domingo, 26 de mayo de 2013

Annie Leibovitz, ganadora del Príncipe de Asturias

"Partir" una buenísima película que vi en la tele.

Silvia Pérez Cruz


Mi amiga Lidia Sender me la da a conocer y me gusta mucho y la comparto.
Joven cantante española, de Gerona.




http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=P0eiQnU9VB4

Vivir con intensidad

El bello Chopin

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan


Porque me siento afortunada de compartir mi vida con mujeres maravillosas, amigas que han llegado a convertirse en hermanas. Porque hemos reido, llorado y danzado juntas. Porque aunque algunas estén lejos, el calor de nuestros corazones nos mantiene unidas. Por esto y mucho más, os dejo este precioso texto de Simone Seija Paseyro . ¡ Feliz día !



Alguien me dijo que no es casual…que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades que las trajeron a mi tierra personal

Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen.

Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el galpón donde jugábamos en la infancia, el living de una casa, el corredor de una facultad, un mate en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras.

Las de adolescentes después de un baile, o para preparar un exámen, o para cerrar una noche de cine. Las de “veníte el sábado” porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música, y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.

El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada…y sin embargo…detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos.

Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos. Parimos hijos. Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida, para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar.

Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no.

Creímos morirnos muchas veces, y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir. Bailamos con un hombre, pero la danza más lograda la hicimos para nuestros hijos al enseñarles a caminar.

Pasamos noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas y noches desangeladas. Hicimos el amor, y cuando correspondió, también la guerra. Nos entregamos. Nos protegimos. Fuimos heridas e inevitablemente, herimos.

Entonces…los cuerpos dieron cuenta de esas lides, pero todas mantuvimos intacta la mirada. La que nos define, la que nos hace saber que ahí estamos, que seguimos estando y nunca dejamos de estar.

Porque juntas construimos nuestros propios cimientos, en tiempos donde nuestro edificio recién se empezaba a erigir.

Somos más sabias, más hermosas, más completas, más plenas, más dulces, más risueñas y por suerte, de alguna manera, más salvajes.

Y en aquel tiempo también lo éramos, sólo que no lo sabíamos. Hoy somos todas espejos de las unas, y al vernos reflejadas en esta danza cotidiana, me emociono.

Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.

Para todas las brasas de mi vida, las que arden desde hace tanto, y las que recién se suman al fogón

Simone Seija Paseyro

domingo, 19 de mayo de 2013

El gran Gatsby

El recuerdo de El Gran Gatsby vista hace muchos años permanece brillando en nuestra mente. Robert Redford y Mía Farrow, ahora Leonardo Dicaprio y Carey Mulligan son Gatsby y Daysy.
Leo las críticas a esta nueva versión en la que se acusa al director Baz Luhrmann de frivolizar una historia tan romántica escrita por Francis Scott Fitzgeral.
Para mi especialmente la primera parte fue de un ritmo muy acelerado y con un despliegue impactante de baile y música que opaca el drama.
De todos modos hay que verla y dar su opinión.

Aca una de las críticas que he leido: http://www.rtve.es/noticias/20130516/gran-gatsby-artificiosa-version-baz-luhrmann/664344.shtml




Ir a un concierto

Mi papá me llevaba los domingos en la mañana al Teatro Municipal a los conciertos de la Sinfónica Nacional. Debo haber sido muy niña porque me acuerdo que imaginaba conversaciones entre los instrumentos. Traducía la música por palabras, a veces delicadas en otros momentos intensas o invitando a paseos por bellísimos lugares. Ir al Teatro Municipal era para mi una fiesta.

sábado, 18 de mayo de 2013

Somos polvo de estrellas

Humanidad


Orgullo de estas personas que no han perdido su humanidad y su solidaridad.



Yo no se si ustedes crean o no, en alguno de los mas de 10.000 dioses que el ser humano ha inventado a lo largo de toda su historia... Pero lo único que si se es que los únicos que son responsables del bien y del mal en este planeta somos nosotros mismos, Somos los únicos que podemos hacer algo por cambiarlo, y este vídeo es un incentivo para ello. El cambio empieza desde adentro, Gracias por subirlo!(Anderson Rodriguez)

Meditar

Esto es algo que tengo pendiente. Dedicar 20 minutos de mi tiempo a meditar. Tengo que hacerlo. lo haré. Leí que en un colegio de California meditan 20 minutos antes de comenzar el día y que todo ha cambiado desde que meditan. Calmar la ment, aquietar el espíritu, respirar profundamente, sin esperar nada, todo se nos dará por añadidura.

Nélida Piñón nos dice



Esta semana en nuestro taller ABRA tuvimos como invitada a Nélida Piñón, escritora brasilera. Hicimos dos cuentos de ella: "Ave de Paraíso" y
"La sirena Ulises" en los que nos presentó dos protagonistas antagónicas. Una mujer plácida y condescendiente y otra una "doña Juana siempre insatisfecha. ¿Con cual nos identificamos? ¿Cual de ella quisiéramos que fuese nuestra amiga?

Sobre escribir: Quiero ser sincera, conmoverme, ser capaz de reproducir lo que salga de lo profundo de mi ser, no quiero someterme a las presiones del mercado, no tengo miedo de no tener éxito. A mi me interesa que se vea que estoy siendo honesta, profundamente veraz, ese es mi camino. No tengo por donde llegar, sólo tengo por donde caminar. No sé si voy a la derecha, a la izquierda, si tomo el camino a la playa o a la montaña. Sé que tomo el camino de la vida. Quiero seguir contando, escribiendo con tranquilidad, sin pensar en si gano o no premios, si me van a olvidar o no. Solo pienso en lo cotidiano, quisiera entender mucho más todo lo que veo, multiplicar mis ideas y hacer una idea mejor, además de seguir con ese lenguaje que me parece revelador de mis intenciones. ( Ciudades internas)

Acercarse al ser humano, no es más que contar una historia como si cada corazón estuviera hablando, es como si el ser humano más simple llegara al escenario y dijera: yo soy así, pienso ser así, no se quien soy pero tengo un nombre. Ya está. De verdad la narrativoa quiere apenas contar una historia en la cual quepa un nombre, un ser humano, y ese es un gran logro.

Entonces, lo que me encantaría como ser humano es tener un poquito de sabiduría para que mi corazón sea más generoso. De verdad estoy muy preocupada por el alma. La vida y el alma es mi único patrimonio. Estamos aquí y quiero sembrar algo bueno, además de que me siento la última de las mohicanas, porque soy la última de la sangre de mis padres, entonces me parece fantástico. Estoy en medio de mi inventario personal y colectivo. Por eso cada vez tiendo más a las memorias y he hecho un libro, Hasta mañana otra vez, de memorias, pero creo que viene otro más que abarque más aspectos. Así que por donde voy llevo los cuadernos y apunto, hago observaciones, y soy capaz de llorar y reír solita. También me interesa hablar con la gente en la calle, no quiero estar en una torre de marfil. Mi madre -ah, yo tenía adoración por esa madre y la perdí en 1998-, antes de morir, me dijo algo muy importante: "Hija, estoy contenta con tus caminos. Pero no hablo de la profesional, la que gana premios, doctorados honoris causa, ha sido presidenta de la academia, etc. Hablo del ser humano. Cada vez estás más compasiva, más alejada de las agonías de la profesión". Y bueno, amo mi profesión y vivo mi vida como escritora 24 horas, pero la escritora está al servicio de la vida, no es una escritora que está al servicio de los libros. No, yo estoy dentro de la vida y ésta me permite escribir.
Escritora brasilera, nació en Río de Janeiro en 1937. Estudió filosofía en Río, en la Universidad de Columbia y en NY en la universidad John Hopkins de Baltimore. Premio Juan Rulfo.Premio Cervantes.

El ave del paraíso está en vías de extinción.

El dia de hoy






Encuentro entre mis recortes tres extractos atribuidos al famoso libro "El ingenioso hidalgo Quijote de la mancha" de Cervantes.Lo busco en internet y lo encuentro,en una página a la que le tengo mucha confianza (http://www.epdlp.com/index.php). No dudo en postearlo.

" Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén".

Sin embargo, una vez publicado, mi amiga y estudiosa de la literatura, Fernanda Rodriguez Briss me escribe diciéndome que no pertenece a Cervantes que podrían pertenecer a Alonso Fernández de Avellaneda autor de la segunda parte de Don Quijote.



Estos otros dos textos si pertenecen a "El ingenioso Don Quijote de la mancha" de Cervantes.


"En esto, le vino al pensamiento cómo le haría, y fue que rasgó una gran tira de las faldas de la camisa, que andaban colgando, y diole once ñudos, el uno más gordo que los demás, y esto le sirvió de rosario el tiempo que allí estuvo, donde rezó un millón de avemarías. Y lo que le fatigaba mucho era no hallar por allí otro ermitaño que le confesase y con quien consolarse; y así, se entretenía paseándose por el pradecillo, escribiendo y grabando por las cortezas de los árboles y por la menuda arena muchos versos, todos acomodados a su tristeza, y algunos en alabanza de Dulcinea." (Capítulo XXVI de la primera parte).

"Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. " Miguel de Cervantes. El ingenioso hidalgo dos Quijote de la mancha." (Fragmento) ( Capítulo 1)

Carlos Atoche, joven pintor.


El hijo menor de mi amiga escritora Ana María Intili. Qué maravilla descubrir jóvenes pintores y qué dicha escuchar el reconocimiento a la influencia de sus padres.

Cómo nace un texto

Jorge Luis Borges



Empieza por una suerte de revelación. Pero uso esa palabra de un modo modesto, no ambicioso. Es decir, de pronto sé que va a ocurrir algo y eso que va a ocurrir puede ser, en el caso de un cuento, el principio y el fin. En el caso de un poema, no: es una idea más general, y a veces ha sido la primera línea. Es decir, algo me es dado, y luego ya intervengo yo, y quizá se echa todo a perder.
En el caso de un cuento, por ejemplo, bueno, yo conozco el principio, el punto de partida, conozco el fin, conozco la meta. Pero luego tengo que descubrir, mediante mis muy limitados medios, qué sucede entre el principio y el fin. Y luego hay otros problemas a resolver; por ejemplo, si conviene que el hecho sea contado en primera persona o en tercera persona. Luego, hay que buscar la época; ahora, en cuanto a mí "eso es una solución personal mía", creo que para mí lo más cómodo viene a ser la última década del siglo XIX. Elijo "si se trata de un cuento porteño", lugares de las orillas, digamos, de Palermo, digamos de Barracas, de Turdera. Y la fecha, digamos 1899, el año de mi nacimiento, por ejemplo. Porque ¿quién puede saber, exactamente, cómo hablaban aquellos orilleros muertos?: nadie. Es decir, que yo puedo proceder con comodidad. En cambio, si un escritor elige un tema contemporáneo, entonces ya el lector se convierte en un inspector y resuelve: "No, en tal barrio no se habla así, la gente de tal clase no usaría tal o cual expresión."
El escritor prevé todo esto y se siente trabado. En cambio, yo elijo una época un poco lejana, un lugar un poco lejano; y eso me da libertad, y ya puedo fantasear o falsificar, incluso. Puedo mentir sin que nadie se dé cuenta, y sobre todo, sin que yo mismo me dé cuenta, ya que es necesario que el escritor que escribe una fábula "por fantástica que sea" crea, por el momento, en la realidad de la fábula.

Corazón


"El corazón es la Forma". Noh no identificado (citado por Fenollosa).



















Una flor y una estrella




Mística romántica

"Todas las cosas,
Próximas o lejanas,
En secreto
Están vinculadas unas con otras
Y no se puede tocar una flor
Sin alterar una estrella"

Francis Thompson



domingo, 12 de mayo de 2013

Maternidad




Hoy debemos celebrar especialmente la maternidad de la mujer. No necesariamente tiene que tener un hijo una mujer para ser maternal. La ternura, el interés por el otro, la delicadeza de sentimientos, el asumir el dolor y la alegría del otro, son signos maternales. Muchas veces somos maternales con quienes no son nuestros hijos y establecemos relaciones de cercanía y amor con quienes la vida nos regala. Pueden ser unos momentos, puede ser toda la vida, puede ser una acción que cambia la vida de otra persona, pueden ser algunas palabras buenas en un momento de necesidad. La maternidad habita en la mujer. Que hoy celebremos la maternidad de la mujer que se manifiesta en el transcurso de nuestras vidas de diferentes maneras, siempre recibiendo, acariciando, estando ahí presentes.

Mi sensei Yasuko Tanoue






Desde ayer estoy recordando a mi querida Sensei y amiga Yasuko Tanoue, con quien tomé unas clases de Ikebana. Aprendí que en Japón lo hacen los policías a manera de disciplina, como para meditar y concentrarse. Yasuko nos contaba de su vida en Japón tras la guerra, como desaparecieron los domingos y como ahorraban en todo porque debían reconstruir un país. Ella tenía preciosos kimonos con bellísimos estampados sobre sedas de una suavidad muy especial. La he estado recordando, su risa y su voz, la decisión con la que torcía una rama, su mirada precisa, una estupenda mujer. Las dos fumábamos y las dos queríamos dejar de fumar. Era muy agradable estar en su casa tratando de aprender un arte antiquísimo y lejano. Recuerdo que cuando terminaba de hacer mi arreglo con gran esfuerzo intentando seguir sus reglas, me decía, bien, ahora, deshazlo y hazlo otra vez, y otra hasta que terminase la clase, una manera de matar el ego, el orgullo de haber hecho algo tan hermoso, no, no tenía importancia, había que seguir.



Aquí una demostracion de ikebana en estilo libre:




Un desfile de Kimonos en NY.

La historia de Giges

Esta semana en nuestro taller ABRA vimos la historia de Giges un pastor al servicio del rey de Lidia, en dos versiones. La historia fue para nosotras de gran utilidad, despertando nuestras opiniones,examinando nuestros sentimientos y convencimientos. Hablamos de la ley y la trampa, de la corrección y el delito. Acá lo comparto con ustedes para que les sea como a nosotras de gran utilidad.


Primero Platón nos cuenta el desafío que uno de sus personajes plantea a Sócrates, protagonista del diálogo. Tras una tormenta y un terremoto el pastor se asoma a una grieta profunda producida en la tierra y ahí encuentra un anillo de oro que tenía el poder de hacerlo invisible para los demás pudiendo enterarse de cosas a las que jamás hubiese tenido acceso. Se hace nombrar por los pastores mensajero ante el rey y una vez en la corte sedujo a la reina y sirviéndose de ella asesinó al rey y se apoderó del reino. EL desafío de Sócrates consistía en persuadir a quienes lo escuchaban de que es posible comportarse moralmente aun cuando posea un anillo semejante. ¿Se resistiría el hombre a cometer un delito sabiendo que no recibirá castigo alguno? ¿Es la honestidad algo inherente en el hombre o son las leyes los que lo inclinan al buen comportamiento?

Fragmento de La República: ( Notemos los detalles que el texto nos rebela, es encontrado un caballo de bronce y dentro suyo un cadáver humano y luego la sortija de oro en su mano.) ¿ Quienes siguen la justicia lo hacen por deseo propio o amor a la misma o porque desean evitar las consecuencias que recaerían sobre ellos? ¿Si pudiéramos ser libres de ellas cómo actuaríamos?



Para darnos mejor cuenta de cómo los buenos lo son contra su voluntad, porque no pueden ser malos, bastará con imaginar que hacemos lo siguiente; demos a todos, justos e injustos, licencia para hacer lo que se les antoje y después sigámosles para ver adónde llevan a cada cual sus apetitos. Entonces sorprenderemos en flagrante al justo recorriendo los mismos caminos que el injusto, impulsado -por el interés propio, finalidad que todo ser está dispuesto por naturaleza a perseguir como un bien, aunque la ley desvíe por fuerza esta tendencia y la encamine al respeto de la igualdad. Esta licencia de que yo hablo podrían llegar a gozarla, mejor que de ningún otro modo, si se les dotase de un poder como el que cuentan tuvo en tiempos el antepasado del lidio Giges. Dicen que era un pastor que estaba al servicio del entonces rey de Lidia. Sobrevino una vez un gran temporal y terremoto; abrióse la tierra y apareció una grieta en el mismo lugar en que él apacentaba. Asombrado ante el espectáculo descendió por la hendidura y vio allí, entre otras muchas maravillas que la fábula relata, un caballo de bronce, hueco, con portañuelas, por una de las cuales se agachó a mirar y vio que dentro había un cadáver, de talla al parecer más que humana, que no llevaba sobre sí más que una sortija de oro en la mano; quitósela el pastor y salióse. Cuando, según costumbre, se reunieron los pastores con el fin de informar al rey, como todos los meses, acerca de los ganados, acudió también él con su sortija en el dedo. Estando, pues, sentado entre los demás, dio la casualidad de que volviera la sortija, dejando el engaste de cara a la palma de la mano; e inmediatamente cesaron de verle quienes le rodeaban y con gran sorpresa suya, comenzaron a hablar de él como de una persona ausente. Tocó nuevamente el anillo, volvió hacia fuera el engaste y una vez vuelto tornó a ser visible. Al darse cuenta de ello, repitió el intento para comprobar si efectivamente tenía la joya aquel poder, y otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el engaste, desaparecía su dueño, y cuando lo volvía hacia fuera, le veían de nuevo. Hecha ya esta observación, procuró al punto formar parte de los enviados que habían de informar al rey; llegó a Palacio, sedujo a su esposa, atacó y mató con su ayuda al soberano y se apoderó del reino. Pues bien, si hubiera dos sortijas como aquélla de las cuales llevase una puesta el justo y otro el injusto, es opinión común que no habría persona de convicciones tan firmes como para perseverar en la justicia y abstenerse en absoluto de tocar lo de los demás, cuando nada le impedía dirigirse al mercado y tomar de allí sin miedo alguno cuanto quisiera, entrar en las casas ajenas y fornicar con quien se le antojara, matar o libertar personas a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios rodeado de mortales. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y del otro, que seguirían exactamente el mismo camino. Pues bien, he ahí lo que podría considerarse una buena demostración de que nadie es justo de grado, sino por fuerza y hallándose persuadido de que la justicia no es buena para él personalmente; puesto que, en cuanto uno cree que va a poder cometer una injusticia, la comete. Y esto porque todo hombre cree que resulta mucho más ventajosa personalmente la injusticia que la justicia. «Y tiene razón al creerlo así», dirá el defensor de la teoría que expongo. Es más: si hubiese quien, estando dotado de semejante talismán, se negara a cometer jamás injusticia y a poner mano en los bienes ajenos, le tendrían, observando su conducta, por el ser más miserable y estúpido del mundo; aunque no por ello dejarían de ensalzarle en sus conversaciones, ocultándose así mutuamente sus sentimientos por temor de ser cada cual objeto de alguna injusticia. Esto es lo que yo tenía que decir.




La historia de Giges según Heródoto http:(//caballodeletras.blogspot.com/2008/06/la-historia-de-giges-segn-herodoto.html)

Además de la historia contada por Platón en el Libro II de La República, existe otra narración en cuanto al lidio Giges y la manera en que se hizo con el poder de un reino. Esta versión es contada por Heródoto, y no, aquí no existe un anillo mágico de por medio:

VII. [...] Candaules, hijo de Myrso, a quien por eso dan los griegos el nombre de Myrsilo, fue el último soberano de la familia de los Heráclidas que reinó en Sardes, habiendo sido el primero Argon, hijo de Nino, nieto de Belo y biznieto de Alceo el hijo de Hércules. [...]
VIII. Este monarca perdió la corona y la vida por un capricho singular. Enamorado sobremanera de su esposa, y creyendo poseer la mujer más hermosa del mundo, tomó una resolución a la verdad bien impertinente. Tenía entre sus guardias un privado de toda su confianza llamado Giges, hijo de Dáscylo, con quien solía comunicar los negocios más serios de estado. Un día, muy de propósito se puso a encarecerle y levantar hasta las estrellas la belleza extremada de su mujer, y no pasó mucho tiempo sin que el apasionado Candaules (como que estaba decretada por el cielo su fatal ruina) hablase otra vez a Giges en estos términos: —«Veo, amigo, que por más que te lo pondero, no quedas bien persuadido de cuán hermosa es mi mujer, y conozco que entre los hombres se da menos crédito a los oídos que a los ojos. Pues bien, yo haré de modo que ella se presente a tu vista con todas sus gracias, tal como Dios la hizo.» Al oír esto Giges, exclama lleno de sorpresa: —«¿Qué discurso, señor, es este, tan poco cuerdo y tan desacertado? ¿me mandaréis por ventura que ponga los ojos en mi Soberana? No, señor; que la mujer que se despoja una vez de su vestido, se despoja con él de su recato y de su honor. Y bien sabéis que entre las leyes que introdujo el decoro público, y por las cuales nos debemos conducir, hay una que prescribe que, contento cada uno con lo suyo, no ponga los ojos en lo ajeno. Creo fijamente que la reina es tan perfecta como me la pintáis, la más hermosa del mundo; y yo os pido encarecidamente que no exijáis de mí una cosa tan fuera de razón.»
IX. Con tales expresiones se resistía Giges, horrorizado de las consecuencias que el asunto pudiera tener; pero Candaules replicóle así: —«Anímate, amigo, y de nadie tengas recelo. No imagines que yo trate de hacer prueba de tu fidelidad y buena correspondencia, ni tampoco temas que mi mujer pueda causarte daño alguno, porque yo lo dispondré todo de manera que ni aun sospeche haber sido vista por ti. Yo mismo te llevaré al cuarto en que dormimos, te ocultaré detrás de la puerta, que estará abierta. No tardará mi mujer en venir a desnudarse, y en una gran silla, que hay inmediata a la puerta, irá poniendo uno por uno sus vestidos, dándote entre tanto lugar para que la mires muy despacio y a toda tu satisfacción. Luego que ella desde su asiento volviéndote las espaldas se venga conmigo a la cama, podrás tú escaparte silenciosamente y sin que te vea salir.»
X. Viendo, pues, Giges que ya no podía huir del precepto, se mostró pronto a obedecer. Cuando Candaules juzga que ya es hora de irse a dormir, lleva consigo a Giges a su mismo cuarto, y bien presto comparece la reina. Giges, al tiempo que ella entra y cuando va dejando después despacio sus vestidos, la contempla y la admira, hasta que vueltas las espaldas se dirige hacia la cama. Entonces se sale fuera, pero no tan a escondidas que ella no le eche de ver. Instruida de lo ejecutado por su marido, reprime la voz sin mostrarse avergonzada, y hace como que no repara en ello; pero se resuelve desde el momento mismo a vengarse de Candaules, porque no solamente entre los lidios, sino entre casi todos los bárbaros, se tiene por grande infamia el que un hombre se deje ver desnudo, cuanto más una mujer. XI. Entretanto, pues, sin darse por entendida, estúvose toda la noche quieta y sosegada; pero al amanecer del otro día, previniendo a ciertos criados, que sabía eran los más leales y adictos a su persona, hizo llamar a Giges, el cual vino inmediatamente sin la menor sospecha de que la reina hubiese descubierto nada de cuanto la noche antes había pasado, porque bien a menudo solía presentarse siendo llamado de orden suya. Luego que llegó, le habló de esta manera: —«No hay remedio, Giges; es preciso que escojas, en los dos partidos que voy a proponerte, el que más quieras seguir. Una de dos: o me has de recibir por tu mujer, y apoderarte del imperio de los lidios, dando muerte a Candaules, o será preciso que aquí mismo mueras al momento, no sea que en lo sucesivo le obedezcas ciegamente y vuelvas a contemplar lo que no te es lícito ver. No hay más alternativa que esta; es forzoso que muera quien tal ordenó, o aquel que, violando la majestad y el decoro, puso en mí los ojos estando desnuda.» Atónito Giges, estuvo largo rato sin responder, y luego la suplicó del modo más enérgico no quisiese obligarle por la fuerza a escoger ninguno de los dos extremos. Pero viendo que era imposible disuadirla, y que se hallaba realmente en el terrible trance o de dar la muerte por su mano a su señor, o de recibirla él mismo de mano servil, quiso más matar que morir, y la preguntó de nuevo: —«Decidme, señora, ya que me obligáis contra toda mi voluntad a dar la muerte a vuestro esposo, ¿cómo podremos acometerle? —¿Cómo? le responde ella, en el mismo sitio que me prostituyó desnuda a tus ojos; allí quiero que le sorprendas dormido.»
XII. Concertados así los dos y venida que fue la noche, Giges, a quien durante el día no se le perdió nunca de vista, ni se le dio lugar para salir de aquel apuro, obligado sin remedio a matar a Candaules o morir, sigue tras de la reina, que le conduce a su aposento, le pone la daga en la mano, y le oculta detrás de la misma puerta. Saliendo de allí Giges, acomete y mata a Candaules dormido; con lo cual se apodera de su mujer y del reino juntamente: suceso de que Arquíloco pario, poeta contemporáneo, hizo mención en sus yambos trímetros.
XIII. Apoderado así Giges del reino, fue confirmado en su posesión por el oráculo de Delfos. Porque como los lydios, haciendo grandísimo duelo del suceso trágico de Candaules, tomasen las armas para su venganza, juntáronse con ellos en un congreso los partidarios de Giges, y quedó convenido que si el oráculo declaraba que Giges fuese rey de los lidios, reinase en hora buena, pera si no, que se restituyese el mando a los Heráclidas. El oráculo otorgó a Giges el reino, en el cual se consolidó pacíficamente, si bien no dejó la Pitia de añadir, que se reservaba a los Heráclidas su satisfacción y venganza, la cual alcanzaría al quinto descendiente de Giges; vaticinio de que ni los lidios ni los mismos reyes después hicieron caso alguno, hasta que con el tiempo se viera realizado.

La conducta de Candaules fue bautizada utilizando su nombre. El candaulismo es la práctica sexual en la que un hombre obtiene placer al observar a su mujer copulando o siendo admirada por un tercero.


Ser un director de orquesta

Que profesión tan admirable. Enseñar a todos los miembros de la orquesta, estar en cada uno de los participantes, escuchar el todo, ofrecer lo mejor, lo magnífico. Una orquesta es un símil del mundo, cada uno tocando su instrumento para conseguir que se unan en una sola melodía. Cada cual responsable de su quehacer que influirá en la realización del mundo.


Las flores del cerezo

Mi amiga Sarita me prestó tres películas, qué fascinación ver aquello que ha escogido el amigo, tener acceso a lo que sin su participación quien sabe jamás tendríamos. Esta fue la primera que vi y me pareció tan interesante y bella. Real y dolorosa, esperanzadora y poblada de las más hermosas flores del mundo. No dejen de verla.











Rudi y Trudi son marido y mujer. Trudi sabe que Rudi va a morir, pero los médicos prefieren que él no lo sepa. Trudi propone hacer un viaje para ver a sus hijos y sus respectivas familias. Pero repentinamente la que muere es Trudi, llevándose consigo el secreto de la enfermedad de Rudi. Él repentinamente se da cuenta de las privaciones que sufrió su esposa por su egoísmo, tratando de remediarlas tratará de tomar su lugar en este mundo.




Tan fugaz como la vida

Las flores del cerezo es parte de una trilogía que la directora alemana Doris Dörrie filmó en Japón, conformada por Sabiduría Garantizada (Erleuchtung Garantiert, 2000) y El pescador y su mujer (Der Fischer und sseine Frau, 2005). Con una línea argumental basada sobre las relaciones humanas –amorosas, familiares y amistosas- el film hace foco en la fugacidad de la vida, recreando este concepto desde la metáfora de su título.

Dulce Pontes y el mar

Lagrimas negras

Khalil Gibran sobre el dolor


Durante la semana, voy encontrando algunos textos que me gusta compartir.

En El profeta, de Khalil Gibran, una mujer pide a Almustafa que hable sobre el dolor. ¿Podrías comentar este fragmento?

Y una mujer habló, diciendo «Háblanos del dolor».

Y Almustafa dijo:

Tu dolor es la ruptura del caparazón

que encierra tu entendimiento.

Así como el hueso del fruto debe romperse

para que su núcleo pueda exponerse al sol,

así tú debes conocer el dolor.

Y si pudieras mantener tu corazón maravillado

ante los milagros diarios de tu vida,

tu dolor no te parecería menos maravilloso que tu alegría.

Y aceptarías las estaciones de tu corazón,

así como siempre has aceptado las estaciones

que pasan sobre tus campos.

Y observarías con serenidad

a través de los inviernos de tu sufrimiento.

Gran parte de tu dolor es tu propia elección.

Es una poción amarga

con la que el médico que hay en ti cura tu ser enfermo.

Por lo tanto, confía en el médico,

y bebe su remedio con silencio y tranquilidad:

porque su mano, aunque pesada y dura,

está guiada por la mano tierna de lo invisible,

y el cáliz que trae,

aunque quema tus labios,

ha sido hecho del barro

que el Alfarero ha humedecido

con Sus propias lágrimas sagradas.

Heitor Villa Lobos Compositor brasilero

El bellísimo viaje a Brasil que hiciera hace unos días, fue un viaje para visitar sus hermosas playas ( algunas de ellas, visitarlas todas debe ser una tarea imposible), no fue un viaje que nos puso en contacto con el mundo cultural de Brasil. Si bien visité una hermosa librería y un muy buen museo de arte en Sao Paulo, no pudimos asistir a ningún concierto, sea de música clásica o popular. Sin embargo a mi regreso del viaje, cargada de la belleza de la geografía de los lugares visitados y de la simpatía de la gente que conocí, luego de sentir el pulso de una ciudad tan apasionante como Río de Janeiro, me he visto interesada en conocer más sobre la literatura brasileña, sobre su música, sobre sus artistas plásticos. Los resultados de mi búsqueda seguro se verán reflejados en el blog. Entonces empecemos con Villa Lobos, el compositor de música clásica más reconocido de Brasil.
*En español se dice Brasileño, en portugués se dice brasileiro.




Adrien Brody, uno de mis actores favoritos

Antes me sabía todos los nombres de los artistas, ahora con tanta oferta, reconozco a varios pero me se el nombre solo de unos cuantos. Adrien Brody, es sin duda uno de mis actores favoritos. Ya no solo le pedimos al actor que sea buen mozo ( recuerdo cuando recortaba del periódico las fotos de mis actores y cantantes favoritos y los pegaba en un cuaderno, recuerdo la revista Ecran que nos contaba por menores de nuestros ídolos) sino que sea capaz de conmovernos, que sea un actor que haga suyo el papel y encarne el personaje.

Saber que su padre es profesor de historia y pintor y su madre una conocida fotógrafa, me hacen imaginar una formación interesada en el arte y la cultura. Fue su madre quien lo animó a estudiar desde muy jovencito en la Academy of Dramatic Arts de Nueva York y en LaGuardia High School for the Performing Arts.

Creo que fue en su interpretación del pianista polaco Władysław Szpilman en la película "El pianista" cuando muchos nos enamoramos de su sensibilidad. Con esta interpretación ganó el Oscar a la mejor interpretación masculina en un papel principal en 2002, siendo el actor más joven en ganar el Oscar al mejor actor.

domingo, 5 de mayo de 2013

Emprendedores sociales

Tuve la suerte de ver un programa de casi dos horas en la televisión brasilera sobre los emprendadores sociales. Mucho que hablar sobre este tema, mucho por investigar. Me alegró mucho ver a un peruano entre los expositores: Joaquín Leguía que desarrolla un programa de agricultura para niños.




El cuarteto,y Argo películas sobre las nubes


Cuando una está de suerte todo va por sobre ruedas. Hace un tiempo que estaba buscando esta película de la que me habían hablado y me la vengo a encontrar entre las películas que pasaban en el avión que nos llevaba a Sao Paulo. Qué felicidad, volé sonriendo durante las dos horas que duró la película que trata de una casa de retiro para músicos y que cuenta con la estupenda actuación de Maggie Smith. La pregunta fundamental es: ¿Puede el tiempo curar las heridas y recuperar la amistad y el amor de las personas?¿ Es posible vencer al ego motivados por una causa mayor? No dejen de verla. Es una encantadora película dirigida por Dustin Hoffman.
Y con las actuaciones de Michael Gambon, Maggie Smith, Tom Courtenay, Billy Connolly, Sheridan Smith, Dame Gwyneth jones, David Ryall, Denis Khoroshko, Eline Powell, Jumayn Hunter, Kent Olesen, Luke Newberry, Pauline Collins, Sarah Crowden, Trevor Peacock
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Despues de la felicidad de ver esta linda película le tocó el turno a Argo película que se me había pasado. Interesantísima de un suspenso que te deja sin aliento, película de corte político y humano. Desgraciadamente el avión aterrizó antes de que yo pudiera ver el desenlace y saber si los norteamericanos escondidos en la embajada de Canadá habían logrado su propósito de ser tomados por actores y directores de una película canadiense. Entre las cosas que debo hacer estos días, está sin duda ver el final de tan buena película.

ganadora del Óscar a la Mejor Película en la edición de los Óscar número 85, celebrados el 24 de febrero de 2013. Es una dramatización de la participación del exagente de la CIA Tony Mendez en el histórico rescate de seis diplomáticos de los Estados Unidos, durante los primeros meses de la Crisis de los rehenes en Irán. La película es protagonizada por Ben Affleck, Bryan Cranston, Alan Arkin y John Goodman. Fue estrenada en las salas estadounidenses el 12 de octubre de 2012. La película fue coproducida por George Clooney y Grant Heslov, quien previamente había colaborado en la aclamada película Buenas noches, y buena suerte.


Militantes de la Revolución iraní asaltan la embajada de los EE.UU. en Teherán el 4 de noviembre de 1979 en represalia por el apoyo del país al recientemente depuesto sha Mohammad Reza Pahlavi. Antes de que entren en el edificio, el personal intenta destruir los documentos clasificados que hay en la embajada. Aunque la mayor parte del personal de la embajada es tomado como rehén, seis diplomáticos escapan y se esconden en la casa del embajador canadiense Kenneth D. Taylor (Victor Garber). Con la situación de los prófugos mantenida en secreto, el Departamento de Estado comienza a explorar opciones para sacarlos de Irán. El especialista de la CIA, Tony Mendez (Ben Affleck) señala las debilidades fundamentales en todas las propuestas, pero no encuentra una alternativa hasta que se le ocurre una idea cuando ve La batalla por el planeta de los simios en la televisión mientras al mismo tiempo hablaba por teléfono con su hijo: crear una tapadera en la que los fugados son cineastas canadienses, explorando locaciones "exóticas" en Irán para una película de ciencia ficción similar.






Viajar te transforma




Viajar te transforma. Casi sin darnos cuenta vamos apreciando el país visitado, sus costumbres, su humor, las diferencias que existen con nuestro país. Cada persona que conocemos nos va formando la idea que a partir del viaje tendremos de su gente y sus originales cualidades. Queremos que nuestro país tenga también la simpatía del Carioca, la amabilidad del brasilero, la felicidad que viven a conciencia inspirados por una bella y exuberante naturaleza, unas hermosas playas, un clima agradable. ¿Cómo no ser así con todos esos regalos ( ellos dicen que es la mano de Dios) como hemos sentido a la gente del Brasil?
Brasil es un destino que dejamos muchas veces pasar pero que ahora recomiendo de todo corazón porque está aquí tan cerca y es tan bello, original, entretenido y te ofrece el descanso requerido, el placer azul y verde para calmar nuestra mente, te hace sentir parte de esa naturaleza que te abraza y envuelve. Visitamos sus playas, Paraty, Angra Dos Reis, Río de Janeiro y Buzios. Además de un par de días en Sao Paulo. Acabo de llegar de viaje. Ya colgaré hermosas fotos, quería disculparme por no haber escrito durante estos días en los que estaba tomando deliciosos baños de mar en el Atlántico.

La felicidad segun Claudio Magris


Traducción: Carlos Vidali Rebolledo.
Publicado en el Corriere della Sera, 15 de agosto, 1999.



Los elixires prometen, casi siempre, larga vida, amor o felicidad: su lugar está en los puestos de las ferias de plaza o en los spots publicitarios, magnificados por algún merolico que se los brinda a los crédulos. Cierto, la existencia, gracias a Dios, sabe ser a veces también un vino fuerte y generoso que se bebe hasta el fondo, pero la pretensión de embotellarla en frascos etiquetados con fecha de caducidad es un gran engaño. Todo elixir que nos asegura la felicidad -o sea, todo optimismo confeccionado a un confortante sistema o concesión filosófica- es mentiroso, y no sólo se desliza con desenvoltura sobre el mal, sobre la oscuridad, sobre la infamia, sobre el dolor, los cuales tan grande y desigualmente se distribuyen entre los mortales que legítimamente hacen dudar de la bondad de todo el tinglado.
Es mentiroso porque falsifica, en su ampulosa retórica, también y sobre todo los momentos de gloria, de felicidad, de plenitud y de abandono que la vida nos regala; aquellos momentos cuando nos creemos inmortales y en los cuales -como dicen en un estupendo cuento de Kipling los animales divinos esclavizados por la industria del entretenimiento- se nos recuerda que hemos sido dioses. La vida es también un verano glorioso: dispensa amor, fraternidad, placer, risas y felicidad, pero todo esto es verdadero sólo si es vivido a contraluz de los desastres, las injusticias y los miedos sin nombre en los cuales también es pródiga.
Sí, muchas veces podemos decir, como el Toro o el León de Kipling, que hemos sido dioses y lo recordamos, siempre y cuando no se nos olvide que estamos también bajo el azote del domador.
Elixir remite a felicidad y esta última no puede ser proclamada, sólo puede ser vivida -o mejor dicho, se puede vivir en ella, pero no poseerla, como algo que se mete al bolsillo-. Si la felicidad y el amor se anuncian triunfalmente, como la adquisición del paquete mayoritario de acciones de una sociedad próspera, se convierten en un farolazo, en una elocuente conferencia sobre la vida en lugar de en la vida. La búsqueda de la felicidad, hasta en su definición, tiene casi siempre algo de doloroso. Lo ha expresado, con una intensidad que difícilmente encuentra igual, naturalmente un griego antiguo, al inicio de la civilización occidental: Herodoto, "el padre de la Historia",(1)en el primer libro de su obra.
Es una página en la que pienso quizá hasta demasiado seguido, desde hace muchos años, y que para mí está inextricablemente conectada con la felicidad o su ausencia. La leí por primera vez de joven, no directamente en Herodoto, sino en una admirable paráfrasis-comentario de Manara Valgimigli, el gran helenista, en una compilación de sus ensayos titulada La mula di don Abbondio. Encontré el libro en casa; Valgimigli se lo había regalado dedicado -cuando era bibliotecario en la Cassense- a mi tío Virgilio, hermano de mi padre, que fue alcalde de Ravenna y al cual debo quizá en parte mis sentimientos respecto a la unidad italiana y la simpatía por los funcionarios de Trajano, Napoleón o Francisco José.
Más tarde leí la página de Herodoto, pero pienso que fue una fortuna acercarme inicialmente a ella -como a otros grandes libros- a través de una alta y profunda divulgación que facilita la comprensión de un texto sin simplificarlo en modo reductivo. Un aspecto negativo del actual clima cultural es la escasa presencia de una divulgación de este tipo, sustituida a menudo por charlas tanto rebuscadas como simplonas.
Entonces, Herodoto cuenta como Solón, el sabio ateniense, de visita en los dominios de Creso, el riquísimo rey de los lidios, es interrogado por este último sobre quién es, entre todos los hombres que ha conocido o de los que ha oído hablar en sus viajes por los más variados países, el hombre más feliz. Creso espera que Solón le diga que él, por sus grandes riquezas.
Pero Solón nombra a Tello de Atenas, quien en un periodo de prosperidad para su patria había tenido hijos y nietos sanos e inteligentes, todos sobrevivientes, la fortuna más grande de la vida y, finalmente, ya anciano, había corrido a socorrer a su ciudad en peligro y había muerto valientemente en su defensa, dejando un recuerdo honrado por sus paisanos.
En el relato de Herodoto hay plenitud de vida, fundada sobre la armonía entre existencia individual y social, sobre un fuerte sentido de la continuidad que supera a la muerte del particular; la felicidad es dada sobre todo por ese gran Eros que se concretiza en el amor por los hijos y los nietos, el amor más grande de todos. Es esta felicidad la que permite afrontar con el rostro descubierto no sólo a los enemigos en batalla, sino a ese peligro más insidioso, parte de la vida misma, de su transcurrir y desvanecerse que tan a menudo parece insensato, lo que arrastra todo a la nada y pone en el corazón un espanto que nos induce a menudo a sentirnos, a cualquier edad, como niños perdidos en el bosque.
Pero, ¿si no se ha tenido aquello que tuvo Tello? No es sencillo ser Tello. Ese batallón de hijos y nietos y esa feliz relación con ellos, que parecerían un don fácilmente otorgable por los dioses, puede tornarse de golpe imposible, enturbiarse y trabarse sin razón. Y cada vez se ha hecho más arduo, para el individuo, sentirse en armonía con su mundo -quizá ignorando las injusticias sobre las cuales se funda- y combatir por él, es decir, no sólo morir sino también matar con la conciencia limpia. ¿Cómo están entonces las cosas, si no es posible -o ya no lo es- ser Tello de Atenas?
Solón tiene otra historia, que narra la suerte más feliz después de la de Tello. Versa sobre los dos hermanos Cleobis y Bitón, hijos de una sacerdotisa de Era. El día de la fiesta de la diosa, la madre tenía que asistir al templo con un carro para llevar a cabo el sacrificio pero no encontraban a los bueyes, así que los dos hermanos -que sobresalían en las lides atléticas- tomaron el yugo sobre las propias espaldas y jalaron el carro, con la madre y la parafernalia para el rito, durante un largo trayecto, hasta el templo. Después del sacrificio, la madre, conmovida por su piedad, pide a la diosa que los premie concediéndoles la mejor suerte posible que pueda tocar a un ser humano, la diosa promete concederlo. Cleobis y Bitón fueron festejados por el pueblo, participaron encantados en el banquete, en la fiesta, en los juegos y al final de ese día perfecto, mientras el sol se escondía en el cielo griego, se durmieron serenamente en el templo y nunca volvieron a despertar.
Quizá ninguna página contiene con tanta intensidad y relajada y compacta concisión el espíritu griego: su dulzura y su crueldad, la afirmación alegre de la vida y el pesimismo radical, la gracia y la maldición de haber nacido.
En esta fábula, la plenitud de la vida bordea a la nada y la felicidad lleva intrínseca una inefable melancolía. La existencia parece un día perfecto, un cielo alto e incorruptible, una noche que desciende lenta y gloriosa sobre horas de fiesta y de abandono. Pero en esa tersa claridad, como en la luz de ciertos días o en ciertos colores del mar, hay un sesgo doloroso, un absoluto doblemente insostenible. Por un lado está la sensación de que esa perfección podría terminar, que quizá concluirá, y entonces será difícil vivir. Pero por otro esa misma perfección y felicidad son quemantes y quitan la respiración, son dolorosas como la flecha de Apolo y nos hacen sentir discordantes con la vida en plenitud, incapaces no sólo de retener la felicidad sino hasta de mirarla de frente, al igual que no se sostiene la mirada de los dioses.
También algunos momentos de amor parecen una trampa de la vida, que ha hecho nacer la asociación entre amor y muerte -la perdición tristánica, el gran mar de la noche de Calipso-. También esos momentos que contienen la esencia de la vida piden eternidad y son a la vez insostenibles, como si fueran demasiado para las pobres espaldas de los hombres. "¿Cómo volteará Agathe, cómo sonreirá hacia la orilla?", se pregunta Ulrich en El hombre sin atributos de Musil, en aquellos capítulos sobre el "viaje al paraíso" que constituyen una de las más altas representaciones de la perdición amorosa, una felicidad indisoluble del horizonte marino en la que tiene lugar, pero tan intensa que los dos amantes no logran soportarla, de suerte que regresan a la vulgaridad, al flirt sin encanto y sin herida, a las ocupaciones y a las horas que se escurren en la nada pero que, no siendo nada, no acarrean dolor al desvanecerse.
La diosa hace morir a Cleobis y a Bitón no sólo porque, después de un día pleno, hubieran sufrido demasiado viviendo otros diferentes sino también porque ni siquiera habrían podido hacerle frente a muchos días como ése. Cierto, ese día no pasa nada excepcional, ninguna aventura extraordinaria, ningún éxtasis particular; sólo horas serenas, juegos, amistad, abandono. Pero Solón -o por él, Herodoto- sabe que la felicidad consiste en estas cosas aparentemente pequeñas y diarias, cuando la magia de una atmósfera, de una situación, de una concordia las une en un encanto irrepetible, en el que todo se tiene y una mirada, una risa, una complicidad, una correspondencia misteriosa entre un color del mar y el timbre de una voz contienen y dicen la esencia del vivir. Y cuando una constelación tal termina -se trate de una historia de amor o de dos días de feliz vagabundeo- es siempre una muerte. Y, al menos por un instante, puede fácilmente envidiarse la suerte de Cleobis y Bitón, temer aquello que podrá venir después.
Para Solón, sin embargo, Cleobis y Bitón tienen el segundo lugar: el primero le toca a Tello, es decir, a quien es capaz de insertar en la continuidad de la vida también todas las muertes, las separaciones, las pérdidas, las disgregaciones que la deshacen incesantemente. Si no se tiene esta fuerza de Tello, quizá sea mejor terminar como los dos hermanos, ignorantes de ese continuo deshilacharse de la existencia. Quizá es pobre quien no ha deseado realmente, al menos una vez, la suerte de Cleobis y Bitón, porque no ha tenido la experiencia de sentirse en el corazón de la vida. Pero si Tello no se hubiera despertado después de alguno de sus grandes días, no habrían nacido algunos de sus hijos y nietos, y él no sería Tello de Atenas, desde hace siglos el símbolo de la felicidad según el genio griego que, sin embargo, en otra ocasión ha proclamado, por boca de Sileno Marcias, que la mejor suerte, para los hombres, es no nacer o regresar lo más rápido posible por donde venimos.
Los tres felices de Solón tienen una ventaja sobre nosotros: ni Tello ni los hermanos conocen el destino del otro y su verdad. Tello puede ser feliz y honrar a los dioses porque sabe que su recompensa más alta puede ser no su suerte, sino la de los dos hermanos; éstos no tienen siquiera el tiempo de enfrentarse a la madurez y al éxito o al fracaso de la vida. Quien, sin embargo, ya sea por culpa o mérito de Herodoto, tenga una gran confusión en la cabeza sobre qué es la felicidad, no puede remitirse a ningún médico de familia para que le recete un buen elixir o reconstituyente que le esclarezca y fortalezca las ideas.