener pareja. A mí , francamente me da igual. Ya aprendí que no estoy sola, que el amor me rodea, el de mi familia, mis hijos, mis amigos. Así que tener o no tener pareja, me da igual. Yo lo que quiero es amar a un hombre. Pero para amar a un hombre hay que conocerlo. Y a veces, lo que una descubre conociendo a un hombre, a un solo hombre, para los pelos de punta.
Tanto dolor.
Tanta diferencia.
Tanta potencialidad.
¿Puedo escribir acerca de esto? ¿Puede una mujer de esta edad decorativa darse permiso para escribir acerca del amor? Del desamor no. De eso he escrito tanto que ya me aburrió el tema. ¿Pero del amor?¿Acaso he llegado al fin a la madurez necesaria para acercarme al misterio que es amar?
¿Podré escribir acerca de esto? Sucede que mi novio es un hombre muy discreto. Es del tipo silencioso, un tanto parco, muy atento y tierno y preocupado por los demás, por el bienestar emocional y comunitario de los demás. De hecho, ha dedicado su vida a eso. Quiso una vez ser cura. !Yo con un aspirante a cura! ¿Se lo imaginan? Pero sí, me tocó. Tenemos una sed similar de darnos a nuestro país, a nuestras comunidades, pero el acercamiento es bien distinto.
A mi novio se le hace difícil el "public display of affection". Soltero empedernido, se ha acostumbrado a vivir por años solo, casi toda la vida , de hecho, con sus ocasionales novias y sus ocasionales amantes, pero solo, como un cura. Yo me he casado 3 veces. Ni hablar de los novios. Siempre tuve pareja. A él le gustan los perros, me corrijo, las perras. A mi, los gatos. El dice que yo pienso demasiado. Insiste en trabajar desde la humanidad, lo concreto de los afectos y de las experiencias. Que eso de andar metida con la cabeza en los libros me separa de la gente. Yo pienso que no. Que leer es una cosa maravillosa, que tratar de entender la vida y lo que la gente ha dicho de la vida me acerca más a la vida, a cómo la gente a lo largo del tiempo y el espacio, la ha vivido. El es de éstos tipos "one liners". Lo que dice lo dice en una oración y ya. No habla sino lo justo. !!!Y yo!!!! Todo lo contrario. Lo quiero decir todo, nombrarlo todo, encontrar cómo traducir sensaciones, visiones, pensamientos que andan por ahí, pululando, buscando quien pueda nombrarlas. Creo que eso es compartir. Creo, no, estoy segura , que muchos de los dolores que pululan por ahí por el mundo, se difuminarían y dejarían de ser los fantasmas del acoso si alguien tuviera los ovarios de írseles de frente y conjurarlos. "Tú eres esto. Ya sé cómo te llamas. Te conjuro. Ya no te tengo miedo·". Para mí, eso es la escritura.
Pero él… quizás es porque es por su línea de trabajo y porque quiso ser cura y cree en los secretos de confesión. Ahora mismo, si supiera que estoy escribiendo esto basado en él estaría rabiando.Veremos a ver cómo lo toma, porque yo, ni me voy a esconder, ni me voy a callar. Recalco que es un tipo súper reservado y discreto que cree que hay que proteger a la gente y guardarle sus secretos.Que la gente necesita tener un lugar seguro dónde descargar lo que lleva por dentro, sus historias, su dolor, sus sueños, sus deseos. Que para los demás es importante que les regales la más estricta confidencialidad.Que eso crea confianza. Que eso sana. Muchas veces he visto cómo gente que lo rodea ha usado su intimidad en su contra. Tiene razón y sé que muchas personas han sido víctimas de traiciones como la que él intenta prevenir. Que mucha gente, a veces sin darse cuenta, y otras para manipular a los demás, exponen a amigos y familiares sin ninguna delicadeza, los critican frente a otros, hacen sentir vergüenza a sus "seres queridos" de quienes son, de lo que sienten.
Pero yo vengo de otro lado. Vengo de ese lugar en donde que una mujer hable es ya demasiado. Que una negra hable. De hecho, creo que lo más que me ha hecho sufrir en la vida es que intente compartir con alguien, contarle algo que percibo acerca de la vida y que me digan "Eso no es cierto, Mientes. Qué sabes tú de eso". O "Cállate , muchacha, eso no se puede decir. Tú no tiene el derecho a decir cosas como esas. Nadie te va a querer. Nadie te va a respetar si dices lo que has visto, lo que has vivido". Mi batalla es la contraria. Sé que por ahí vive mucha gente como yo. Gente gay o straight, negra o blanca, rica o pobre que se deshace bajo el peso de sus silencios. Nos toca hablar, nombrar. Quizás, si me ven atreviéndome, tomen valor y se atrevan ellos a querer ser más, tomar la palabra y desde ella soñar , desear lo que desean.
Puede que sea una cuestión de ego también. Pero no creo.
Es una cosa muy rara esto que me pasa. Me pasa que estoy conociendo a un hombre. Hay asuntos de él que me sacan el monstruo. ! Cómo le gusta regañar ! Como si yo fuera una nena chiquita, carajo. Quizás es porque es un hombre mayor y solitario, acostumbrado a andar entre hombres. Y ustedes saben cómo se tratan los hombres, a empellones. A insultos. Se dan puños en vez de besos. Se saludan con un "Coño, cabrón, andabas perdido", en vez de decirse "Qué lindo verte, me hiciste falta". No quieren sonar afeminados. !Qué pendejos! Cuántos puños se dan , cuando por dentro se les nota que lo que les hace falta son caricias.
Y cuánto me cuida, en serio. "¿Comiste? Estás fumando mucho. Si te hago feliz, tus nenes serán felices. ¿Ya llegaste a la casa? Mándame un texto en cuánto llegues." Me lleva a bailar, me saca la cabeza de los libros "Vente , vamos a darnos un trago". Me da masajes en los pies cuando los tengo tullidos de tanto estar parada, hablando, corriendo para arriba y para abajo en festivales, en la vida con los niños, en escuelas, intentando abrir acceso a la palabra para los demás.En serio quiero hacer esto. Que los demás tengan la oportunidad que yo tuve. Lo tengo que lograr. A veces me equivoco de tanto tratar. El me quita los zapatos, me regaña (descansa, mujer, te vas a quemar, come, duerme, ¿qué te pasa? y yo me encajono con él, ya viene el regaño, carajo, no me puedes abrazar, bésame, papi, no me regañes) . El busca el aceite, me mira para que me calle, toma cada uno de mis pies en sus manos y me da sobitos hasta que se desentumecen.
Es entonces cuando lo miro. Sus manos hermosas y fuertes, acostumbradas al trabajo duro. Su pelo negro con rizos abiertos, pintando canas. Esos ojos color miel. Se le encienden de luces y de visiones. Adentro retila el misterio de una sensibilidad y de una emoción que sé que él sabe cómo se llama, pero que aún no me cuenta, no quiere nombrarla. Teme que la usen en su contra. Allá adentro habita una soledad, un miedo, pero también una enorme capacidad de sentir y un empuje que me fascina. Me fundo en sus ojos, me confundo en ellos y de repente veo el mundo de otra manera. Es la cosa más increíble. Porque sigo viendo lo que veo y creyendo en lo que creo, pero también veo lo que ve él, entiendo lo que cree. Es sólo por un instante. La vida se amplia, se duplica. Yo me siento dos. Dejo de ser para ser lo que le duele, lo que desea, lo que sueña, lo que siente.
Y lo que le duele, lo que desea, lo que sueña no soy yo, ni tiene que ver conmigo. Es la vida que lo habita. Esa potencia sagrada y única. Intransferible. Solo la oteo, por un segundo.
Amada en el amado transformada.
Ese perderse en sus ojos. Ese perderse en su cuerpo, me imagino que será el amor. Conocer a mi novio es recibir el regalo de ver la vida de a dos. Ese enorme reto.
Señor, ¿dónde estoy metida? !Qué jodienda! !Qué puñetera jodienda! Estoy enamorada.

Mayra Santos-Febres (Carolina, Puerto Rico, 1966) es una escritora puertorriqueña. Comenzó a publicar poemas desde el 1984 en revistas y periódicos internacionales tales como Casa de las Américas de Cuba, Página doce de Argentina, Revue Noire de Francia y Review: Latin American Literature and Arts, en Nueva York. En el 1991 aparecen sus dos poemarios: Anamú y manigua, libro que fue seleccionado como uno de los 10 mejores del año por la crítica puertorriqueña, y El orden escapado, ganador del primer premio para poesía de la Revista Tríptico en Puerto Rico. Wikipedia

Rumbo a casa

Vigilia del origen (Extracto) 

Dasso Saldívar


Si la vida es una travesía rumbo a casa, como dijo Melville, y si en esta vigilia no cejaremos de explorar hasta llegar a donde arrancamos y conocer el lugar por primera vez, como escribió luego Eliot, el itinerario de toda literatura, o de buena parte de ella, debe tener su momento álgido en el origen como punto de llegada. En efecto. Desde el Poema de Gilgamesh, la Odisea y La divina comedia hasta Hojas de hierba, La búsqueda del tiempo perdido y Cien años de soledad, pasando por la poética de autores como Saint-John Perse, Fernando Pessoa, César Vallejo, Jorge Guillén o Jorge Luis Borges, gran parte de la literatura está imantada de esa dinámica de "vuelta" o viaje al origen.Ulises no es el hombre más feliz cuando triunfa en Troya con la treta del caballo, sino cuando recupera su verde y sosegada Ítaca y junto a su criada Euriclea rememora ciertos momentos de su infancia y juventud. El mismo Dante, nos recuerda Borges, edificó la delicada y alucinada Comedia para encontrarse en el Paraíso con su irrecuperable Beatriz, su amor imposible de juventud. Veo en el fondo la vasta Nada primordial, y sé que estuve allí, confiesa Whitman en alguna de sus innumerables hojas, y toda su obra está abonada por la emoción de que somos hijos del barro y estamos hechos de polvo de estrellas. En un vertiginoso poema de Ricardo Reis, el heterónimo más sincero y emocional de Fernando Pessoa, asistimos a la huida de Jesucristo de la monotonía y la asepsia del cielo y a su retorno a la tierra, donde vuelve a ser el niño feliz que jugaba con la lluvia y el barro en las tardes de Galilea. Y sabemos que García Márquez escribió su obra magna para llegar a la casa de ese pueblo ardiente donde nació y se crió con sus abuelos.
Dasso Saldívar (San Julián, Antioquia, Colombia, 1951) es autor de García Márquez. El viaje a la semilla (Alfaguara, 1997 / Folio, 2



sábado, 21 de noviembre de 2015

El viaje de la abadesa

En el colegio nos contaban sobre el viaje del niño Goyito, que de niño no tenía nada,  de Felipe Pardo y Aliaga, y como duraron los preparativos que duran seis meses. El viaje de la abadesa surge de un impulso y dura solo unos instantes. Lo interesante es su deseo de ver el mundo "su mundo" desde otro ángulo. ¿Cómo se veía el convento desde la casa de enfrente? 

El viaje por Cristina Fernández Cubas, escritora española.

Un día la madre de una amiga me contó una curiosa anécdota.

Estábamos en su casa, en el barrio antiguo de Palma de Mallorca, y desde el balcón interior, que daba a un pequeño jardín, se alcanzaba a ver la fachada del vecino convento de clausura. La madre de mi amiga solía visitar a la abadesa; le llevaba helados para la comunidad y conversaban durante horas a través de la celosía. Estábamos ya en una época en que las reglas de clausura eran menos estrictas de lo que fueron antaño, y nada impedía a la abadesa, si así lo hubiera deseado, que interrumpiera en más de una ocasión su encierro y saliera al mundo.

Pero ella se negaba en redondo. Llevaba casi treinta años entre aquellas cuatro paredes y las llamadas del exterior no le interesaban lo más mínimo.
Por eso la señora de la casa creyó que estaba soñando cuando una mañana sonó el timbre y una silueta oscura se dibujó al trasluz en el marco de la puerta. “Si no le importa”, dijo la abadesa tras los saludos de rigor, “me gustaría ver el convento desde fuera”. Y después, en el mismo balcón en el que fue narrada la historia se quedó unos minutos en silencio. “Es muy bonito”, concluyó. Y, con la misma alegría con la que había llamado a la puerta, se despidió y regresó al convento.
Creo que no ha vuelto a salir, pero eso ahora no importa. El viaje de la abadesa me sigue pareciendo, como entonces, uno de los viajes más largos de todos los viajes largos de los que tengo noticias.
¿Por qué largo? Porque le tomó toda una vida decidirse a realizarlo.  ¿Qué la hizo cambiar de opinión? ¿Qué sucedía en el mundo interior de la abadesa?

lunes, 16 de noviembre de 2015

Sous le ciel de Paris - Mireille Mathieu in HD



Consternada con los ataques a París, con la idea de que un viernes en la noche puede convertirse en sangriento, con muertos y heridos, producidos  por la insanía de unos fanáticos que alientan a envenenar el agua y continuar destruyendo.
Los franceses han mostrado inmediatamente su solidaridad, médicos que llegaban a Paris desde todos los puntos de Francia, colas para donar sangre, voluntarios para consolar a los deudos.
Los habitantes de París, una de las ciudades más bellas del mundo, han salido a las calles demostrando que nadie les quitará su libertad.
Me mueve el deseo de  paz en todas partes del mundo y soy contraria a toda violencia.

Mireille Mathieu nos canta:

Edén Al Oeste - Trailer Español (Subtitulado)

    Dirigida por Constantin Costa-Gavras. Bastante entretenida.










Una hora de clarinete & Jazz : Feels So Good Full Album

La coqueta de Patricia Highsmith

Cuento de Patricia Highsmith: La coqueta

Había una vez una coqueta que tenía un pretendiente del cual no podía librarse. El se tomaba en serio sus promesas y declaraciones y no quería dejarla. Se creía hasta sus insinuaciones. Esto la irritaba, porque estorbaba sus buenas relaciones eventuales y los regalos, halagos, flores, cenas y demás que podría obtener de ellas.
Finalmente Yvonne insultaba y mentía a su pretendiente, Bertrand, y no le daba nada, literalmente; lo que significaba menos cero en comparación con la nada que daba a sus otros amigos. Sin embargo, Bertrand no cesaba en sus atenciones porque consideraba que esa conducta era normal y femenina, un exceso de modestia. Llegó a sermonearle y, por una vez en su vida, dijo la verdad. Como él no estaba acostumbrado a la verdad y esperaba falsedades de una mujer bonita, tomó sus palabras por incoherencias y continuó cortejándola.
Yvonne intentó envenenarle poniendo arsénico en las tazas de chocolate que tomaba en su casa, pero él se recuperó y pensó que ésta era una prueba aún mayor y más encantadora de su miedo a perder la virginidad a la edad de diez años. A su madre le dijo que la habían violado. De ese modo, Yvonne mandó a la cárcel a un hombre de treinta años. Había estado tratando de seducirle durante dos semanas, diciéndole que tenía quince años y que estaba loca por él. Había disfrutado arruinando su carrera y haciendo que su esposa se sintiera desgraciada y avergonzada y su hija de ocho años, confusa.
Otros hombres aconsejaron a Bertrand. «Todos nos hemos divertido con ella», le dijeron, «hasta nos la hemos llevado a la cama una o dos veces. Tú ni siquiera has conseguido eso. ¡Y ella no vale nada!» Pero Bertrand pensaba que él era diferente a los ojos de Yvonne, y aunque se daba cuenta de que su perseverancia iba más allá de lo común, consideraba que esto era una virtud.
Yvonne incitó a un nuevo pretendiente a matar a Bertrand. Logró la obediencia del nuevo pretendiente prometiéndole que se casaría con él si eliminaba a Bertrand. A Bertrand le dijo lo mismo respecto al otro hombre. El nuevo pretendiente retó a Bertrand a un duelo, falló el primer tiro y luego empezó a hablar con su proyectada víctima. (El arma de Bertrand se había negado rotundamente a disparar.) Descubrieron que ambos habían recibido promesas de matrimonio. Mientras tanto, los dos hombres le habían hecho regalos caros y le habían prestado dinero durante sus pequeñas crisis de los últimos meses.
Estaban resentidos, pero no se les ocurría ninguna idea para castigarla. Así que decidieron matarla. El nuevo pretendiente fue a verla y le dijo que había matado al estúpido y persistente Bertrand. Entonces Bertrand llamó a la puerta. Los dos hombres fingieron una pelea. En realidad, empujaron a Yvonne entre ambos y la mataron de varios golpes en la cabeza. Dieron la versión de que ella intentó interponerse y resultó golpeada accidentalmente.
Como el propio juez de la ciudad había sufrido, siendo objeto de las burlas de sus conciudadanos, a causa de la coquetería de Yvonne, estaba secretamente complacido por su muerte y dejó libres a los dos hombres sin más. Además, era lo bastante sabio como para comprender que no la habrían asesinado si no hubiesen estado ciegamente enamorados de ella…, y ese estado le inspiraba lástima, puesto que ya había cumplido los sesenta.
Únicamente la doncella de Yvonne, que siempre había recibido un buen sueldo y sustanciosas propinas, asistió a su funeral. Incluso su familia detestaba a Yvonne.

Roth and Le Roi perform "Papagena / Papageno!"



Tuve la suerte de ver esta preciosa ópera en Praga.




La Joven Victoria película completa en español

Para quienes les gusta la historia, una hermosa película sobre la  reina Victoria de niña y adolescente hasta que accede al trono de Inglaterra.


Joshua Bell - Tchaikovsky - Violin Concerto in D major, Op 35


Este famoso violinista que se paró como músico callejero en el metro de New York y algunos de los transeuntes le dieron alguna propina, interpreta para nosotros un hermoso concierto de Tchaikovsky.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Lucia di Lammermoor: "Chi mi frena in tal momento?" (Act II FInale)



Hay gente que no soporta la ópera y otra a la que le encanta. Tal vez basta que nuestros padres la escuchen para que ya nos guste. Y si uno tiene la suerte de poder asistir a una función ya sea en vivo o en trasmisión directa en el cine, entonces pasará a formar parte de los que no solo les gusta, si no que les emociona, les llena el alma.  Hace unos días cuando alguien subió a mi auto y yo estaba escuchando ópera en el radio me dijo: detesto la ópera. Y cuando le dije que a mi me encantaba, me respondió: te haces, para hacerte la inteligente. navegación, búsqueda

Lucía de Lammermoor (título original en italiano, Lucia di Lammermoor) es un drama trágico en tres actos con música de Gaetano Donizetti y libreto en italiano de Salvatore Cammarano, basado en la novela The Bride of Lammermoor de Sir Walter Scott.[3

domingo, 8 de noviembre de 2015

Dos cuentos de Mempo Giardinelli

Luna caliente
(Capítulo 1, fragmento)
Sabía que iba a pasar; lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco y en medio de tantas emociones por los reencuentros, Araceli fue un deslumbramiento. Tenía el pelo negro, largo, grueso, y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en la que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas: Araceli no podía tener más de trece años.
Durante la cena, sus miradas se cruzaron muchas veces, mientras él hablaba de los años pasados, de sus estudios en Francia, de su casamiento, de su divorcio, de todo lo que habla una persona que los demás suponen trashumante porque ha recorrido mundo y ha vivido lejos, cuando regresa a su tierra después de ocho años y tiene apenas treinta y dos. Ramiro se sintió observado toda la noche por la insolencia de esa niña, hija del ahora veterano médico de campaña que fuera amigo de su padre, y que lo había invitado con tanta insistencia a su casa de Fontana, a unos veinte kilómetros de Resistencia.
La noche cayó con grillos tras los últimos cantos de las cigarras, y el calor se hizo húmedo y pesado y se prolongó después de la cena, rociada de vino cordobés, dulzón como el aroma de las orquídeas silvestres que se abrazaban al viejo lapacho del fondo de la finca. Ramiro nunca sabría precisar en qué momento sintió miedo, pero probablemente sucedió cuando descruzó las piernas para levantarse, al cabo del segundo café, y bajo la mesa los pies fríos, desnudos, de Araceli le tocaron el tobillo, casi casualmente, aunque acaso no.
Cuando se pusieron de pie para ir al jardín, porque el calor era sofocante, Ramiro la miró. Ella tenía sus ojos clavados en él; no parecía turbada. Él sí. Caminaron, con las copas en las manos, detrás del médico, que ya estaba bastante achispado, y de su esposa, Carmen, quien no dejaba de hablar. Los más chicos se habían acostado y Araceli, decía su madre, era raro que estuviera despierta a esa hora. “Los chicos crecen”, dijo el médico. Y Araceli hizo como que miraba algo, al costado, en un gesto que Ramiro interpretó cargado de la intención de que él viera su media sonrisa.
Charlaron y bebieron en el jardín trasero, hasta las doce de la noche. Fue una velada que a Ramiro le resultó inquietante porque no podía dejar de mirar a Araceli, ni a su falda corta que parecía remontarse sobre las piernas morenas, suavemente velludas, impregnadas de sol, que en ese momento brillaban a la luz de la luna. Era incapaz de apartar de su cabeza algunas excitantes fantasías que parecían querer metérsele en la conversación, y que no sabía reprimir. Araceli no dejó de mirarlo ni un minuto, con una insistencia que lo turbaba y que él imaginó insinuante.


El Perro Fernando
Cualquiera que haya visitado esta ciudad sabe que uno de los íconos de Resistencia es el Perro Fernando. Un cuzquito blanco que vivió en los años 50, tuvo un oído musical perfecto y es todavía, junto con las casi 500 esculturas de sus veredas arboladas, algo así como la representación simbólica de la capital del Chaco.
Dicen que su dueño fue un cantante de boleros que un día recaló en la ciudad y se llamaba Fernando Ortiz, aunque otra versión atribuye el nombre al patrono departamental: San Fernando, venerado por los primeros inmigrantes friulanos con el aditamento "de la Resistencia", obviamente contra los indios, aunque después el santo parece que perdió prestigio y el extraño nombre de la ciudad se sintetizó para siempre.
La leyenda dice que este alegre perrito se ganó la admiración y el amor de todo un pueblo por su excepcional oído musical. No había fiesta de casamiento, cumpleaños, carnaval o concierto al que Fernando no entrara para sentarse junto a las orquestas, o a los solistas, y darles su aprobación meneando la cola o, tras parar las orejas ante el más mínimo furcio, soltar gruñidos y hasta aullidos desaprobatorios. Y en las Navidades su presencia en una casa era siempre buena señal.
Era fama que jamás se equivocaba, y los mismos músicos solían aceptar que, en el momento señalado por Fernando, en efecto habían pifiado una nota. Lo que los oídos humanos no advertían, el perrito, implacable, lo denunciaba. Y no había músico que se atreviera a impedir su entrada ni a expulsarlo, porque toda la ciudad confiaba ciegamente en su oído. Fernando fue como un gorrión de cuatro patas, popular y amado, y acaso por eso mi madre decía que de no haber sido Resistencia una ciudad de morondanga, otra que Edith Piaf.
Los fines de semana, inexorablemente, Fernando recorría fiestas a su antojo y obviamente sin invitación. Y en las Navidades su presencia en una casa era siempre buena señal. Pero nadie disponía de su agenda, y su presencia era imprevisible. Pero era tal honor que llegara a un festejo que después, seguro, los organizadores o dueños de casa se pasaban la semana fanfarroneando por la ilustre visita.
Yo era chico y casi todas las tardes acompañaba a mi papá al Bar La Estrella, donde los hombres charlaban y jugaban al truco o al tute, y todo el tiempo se escuchaban tangos y conciertos en la enorme radio que los japoneses ponían sobre el estaño. Y ahí estaba, digno y sereno, escuchando atentamente mientras comía maníes bajo alguna mesa, o echadito al sol en las veredas amplias, el perrito que todos decían que habría merecido más que ninguno ser el ícono de la RCA Victor.
Cuando llegaba el verano, los preparativos navideños se hacían en esas mesas deliciosamente organizadas: aquí los peronistas con Don Chacho Bittel y sus eternos ministros, algunos de los cuales fueron campeones de tute cabrero y otros en el arte de hacerse ricos a costa de todos. Allá los radicales del Bicho León, mirando al poder como algo siempre lejano. Y junto a aquella ventana los socialistas, encabezados por el prócer chaqueño Guido Miranda, historiador y periodista. También se sentaban, a otras mesas, empresarios, contrabandistas, médicos distinguidos, abogados charlatanes y buscas de todo pelaje. El Bar La Estrella era como un mercado persa y allí Fernando, el cuzquito melómano, recibía raciones que completaba en su diario vagar por otros bares como el Sorocabana, frente a la plaza, que era el más lindo y hoy es un patético edificio que en cualquier momento la voracidad inmobiliaria y la estupidez municipal van a demoler.
Creo que fue la Navidad del 57, o el 58, cuando visitó Resistencia un famosísimo pianista polaco, de apellido Paderewsky. Ofreció un concierto único en el Cine Teatro Sep, el más importante de la ciudad, y por supuesto mis papás me llevaron. La sala estaba repleta y Fernando se acomodó bajo el piano de cola (los organizadores siempre anticipaban a los músicos visitantes la ineludible presencia del cuzquito) y a la vista de más de mil personas se diría que Paderewsky y él comenzaron el concierto.
Nunca olvidaré la impresión de aquel público cuando, en medio de una sonata de Beethoven, de pronto Fernando se puso de pie alzando las orejas y soltó un gruñido. Pareció que el mundo se detenía, pero Paderewsky, todo un profesional, siguió como si nada. Sin embargo hacia el final del concierto, nuevamente el perrito sacudió las orejas y miró fijo al pianista como diciéndole oiga, la está pifiando.
Entonces Paderewsky, con europea elegancia, detuvo sus manos, miró al perrito y le dijo, en duro castellano: "Tiene razón, equivoqué dos veces". E hizo un dacapo y repitió la sonata, que le salió perfecta. El concierto acabó con una ovación, un par de bises y el discreto mutis de Fernando, que, se dijo después, tenía esa noche dos casamientos y un cumple de quince.
Cuando Fernando murió, toda la ciudad lo lloró desgarrada. Creo que fue en el 59, apenas iniciado el gobierno de Frondizi. Lo que recuerdo perfectamente fue el solemne entierro del animalito en la calle Brown al 350, en la puerta del entonces flamante edificio de una institución cultural llamada "El Fogón de los Arrieros". Miles de personas cubrieron la calle, las veredas y los balcones hasta más allá de las dos esquinas. Toda la ciudad estaba allí, despidiendo a su perrito.
Después la vida siguió, como siempre sigue, pero esa Navidad ya no fue igual porque a la hora de los tangos no estaba el perrito de la ciudad para aprobar música y danza. Y para mí fue la primera Navidad en la que me faltó alguien que amaba.
Hoy en Resistencia hay tres esculturas que evocan a Fernando. La que se supone mausoleo oficial está todavía sobre la calle Brown. Otra está como escondida bajo un manto de chibatos en la avenida Avalos, cerca del Club de Regatas. Y la tercera, que es la más grande y pretenciosa, y que creo que inauguraron los milicos durante la Dictadura, está en una esquina de la Casa de Gobierno y frente a la Plaza. Curiosamente —así funciona el humor involuntario— tiene la cola alzada y apunta el culo hacia las ventanas de la gobernación.
Sólo ahora advierto que han pasado más de cuarenta años y este texto me parece triste. Debe ser la Navidad, que siempre lo llena a uno de nostalgias. •

A Case of You - Joni Mitchell

Joni Mitchell - Blue

JUDY COLLINS y Leonard Cohen

Ella norteamericana, él canadiense, la ,úsica bellísima. 

Fidelio, Finale

Opera de Beethoven 

Art contemporain : le peintre Jean-Jacques PIGEON

Esperando la Carroza. Pelicula argentina Completa, comedia

Pola Negri - Rudolph Valentino

Georges de Feure (Art Nouveau)



"Tango Notturno" - (1) Pola NEGRI !

Recuerdo haber leido la biografia de Pola Negri, actriz polaca y diva del cine mudo. Tuvo una relación sentimental con Rodolfo Valentino y tambien con Chaplin.  Rodolfo fue sin duda la estrella cinematográfica más idolatrada de la década de 1920