lunes, 27 de octubre de 2008

Escribir, pensar, tocar y ver.




Es posible que escribir signifique rellenar los espacios en blanco de la existencia, esa nada que se abre de repente en las horas y en los días, entre los objetos de la habitación, y los absorbe dejando una desolación y una insignificancia absoluta. Claudio Magris. 


Dice Julio Ramón Ribeyro: 

Yo no escribo por una sola razón, sino por varias: estas son las principales:

Para deshacerme de ciertas obsesiones y sentimientos opresivos.

Para tratar de dar forma y comprender mejor las ideas e intuiciones que me pasan por la cabeza.

Para contar alguna cosa que merezca ser contada.

Para crear, sin más recursos que las palabras, algo bello y permanente.

Por una necesidad humana de ser reconocido, apreciado, admirado y querido 

(como diría mi amigo Alfredo Bryce Echenique).

Porque me divierte.

Porque es lo único que sé hacer más o menos bien.

Porque me libera de cierto sentimiento de culpabilidad inexplicable.

Porque me he acostumbrado a hacerlo y para mí, más que una rutina, es un vicio.

Para que mi experiencia de la vida, por muy pequeña que sea, no se pierda.

Porque el hecho de hacerlo solo, con mi máquina de escribir y una página en blanco, me dala ilusión de ser  absolutamente libre y poderoso.

Para continuar existiendo, una vez muerto, aun cuando sea bajo la forma de un libro, como una voz que alguien hará el esfuerzo de escuchar. En cada lector futuro volvemos a nacer.


Frases de Blaise Pascal 

"La imaginación dispone de todo; crea belleza, justicia, y felicidad, que es el todo del mundo."

"El hombre tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que lo sostiene."

"Pocas amistades quedarían en este mundo si uno supiera lo que su amigo dice de él en ausencia suya, aun cuando sus palabras fueran sinceras y desapasionadas.

"Para quienes no ansían sino ver, hay luz bastante; mas para quienes tienen opuesta disposición, siempre hay bastante oscuridad."

"No es bueno ser demasiado libre. No es bueno tener todo lo que uno quiere."

"La moral es la ciencia por excelencia; es el arte de vivir bien y de ser dichoso."

"La conciencia es el mejor libro moral que tenemos."

"Sólo hay dos clases de personas coherentes: los que gozan de Dios porque creen en él y los que sufren porque no le poseen."

"No poseemos la verdad ni el bien nada más que en parte y mezclados con la falsedad y con el mal."

"Muy débil es la razón si no llega a comprender que hay muchas cosas que la sobrepasan."

"Nuestra imaginación nos agranda tanto el tiempo presente, que hacemos de la eternidad una nada, y de la nada una eternidad."

"Cuando no se ama demasiado no se ama lo suficiente."

"El hombre es una caña, la más débil de todas, pero una caña que piensa."

"El hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende."

"La elocuencia es la pintura del pensamiento."

"El hombre se supera a si mismo infinitamente porque siempre está en camino hacia la plenitud infinita."

"No creo en las revoluciones que cambian el orden de las cosas y no cambian el corazón del hombre."

"Lo último que uno sabe es por donde empezar."

"La felicidad es un artículo maravilloso: cuanto más se da, más le queda a uno."

"El pasado y el presente solamente son medio para nosotros: el futuro es siempre nuestro fin. Por eso nunca vivimos realmente, sino que esperamos vivir. Alucinados siempre por esta esperanza de ser felices algún día, es inevitable que no lo seamos nunca."

"El amor no tiene edad; siempre está naciendo."

"Cuanto más talento tiene un hombre, más se inclina a creer en el ajeno."

"La desgracia descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir."

"El mundo está lleno de buenas máximas; solo falta aplicarlas."

"El corazón tiene razones que la razón desconoce."

"Vale más saber algo acerca de todo que saberlo todo acerca de una sola cosa."

"Una de las principales enfermedades del hombre es su inquieta curiosidad por conocer lo que no puede llegar a saber."

"Que cada uno en su ley busque en paz su luz."

"Si no actúas como piensas, vas a terminar pensando como actúas."

"El arte de persuadir consiste tanto en el de agradar como en el de convencer; ya que los hombres se gobiernan mas por el capricho que por la razón."

Blaise Pascal (Clermont-Ferrand, Auvernia, Francia, 19 de junio de 1623 - París, 19 de agosto de 1662), matemático, físico y filósofo religioso francés. )

Serenata de los Andes- Jean Pierre Magnet

Acabo de encontrar en Youtube el ultimo concierto de Magnet. Fuimos la semana pasada a la Huaca Juliana (Se la veía preciosa iluminada)  y disfrutamos de su música andina y su buena dirección de músicos peruanos de violín, saxo, zampoñas. Una batería ( Alex Acuña)  y un primer violín buenísimos. Realmente un muy buen concierto que propaga nuestra música andina y la coloca en un muy buen nivel. Alegría de carnaval. Mientras asistía al concierto imaginaba lo increíble que sería si trasladase su orquesta al Cuzco, a Saccsahuamán por ejemplo. Sería maravilloso.




Las novias



Por último quiero recomentar una película griega que vi en el centro cultural de la católica en el Festival Europeo que estan dando, se llama Las novias y trata acerca de la travesía en barco que hacen 700 mujeres entre griegas y rusas para cruzar el Atlántico y encontrar un esposo entre los emigrantes griegos de Norteamércia. El director es Pantalis Voulgaris. Y asistimos al romance entre un fotógrafo y una de las novias. La historia narrada es original y hermosa y nos pone en contacto con el amor, la ternura, el miedo, la pérdida que sienten las novias de abandonar su país, su tradición, sus familiares y sus costumbres.
También se ridiculiza a la gente que viaja en primera clase tan distante de los dramas que se viven en tercera clase en donde viajan las novias. La fotografía es lindísima de colores intensos y detalles que conmuven.
Vería la película otra vez, ahora mismo, Me gustó mucho. La llegada a N.Y. en donde esperan los novios es impresionante.

domingo, 26 de octubre de 2008

Buenos Aires siempre nos sorprende










Estuvimos unos días en Buenos Aires, es nuestra segunda ciudad y siempre que la visitamos descubrimos nuevos lugares, algunos de sus secretos, siempre música ( esta vez fuimos a un festival internacional de Jazz) , pintura ( Visitamos el nuevo museo  de arte en Puerto Madero con la colección de Amalia Lacroze de Fortabat; teatro  ( No nos gustó "La gorda") y cine especialmente linda : "La cámara oscura", película argentina.  Gozamos en nuestras caminatas por  los parques con sus jacarandás o ceibos, morados o rosas, las fabulosas librerías que me capturan durante horas, con  la vida que se muestra a cada instante y la gente  amable y entusiasta.  Vemos a los amigos, qué felicidad reencontrarlos,  brindamos con ellos, es una suerte estar otra vez en Buenos Aires. Comimos en Osaka, restaurante peruano calificado como el mejor restaurante de Buenos Aires. ( Realmente delicioso). 
En esta oportunidad caminaba por la calle Quintana y descubrí una de las casas (222) en las que había vivido Borges. En ella hay una placa que cita unos versos de  "Luna de enfrente" que dice:
"Así voy a devolver 
a Dios los centavos
de un infinito caudal
que me pone en las manos". 

Efectivamente, Dios nos pone cada día un caudal entre las manos. 



Todos tenemos un libro que nos espera de la misma manera que a todos nos aguarda un amor en algun sitio: la cosa es descubrirlo. 

Dice Tomás Eloy Martinez en una entrevista sobre Borges: Para los adolescentes de los años 50 Borges era, además, un escritor secreto, de culto. Creíamos que uno sólo de sus relatos o de sus poemas -el "Poema de los dones", por ejemplo, o el conmovedor "Límites"- equivalían a toda la literatura. Hace pocos meses, un profesor de Rutgers, que había leído un solo cuento de Borges - "La busca de Averroes", en traducción al inglés-, me dijo que esas pocas páginas habrían bastado para que le dieran el Nobel. Leer a Borges sin que ese placer sea enturbiado por el personaje Borges es algo que parece estar vedado ahora a los argentinos.

El único libro que me llevé al exilio fue El libro de arena y durante cuatro meses no leí otra cosa que sus trece cuentos, interminablemente. Creo que en esas escuetas páginas y en las de sus antologías personales de 1961 y 1968 cabe todo lo que Borges fue y lo que seguirá siendo.

Las dos últimas veces que vi a Borges, nos cuenta Tomás,  ya no era Borges sino su gloria. Primero fue en Venezuela, hacia 1979. Entró silencioso, modesto, en el Ateneo de Caracas y, cuando los reflectores se volvieron hacia él abrumándolo, la gente lo coronó con una ovación de diez minutos. Un escritor venezolano que estaba a mi lado me codeó y dijo: "Míralo bien. Es Homero, es Dante, es toda la literatura". Cinco años más tarde, volví a encontrarlo en la Universidad George Mason, en Virginia, donde miles de estudiantes lo oyeron de pie, en devoto silencio. Le oí decir entonces que dictaba prólogos y poemas en los aviones y que el aplauso de los hombres era una forma inmerecida de felicidad.

En 1961, poco después de haber recibido el premio Formentor, Victoria Ocampo le pidió a Borges que eligiera los textos que, a su juicio, lo representaban mejor. El breve volumen, de 200 páginas, fue publicado ese mismo año por la editorial Sur con un título explícito, Antología personal . En el escueto prólogo, Borges declara, con raro énfasis: "Mis preferencias han dictado este libro. Quiero ser juzgado por él, justificado o reprobado por él". 

Ahí están sus principales cuentos: "La muerte y la brújula", "El Sur", "Funes el memorioso", "El Aleph", "La busca de Averroes", "Las ruinas circulares", "El fin".


VERSOS DE CATORCE ( De Luna de enfrente) 

A mi ciudad de patios cóncavos como cántaros

y de calles que surcan las leguas como un vuelo,

a mi ciudad de esquinas con aureola de ocaso

y arrabales azules, hechos de firmamento,

a mi ciudad que se abre clara como una pampa,

yo volví de las tierras antiguas del naciente

y recobré sus casas y la luz de sus casas

y esa modesta luz que urgen los almacenes

y supe en las orillas, del querer, que es de todos

y a punta de poniente desangré el pecho en salmos

y canté la aceptada costumbre de estar solo

y el retazo de pampa colorada de un patio.

Dije las calesitas, noria de los domingos

y el paredón que agrieta la sombra de un paraíso,

y el destino que acecha tácito, en el cuchillo,

y la noche olorosa como un mate curado.

Yo presentí la entraña de la voz las orillas,

palabra que en la tierra pone el azar del agua

y que da a las afueras su aventura infinita

y a los vagos campitos un sentido de playa.

Así voy devolviéndole a Dios unos centavos

del caudal infinito que me pone en las manos.



Me encanta esta cita de Borges: 

"Un hombre se propone dibujar el Universo. Tiene delante de si una pared, que nada nos cuesta imaginar como infinita, y en ella va dibujando anclas, torres, espadas, etc., y luego llega asì al momento de su muerte. Entonces ve ese vasto dibujo. Le es dado ver ese dibujo infinito y ve que ha dibujado su propio rostro." (Borges)

En este you Tube podrán escuchar en la voz de Borges su poema  que nos habla de la ironía de Dios que lo hace  ser director de la biblioteca nacional siendo ciego.


Y para cerrar este post de Buenos Aires un youtube de Randy Weston al que tuvimos la suerte de escuchar tocar en el festival.

martes, 7 de octubre de 2008

Objetos perdidos









En su relato: "La habitación definitiva" perteneciente a "El arte del yo-yo", Juan Bonilla, joven escritor español, coloca a su personaje en una pensión de mala muerte en la selva de Tegucigalpa. En la habitación encontrará algunos objetos que ha ido perdiendo durante un vida.  Un cenicero en forma de Volkswagen que arrojó una noche contra unos borrachos. Luego, va dándose cuenta de que la percha, la cama y todos los demás objetos de la habitación son objetos que él alguna vez ha poseído y después perdido.
El retrato de la muchacha de la que se enamoró y que trás violarla -ahogado en alcohol- había matado, armas  que había usado para torturar a sus víctimas (no olvidemos que se trata de un ex nazi) pero tambien objetos que despiertan su nostalgia de una infancia feliz.
Se le vienen a la memoria imágenes de amigos y enemigos a los que viste en su imaginación con prendas que le pertenecieron alguna vez. 
¿Era el infierno un lugar donde se encuntran las cosas que hemos ido perdiendo a lo largo de nuestra vida, teniendo en cuenta que la última de esas cosas, con la que se accede a ese lugar precisamente es la propia vida? se pregunta el personaje y luego al recordar que había escuchado que es en la luna dónde se encuentran los objetos perdidos, se dice: ¿Me hallo tal vez en la luna? 
Con la luz de la mañana pudo cerciorarse de que todo lo que ahí se hallaba le había alguna vez pertenecido. 
Consigue huír de la habitación y  regresar al mundo pero llevando en el alma el convencimiento de que tras unos cuantos años volverá a esta habitación definitiva llena de todas las cosas que había ido perdiendo por las calles del tiempo.


Al leer este relato recordé un texto mío llamado  "Donde nada se pierde", que dice: 
Los textos que se pierden van a un planeta muy lejano en el que nada se pierde. Ahí estan las miles de tijeras que han ido desapareciendo para siempre. Las libretas que dejamos abandonadas en los consultorios de los médicos (estábamos nerviosos, se comprende) o en las tiendas (distraídas con las cosas lindas); los amigos que quedaron aparentemente atascados en el pasado sin que mediase ninguna explicación.
No, van al Limbo, me digo,  a ese espacio que cuando éramos niños nuestra mente no alcanzaba a imaginar en el que vivían los ángeles, los niños que no habían alcanzado a nacer, los que no habían sido bautizados. (La iglesia castiga el descuido). 
Otro planeta con sus propias reglas. ¿El de los objetos perdidos? 
Tal vez en ese planeta de reglas propias los niños no bautizados sean los encargados de ordenar los objetos producto de nuestro desorden .  Revisan nuestros apuntes, las páginas que no llegaron a grabarse en nuestros discos duros, los pensamientos que no llegaron a tener verdadera forma o expresión y se quedaron más bien en la inspiración o intuición, y de ahí sacan ideas para sus canciones o construcciones, para sus propias cartas, para intentar construir como nosotros lo hicimos una vez, su propia torre de Babel y poder llegar hasta el cielo que creen merecer. 

¿Dónde van a parar las cosas que se pierden? Es una pregunta que me viene a la mente cada vez que pierdo algo. Ese llavero que tuvo obligatoriamente que desaparecer en mi casa porque contenía la llave del auto y el auto estaba aquí. Los anteojos, la correa predilecta, la cartera roja que usaba para los viajes?


domingo, 5 de octubre de 2008

El gordo y el flaco







El sábado con mi suegra buscamos en You tube al Gordo y el flaco. Ella recordaba lo extraordinarios que eran, cómo Hardy daba órdenes a Laurel y éste lo obedecía con un servilismo inagotable. La seriedad de Laurel, su llanto y su extraordinaria risa.
Nosotros recordábamos una escena de los dos cargando un piano que encontré en Youtube con el nombre de Music Box. 
Acá los vemos animándose a bailar.




De ellos se dice: Los personajes de Laurel y Hardy representan a dos tipos a menudo muy tontos, eternamente optimistas, casi valientes en su perpetua inocencia. Su humor es físico, pero su tendencia a sufrir todo tipo de accidentes queda compensada por su gran amistad, sus tiernas personalidades y su devoción el uno por el otro. Son dos niños adultos; un gordo y un flaco, cuya inocente forma de ver la vida les sitúa siempre a merced de "furiosos propietarios, pomposos ciudadanos, policías airados, mujeres dominantes y jefes ".

Laurel y Hardy usaron su propio físico para ayudar a crear sus personajes, potenciando sus poses, algo ridículas, pero siendo muy cuidadosos de no volverlas irreales. Stan siempre aparecía con el pelo corto por los lados, pero algo más largo encima de la cabeza, para conseguir su famoso efecto de pelo de asustado como consecuencia de rascarse la cabeza o tirarse de los pelos en momentos de miedo o tensión. Para conseguir sus andares de persona con pies planos, le quitó a sus zapatos,normalmente del ejército, los talones. Cuando hablaba con Oliver siempre le miraba a la frente, y no a los ojos, para crear la impresión de que sus pensamientos estaban muy lejos de allí en aquel momento.

La imagen de Laurel y Hardy era la de dos tipos con sombrero bombín. La cuasi británica formalidad de esta prenda de vestir está totalmente de acuerdo con su habitual cortesía y cautela al hablar. Por encima de todo son dos auténticos caballeros: el Señor Laurel y el Señorr Hardy.

En la vida real Stan Laurel y Oliver Hardy eran bastante diferentes a lo que se ve en la pantalla. Laurel era ambicioso y dinámico, el líder natural de la pareja, mientras que Oliver era algo más tolerante que su personaje.  La mayoría de los guiones eran retocados, total o parcialmente, por el propio Laurel. Reescribía secuencias enteras, escogía actores, y supervisaba meticulosamente todas las fases de la película hasta el punto de que prácticamente asumía todos los roles de una producción. Hardy, en cierta medida, también contribuía, pero se sentía más cómodo siguiendo el liderazgo natural de su compañero y así disponer de tiempo libre para sus grandes aficiones, como, por ejemplo, jugar al golf.

Acá la fabulosa risa de Stan: