lunes, 28 de julio de 2008

También ésto pasará pronto






El rey y el anillo

Erase una vez un rey cuyo poder se extendía sobre el mundo entero. Le gustaba rodearse de sabios. Un día, les dijo: "Un extraño deseo ha surgido en mi corazón; ignoro cual es la razón. Deseo que me fabriquen un anillo de metal puro, que sea de tal clase que, al verlo, me ponga alegre si estoy triste; y que me ponga triste si estoy alegre".
Los sabios, sorprendidos por tal petición, estuvieron mucho tiempo poniendose de acuerdo. Al final, se decidieron unanimemente por un anillo en el que se grabaria: "tambien eso pasara pronto".
(Cuento Sufi)







Café solo
 
Sé perfectamente que el día en que me muera no echaré de menos los grandes acontecimientos que pude haber vivido, sino el perfume de café con tostada y algunas pequeñas sensaciones, por ejemplo, estirar la pierna hacia el lado fresco de la sábana en las madrugadas de primavera cuando cantaba el mirlo en el jardín. Si me da un poco de pereza morir es porque ya no podré ir por las mañanas a comprar el periódico ni contemplar de camino en la parada del autobús los rostros frescos de las adolescentes que tienen aún todo el amor por delante. Mi lucha por la existencia consiste en que a la hora del desayuno sea mucho mas importante el aroma del café que las catástrofes que leo en el periódico abierto junto a las tostadas. También es muy placentero llamar por teléfono a algún amigo a media mañana para que te cuente los últimos rumores. Por un lado está la Crítica de la razón pura, de Kant, y por otro están los chismes. Supongo que los chismes de las tertulias será lo último que uno recuerde con una marca mas endeleble que cualquier filosofía, y junto a ello estará la suavidad de un paseo vespertino, algunas puestas de sol, las lecturas de noche en la cama con la amorosa luz de la mesilla. Quisiera saber qué hace llorar a los moribundos más sabios. Sin duda, sus lágrimas no se deben a los triunfos que consiguieron ni a las grandes tragedias que soportaron, sino a los sencillos placeres que experimentaron, a la gente buena que conocieron, a los alimentos que degustaron con parsimonia entre amigos. ¿Qué es la muerte? Tal vez la muerte consiste en no tomar ya más una medialuna crujiente con el café por las mañanas junto al ventanal ni enterarse ya nunca jamás de los resultados del Campeonato cada domingo. Al final de todas las religiones y filosofías, en medio de tantos dioses, héroes y sueños, resulta que la vida no es sino un conjunto de chismes y un nudo de aromas, una pequeña costumbre cuyos pilares más sólidos son de humo y salen de ciertas tazas frente a las cuales uno ha sido feliz.
Manuel Vicent
  




MEZCLA




En estos días de fiestas fuimos al Teatro Cultural peruano japonés a ver "Mezcla" espectáculo musical dirigido y organizado por Vania Masías. Como era justo 28, antes de que empezara cantamos el Himno nacional. Hacía tiempo que no lo cantaba y me emocioné. Por más que no nos guste la letra, es nuestro himno y los sentimientos de amor por nuestro País nos apretaron el corazón.
El valiosísimo proyecto de Vania hay que aplaudirlo. Gracias a su empeño y trabajo aparecen en el escenario más de 60 personas, niños y jóvenes, actores y bailarines. ( Imaginaba mientras lo veía a los padres de estos muchachos orgullosos y felices de ver a sus hijos convertidos en actores que lucen sus increíbles habilidades. Asistimos a diferentes coreografías de breakdance, ballet, rap, flamenco, jazz y reggae.
Vania cumple un papel de integración en nuestra sociedad ( El baile y la música sirven para integrar).
El zapateo afroperuano en contrapunto con el flamenco fue una maravilla.
Hay que ir al teatro, ver este espectáculo, aplaudirlo.

miércoles, 23 de julio de 2008

Se busca un amigo


FELIZ  28, que tengan unas lindas fiestas.  






Esta semana tres textos, y una frase, cariños, Ce



Se busca un amigo.- Vinicius de Moraes




No es necesario que sea hombre, basta que sea humano, basta que tenga sentimientos, basta que tenga corazón, que sepa hablar y callar, sobre todo que sepa escuchar... Tiene que gustar de la poesía, de la madrugada, de los pájaros, del sol, de la luna, del canto, de los vientos y de las canciones de la brisa. Debe tener amor, un gran amor por alguien, o sentir entonces, la falta de no tener ese amor... debe amar al prójimo y respetar el dolor que los peregrinos llevan consigo... debe guardar el secreto sin sacrificio. No es necesario que sea de primera mano, ni es imprescindible que sea de segunda mano. Puede haber sido engañado, pues todos los amigos son engañados. No es necesario que sea puro, ni que sea totalmente impuro, pero no debe ser vulgar, debe tener un ideal y miedo a perderlo y en caso de no ser así, debe sentir el gran vacío que esto deja. Tiene que tener resonancias humanas, su principal objetivo debe ser el amigo. Debe sentir pena por las personas tristes y comprender el inmenso vacío de los solitarios. Debe gustar de los niños y sentir lástima por los que no pudieron nacer. Se busca un amigo para gustar de los mismos gustos, que se conmueva cuando es tratado como amigo, que sepa conversar de cosas simples, de lloviznas y de grandes lluvias y de los recuerdos de la infancia. Se precisa un amigo para no enloquecer, para contar lo que se vio de bello y de triste durante el día, de los anhelos y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad. Debe gustar de las calles desiertas, de los charcos de agua de los caminos mojados, del borde de la calle, del bosque después de la lluvia, de acostarse en el pasto. Se precisa un amigo que diga que vale la pena vivir, no porque la vida es bella, sino porque se tiene un amigo. Se necesita un amigo para dejar de llorar... para no vivir de cara al pasado, en busca de memorias perdidas... Que nos palmee los hombros, sonriendo o llorando, pero que nos llame "amigo" para tener la conciencia de que aún se vive.

El asceta y la prostituta:


Hace muchos años en Benares vivían, frente a frente, un asceta y una prostituta. El asceta llevaba una vida de penitencia y sacrificio, apenas comiendo y durmiendo, mientras que la mujer era visitada frecuentemente por hombres. Un día el asceta increpó a la prostituta.
- ¿Qué forma de vida es la tuya, mujer perversa? Estás corrompida y corrompes a los demás. Cada día de tu vida insultas a Dios con tu comportamiento.
La mujer se sintió muy triste. En verdad deseaba llevar otra forma de vida, pero le era muy difícil dadas sus condiciones. Aunque no podía cambiar su forma de ganarse la vida, se apenaba y lamentaba de tener que recurrir a la prostitución, y cada vez que era tomada por un hombre, dirigía su mente a Dios. Por su parte, el asceta comprobó con enorme desagrado que, a pesar de sus palabras, la mujer seguía siendo visitada por toda clase de individuos. Finalmente un día adopto la medida de coleccionar un guijarro por cada individuo que entrara en la habitación de la prostituta. Al cabo de un tiempo, tenía un buen montón de guijarros. Llamo a la puerta de la prostituta y la recriminó.
- Mujer, eres terrible. ¿Ves estos guijarros? Cada uno de ellos suma uno de tus pecados.
La mujer sintió, gran tribulación. Deseó profundamente que Dios la apartase de ese modo de vida, y unas semanas después, murió. Ese mismo día, por designios del destino, también murió el asceta, y he aquí que la mujer fue conducida a las regiones de la luz sublime y el asceta a las densas tinieblas. Al observar dónde lo llevaban, el asceta protestó energéticamente por la injusticia que Dios cometía con él. Un mensajero de Dios le explicó:
- Te quejas de ser conducido a las regiones inferiores a pesar de tu vida de austeridades y penitencias, y de que, en cambio, la mujer haya sido conducida a las regiones de la luz. Pero ¿es que no comprendes que somos aquello que cosechamos? Echa un vistazo a la Tierra. Allí yace tu cuerpo, rociado de perfume y cubierto de pétalos de rosa, honrado por todos, cortejado por músicos y discípulos, a punto de ser incinerado con todos los honores. En cambio, mira el cuerpo de la prostituta, abandonado a los buitres y chacales, ignorado por todos y por todos despreciado. Ningún hombre a los que dio ella tanto placer ha derramado una lagrima ni ha recitado una oración por ella. Pero, sin embargo, ella cultivó pureza y elevados ideales para su corazón pensando en Dios constantemente, y tú por el contrario, de tanto mirar el pecado, teñiste tu alma de impurezas. ¿Comprendes, pues, por qué cada uno vais a una región tan diferente?


Siempre digo que no creo en el infierno. Sartre dijo que el infierno son los otros, y sabemos que si nos lo proponemos nosotros construímos en esta tierra nuestro propio infierno. No por gusto la idea del infierno forma parte de la cultura humana, creo que nos es muy útil para entender algunas cosas y variar nuestro comportamiento, ayuda.

El cielo está relacionado con la paz, la serenidad, la unión, mientras que el infierno está ligado con lo inferior, las tormenta, lo negativo de la existencia.


Encuentro este lindo cuento sobre el infierno:

Averno
Cuando supo que estaba en el infierno, que el averno era aquello y él lo habitaría para siempre, experimentó simultáneamente sorpresa y alivio.
No había allí torturas ni almas en pena inscritas en eternos círculos de dolor ni vejaciones inimaginables amplificadas por el dudoso don de la eternidad. Antes bien, el infierno era un pueblecito costero apacible y tranquilo, donde se encontró con queridos amigos a quienes había perdido hacía mucho. La gente paseaba divertida y cordial. Algunas mujeres lo miraban con deseo y los camareros le atendían con eficiencia y se negaban siempre a cobrar sus consumiciones. Había auditorio, cine y teatro, buena mesa, excelente conversación, plazas con cafés abarrotados de clientes donde, sin embargo, siempre conseguía mesa y entablaba relaciones enseguida. Además, no era difícil hacerse con libros y dejar morir el día tumbado en la playa, leyéndolos.
Entonces, se preguntaba, ¿en qué consistía el castigo al que se suponía destinada el alma enviada al orco?
Lo descubrió en el amanecer del tercer día, cuando despertó en la lujosa suite donde se hospedaba y constató que ella no estaba allí, que jamás volvería a verla. Sacado de : http://alexisravelo.canariblogs.com/






La vida es una bengala roja de sueños. W.P.Yeats

domingo, 20 de julio de 2008

Escultores

Marioneta bailarina de Anna Cheromy.



Leo hoy un artículo sobre Botero y el pueblo de Pietrasanta, en ese pueblo del que ha salido tanto mármol para las mejores esculturas que hay en el mundo, encuentro tres escultores.La checa, de la región de Bohemia, Anna Chromy que usa la mitología, la música y la danza como inspiración.










En la place Vendome, en Paris.


El escultor polaco Mitoraj











Y el escultor belga Jean Michel Folón:



sábado, 19 de julio de 2008

"Estoy vivo y libre"


"Javier Darío Restrepo"


Estando en Medellín, en un suplemento dominical leí un capítulo de “Estoy vivo y libre”, novela de “Javier Darío Restrepo” periodista colombiano que nos permite acercarnos al secuestrado y acompañarlo en su vida,tan cercana a la muerte, en la que la memoria y el deseo de libertad son lo único que lo sostienen.
Felizmente pude conseguir el libro y su lectura me ha transportado a las noches de la selva colombiana y he podido asistir a conversaciones sobre Dios, la venganza, el pasado, el futuro, tenidas en semejantes circunstancias.
El libro también nos permite acompañar a un secuestrado, tras seis años de estar en una cárel sin paredes, de regreso a la libertad, a su casa y a su familia. La lectura de este libre permite comprender un poco más, si algo se puede comprender, de una guerra absurda, despiadada e inútil.
Como dice uno de los personajes de la novela: El secuestro crea condiciones para revisar, redescubrir y valorar asuntos como la vida y el sentido de vivir. La situación extrema hace que el hombre se pregunte por lo que de verdad importa de la vida. Lo que se descubre es muy útil para todos, también para nosotros que estamos vivos y libres.
Me he interesado en especial, la importancia que tiene para los secuestrados la escritura y la solidaridad.

Aquí algunas frases que he subrayado:

Porque mientras estoy escribiendo estoy contigo y no con ellos en la cárcel que nos han creado. Escribirte es una especie de fuga.

Cuando nos han roto los canales de comunicación, todavía nos queda este y el de nuestros pensamientos.
Porque aquí el que sabe algo, lo enseña a los otros. Así matamos el tiempo, antes que ese tiempo nos mate.

Otros leían y volvían a leer los mismos libros, los recitaban en voz alta, hasta se los aprendían de memoria como aquellos personajes de Bradbury, que memorizaron las obras clásicas de la literatura para defenderla de los incendiarios.

Me has hecho entender que uno hace salir u ocultar sus propios soles y oscuridades. ¿Cómo no esperar si tú esperas?

Nunca había visto con tanta claridad que la esperanza no es una aventura interior y solitaria, es una empresa conjunta para ver y moldear el futuro. Cuando todo se cierra como un túnel sin salida, basta que alguien te muestre una luz, aunque sea lejana y pequeñita, para que todo cambie. Cuánta fortaleza comunica el solo hecho de saber que sí hay salida, que no todo es oscuridad.

La mayor victoria del hombre es cuando se encarama sobre sí mismo.

Hay una vocación humana a la inmortalidad.

Lo que uno hace bueno o malo eso es lo que queda. En todo ser humano hay algo o mucho de la bondad original.

Lo que más agradeció fue el fortalecimiento de su fe en su condición de hombre.

Hacíamos lecturas individuales o comentadas. Nos comunicábamos lo que pensábamos.

Todos los días cuando abría los ojos, me daba los buenos días diciéndome: estoy vivo. ¿Cómo lo voy a disfrutar? Cada día se convirtió para mí en un sobre sellado, en una carta que me regalaba la vida, para que yo descubriera su contenido. Sabía que cada día era un regalo.

El ejercicio de la escritura tiene algo renovador y terapéutico, concreta mi pensamiento, me abre las puertas que antes creía cerradas, me ayuda a conocerme a mí mismo, como si fuera un espejo en el que me veo con los ojos del espíritu y me da algo parecido a la felicidad. Alguien, demasiado prosaico, explicaba esa felicidad por la irrigación de sangre en el cerebro, estimulada por el ejercicio de pensar. Prefiero explicar que el pensamiento en la vocación más original de hombre y que pensar es como volver a nacer y a estrenar la vida.

¿De cuánto es capaz el hombre?

Al escribir despego, entro en una nave e inicio una fuga del momento presente.

Entonces caigo en la cuenta del poder que tenemos los humanos, de dar alegría y ganas de vivir a los demás.

Los hijos nos sostienen.


jueves, 17 de julio de 2008

Abrazos gratis



Abrazos gratis
Alina Diaconú nos entrega hoy un artículo en el que comenta los abrazos dados en un parque de Buenos Aires siguiendo una propuesta de recuperar esa cercanía de las personas, la posibilidad de contactarnos nuevamente, tocándonos, reconociéndonos como iguales, merecedores de cariño, recordando que todos estamos solos ansiando ser reconocidos y amados. Hace bastante tiempo, recibí el primer video de los abrazos. Recuerdo la emoción que me causaron esos abrazos filmados en alguna ciudad europea. Acompaño el artículo con un video de los abrazos producidos en el parque Salazar de Miraflores, veo que hay mucha timidez, pero también la entrega, el aceptar la propuesta y por qué no aunque sea un extraño, entregarse al abrazo.
Acá el final de su artículo:

"A nadie aman aquellos que no lo demuestran." W. Shakespeare (Los dos hidalgos de Verona)
"Algo bueno nos esperaba ese viernes por la noche. Estábamos ante un ansiado fin de semana. Una tregua Lamentablemente, ese malestar íntimo, acumulado en la mente y en el corazón y reavivado por las noticias "urgentes" de la televisión, no se iba a ir así, de un plumazo. Pero -¡oh, sorpresa!- algo ocurrió. Era ya domingo, y salimos a la calle. Sobre la entrada al parque Lezama, en la esquina de Brasil y Defensa, había tres jóvenes, un varón y dos muchachas. Llevaban unas pancartas precarias que decían: "Abrazos gratis". Y vimos cómo ancianos, jóvenes y niños se acercaban a ellos e intercambiaban un abrazo, un fuerte abrazo. Ni más ni menos. Nosotros también lo hicimos, con alegría, con entusiasmo, con emoción. ¡Qué bueno es abrazar y ser abrazado! ¡Qué gesto extraordinario! Hay que experimentarlo para darse cuenta. Un abrazo nos transforma, nos serena, nos enternece. Un abrazo borra todo hastío anímico y nos llena, al instante, de plenitud, de contento. Abre una compuerta. Es una fusión intensa y fraternal, que fluye y que impregna a dos personas. Es decir, que lo que uno siente, lo siente, asimismo, el otro."


Encuentro esto en un blog y lo comparto:
Historia de Inspiracion Abrazos
Se ha comprobado que todos necesitamos contacto físico para sentirnos bien, y una de las formas más importantes de contacto físico entre dos personas es el abrazo.

Cuando nos tocamos y nos abrazamos, llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros propios sentimientos. Algunas veces NO encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos, el abrazo es la mejor manera.

Hay veces, que no nos atrevemos a decir lo que sentimos, ya sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman, en esos casos se puede contar con el idioma de los abrazos.

Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado.

Acrecienta la voluntad de vivir en los enfermos. Pues debes saber que CUATRO abrazos al día son necesarios para sobrevivir, OCHO para mantenerse y DOCE para crecer como personas.




¿Que nos brinda un abrazo?
Protección
El sentirnos protegidos es importante para todos, pero lo es más para los niños y los ancianos quienes dependen del amor de quienes los rodean.

Seguridad
Todos necesitamos sentirnos seguros. Si no lo conseguimos actuamos de forma ineficiente y nuestras relaciones interpersonales declinan.

Confianza
La confianza nos puede hacer avanzar cuando el miedo se impone a nuestro deseo de participar con entusiasmo en algún desafío de la vida.

Fortaleza
Cuando transferimos nuestra energía con un abrazo, aumentan nuestras propias fuerzas.

Salud
El contacto físico y el abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar dolencias menores.

Autovaloración
Mediante el abrazo podemos transmitir un mensaje de reconocimiento el valor y la excelencia de cada individuo.






UN ABRAZO:
Hace y Dice Muchísimo
abraza a tu amigo,
abraza a tu ser querido,
abraza a tus niños,
abraza a tus viejos,
abraza a tu mascota…
ABRAZALO TODO Y TODOS

miércoles, 16 de julio de 2008

Volver a Medellín

Músicos de Botero.







Flores en el camino a Santa fe de Antioquia

Tuvimos la suerte de viajar a Medellín con dos parejas de amigos. Hace un tiempo visitamos Bogotá, una hermosa ciudad en la que la pasamos encantados. Pues Medellín, la segunda ciudad de Colombia, no se queda atrás. Nos impresionaron muchas cosas especialmente el boom de construcción, en toda la ciudad se construyen infinitos edificios de vivienda, hoteles y nuevos centros comerciales ( Hay 50 actualmente), quedamos impactados de la cantidad de servicios que la ciudad ofrece a sus habitantes (han tenido dos alcaldes de quitarse el sombrero), en primer lugar el metro que atravieza la ciudad solucionando el problema del transporte, los funiculares que van hasta las cimas de los cerros poblados de casas, los parques, el jardín botánico, el museo de ciencias y en especial las bibliotecas. Visitamos la biblioteca España(construída en colaboración con España, inaugurada por la reina Sofía) colocada estratégicamente en una zona de alto riesgo en donde las bandas se enfrentaban a diario. La incersión de la cultura ( hay ludoteca, salones de computadoras, auditorio) ha traído la paz a este barrio y el deseo de superación, ver a los niños haciendo cola para tener acceso a los libros es envidiable. Esos niños estan conectados con el mundo y tendrán una vida diferente.
Botero es de Medellín, visitamos el museo Botero y el parque Botero con sus esculturas y admiramos cada una de sus obras.
Juanes es de Medellín y Hector Abad, es escritor es de Medellín.
Apenas uno deja Medellín, ya quiere volver, dice un video que habla sobre el encanto de Medellín.
Los "Paisas" (así se llaman los habitantes de Antioquia) responden: "Con mucho gusto" cada vez que uno les agradece. Es una frase como para copiarla, nosotros respondemos: "No hay de qué", como si no tuviese mayor mérito haber hecho algo por el otro, mientras que para el habitante de Medellín, ha sido un placer hacerlo, aunque le haya costado esfuerzo, lo ha hecho con agrado.
Qué amables los paisas, cada vez que preguntamos por una dirección, se tomaron su tiempo, usaron modales exquisitos y nos hicieron sentir bien.
Hay una cultura que se llama "la cultura metro", las autoridades y los líderes han convencido a su gente que Antioquía es la región más educada. Cuando uno va en el metro o el funicular, debe ser amable, gentil, no malograr nada, no tirar papeles, es decir, comportarse como un ciudadano que cuida su ciudad y tiene orgullo de ella. Qué buenas ideas, dignas de imitarse, claro que toma tiempo y dinero, pero a nuestras autoridades podría ocurrírseles algo semejante.
Volver, queremos regresar para asistir a la Feria de las flores, cómo será de lindo con esas hermosas flores que vimos en toda la campiña. Tambien hay un festival de Jazz y uno de poesía.
Salir al campo fue precioso, vimos paisajes que nos llenaron el alma de verde que tanto bien hace y no dejamos de señalarnos esa casita con sus balcones de macetas llenas de flores, ese rincón, la caída de agua, el lago rodeado de vegetación.
Visitamos la finca "La luz" de la familia Uribe.Tardamos en llegar hasta que un niño vino corriendo a darnos la voz, habíamos llegado.
Gozamos en "El poblado", "El retiro" con sus callecitas llenas de vida, "Río Negro", "La ceja" , "Guatapé con el meterorito gigantescos y sus hermosos lagos. Comimos delicias de hojaldre en las dulcerías y el famoso pan con queso "almojabara".
Visitamos los jardines de "La casa cural" de los distintos pueblitos y estuvimos con gente que vive de la madera y de las flores. Hay una madera que se llama: "Para siempre" y una tienda que se llama: "La rosa blanca".
Tras cruzar por un larguísimo túnel que corta las montañas pudimos visitar Santa fe de Antioquia, un pueblo virreynal muy interesante.
Celebramos mi santo en un restaurante en el Parque Lleras en una terraza que da a la plaza mientras veíamos pasar a colombianas muy guapas y escuchábamos alegrísima música. En esos días tambien disfrutamos de una exposición de Agatha Ruiz de la Prada, la diseñadora española que destacó por original en el matrimonio de Letizia y el Príncipe Felipe.
Volver a Medellín, lo que uno quiere es volver.
Agradecimientos:
A mis compañeros de viaje: Mario, Aldo y Carmen, Marilú y Roberto.
A Margarita María, a Carmen Masías, a Norma, y a Ana Uribe, que ayudaron a que sea más lindo y placentero el viaje.

Algunas fotos para que se imaginen Medellín:


Guatapé, Antioquia



Realmente disfrutando...







La Biblioteca España.



Bailando Tango de Botero.





El metro y su cultura.


Escultura en la Plaza Botero.


Exposición de Agatha Ruiz de la Prada.


Vestido que lució la artista en el matrimonio de Letizia y Felipe.


Flores para recordar y desear volver.















lunes, 7 de julio de 2008

He escrito y escribo






Dice Octavio Paz: «He escrito y escribo movido por impulsos contrarios: para penetrar en mí y para huir de mí, por amor a la vida y para vengarme de ella, por ansia de comunión y para ganarme unos centavos, para preservar el gesto de una persona amada y para conversar con un desconocido, por deseo de perfección y para desahogarme, para detener al instante y para echarlo a volar. En suma, para vivir y para sobrevivir».

"Una de las funciones cardinales de la poesía es mostrarnos el otro lado de las cosas, lo maravilloso cotidiano, no la irrealidad sino la prodigiosa realidad del mundo."
"El tiempo de la infancia es el tiempo de la imaginación".
"El alma de la naturaleza que sin cesar interroga, se examina y se destruye para renacer de nuevo."

"El abandonarse, el confiarse a la corriente: el don del yo y en los casos extremos su abolición. Ese instante es inconmensurable. Es el único paraíso abierto a todos los hombres, a condición de que se olviden de sí mismos."

El crepúsculo

Turner





Jorge Luis Borges, en una conferencia en la Universidad de Montevideo en 1949 habla sobre la poesía de Oscar Wilde y nos cuenta cómo recien adquiere importancia el crepúsculo en la poesía de las últimas décadas del siglo XIX.
La idea de que la noche pudiera ser agradable es una idea relativamente nueva en la literatura.
Para los griegos, latinos, los renacentistas, la imagen natural de la alegría era la de la aurora. En el siglo XIX ya se siente la aurora como algo terrible, vemos el sentido que ella tiene en Baudelaire o en Tennyson.
Entonces ahora, me pregunto, para nuestros poetas ¿qué momentos es más poético, el del crepúsculo o el de la aurora?, para nosotros mismos ¿qué momento elegimos?, ¿cuál nos produce mayor placer, mayor esperanza, en cual nos sentimos más plenos?
Habrá los crepusculares y los aurorales. Yo me coloco obediente en la fila de los que adoran los crepúsculos.

"La lengua de las mariposas"




El cuento "La lengua de las mariposas" escrito por Manuel Rivas y del que se hiciera una película dirigida por Jose Luis Cuerda, lo vimos acá en ABRA, nuestro taller, hace un tiempo, ahora lo encuentro y lo cuelgo para compartirlo con quienen no lo leyeron. Que lo disfruten. Y si encuentran la película, me avisan.

"El maestro aguardaba desde hacía tiempo que le enviaran un microscopio a los de la instrucción pública. Tanto nos hablaba de como se agrandaban las cosas menudas e invisibles por aquel aparato que los niños llegábamos a verlas de verdad, como si sus palabras entusiastas tuvieran un efecto de poderosas lentes."La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un resorte de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cando lleváis el dedo humedecido a un tarro de azúcar ¿a que sienten ya el dulce en la boca como si la yema fuera la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa".Y entonces todos teníamos envidia de las mariposas. Que maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de jarabe.Yo quería mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no podían creerlo. Quiero decir que no podían entender como yo quería a mi maestro. Cuando era un "picarito", la escuela era una amenaza terrible. Una palabra que cimbraba en el aire como una vara de mimbre."¡Ya verás cuando vayas a la escuela!"Dos de mis tíos, como muchos otros mozos, emigraron a América por no ir de quintos (*) a la guerra de Marruecos. Pues bien, yo también soñaba con ir a América sólo por no ir a la escuela. De hecho, había historias de niños que huían al monte para evitar aquel suplicio. Aparecían a los dos o tres días, ateridos y sin habla, como desertores de la Barranco del Lobo. Yo iba para seis años y me llamaban todos Gorrión. Otros niños de mi edad ya trabajaban. Pero mi padre era sastre y no tenía tierras ni ganado. Prefería verme lejos y no enredando en el pequeño taller de costura. Así pasaba gran parte del día correteando por la Alameda, y fue Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, el que me puso el apodo. "Pareces un gorrión".Creo que nunca corrí tanto como aquel verano anterior al ingreso en la escuela. Corría como un loco y a veces sobrepasaba el límite de la Alameda y seguía lejos, con la mirada puesta en la cima del monte Sinaí, con la ilusión de que algún día me saldrían alas y podría llegar a Buenos Aires. Pero jamás sobrepasé aquella montaña mágica."¡Ya verás cuando vayas a la escuela!"Mi padre contaba como un tormento, como si le arrancara las amígdalas con la mano, la manera en que el maestro les arrancaba la jeada del habla para que no dijeran ajua nin jato ni jracias. "Todas las mañanas teníamos que decir la frase 'Los pájaros de Guadalajara tienen la garganta llena de trigo'. ¡Muchos palos llevábamos por culpa de Juadalagara!" Si de verdad quería meterme miedo, lo consiguió. La noche de la víspera no dormí. Encogido en la cama, escuchaba el reloj de la pared en la sala con la angustia de un condenado. El día llegó con una claridad de mandil de carnicero. No mentiría si le dijera a mis padres que estaba enfermo.El miedo, como un ratón, me roía por dentro.Y me meé. No me meé en la cama sino en la escuela.Lo recuerdo muy bien. Pasaron tantos años y todavía siento una humedad cálida y vergonzosa escurriendo por las piernas. Estaba sentado en el último pupitre, medio escondido con la esperanza de que nadie se percatara de mi existencia, hasta poder salir y echar a volar por la Alameda."A ver, usted, ¡póngase de pie!"El destino siempre avisa. Levanté los ojos y vi con espanto que la orden iba para mi. Aquel maestro feo como un bicho me señalaba con la regla. Era pequeña, de madera, pero a mi me pareció la lanza de Abd el-Krim."¿Cuál es su nombre?""Gorrión".Todos los niños rieron a carcajadas. Sentí como si me batieran con latas en las orejas."¿Gorrión?"No recordaba nada. Ni mi nombre. Todo lo que yo había sido hasta entonces había desaparecido de mi cabeza. Mis padres eran dos figuras borrosas que se desvanecían en la memoria. Miré cara al ventanal, buscando con angustia los árboles de la alameda.Y fue entonces cuando me meé.Cuando se dieron cuenta los otros rapaces, las carcajadas aumentaron y resonaban como trallazos (*).Huí. Eché a correr como un loquito con alas. Corría, corría como solo se corre en sueños y viene tras de uno el Sacaúnto. Yo estaba convencido de que eso era lo que hacía el maestro. Venir tras de mi. Podía sentir su aliento en el cuello y el de todos los niños, como jauría de perros a la caza de un zorro. Pero cuando llegué a la altura del palco de la música y miré cara atrás, vi que nadie me había seguido, que estaba solo con mi miedo, empapado de sudor y de meos. El palco estaba vacío. Nadie parecía reparar en mi, pero yo tenía la sensación de que toda la villa estaba disimulando, que docenas de ojos censuradores acechaban en las ventanas, y que las lenguas murmuradoras no tardarían en llevarle la noticia a mis padres. Las piernas decidieron por mi. Caminaron hacia al Sinaí con una determinación desconocida hasta entonces. Esta vez llegaría hasta A Coruña y embarcaría de polisón en uno de esos navíos que llevan a Buenos Aires.Desde la cima del Sinaí no se veía el mar sino otro monte más grande todavía, con peñascos recortados como torres de una fortaleza inaccesible. Ahora recuerdo con una mezcla de asombro y nostalgia lo que tuve que hacer aquel día. Yo sólo, en la cima, sentado en silla de piedra, bajo las estrellas, mientras en el valle se movían como luciérnagas los que con candil andaban en mi búsqueda. Mi nombre cruzaba la noche cabalgando sobre los aullidos de los perros. No estaba sorprendido. Era como si atravesara la línea del miedo. Por eso no lloré ni me resistí cuando llegó donde mi la sombra regia de Cordeiro. Me envolvió con su chaquetón y me abrazó en su pecho. "Tranquilo Gorrión, ya pasó todo".Dormí como un santo aquella noche, pegadito a mamá. Nadie me reprendió. Mi padre se había quedado en la cocina, fumando en silencio, con los codos sobre el mantel de hule, las colillas amontonadas en el cenicero de concha de vieira, tal como pasara cuando había muerto la abuela.Tenía la sensación de que mi madre no me había soltado de la mano en toda la noche. Así me llevó, agarrado como quien lleva un serón en mi vuelta a la escuela. Y en esta ocasión, con corazón sereno, pude fijarme por vez primera en el maestro. Tenía la cara de un sapo.El sapo sonreía. Me pellizcó la mejilla con cariño. "¡Me gusta ese nombre, Gorrión!". Y aquel pellizco me hirió como un dulce de café. Pero lo más increíble fue cuando, en el medio de un silencio absoluto, me llevó de la mano cara a su mesa y me sentó en su silla. Y permaneció de pie, agarró un libro y dijo:"Tenemos un nuevo compañero. Es una alegría para todos y vamos a recibirlo con un aplauso". Pensé que me iba a mear de nuevo por los pantalones, pero sólo noté una humedad en los ojos. "Bien, y ahora, vamos a comenzar con un poema. ¿A quien le toca? ¿Romualdo? Ven, Romualdo, acércate. Ya sabes, despacito y en voz bien alta". A Romualdo los pantalones cortos le quedaban ridículos. Tenía las piernas muy largas y oscuras, con las rodillas llenas de heridas.Una tarde parda y fría..."Un momento, Romualdo, ¿qué es lo que vas a leer?""Una poesía, señor"."¿Y como se titula?""Recuerdo infantil. Su autor es don Antonio Machado"."Muy bien, Romualdo, adelante. Despacito y en voz alta. Repara en la puntuación.".El llamado Romualdo, a quien yo conocía de acarrear sacos de piñas como niño que era de Altamira, carraspeó como un viejo fumador de picadura y leyó con una voz increíble, espléndida, que parecía salida de la radio de Manolo Suárez, el indiano de Montevideo.Una tarde parda y fríade invierno. Los colegialesestudian. Monotoníade lluvia tras los cristales.Es la clase. En un cartelse representa a Caínfugitivo, y muerto Abel,junto a una marcha carmín..."Muy bien. ¿Qué significa monotonía de lluvia, Romualdo?", preguntó el maestro."Que llueve después de llover, don Gregorio"."¿Rezaste?", preguntó mamá, mientras pasaba la plancha por la ropa que papá cosiera durante el día. En la cocina, la olla de la cena despedía un aroma amargo de nabiza."Pues si", dije yo no muy seguro. "Una cosa que hablaba de Caín y Abel"."Eso está bien", dijo mamá. "Non se por que dicen que ese nuevo maestro es un ateo"."¿Qué es un ateo?""Alguien que dice que Dios no existe". Mamá hizo un gesto de desagrado y pasó la plancha con energía por las arrugas de un pantalón."¿Papá es un ateo?"Mamá posó la plancha y me miró fijo."¿Cómo va a ser papá un ateo? ¿Cómo se te ocurre preguntar esa pavada?"Yo había escuchado muchas veces a mi padre blasfemar contra Dios. Lo hacían todos los hombres. Cuando algo iba mal, escupían en el suelo y decían esa cosa tremenda contra Dios. Decían dos cosas: Cajo en Dios, cajo en el Demonio. Me parecía que sólo las mujeres creían de verdad en Dios."¿Y el Demonio? ¿Existe el Demonio?""¡Por supuesto!"El hervor hacía bailar la tapa de la olla. De aquella boca mutante salían vaharadas de vapor e gargajos de espuma y berza. Una abeja revoloteaba en el techo alrededor de la lámpara eléctrica que colgaba de un cable trenzado. Mamá estaba enfurruñada como cada vez que tenía que planchar. Su cara se tensaba cuando marcaba la raya de las perneras. Pero ahora hablaba en un tono suave y algo triste, como si se refiriera a un desvalido."El Demonio era un ángel, pero se hizo malo".La abeja batió contra la lámpara, que osciló ligeramente y desordenó las sombras."El maestro dijo hoy que las mariposas también tienen lengua, una lengua finita y muy larga, que llevan enrollada como el resorte de un reloj. Nos la va a enseñar con un aparato que le tienen que mandar de Madrid. ¿A que parece mentira eso de que las mariposas tengan lengua?""Si él lo dice, es cierto. Hay muchas cosas que parecen mentira y son verdad. ¿Te gusta la escuela?""Mucho. Y no pega. El maestro no pega".No, el maestro don Gregorio no pegaba. Por lo contrario, casi siempre sonreía con su cara de sapo. Cuando dos peleaban en el recreo, los llamaba, " parecen carneros", y hacía que se dieran la mano. Luego, los sentaba en el mismo pupitre. Así fue como hice mi mejor amigo, Dombodán, grande, bondadoso y torpe. Había otro rapaz, Eladio, que tenía un lunar en la mejilla, en el que golpearía con gusto, pero nunca lo hice por miedo a que el maestro me mandara darle la mano y que me cambiara junto a Dombodán. El modo que tenía don Gregorio de mostrar un gran enfado era el silencio."Si ustedes no se callan, tendré que callar yo".Y iba cara al ventanal, con la mirada ausente, perdida en el Sinaí. Era un silencio prolongado, desasosegante, como si nos dejara abandonados en un extraño país. Sentí pronto que el silencio del maestro era el peor castigo imaginable. Porque todo lo que tocaba era un cuento atrapante. El cuento podía comenzar con una hoja de papel, después de pasar por el Amazonas y el sístole y diástole del corazón. Todo se enhebraba, todo tenía sentido. La hierba, la oveja, la lana, mi frío. Cuando el maestro se dirigía al mapamundi, nos quedábamos atentos como si se iluminara la pantalla del cine Rex. Sentíamos el miedo de los indios cuando escucharon por vez primera el relincho de los caballos y el estampido del arcabuz. Íbamos a lomo de los elefantes de Aníbal de Cartago por las nieves de los Alpes, camino de Roma. Luchamos con palos y piedras en Ponte Sampaio contra las tropas de Napoleón. Pero no todo eran guerras. Hacíamos hoces y rejas de arado en las herrerías del Incio. Escribimos cancioneros de amor en Provenza y en el mar de Vigo. Construimos el Pórtico da Gloria. Plantamos las patatas que vinieron de América. Y a América emigramos cuando vino la peste de la patata."Las patatas vinieron de América", le dije a mi madre en el almuerzo, cuando dejó el plato delante mío."¡Que iban a venir de América! Siempre hubo patatas", sentenció ella."No. Antes se comían castañas. Y también vino de América el maíz". Era la primera vez que tenía clara la sensación de que, gracias al maestro, sabía cosas importantes de nuestro mundo que ellos, los padres, desconocían.Pero los momentos más fascinantes de la escuela eran cuando el maestro hablaba de los bichos. Las arañas de agua inventaban el submarino. Las hormigas cuidaban de un ganado que daba leche con azúcar y cultivaban hongos. Había un pájaro en Australia que pintaba de colores su nido con una especie de óleo que fabricaba con pigmentos vegetales. Nunca me olvidaré. Se llamaba tilonorrinco. El macho ponía una orquídea en el nuevo nido para atraer a la hembra.Tal era mi interés que me convertí en el suministrador de bichos de don Gregorio y él me acogió como el mejor discípulo. Había sábados y feriados que pasaba por mi casa y íbamos juntos de excursión. Recorríamos las orillas del rio, las gándaras (*), el bosque, y subíamos al monte Sinaí. Cada viaje de esos era para mi como una ruta del descubrimiento. Volvíamos siempre con un tesoro. Una mantis. Una libélula. Un escornabois (*). Y una mariposa distinta cada vez, aunque yo solo recuerde el nombre de una es la que el maestro llamó Iris, y que brillaba hermosísima posada en el barro o en el estiércol.De regreso, cantábamos por las corredoiras (*) como dos viejos compañeros. Los lunes, en la escuela, el maestro decía: "Y ahora vamos a hablar de los bichos de Gorrión".Para mis padres, esas atenciones del maestro eran una honra. Aquellos días de excursión, mi madre preparaba la merienda para los dos. "No hacía falta, señora, yo ya voy comido", insistía don Gregorio. Pero a la vuelta, decía: "Gracias, señora, exquisita la merienda"."Estoy segura de que pasa necesidades", decía mi madre por la noche."Los maestros no ganan lo que tienen que ganar", sentenciaba, con sentida solemnidad, mi padre. "Ellos son las luces de la República"."¡La República, la República! ¡Ya veremos donde va a parar la República!"Mi padre era republicano. Mi madre, no. Quiero decir que mi madre era de misa diaria y los republicanos aparecían como enemigos de la Iglesia. Procuraban no discutir cuando yo estaba delante, pero muchas veces los sorprendía."¿Qué tienes tu contra Azaña? Esa es cosa del cura, que te anda calentando la cabeza"."Yo a misa voy a rezar", decía mi madre."Tu, si, pero el cura no".Un día que don Gregorio vino a recogerme para ir a buscar mariposas, mi padre le dijo que, si no tenía inconveniente, le gustaría "tomarle las medidas para un traje".El maestro miró alrededor con desconcierto."Es mi oficio", dijo mi padre con una sonrisa."Respeto muchos los oficios", dijo por fin el maestro.Don Gregorio llevó puesto aquel traje durante un año y lo llevaba también aquel día de julio de 1936 cuando se cruzó conmigo en la alameda, camino del ayuntamiento."¿Qué hay, Gorrión? A ver si este año podemos verles por fin la lengua a las mariposas".Algo extraño estaba por suceder. Todo el mundo parecía tener prisa, pero no se movía. Los que miraban para la derecha, viraban cara a la izquierda. Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, estaba sentado en un banco, cerca del palco de la música. Yo nunca viera sentado en un banco a Cordeiro. Miró cara para arriba, con la mano de visera. Cuando Cordeiro miraba así y callaban los pájaros era que venía una tormenta.Sentí el estruendo de una moto solitaria. Era un guarda con una bandera sujeta en el asiento de atrás. Pasó delante del ayuntamiento y miró cara a los hombres que conversaban inquietos en el porche. Gritó: "¡Arriba España!" Y arrancó de nuevo la moto dejando atrás una estela de estallidos.Las madres comenzaron a llamar por los niños. En la casa, parecía haber muerto otra vez la abuela. Mi padre amontonaba colillas en el cenicero y mi madre lloraba y hacía cosas sin sentido, como abrir el grifo del agua y lavar los platos limpios y guardar los sucios.Llamaron a la puerta y mis padres miraron el picaporte con desasosiego. Era Amelia, la vecina, que trabajaba en la casa de Suárez, el indiano."¿Saben lo que está pasando? En la Coruña los militares declararon el estado de guerra. Están disparando contra el Gobierno Civil"."¡Santo cielo!", se persignó mi madre."Y aquí", continuó Amelia en voz baja, como si las paredes oyeran, " Se dice que el alcalde llamó al capitán de carabineros pero que este mandó decir que estaba enfermo",Al día siguiente no me dejaron salir a la calle. Yo miraba por la ventana y todos los que pasaban me parecían sombras encogidas, como si de pronto cayera el invierno y el viento arrastrara a los gorriones de la Alameda como hojas secas.Llegaron tropas de la capital y ocuparon el ayuntamiento. Mamá salió para ir a la misa y volvió pálida y triste, como si se hiciera vieja en media hora."Están pasando cosas terribles, Ramón", oí que le decía, entre sollozos, a mi padre. También él había envejecido. Peor todavía. Parecía que había perdido toda voluntad. Se arrellanó en un sillón y no se movía. No hablaba. No quería comer."Hay que quemar las cosas que te comprometan, Ramón. Los periódicos, los libros. Todo"Fue mi madre la que tomó la iniciativa aquellos días. Una mañana hizo que mi padre se arreglara bien y lo llevó con ella a la misa. Cuando volvieron, me dijo: "Ven, Moncho, vas a venir con nosotros a la alameda". Me trajo la ropa de fiesta y, mientras me ayudaba a anudar la corbata, me dijo en voz muy grave:"Recuerda esto, Moncho. Papá no era republicano. Papá no era amigo del alcalde. Papá no hablaba mal de los curas. Y otra cosa muy importante, Moncho. Papá no le regaló un traje al maestro"."Si que lo regaló"."No, Moncho. No lo regaló. ¿Entendiste bien? ¡No lo regalo!"Había mucha gente en la Alameda, toda con ropa de domingo. Bajaran también algunos grupos de las aldeas, mujeres enlutadas, paisanos viejos de chaleco y sombrero, niños con aire asustado, precedidos por algunos hombres con camisa azul y pistola en el cinto. Dos filas de soldados abrían un corredor desde la escalinata del ayuntamiento hasta unos camiones con remolque entoldado, como los que se usaban para transportar el ganado en la feria grande. Pero en la alameda no había el alboroto de las ferias sino un silencio grave, de Semana Santa. La gente no se saludaba. Ni siquiera parecían reconocerse los unos a los otros. Toda la atención estaba puesta en la fachada del ayuntamiento.Un guardia entreabrió la puerta y recorrió el gentío con la mirada. Luego abrió del todo e hizo un gesto con el brazo. De la boca oscura del edificio, escoltados por otros guardas, salieron los detenidos, iban atados de manos y pies, en silente cordada. De algunos no sabía el nombre, pero conocía todos aquellos rostros. El alcalde, el de los sindicatos, el bibliotecario del ateneo Resplandor Obrero, Charli, el vocalista de la orquesta Sol y Vida, el cantero q quien llamaban Hércules, padre de Dombodán... Y al cabo de la cordada, jorobado y feo como un sapo, el maestro.Se escucharon algunas órdenes y gritos aislados que resonaron en la Alameda como petardos. Poco a poco, de la multitud fue saliendo un ruge-ruge que acabó imitando aquellos apodos."¡Traidores! ¡Criminales! ¡Rojos!""Grita tu también, Ramón, por lo que más quieras, ¡grita!". Mi madre llevaba agarrado del brazo a papá, como si lo sujetara con toda su fuerza para que no desfalleciera. "¡Que vean que gritas, Ramón, que vean que gritas!"Y entonces oí como mi padre decía "¡Traidores" con un hilo de voz. Y luego, cada vez más fuerte, "¡Criminales! ¡Rojos!" Saltó del brazo a mi madre y se acercó más a la fila de los soldados, con la mirada enfurecida cara al maestro. "¡Asesino! ¡Anarquista! ¡Comeniños!"Ahora mamá trataba de retenerlo y le tiró de la chaqueta discretamente. Pero él estaba fuera de sí. "¡Cabrón! ¡Hijo de mala madre¡ Nunca le había escuchado llamar eso a nadie, ni siquiera al árbitro en el campo de fútbol. "Su madre no tiene la culpa, ¿eh, Moncho?, recuerda eso". Pero ahora se volvía cara a mi enloquecido y me empujaba con la mirada, los ojos llenos de lágrimas y sangre. "¡Grítale tu también, Monchiño, grítale tu también!"Cuando los camiones arrancaron cargados de presos, yo fui uno de los niños que corrían detrás lanzando piedras. Buscaba con desesperación el rostro del maestro para llamarle traidor y criminal. Pero el convoi era ya una nube de polvo a lo lejos y yo, en el medio de la alameda, con los puños cerrados, sólo fui capaz de murmurar con rabia: "¡Sapo! ¡Tilonorrinco! ¡Iris!"




Manuel Rivas dice en un reportaje: ".... El cine ejerce un gran hechizo sobre mi, en parte creo que mis sentidos -y de la gente de mi generación- quiero decir la sensibilidad, la percepción e incluso la manera de escribir, todo esto no es nada ajeno a ese mundo. Es como ver lo que intenté con la literatura en el cine. Yo ya había hecho estas películas en mi mente y al ver el resultado filmado fue muy emocionante. Del cine admiro el valor de hacer una película, porque es una maquinaria muy compleja. De pequeño soñé con ser director de cine o hacer películas. Después ví que es más fácil ser escritor. El cine es dificilísimo, también por cuestiones económicas. En una historia escrita puedo hacer aparecer diez caballos, en una película esto ya se convierte en un asunto bastante costoso. En fin, creo que "La lengua de las mariposas" es un filme muy logrado. Conseguí verlo como un espectador más y me encantó"

viernes, 4 de julio de 2008

La mano abierta




"A manos llenas he recibido, a manos llenas doy".
Qué símbolo importante. Como para tenerlo cerca y recordarlo.


Pocas semanas antes de morir, mientras nadaba en el mar mediterráneo en Agosto de 1965, le Corbusier escribió una carta llamada Mise au point, en la que comenta:
"Este símbolo de la mano abierta, abierta para recibir la riqueza creada, para distribuirla a la gente del mundo, debe ser el símbolo de nuestra era. Antes de que me encuentre alg´n día en las esferas celestiales de medio de las estrellas de Dios Todopoderoso, tendré la felicidad de ver levantarse en Chandigargh, frente a los Himalayas, esa Mano abierta, que denota para el padre Corbu una hazaña, una cierta distancia cubierta."
Pintor, arquitecto, poeta.
"La arquitectura es un juego sabio y magnífico de los volúmenes frente a la luz del sol", afirmaba, para mostrar el combate permanente entre lo racional y lo telúrico, entre el sol y la tierra, el agua y el fuego." "El sol y la luna son lo masculino y lo femenino, el azul y el rojo."

jueves, 3 de julio de 2008

La Capilla de Le Corbusier

Hoy me hablaron de esta capilla, el hijo de mi amiga es arquitecto en Londres y ahora que ellos esuvieron de paseo por Europa los llevó a que conociesen esta obra, considerada la más poética de uno de los arquitectos más importantes del último siglo.

Le Corbusier nos cuenta:

La Chapelle Notre Dame du Haut está ubicada en un lugar muy especial, encima de la llanura de Saona. Siempre hubo lugares de culto allí. Templos paganos primero, después iglesias y una capilla. Luego siempre fueron demolidas a lo largo de los siglos. Fueron demolidas en la guerra de 1871, en la del 14, en la del 39 y en la Liberación. Venían encargando la reconstrucción de la capilla a gente del lugar, pero nunca la terminaban. Entonces, hicieron un concilio, o algo así, en el arzobispado, mientras la capilla seguía siempre por terminar. Estaban desesperados y un día, en el medio de la reunión, el inspector Mathey y un canónigo se animaron juntos y dijeron: "¡Corbusier!". Y los otros respondieron: "Bueno, quizás...". Se levantó la sesión y así fue. El arzobispo le dijo al abate: "¡Le Corbu! Esto es grave. Vaya a verlo un domingo y luego me cuenta". El hombre vino a la casa con el abate Ledeur, y yo les dije que no me importaba la iglesia, que yo no pedía nada y que, si la hacía, sería a mi manera. Me interesaba como obra plástica. En 20 años no había querido hacer una, pero de repente sí tenía ganas. Se entusiasmó y le habló bien de mí a su arzobispo."[Le Corbusier]








Francis Bacon triunfador


El triunfador de este año en Sotheby´s es Francis Bacon. Tuve la suerte de ver una exposición suya en N.Y. hace unos años. Me impresionó. Primero sentí un rechazo y luego fui regresando, sostuve la mirada, pude ver su trabajo, admirarlo.
Bacon es considerado uno de los más grandes pintores de la figura humana del siglo XX. Uno de sus autorretratos y luego un video que da una idea de su obra.

Regresión - Jugando con tierra

Ayer tuve una regresión que me trajo una inmensa felicidad. Estaba en el jardín con mis nietos, con Rafaela y Alejandro, en cierto momento nos sentamos en el suelo y empezamos a jugar con tierra sintiendo la delicia de la textura en nuestra manos. Totalmente abstraídos del mundo, nos dedicamos a contruir una torre que convertimos en castillo, Tango, nuestro adorado Fox terrier (experto en hacer huecos) nos enseñó como había que tirar la tierra hacia los lados. Usamos instrumentos para alisar, cavar, presionar la tierra.


Yo volví a tener cuatro, cinco años y me transporté a los jardines de mi infancia en los que tan feliz había sido. Queríamos seguir y seguir jugado y quien sabe terminar así:Que no vean mis hijos este post y menos los hijos políticos, se preguntarán qué clase de abuela soy. Pero miren la cara de dicha de la niña en el charco. Dejaremos esa experiencia para el verano.

LIBERADA

Felicitaciones a Colombia Ingrid Betancourt ha sido liberada. Una alegría para el mundo entero.

martes, 1 de julio de 2008

Morir de amor

Fui el penúltimo día, que bueno fuera que la repitiesen porque mucha gente se ha quedado sin verla. Realmente un entretenimiento de comienzo a fin. Todo tan bien hecho, tan gracioso, los actores cada uno mejor que el otro. Un teatro lleno, qué bueno por el teatro. Una comedia musical dirigida por Marisol Palacios y Alfonso Santistevan, ella fue la que tuvo la idea y juntos escribieron el guión. Como dice el programa: risa y nostalgia, las canciones del recuerdo, esas baladas de amor que teníamos guardadas en algun lugar de nuestro corazón y que hubiese provocado que todo el público las cantase a voz en cuello. Somos tímidos, no hay duda.

Nino Bravo, Roberto Carlos, perales, Miguel Bose, Camilo Sesto.
Los actores: Paúl Vega, Katia Condos, Sergio Galliani, Montserrat Brugué, Gonzalo Torresy Norma Martínez, de primera.
Hay que estar atentos por si la repiten porque de verdad, la pasamos de maravilla.

Ahi va un video de Bose cuando era jovencito.