domingo, 27 de octubre de 2013

Abelardo, un gato mudo

Un gato mudo ( Inspirado en un cuento de Juan García Ponce, escritor mexicano)

Abelardo, a diferencia de los demás gatos, era mudo. Es por eso que la pareja lo llevó a vivir con ellos. Ellos no querían que se enterase de lo que sucedía en ese dormitorio cuando se reunían clandestinamente. La verdad es que no era mudo sino sordo porque maullaba como los demás gatos aunque con un tono un poco más elevado que lo habitual y no conseguía articular palabra alguna. Cuando tenía hambre, o espiaba por la ventana para maullarle a la luna, el sonido se confundía con el llanto de un bebe. A ellos eso les molestaba, entonces trataban siempre de tenerle agua y comida en sus platos y ella cosió con esmero un visillo para tapar el resplandor de la luna.
Cuando al cabo de un tiempo la mujer dijo que estaba harta de tener que dedicarle cuidados, él usó sus mejores argumentos para mantenerlo en el departamento.
—Si no nos escucha no podrá repetir lo que decimos, no es como esos gatos chismosos que van por todos lados contando los secretos de las familias. ¿Acaso le entiendes algo de lo que dice? — Ella parecía inmutable, pero él continuó buscando convencerla:
—Y además, se que te gusta que nos acompañe mientras hacemos el amor. ¿Te das cuenta de que sin planearlo ni pensarlo nos hemos constituido en un trío? Lo siento mucho pero sin Abelardo yo ya no podré hacer el amor. Me gusta que se acomode a nuestros pies y permanezca concentrado mirándonos con esa actitud tan placentera como si él también saborease nuestras caricias.
Y como el hablar de amor despertó su deseo, él la llevó a la cama y entre juegos y risas le fue quitando la ropa. Abelardo inmediatamente se ubicó en su estratégico lugar. Ella satisfecha luego de susurros, delicadas ternuras recorriéndole el cuerpo, el balanceo, las cosquillas, el ritmo, el acoger el peso masculino sobre su delgado cuerpo y la explosión de gozo, movió la cabeza asintiendo y dijo:
—Que se quede Abelardo.

Escribir y callar




Este martes en nuestro taller ABRA, siguiendo con la escritora Nuria Amat, escritora española, de Barcelona de la que la semana pasada habíamos leido: " Las supervivientes" y "Biblioteca interior", iniciamos la lectura de su ensayo: "Escribir y callar".

Acá algunas frases suyas:



"El desafío consiste en inventar algo propio, algo nuevo que decir con las palabras. Un idioma particular. "

"La memoria es la infancia del escritor."

"Esa mirada de la infancia es un eco pensativo, una doblez del pensamiento."


"Por eso la orfandad de algo, la ausencia vital de alguien, vivifica el ansia de palabras."

"Porque el miedo, en realidad no es mas que ina enorme montaña de pequeñas y grandes tristezas."

"Descubrí que con las palabras se podía conseguir fuerza suficiente para soportar la vida."

"Entraba en la lengua y en la literatura con un pasamontañas en la cabeza que solo dejaba libre el espacio de la mirada."


"El mismo gesto de la escritura quiere decir algo así como escarbar con los dedos en la arena desierta para seleccionar las palabras una a una."

"Lo importante, lo más importante, es este deseo tierno de escritura."

"La literatura y el universo infinito que la ocupa me han enseñado a dar sentido a una vida insensata."

"La literatura es sobre todo, arte."
"Leer es enseñar a leer. Como amar es aprender a amar."

" Siempre me he esforzado por llegar al alma de las cosas".

"Aprender a leer de verdad la realidad del mundo supone un esfuerzo de intuición, emoción y clarividencia. "

"La buena literatura sorprende misteriosamente. Pone melancólico. Ayuda a aprender a pensar. A tentar a Dios y a imaginar su muerte. La buena literatura enajena el alma, inhabilita el saber, oscurece la felicidad, alivia el dolor. Humaniza. La buena lectura murmura saberes profundos apenas intuidos."




San Telmo en Domingo

Ir a San Telmo en Buenos Aires es siempre una alegría y un descubrimiento. Esta vez tocó en el día de la madre así que estaba un poco vacío porque la gente prefirió estar en familia que hacer negocios. De todos modos tomé algunas fotos que ahora comparto con ustedes:

Cinco días en Buenos Aires



Estar en Buenos Aires aunque sea por 5 días es tan estimulante, buen teatro, buen cine,maravillosas librerías, estupendo clima, la ciudad está más limpia, mejores veredas, mucha gente en las confiterías, en los restaurantes, gente estudiando, investigando, viendo arte, así deberían ser todas las ciudades regalos para la imaginación, para renovar nuestras ideas, para variar nuestro punto de vista.

Esta vez lo que más hicimos fue ir al teatro y tuvimos mucha suerte vimos muy buenas obras, una de ellas me emocionó hasta las lágrimas, la de Beethoven, la de Bergman estupenda, Emilia retratando el caos de las familias y esta de Parque Lezama llena de ternura.

Sonata de Otoño





Emilia , Timbre 4, Teatro en Buenos Aires

33 Variaciones










Sonata para violín

Anne-Sophie Mutter plays Johannes Brahms [HD] Violin Sonata

Gloria Swanson en la carátula




Usé esta imagen para la carátula de mi libro "Escenas privadas". Es Gloria Swanson, actriz de cine estadounidense. Brilló como una de las principales estrellas del cine mudo en los años 20, y fue considerada como una de las actrices más glamurosas de la época.
Acá otras imágenes suyas:

Delicadeza oriental


¿Qué quiero ser de mayor?


Soy pájaro hace tiempo

Ana Sarrías. NAVARRA, España.

Soy pájaro hace tiempo. Desde la tarde en que mis compañeros de clase me embadurnaron con fango y me rompieron las gafas. Escapé. Corrí hasta el gran sauce del patio como un corzo acorralado a punto de recibir la última muerte. Entonces una rama del árbol se fracturó y las hojas desprendidas vinieron a posarse lentamente sobre mi cuerpo pegajoso. Sentí un hormigueo bajo mis brazos y luego un impulso involuntario que me levantó tres palmos del suelo, y luego más y más alto. Desde tan arriba no quedan ya enemigos, ni miedos, ni cautiverios. Sólo un horizonte infinito.

Foto: Hossein Zare

jueves, 24 de octubre de 2013

Decir, Hacer, de Octavio Paz


DECIR, HACER

http://www.archive.org/download/alopbd/albalearning-decir_paz.mp3


A Roman Jakobson

Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido

La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.

No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.

La poesía
se dice y se oye:
es real.

Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?

Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.

Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.

Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.

Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.

Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Annabel Lee leido por Marianne Faithfull

The Mission Ennio Morricone

Kevin Francis Gray, escultor




Escultor británico.

La joven de la perla



Veermer

Las bailarinas de Degas

The Moma

The Guggenheim Museum

The Med

El oso atravesó la montaña

Alonso Cueto nos dice:





En “El oso atravesó la montaña”, Alice Munro cuenta la historia de un profesor jubilado, Grant, que vive con su esposa Fiona. La convivencia es feliz excepto por el recuerdo de las aventuras que Grant tuvo con alguna de sus estudiantes. La historia se inicia cuando Fiona descubre los síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Ella misma decide que lo mejor será internarse en una clínica. La separación es dura. Una de las reglas de la clínica es que él no puede visitarla hasta que pasen treinta días. Cuando transcurre el plazo y Grant va a verla, descubre que Fiona se ha enamorado de otro enfermo, Aubrey.

En ese paraíso del aislamiento, Fiona vive solo para Aubrey y apenas recuerda a su marido. Pronto la esposa de Aubrey lo retira de la clínica por problemas económicos. Fiona entra en una crisis de nostalgia. Grant que prefiere ver a su esposa feliz, aunque sea con otro hombre, visita a la esposa de Aubrey para procurar que Fiona y su marido puedan reunirse. El resultado es que Grant empieza a intimar con la esposa de Aubrey.

El final del relato, inesperado y dramático, es uno de los más bellos que se han contado. “El oso que atravesó la montaña” (que se convirtió en una película maravillosamente interpretada por Julie Christie) ilustra un tema esencial en la obra de Munro: la vida como un sistema de intercambios y compensaciones secretos.

Nacida en 1931, en Ontario, Canada, la vida y la obra de Munro han girado siempre en torno a los personajes sencillos, que llevan existencias cotidianas y pobladas de sueños (una herencia chejoviana). Su infancia transcurrió en una granja en la época de la depresión, rodeada de personas que intentaban sobrevivir. Conoció a su esposo James Munro en la Universidad de Ontario y se casó a los veinte años. Al año siguiente nacería la primera de sus tres hijas. Su primer volumen de cuentos Baile a las sombras felices (1968) y el siguiente Vidas de niñas y mujeres (1971) establecieron su fama muy pronto entre los lectores de todo el mundo.

Sus relatos de tramas sencillas, en las que sucede muy poco, están poblados de personajes que ocultan mucho más de lo que declaran. La zona en la que vive su narrativa está siempre en aquello que han callado o suprimido sus protagonistas. Esta exploración del silencio está hilvanada al género del cuento. Munro ha declarado que nunca se propuso ser cuentista: siendo madre de tres niñas, no tenía tiempo para escribir novelas. Sin embargo, según sus testimonios siempre ha visto la vida de las personas a fogonazos, y no como desarrollos lineales. Sus cuentos parecen decirnos que la rutina es el centro de nuestras vidas.

“Las lunas de Júpiter” cuenta la dramática enfermedad del padre de la protagonista. Pero el relato termina con una frase que parece comprobar la fuerza de lo cotidiano: “Hacía frío afuera, de modo que entré a tomar un café, y a comer algo antes de volver al hospital”. En otro cuento de la misma colección, uno de sus personajes le pregunta al otro: “¿En qué estás pensando?”. La respuesta es En la vida. La mejor descripción de lo que ha hecho Munro en sus relatos. Una gran Premio Nobel.

Poesía a la hora del desayuno

Desayuno

Por Jacques Prévert

Echó café

en la taza.

Echó leche

en la taza de café.

Echó azúcar

en el café con leche.

Con la cucharilla

lo revolvió.

Bebió el café con leche.

Dejó la taza

sin hablarme.

Encendió un cigarrillo.

Hizo anillos

de humo.

Volcó la ceniza

en el cenicero

sin hablarme.

Sin mirarme

se puso de pie.

Se puso

el sombrero.

Se puso

el impermeable

porque llovía.

se marchó

bajo la lluvia.

Sin decir palabra.

Sin mirarme.

Y me cubrí

la cara con las manos.

Y lloré.


Jacques Prévert

Conversando con Mario Testino


Mi amiga Vicky Pareja me sugiere que comparta con ustedes esta entrevista, que me parece buenísima. Mario Testino creador de MATE es un artista peruano que se mueve por todas partes del mundo pero que ha escogido Barranco para exponer y difundir arte de aqui y de fuera.



Mario Testino. Fotógrafo de modas. Trabaja para revistas como Vanity Fair y Vogue. También ha colaborado con las campañas publicitarias de casas de belleza y moda, como Burberry, Gucci, Dolce & Gabana y Versace. Sus fotos han sido expuestas en Londres, Milán, Amsterdam y Tokio.

Texto. Emilio Camacho. La República
Foto: Ana Castañeda.

Testino pide a Ana Castañeda que se fije en la luz. Luego, que suba el flash para que apunte a su rostro. Click. Curiosea en la pantalla de la cámara para ver cómo salió su foto. Posa de nuevo. Voltea la cabeza buscando más luz. Click. Mira a una ventana que le sirve de reflejo. Click. Hace dos pistolas con sus índices y sus pulgares. Click. Vuelve a curiosear en la cámara. Se ríe. Click. El fotógrafo de la Casa Real de Inglaterra y de supermodelos como Kate Moss y Giselle Bundchen nos ha dado cuarenta minutos antes de que vuelva a su agenda de este jueves: La pre inauguración de la muestra “Somos Libres”, parte de su colección de arte contemporáneo que incluye el trabajo de 27 artistas plásticos de todo el mundo. La exposición es la novedad en MATE, la casona barranquina a la que ha convertido en su cuartel general en Perú y uno de los motivos por los que siempre vuelve a casa.


¿Sigues siendo el hombre que hace fiestas más grandes que las de Madonna?

(Sonríe) No lo sé. Me gusta la fiesta. Lo que pasa conmigo es que me gusta hacer las cosas a la perfección, no me gustaría hacer una fiesta y que esté aburrida, en ese caso prefiero no hacerla. Y no es que haga fiestas todos los días, pero cuando las hago las llevo a un nivel que haga que la gente no se olvide de ellas.

¿Cuál es la fiesta más memorable que has hecho?

Quizá mi cincuenta cumpleaños en Berlín. No era una fiesta social, eran mis amigos, los que me han ayudado en mi carrera, unas 150 personas. Allí me teñí el pelo de rubio.

¿Y cuánto de tu espíritu festivo ves en el país? ¿Sientes que los peruanos buscamos la fiesta?

Bueno, creo que todo sudamericano tiene eso. Ahora, yo a los 14 años comencé a ir a Brasil, a Río de Janeiro, y creo que ellos tienen eso multiplicado por cien, nosotros no tanto. Nos gusta la fiesta, pero creo que somos menos alaracosos. A los brasileños les gusta saltar, bailar, gritar, algo de eso me ha influenciado.

¿Y tú qué prefieres? ¿Una fiesta cocktail o un baile popular, por ejemplo, en Paucartambo?

Yo creo que todo en su momento es perfecto, yo me adapto. Yo he dado fiestas muy pequeñas, para veinte personas, y otras muy grandes, para unas mil.

En Río, como me acabas de decir, encontraste inspiración, en Londres empezaste a hacer fotografía de modas, luego te volviste un ciudadano del mundo, pasas más horas en el aire que sobre tierra, y lo que pareces tener más lejos es al Perú. Esta idea de tener MATE, una casona que funciona como centro cultural, donde expones de vez en cuando, ¿es tu manera de reconectarte con el país?

Es una manera de dar algo de vuelta. Mucho de lo que soy se lo debo al Perú. Un alemán no podría ser como yo, un francés o un norteamericano tampoco...

Aunque trataste de ser como los ingleses cuando empezaste en la fotografía...

Claro, traté de aprender la estética de ellos. Pero luego descubrí que la estética se forma donde has crecido y te han educado, en tu infancia. Yo sí creo que mi estética está marcada por el Perú y por mi educación, y hacer este espacio, el MATE, es traer lo que he aprendido en los 38 años que vivo fuera, lo que la vida me ha permitido mirar. Lo mezclo todo. Tomo de cada experiencia lo necesario. Tengo 58 años y ya no me gusta lo que me gustaba a los 20 o los 40. Es como la música. Me gusta el bolero, pero también el vals o el rock...

¿Y ahora qué estás escuchando?

Música coreana.

¿Hablas de K-Pop?

Sí, (sonríe), el K-Pop, me encanta, tiene mucha energía. Pero a la vez escucho ópera, y ahora que estoy en Lima escucho valses.

Los 80 y los 90, fueron momentos muy duros para el país, dramáticos, y tú volvías de vez en cuando, ¿de aquello tienes algún recuerdo que te haya impactado?

Mira, es verdad que hubo mucha violencia, y yo venía a ver a mis padres, pero no tenía muchos amigos en la época, muchos de ellos se habían ido fuera, y no me identificaba mucho con la ciudad y con el país. Yo la estaba luchando afuera y no podía venirme así como así, tenía que pensarlo mucho antes de hacerlo. Pero al inicio del 2000 conocí a artistas jóvenes como José Carlos Martinat y Miguel Andrade, que me enseñaron una nueva Lima, que no tenía los límites de mi generación; los límites sociales, mentales y económicos. El Perú cambió mucho. Comenzó a crecer. La gente ya no tenía que irse afuera para hacer lo que hace. Acabo de presentar el trabajo de tres jóvenes fotógrafos: Ernesto Benavides, Musuk Nolte y Leslie Searles. Ellos hacen un trabajo fantástico y viven el Perú.

Y son menores que tú, ¿dirías que te adelantaste a tu época?

Sí, y parece raro. Me pasa un montón eso. Y nunca es tan bueno. Adelantado o atrasado, no vas al ritmo que se necesita. Es interesante eso. Yo no crecí así, como estos jóvenes que te he mencionado. Yo crecí con el control, con el límite, me decían: “Eso no se puede”. Es gracioso que ahora organice una muestra que se llama “Somos Libres”.

¿Y no sientes que sigues siendo un visitante en el Perú?

Mira, lo raro es que cuando estoy en el Perú me siento completamente en casa, no me provoca irme. Pero cuando finalmente me voy, ya no recuerdo nada. Es una suerte, de lo contrario sería muy difícil vivir la vida que llevo.

¿Nunca te interesaste por ser un fotorreportero, un hombre que cubriera noticias duras?

No creo que ese sea mi ámbito de trabajo, tienes que tener mucho coraje para cubrir una guerra. Y te tiene que interesar eso para coger ese coraje. Yo soy más positivo que negativo, me gusta más reírme que estar triste, o me gusta más ver la belleza que la pobreza, en cierto modo.

¿No escapas a la realidad con eso?

Yo creo que al final del día todo el mundo prefiere ver algo bonito. Ese es un deseo lógico. El problema es decirlo. Y hay que entender lo que digo, no quiero que suene como algo banal. Yo veo el mundo como es, todos los días, no vivo en una burbuja, pero si puedo escoger qué ver, prefiero algo que me haga sonreír. Y también puedo ayudar, no me mantengo al margen.

En algunas entrevistas has mencionado a tres retratistas que influyeron en tu estilo: Richard Avedon, Cecil Beaton y Norman Parkinson, ¿cuál de ellos ha tenido un peso más fuerte en tu formación?

Todos han influido por distintas cosas. Avedon es el fotógrafo de modas por excelencia. Fue el primero en volverse una estrella de la fotografía. Él rompió muchas reglas. Antes las mujeres eran fotografiadas estáticas. Y él decidió hacerlas saltar en el estudio. Sus fotos a veces estaban fuera de foco, pero con eso conseguía una belleza máxima. Beaton era un documentador de la sociedad. Y uno, en este trabajo, tiene acceso a lugares poco comunes. Con él aprendí a compartir esas experiencias a través de la fotografía. Y Parkinson tenía un gusto muy especial para presentar a las mujeres. Eran "sus" mujeres.

Quiero detenerme en Avedon (1923-2004). Como tú dices, fue el gran fotógrafo de modas. Pero también recibió otros encargos. Harper's Bazaar y la revista Rolling Stone le pidieron que retratara a varios políticos norteamericanos, fotografió a varios presidentes de ese país, ¿es posible hacer una cosa así en el Perú?

Vivimos en épocas diferentes. Cuando Avedon vivía, a los políticos no se les destruía, se les respetaba, se les tenía como líderes de la sociedad. Supongo que había cierto tipo de opinión, pero no era como hoy que uno abre el diario, en cualquier parte del mundo, y a los políticos no se les critica se les destruye. Además, no se tenía acceso a esos personajes.

¿Había algo de glamour en la política?

Claro. Imagínate retratar a John Kennedy y a su esposa. Era otro tipo de política. La política es fantástica: abre las puertas a todo tipo de personas. Pero también es como montar a caballo, todos quieren hacerlo, pero no todos pueden controlar al caballo. Y los políticos tampoco son cien por ciento honestos y dedicados a su trabajo.

Entonces los políticos son responsables por las críticas que reciben.

Es una mezcla. Nosotros los hemos puesto allí. Y quizá no nos hemos percatado de si tenían la capacidad adecuada.

Sospecho que tienes cierta simpatía por la actual pareja presidencial.

La verdad es que no los conozco tanto. Mira, no soy muy político y quizá ese sea un error, debería estar más al corriente de lo que hacen. Pero yo no puedo dejar de hacer algo por mi país o de colaborar, guiándome por quien esté en el poder. Yo fui premiado por Alan García. Y la primera vez que fui a Palacio fue con Fujimori.

En el Congreso, hay un proyecto para otorgarle derechos a las parejas homosexuales, es lo que se conoce como la unión civil, tú has firmado un pronunciamiento a favor de esta idea, ¿por qué?

Lo he firmado, sí. Y yo firmaría algo a favor de ese proyecto en cualquier parte del mundo. Yo creo que lo más importante que aprendí en Inglaterra es la idea de la tolerancia. El problema en el mundo es la falta de tolerancia. Ahora estamos hablando de un proyecto a favor de la unión de dos personas del mismo sexo, pero pregúntate, por ejemplo, qué pasó con Hitler. Por qué hubo este exterminio contra los judíos. Hubo un juzgamiento por una cuestión religiosa. Alguien decidió exterminarlos por eso. Muchas guerras se dan por eso.

Precisamente, en julio, en Inglaterra, se aprobó el matrimonio para parejas homosexuales, ¿qué nos falta en Perú para llegar a ese nivel de apertura?

Mira, yo tengo un par de amigos homosexuales. Uno de ellos murió, y cuando pasó eso, a la pareja que había vivido con él, durante 25 años, la sacaron de su departamento, ni siquiera podía visitarlo en el hospital porque no tenía un papel firmado. Y la otra persona, su pareja, se quedó sola, en el hospital. Es una cuestión humana. Quién soy yo, tú o quién sea para decir no a una persona, por lo que sea, por cuestiones religiosas, porque ha nacido negra, blanca o amarilla.

¿Y qué piensas de la carga que hay en grupos religiosos que se oponen a esta iniciativa (la de la unión civil)?

Mira, ellos han escogido ser parte de una religión, quizá los otros no, qué les da el poder de juzgar a los otros. Esta discusión se está dando en todo el mundo, no es solo de acá. Y lo que yo veo, es que los jóvenes no tienen estos problemas. Ellos han crecido de otra manera.

Hay una frase tuya: "El lujo es poder cambiar de opinión cuando uno quiera". Hombre, allí suenas un poco caprichoso, casi a divo.

Mira, he trabajado treinta años para tener lo que tengo, creo que de divo no tengo nada, nunca he impuesto nada a nadie más que a mí mismo. Ahora, en mi trabajo, si yo he escogido que una habitación sea rosada, pero al final pienso que debe ser roja, y faltan dos horas para el opening , igual la pinto de rojo, ese es el lujo.

Tus colaboradores deben terminar jalándose los pelos.

Noooo, para nada (sonríe). Yo tengo una relación increíble con mis colaboradores. Mira, lo que los fotógrafos hacemos es asegurar las ventas. Si la compañía no vende más de lo que ha invertido después de contratarte, no te contrata de nuevo.

¿Qué tipo de trabajo rechazas?

Todo aquel que no pueda hacer al nivel al que estoy acostumbrado.

¿Y rechazas muchos trabajos?

Sí.

¿Cuál ha sido tu editora más severa?

Yo creo que ha sido Carine Roitfeld, ella era la editora de Vogue Francia, pero ahora tiene su propia revista (CR Fashion Book). Me empujó a ser yo mismo.

Hablemos de esta nueva muestra en MATE, ¿cuánto han influido en ti las artes plásticas?

Muchísimo. Todos los días. Hace 20 años que colecciono arte contemporáneo. Visito galerías quizá unas cinco veces por semana. Y también voy a los estudios de los artistas. Es parte de mi vida. Uno no puede quedarse con una sola cosa. Es como la comida. Puedes comer 'hamburgers' todos los días, o puedes buscar otros platos. Y en esta muestra, en "Somos Libres", lo que hemos seleccionado son artistas que no hacen pinturas a la manera tradicional, con lienzo y pincel. Aquí hay artistas que usan espejos, chicles, basura.

¿Cómo llegaste a conocer a estos artistas?

Lo que hago es ir a sus estudios cuando están por salir de sus colegios, allí es cuando compro. Si no comprara en ese momento, tendría que ser un banco para adquirir sus trabajos. Lo que pasa con los artistas es que conforme van pasando los años, el valor de su trabajo va subiendo. A veces he comprado algo por nada, y luego veo que vale miles de dólares. Es increíble.

Hombre, qué buen ojo.

Lo que pasa es que hoy en día el mundo del arte se ha vuelto un mundo de especulación. Es como la gente que compra dólares, y los vende cuando sube su precio.
¿¿No es un poco triste eso? Se pierde la esencia de la creación.
Es terrible, claro. Hoy todo el mundo quiere ser parte de este mundo.

¿Tus fotografías son arte?

Sí, todo lo que es creación es arte. Pero hay unas cosas que se hacen con más libertad que otras. Yo trabajo en un medio comercial y no siempre puedo tener libertad total de expresión.

Siempre llevas una cámara Leica en tus conferencias.

No, es una Contax vieja, ya no las hacen. He hecho unos ocho libros con estas camaritas. Son parte de lo que veo, de mi curiosidad, de mi mundo.

¿El libro que hiciste sobre Río lo hiciste con esa cámara?

Exacto.

Está lleno de fiestas ese libro.

Hay de todo en mi vida. Pero las fiestas no son lo único que hago. Apenas hago cuatro por año. Lo que pasa es que cuando algo tiene mucha repercusión, la gente piensa que es lo único que haces. En Perú me sacan mucho con corbata michi, por los premios que recibo, y alguien ya me ha preguntado si trabajo como maitre (se ríe).

Claro, hay quienes dicen que haces tantas fiestas que probablemente duermas con smoking.

Hasta tú crees en eso, es lo primero que me preguntaste, sobre las fiestas. Y no, yo trabajo horrores, de diez a diez, todos los días. Para mí las fiestas son una manera de ver la actitud de la gente, cómo llevan la ropa las chicas, cómo pierden el control, esa es mi fotografía, esa energía.

Nos visitaron miembros de la comunidad Coarita Ayarachi de Puno


Un grupo de danzantes de esta comunidad participó hace poco en la ceremonia de despedida de nuestros amigos Juan, Andrea y Alba Lengua. Vinieron especialmente porque Juan y Andrea tenían un gran vínculo de amistad con ellos. Acá para conocerlos.

martes, 15 de octubre de 2013

Breaking bad, una tragedia del mundo contemporaneo

BREAKING BAD: UNA TRAGEDIA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO un artículo de Gustavo Faveron Patriau.
(Mi articulo de esta semana en Velaverde)

Walter White es el más complejo de todos los personajes que la televisión nos haya dado en su historia. Es un modesto padre de familia que pudo ser Premio Nobel de Química y también pudo ser multimillonario. La insidia y una serie de pequeñas traiciones personales lo convierten en un modesto profesor de química en Alburquerque, New Mexico, enterrado en el desierto y en una vida gris y mediocre. El amor y el destino le dan una bella esposa y un hijo que valientemente lucha contra un mal congénito. El cáncer y el despiadado sistema médico americano mutan a Walter en proveedor de una mafia de traficantes de metanfetamina. La ambición, el pánico a la muerte y el último espejeo de su aspiración a la gloria lo transforman en un asesino masivo. Se convierte en Heisenberg, leyenda del submundo de los cárteles en la frontera méxico-americana, el científico más talentoso de una industria depravada, un energúmeno capaz de arrasar con decenas de personas en su afán de no morir sin antes acumular millones de dólares y dejarlos en herencia a sus hijos. Su último acto sobre la tierra es un homicidio múltiple pero también un suicidio calculado y un martirio: Walter White muere protegiendo a un exestudiante y exsocio que alguna vez quiso matarlo y al que también él quiso matar, Jesse, para quien Walter ha sido padre y némesis, protector y acosador, maestro y traidor, salvador y sicario.

Breaking Bad es la historia de un control freak en un universo irreversiblemente caótico, la biografía de un individuo moral cuyo mundo se descalabra y que, desde ese momento, aplica al mal la misma férrea disciplina de principios que antes aplicó a una vida correcta, sana y bienhechora. Es el relato de un proceso transformacional, a lo largo del cual un hombre cruza la frontera del horror (“to break bad” es entrar en la zona oscura) y observa, entre las rendijas de su trágica cárcel, entre las rayas rojas de la sangre que baña sus ojos, el mundo que ha dejado atrás: una casa normal, una esposa trabajadora, un hijo ferviente, una sociedad adormecida que le ha dado amor hasta el hastío y la repugnancia: una familia cariñosa a la que él quiere rescatar de la medianía pero a la que, zigzagueando entre la conciencia y la inconciencia, destruye minuciosamente, como si el amor de Walter ya sólo pudiera transformarse en muerte y aniquilación.

Breaking Bad es a nuestro mundo (el mundo del mal banalizado por el dinero y el consumo como autodestrucción) lo que la tragedia griega fue al mundo del mal divino y los presagios sobrehumanos. Es inmensamente difícil pensar en una narración contemporánea que tan meticulosamente apunte hacia el centro de lo maligno del universo en que vivimos. Por eso nos captura aunque nos asquee, por eso caemos en la trampa de admirar durante ochenta horas de relato a un individuo siempre dispuesto a hacer algo peor, algo más bajo, algo más sucio: porque intuimos que Walter White es cualquiera, incluso cualquiera de nosotros, que ha caído en una emboscada que el mundo nos puede tender a nosotros mañana mismo. Que, en el mejor de los casos, lo que nos aleja de él no es nuestra moral superior sino nuestro intelecto inferior. No somos genios del mal no porque no seamos malos sino porque no somos genios.

Vince Gilligan, creador de la serie, director de muchos de sus episodios, cabeza de su pequeño equipo de guionistas, es sin duda uno de los grandes contadores de historias de nuestro tiempo. Graduado de la Tisch School of Arts, de la Universidad de New York, fue autor de más de veinte episodios de The X Files. Esos episodios, en el género de lo fantástico, son la obra menor de quien luego sería un autor mayor. Para convertirse en el portentoso narrador que es hoy, Gilligan no rompió con el lenguaje televisivo ni decidió reconstruir el género desde sus ruinas. Por el contrario, hizo lo que los grandes artistas hacen siempre: bucear en su arte y emerger con lo mejor, influido por los más notables autores televisivos de las últimas décadas, desde Lynch y Apted hasta Kieslowski, desde Leigh y Lumet hasta Mann y Bigelow, pero aceptando y reconociendo los triunfos de la televisión más comercial —The Sopranos, Dexter, Lost, incluso The X Files—. Gilligan es, además, indudablemente, un gran lector de literatura muy compleja. En Breaking Bad se transparentan las presencias del Cormac McCarthy de The Road, el Philip Roth de The Dying Animal y el Coetzee de Disgrace, novelas que, no por casualidad, han merecido todas ellas, con suerte variable, una adaptación cinematográfica. Pero también tiene el ojo atento al cómic, al video clip y al trabajo reciente de los grandes videastas experimentales: en cualquier episodio de Breaking Bad la audiencia puede ser transportada, rápida y fulgurantemente, del mundo de grandes contrastes maniqueos de Sin City al de la sicodélica desesperación intimista ante la enfermedad del David B. de Epilepsia, o del formalismo sucio de los videoclips de Jonathan Demme al violento absurdo nihilista del Death Self de Ullay y Abramovich.

Quienes están convencidos de que la televisión es inherentemente una fuente de estupidez y trivialidad, o, a lo sumo, de inmoralidad y desinformación, tienen en series como Breaking Bad el más contundente contraejemplo. La televisión ofrece formatos que son magníficos en su maleabilidad; permite la expansión de infinitas historias y subhistorias; establece un tipo de relación retroalimenticia entre creador y receptor que las formas tradicionales del cine y la literatura no propician casi nunca: el juego de ida y vuelta, el tanteo de las mutuas reacciones. Con un año entero para producir una docena de episodios, y largos meses para replantear el futuro, la televisión parece un medio más hecho para la autorreflexión que casi cualquier otro en el universo de las artes narrativas. Los largos años de producción en equipo —cinco en este caso— permiten, además, frutos sorprendentes, como la escarapelante compenetración que alcanzaron con sus personajes actores notables como Anna Gunn (Skyler), Aaron Paul (Jesse), Giancarlo Esposito (Gustavo Fring), Jonathan Banks (Mike Ehrmantraut) y, sobre todo, Bryan Cranston, que terminó transmutándose en el cuerpo enfermo, el espíritu herido y el rostro enigmático de ese santo del mal que es Walter White, el personaje más inolvidable que la televisión nos ha dado hasta el día de hoy.

domingo, 13 de octubre de 2013

El misterio de lo ordinario




Tuvimos la suerte de ver esta muestra en el MOMA de NY. Un pintor ( Bélgica) que siempre nos despierta, mostrando otro lado del mundo, el imaginado, el fantástico, el surrealista.



http://www.moma.org/interactives/exhibitions/2013/magritte/#/featured/about

American Promise

Como mi padre fue contratado para trabajar como ingeniero en la construcción de una represa en el sur de Estados Unidos ( Georgia) yo nací ahí y siempre me han impresionado las historias de discriminación hacia la gente de color que ellos presenciaron. Historias de injusticia y prepotencia que no quisiéramos que se repitan jamás. En esta película que he visto anunciada en NYC vemos que el problema continúa. Tenemos que encontrar esta película para cambiar del todo nuestra percepción sobre los demás basándonos simplemente en el color de la piel.

Caminando por las paredes: Nathalie Loriers


Compositora y pianista belga:

Sueño de una noche de metal

Maria Fe Florez-Estrada
Sueño de una noche de Metal
Recientemente se inauguró la muestra titulada "Sueño de una noche de metal", de la artista plástica María Fe Flórez Estrada, en al cual se exhiben 16 piezas de arte en técnica mixta (pintura, collage) que resaltan por el uso de delicadas láminas de metal.

En éstas se pueden encontrar formas caleidoscópicas generadas por el uso de una paleta de colores bastante amplia, y también por la incorporación de formas geométricas junto con mariposas recolectadas de la selva peruana.

Flórez Estrada parece juntar dos universos diferentes en su obra: el universo recto del metal y del cuadro, junto con el universo curvo y vivo de las formas naturales. En una de sus obras se puede ver a una Venus trabajada sobre metal.

Esta exhibicion es la V muestra individual de la artista, quien es egresada de la Escuela Corriente alterna y se exhibe en La Galería, calle Conde de la Monclova 255, San Isidro. La exhibición va desde el 26 de septiembre hasta el 19 de octubre.

Matheus Calderon/ Redacción



Hasta el 19 de Octubre en la Galería.

Escritores heridos de Vicente Verdú

Escritores gravemente heridos
VICENTE VERDÚ

A lo mejor, no estamos completamente muertos pero sí, desde luego, muy malheridos. Los letraferidos de hace un siglo respiraban por esas aberturas que, como rendijas de buzones, les dejaban los libros que fervientemente engullían. Nosotros hoy, los hijos de aquéllos santos personajes, observamos nuestros pisos tapiados por estanterías cargadas de miles de libros. Libros quietos que ya no nos caben adentro pero que tampoco nos dejan conversar afuera. Son como piezas de una muralla que se ha levantado entre nosotros y el curso corriente del mundo exterior.

No solo los editores se encuentran moribundos, las librerías al borde del desahucio y los distribuidores sin destino. Los escritores hemos pasado de la perplejidad a la desolación y, si se va a ver, al sinsentido. Toda la vida en esta meticulosa labor de elegir palabras, letra a letra, y ahora los ejemplares se venden por kilos o se acuchillan como una maligna excrecencia de la cultura. ¿De la cultura?

Ni siquiera sabemos con claridad, nosotros los viejos escritores, cómo podría existir cultura sin libros pero ¿cómo negar que algo de algo debe de haber? Recuerdo el caso de tantos colegas que trabajábamos como devotos penitentes. El sustantivo, el adjetivo, el verbo, la coma, el punto y seguido, la precisión. Todo ello constituía una labor tan solitaria que, en ocasiones, la acentuábamos pidiendo aislarnos en algún lugar apartado, para hacerlo aún más concentradamente. Aislarnos para escribir mejor y, al cabo, para comunicar más a fondo el fondo.

Este ejercicio era como una destilación o camino de perfección que no dudábamos en sentir como un trabajo duro. Ahora que yo pinto, no pretendiendo ser Kandinsky y menos a la manera en que antes (escribiendo) procuraba ser Kafka (de hecho, prefería ser Kafka muerto que Vicente Verdú vivo), percibo la diferencia. Mientras pintar es el gozo que hoy me premia o no, libremente, escribir solo era un gozo tras haber penado para por lo escrito. Le preguntaban a Gil de Biedma por qué escribía y contestaba: “Escribo para haber escrito”. Así, el sentimiento de culpa disminuía

Ahora lo que cuenta es cómo será el intrigante final de la novela y muy poco la calidad de sus líneas
La escritura se presentaba como una tupida foresta, sagrada y vocacional, que solo los muy elegidos traspasaban silbando. Los demás lo hacíamos sudando. Pero bien, cuándo ya nos parecía a algunos de este sudado pelotón haber alcanzado la dicha de poder decir justamente lo que queríamos decir, ahora va y nos cierran la boca o no se oye el valor de lo escrito.

Años y años buscando decir mejor y ahora apenas importa si la página está peor o mejor escrita. Ahora lo que cuenta, lo que se ve, es cómo será el intrigante final de la novela y muy poco la calidad de sus líneas. Las líneas que algunos de nosotros trazábamos con los cinco sentidos, ahora solo poseen el sentido de raíles para viajar por la trama y a cuanta mayor velocidad mejor. La perfección de la escritura es una antigualla lentificadora que solo compartimos los viejos veteranos. Pero además, si se muestra una evidente perfección en una obra de arte es señal de que no se está al día. Excepto en algunos productos audiovisuales de alta velocidad de paso, lo otro, las ofertas para la contemplación y delectación, ha perdido el tren, por despacioso.

Toda meditación, toda reflexión, todo pensamiento suelen parecer demasiado largos y morosos. Frente a la meditación la intuición, frente a la reflexión la acción, frente al pensamiento el movimiento. Pero no voy a empeorar las cosas lamentando mucho estos cambios. Los cambios cambios son. Y toda evolución, se dice, es para mejor. O sea que estábamos en lo peor y gracias a Dios ya no servimos prácticamente para nada. ¿Acuchillarnos? Paradójicamente la tapia que forman nuestras estanterías cargadas de miles de libros nos salvan de una muerte violenta y aunque solo a cambio de caer más tarde como ácaros. Ácaros del griego acari, “diminuto”, “que no se corta”. Apegados al libro sangrante, pero aún vivo, que mañana será o no será.

Cecil Beaton fotógrafo

Cecil Beaton

(14/01/1904 - 18/01/1980)
Fotógrafo británico y escenógrafo teatral
Nació el 14 de enero de 1904 en Londres.
Sus primeros retratos, así como las fotografías de moda para la revista Vogue, rompieron con el estilo rígido y carente de imaginación de la época y crearon otro innovador y original basado en posturas y decorados poco corrientes. Con posterioridad su trabajo se volvió más convencional, sobre todo a partir de su nombramiento como fotógrafo oficial de la familia real británica. También diseñó decorados y vestuario para teatro, entre los que destacan los realizados para las versiones teatral y cinematográfica del musical My Fair Lady. Recibió un premio Oscar al mejor diseño de vestuario.
Publicó varios volúmenes con sus fotografías y sus memorias.
Cecil Beaton falleció en Salisbury el 18 de enero de 1980.
*buscabiografias.com





Música de colores

Amor entre árboles



Precioso dibujo animado:

Kill Your Darling - Película por buscar

Quinteto de Shummann

viernes, 11 de octubre de 2013

La voz de Malala en todos los rincones del mundo




Malala Yousafzai cree no merecer el premio Nobel de la Paz. La paquistaní de 16 años que sobrevivió de milagro a un atentado talibán se convirtió en un símbolo mundial. Habló en la ONU, publicó una autobiografía y vive en Londres, donde se recuperó del ataque que sufrió.

“Creo que yo todavía tengo que trabajar mucho. No he hecho tanto como para ganar”, dijo la adolescente que fue baleada por talibanes hace un años.


domingo, 6 de octubre de 2013

La música puede decirnos más que las palabras

No estamos solos



La vida nos sorprende con una desgracia totalmente inesperada, un accidente, la conjunción de instantes que llevan a que suceda lo que jamás hubiésemos ni imaginado.
Debemos enfrentar aquello que nos desgarra el corazón, ese misterio que no entendemos, aquello a lo que sentimos no estábamos preparados, que no tenemos la fortaleza para asimilar.
Todo pierde su sentido y va surgiendo un sentido nuevo, el futuro que imaginábamos de una manera se va transformando volviéndose difuso y vacío. Nos asaltan los temores, la angustia, el dolor.
Pronto descubrimos que no estamos solos, hay muchas personas que están en sintonía con nosotros, que comparten nuestro dolor como si fuese propio, nos envían sus palabras, sus oraciones, su ternura y su esperanza.
Entonces tomamos conciencia de que formamos parte de una gran familia. Que todos somos uno. Y la fe en alguien superior, en Dios, en la Energía, en la Unidad, en el Todo, susurra dentro de nuestro interior palabras de consuelo, caricias que nos son transmitidas por los demás, por quienes nos acogen, acompañan y abrazan.
No hay explicaciones para entender la desgracia, solo nos queda seguir adelante, continuar el camino, guardar como un tesoro a los seres adorados que no están ya con nosotros, hacerlos más nuestros, carne de nuestra carne, y ponernos a disposición para seguir esta vida nuestra que hemos recibido, según nos dice John Keats, para encontrar el modo más justo de emplearla, una especie de confrontación mágica que debe surgir de la intuición, del valor y de la acumulación de experiencia.

Opera Farinelli



Uno de mis deseos: ir a ver una Opera en el Lincoln Center.

Yestarday

Mahler en el Lincoln Center

Julia Margaret Cameron en el Metropolitan



Julia Margaret Cameron está considerada como una gran excéntrica de la fotografía. Nació en Ceylan el 11 de Junio de 1815 en Calcuta (India), en el seno de una familia de diez hermanos. Hija de escocés y francesa pertenecientes a la sociedad bengalí fue educada en Francia hasta los 19 años, donde regresó de nuevo a la India.

A los 21 años conoció a Sir John Herschel, quien más tarde implantó los términos "positivo, negativo y fotografía", y autor del descubrimiento de las propiedades del tiosulfato de sodio como fijador de las sales de plata. Sir John Herschel actuó a veces como el asesor fotográfico de Cameron.

Casada con un hombre veinte años mayor que ella, excelente jurista y plantador de té, vivió en la India hasta los treinta y tres años, depués se trasladó con toda su familia a la Isla de Wight, en Inglaterra.

Julia Margaret Cameron tuvo seis hijos y otros adoptados, por este motivo vivía en un gran caserón, que siempre se encontraba lleno de poetas, artistas y científicos de la época victoriana.

En 1863, cuando contaba ya con cuarenta y ocho años y a causa de un viaje de su marido, su hija la regaló una cámara para paliar la soledad por su ausencia. Este hecho tuvo un fuerte impacto en Julia que la hizo dedicarse plenamente a la fotografía.
Casada con un hombre veinte años mayor que ella, excelente jurista y plantador de té, vivió en la India hasta los treinta y tres años, depués se trasladó con toda su familia a la Isla de Wight, en Inglaterra.

Julia Margaret Cameron tuvo seis hijos y otros adoptados, por este motivo vivía en un gran caserón, que siempre se encontraba lleno de poetas, artistas y científicos de la época victoriana.

En 1863, cuando contaba ya con cuarenta y ocho años y a causa de un viaje de su marido, su hija la regaló una cámara para paliar la soledad por su ausencia. Este hecho tuvo un fuerte impacto en Julia que la hizo dedicarse plenamente a la fotografía.

Armada con esta primera cámara fotográfica (construida en madera con un objetivo de la marca Jamin), un equipo de revelado y gracias a la asistencia de John Herschel, en pocos meses domino el proceso al colodión.

Transformó y adaptó una carbonera de la casa en un improvisado laboratorio y un cuarto de niños en su estudio. Se dedicó a realizar fotografías, retratos en su inmensa mayoría, de sus familiares, amigos, criados,... obligándoles en muchas ocasiones a posar largos períodos de tiempo, debido a las investigaciones que solía llevar a cabo con la luz y las placas.

Tuvo una gran inspiración en pintores románticos de la época para realizar sus alegorías, muchas de ellas de ámbito religioso, que causaron gran admiración en sus convecinos, recibiendo grandes felicitaciones por sus interpretaciones.

Henry, uno de sus tres hijos abrió un estudio fotográfico en Londres. Margaret Cameron falleció en 1879.


Copiado de:
http://www.fotonostra.com/biografias/margaretcameron.htm Continúa.