domingo, 6 de octubre de 2013

Gramercy Park en NYC

Mario me dice que hay lugares que me atraen especialmente por sus nombres. Debo reconocerlo. En este caso el Gramercy park aparte de ser tan hermoso, apacible, y con cierto misterio tiene un nombre que me cautiva. Un parque privado del que solo los habitantes que lo rodean tienen llave y acceso me hace acordar al cuento de Oscar Wilde El gigante egoísta. Sin embargo me gusta que se conserve la belleza de este lugar al que los demás, los otros, entre ellos yo, solo podamos asomarnos tras una reja. Delicadas plantas, bancas que invitan a descansar, pájaritos que caminan por el suelo y ardillas que bajan del árbol en busca de alimento o compañía sin temerte. Las casas que rodean el parque son muy hermosas y uno quisiera ser invitada a todas ellas, especialmente a la sociedad de los poetas o al National arts club. El hotel dicen que fue la casa en la que nació la poeta Edith Wharton. Una escultura de Calder pone intensos colores en la suavidad de verdes y tonos delicados del parque. Leo que una pareja encontró una vez la puerta abierta y entró para darse cuenta al poco rato que la puerta había sido cerrada con llave y ellos debían pasar la noche a la intemperie en ese lugar tan especial, felizmente alguien más visitó el parque y pudieron salir. Pongo algunas fotos, unas tomadas por Mario otras capturadas de Internet.

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