viernes, 24 de octubre de 2014

Frida y Diego

Una de las parejas más famosas de todos los tiempos en el mundo de la pintura, especialmente en la Mexicana Frida Kahlo y Diego Rivera. Discípula y maestro. Visité la casa azul de Frida en Coayacan y fue un paseo asombroso. Ahí escuché esta historia:
“Debo haber tenido seis años cuando viví intensamente la amistad imaginaria de una niña de mi misma edad más o menos. En la vidriera del que entonces era mi cuarto y que daba a la calle de Allende. Sobre uno de los primeros cristales de la ventana echaba vaho y con el dedo dibujaba una “puerta”. (Aquí Frida dibujó la ventana)
Por esa “puerta”, salía en la imaginación con gran alegría y urgencia (…) Atravesaba todo el llano que se miraba, hasta llegar a una lechería que se llamaba Pinzon. Por la “o” de Pinzon entraba y bajaba impetuosamente al interior de la tierra, donde mi amiga imaginaria me esperaba siempre. No recuerdo su imagen ni su color. Pero sí sé que era alegre, se reía mucho, sin sonidos. Era ágil y bailaba como si no tuviera peso alguno. Yo la seguía en todos sus movimientos y le contaba, mientras ella bailaba, mis problemas secretos. ¿Cuáles? No recuerdo.”
Cuando ya regresaba a la ventana, entraba por la misma puerta dibujada en el cristal (…) Desdibujaba la “puerta” con la mano y “desaparecía”



Acá algunas fotos suyas.









Canto dos Escravos-Clementina de Jesus(Quelé)


jueves, 23 de octubre de 2014

Natalia Lafourcade - María Bonita

Mi amigo el pediatra mexicano, el mejor del mundo, me ha recomendado esta bella canción. Bellísima! Gracias!

"De tres tiros que le dieron no más uno era de muerte"

 En los largos viajes por la carretera Panamericana mis padres cantaban juntos y eso,  a mi y a mis hermanos nos llenaba de gozo. La última estrofa de este corrido "Rosita Albires" nos  hacía mucha gracia.
Me encanta recordarlo. En esa época se escuchaba mucha música mexicana. En el radio uno siempre podía escucharla. Ahora solo han quedado los charros que van a veces a algún cumpleaños a festejar.


Acá va la letra:
Hay te va rosy !! 

año de 1900 presente lo tengo yooo 
en un barrio de Saltillo Rosita Alvirez murio 
Rosita Alvirez murio 
su mama se lo decia: 
Rosa esta noche no sales 
mama no tengo la culpa que a mi me gusten los bailes 
que a mi me gusten los bailes 

Hipolito llego al baile y a Rosa se dirigio 
como era la mas bonita Rosita lo desairo 
Rosita lo desairo 

AH QUE ROSITA! 
ERAS CANIJA MIJA!! 

Rosita no me desaires la gente lo va a notar 
pues que digan lo que quieran 
contigo no he de bailar 
contigo no he de bailar 

Echo mano a la cintura y una pistola saco 
a la pobre de Rosita nomas tres tiros le dio 
nomas tres tiros le dio 

Rosita le dijo a Irene no te olvides de mi nombre 
cuando vayas a los bailes 
no desprecies a los hombres 
no desprecies a los hombres 

El dia que la mataron Rosita estaba de suerte 
de tres tiros que le dieron 
nomas uno era de muerte 
nomas uno era de muerte 

La casa era colorada y estaba recien pintada 
con la sangre de Rosita le dieron otra pasada 
le dieron otra pasada 

Rosita ya esta en el cielo dandole cuenta al creador 
Hipolito esta en la carcel dando su declaracion

Cesaria Evora Live D'amor 2004 (Concierto completo)


Tuve la suerte de verla en Estados Unidos en una ciudad universitaria que ella revolucionó con su bella música. Estaba efectivamente descalza.

Cesária Évora (Mindelo, São Vicente; 27 de agosto de 1941  ibídem, 17 de diciembre de 2011) fue una cantante caboverdiana conocida con el sobrenombre de «la reina de la morna». También era conocida como «la diva de los pies descalzos», debido a su costumbre de presentarse descalza sobre los escenarios, en solidaridad con los sin techo y las mujeres y niños pobres de su país. Wikipedi

Mariza - Concerto en Lisboa


Hermoso concierto. La gran Mariza en Lisboa.

Lisboa, a fantastic city

Siempre quise visitar Lisboa, mi hermano Javier siempre había dicho que si tuviera que vivir en otra ciudad, escogería Lisboa. Tenía miedo de decepcionarme de tan ilusionada que estaba, pero no, fue más, mucho más linda que lo imaginado.

Jaime Bayly entrevista a María Kodama viuda de Jorge Luis Borges.


A María Kodama la gente no la quería mucho. No se portó nada bien con Fanny, su empleada y cuidadora, se la sintió dueña de Borges tras su muerte, de todos sus bienes y su legado literario. Ella estuvo muy a la defensiva con los medios y eso aumentó la antipatía que se sentía por ella.
Fui una vez a una conferencia en Buenos Aires y la escuché. Ahora en este video la siento más relajada, más dueña de si misma, con proyectos propios. Me ha gustado y siento que tiene mucho por contarnos sobre Borges. Hace poco Mario Vargas Llosa escribió un artículo comentando lo feliz que se lo veía a Borges al lado de María Kodama. En el Gran hotel  Dorá en Maipú al 900, a la hora del té, los vi, Borges y María Kodama sentados a la mesa. Yo no sabía quien era esa joven que resultaría tan importante para él, la mujer de su vida, su compañera de tantos viajes. ¿Por qué no escucharla?

Sobre la polémica María Kodama: http://www.emol.com/noticias/magazine/2011/06/08/486114/maria-kodama-estos-25-anos-sin-borges-han-demostrado-de-que-lado-esta-la-verdad.

El artículo muy entretenido de Mario Vargas Llosa: http://elpais.com/elpais/2014/10/02/opinion/1412263372_960591.html

Entrevista a Jorge Luis Borges

Borges siempre nos sorprende y tener la posibilidad de tenerlo al frente hablando, explicando, recordando, es un placer incomparable. Leerlo luego de verlo es algo distinto porque lo queremos más gracias a su sensibilidad,  a su infinita sabiduría y su curiosidad por aprender.

Alejandra Pizarnik susurrada


Cinema Paradiso y su hermosa música.


La espectacular música de Ennio Morricone en The Mision

La  música es lo que más recordamos de las experiencias vividas. La hermosa película La Misión que trata de los jesuitas en el Paraguay tenía como protagonista esta espectacular música de Morricone. Si no han visto la película es un must.

Relatos salvajes, ¿Que dice el guionista Szifrón?

¿Y quién no lo ha pensado? un artículo de Carlos Boyero

Se puede buscar la identificación emocional del espectador con lo que está viendo y escuchando en la pantalla de muchas formas. A través de fórmulas previsibles, con estudios de mercado sobre la oferta y la demanda, con guiones al servicio exclusivo del aura de las estrellas. El éxito nunca está garantizado, hay películas en las que todos los elementos están perfectamente engrasados para conseguir la aceptación de infinitos receptores y que sorprendentemente se estrellan en la taquilla.
Esa metodología precisa en la mayoría de los casos recursos muy fáciles, tópicos infalibles, una computadora con ínfimo margen de equivocación. Y luego están los artistas, los auténticos narradores de historias, los que imprimen su sello a todo lo que hacen en presupuestos grandes o pequeños. Su lenguaje puede ser clásico o barroco, espectacular o intimista, aparentemente sencillo o revolucionario con causa, pero siempre araña las fibras íntimas del receptor con paladar, transmite, deja poso. Y, cómo no, ningún gran director decide hacer cine de espaldas al público. O actúan como farsantes al proclamar su desinterés hacia la aceptación o el rechazo de la gente. Cuando ese arte es poderoso, complejo y veraz conectará con la sensibilidad de muchas personas o su eco será minoritario y prestigioso, pero dejará huella en los sentimientos de todos ellos.

Hay humor en estos sucesos bárbaros, pero es una gracia muy negra

Hay que ser un marciano para no identificarse con alguno de los personajes en situaciones extremas que pueblan la más que interesante película argentina Relatos salvajes. Y lo haces con rubor, sabiendo que no actuarás como ellos, pero no por falta de ganas. Nacen de la imaginación perversa del guionista y director Damián Szifrón. Se permiten la libertad y las soluciones que ofrecen las ficciones y que el orden social no permite o castiga en la vida real. Pero todo lo que plantean estas tremebundas y crueles historias demuestran un conocimiento lúcido y despiadado de la naturaleza humana. Es muy goloso pensar que puedes agrupar en un espacio sin salida a todas las personas que perpetraron tu desdicha para ejercer la venganza. Que una vulgar discusión de tráfico, en esos vehículos que facilitan la explosión de lo peor de la gente, se salde con ira homicida. Que una noche de lluvia y después de tanto tiempo aparezca en el lugar de trabajo el villano que destruyó a tu familia. Que un ciudadano que comienza a sentir vértigo ante la impotencia de reclamar justicia a la gélida e implacable burocracia, a esa ley que desprecia las quejas de los inocentes, decida utilizar su habilidad como dinamitero para darle un susto cojonudo al poder institucionalizado. Que la codicia de leguleyos, representantes de la ley y parias se cebe con un millonario que intenta salvar de la cárcel a su hijo comprando a un falso culpable. Que en tu felicísima fiesta de bodas descubras que tu modélico marido ha invitado a su amante a la celebración.
Hay humor en estos sucesos bárbaros, y siempre es liberador reírse, pero es una gracia muy negra. Y es transparente la inteligencia, la osadía y la crueldad de un director tan original como perturbador.

jueves, 16 de octubre de 2014

Suenan las campanas




Me gusta redefinir las palabras. Las usamos sin saber mucho de ellas. Al detenernos a pensar, averiguar sobre ellas, por ejemplo en una campana, la palabra toma cuerpo y cuando la volvemos a usar cargará todo aquello aprendido y será más rica y valiosa.
Dice el diccionario de símbolos sobre la campana : Su sonido es símbolo del poder creador. Por su forma tiene relación con la bóveda , por lo tanto, con el cielo. Por estar suspendidas participa del sentido místico de todo...s los objetos colgados entre el cielo y la tierra. 




 En el viejo mundo su sonido convocaba tanto a los seres sobrenaturales como a los humanos. Se colgaban campanitas en los cuellos de las aves de adorno en el jardín para alegrar a las personas con su sonido. Ahuyentaban el mal tiempo, al diablo, a las brujas. Se habla de campanas voladoras. El viernes santo volaban hacia Roma. Habría llegado a Europa a través de Bizancio y las primeras noticias sobre ellas proceden de la provincia italiana de Campania, de ahí su nombre.



 

Pájaro sobre nuestras cabezas


 
 
 
Me gusta esta imagen como símbolo de alguna idea fija que mantenemos en la cabeza.

No haber obtenido de la vida aquello que tanto habíamos deseado, un amor imposible,

 el fastidio de haber sido ofendida, alguna ilusión perdida.

¿Qué hacer con ese pájaro que se mantiene sobre nuestra cabeza,

que ha hecho su nido ahí y que no piensa marcharse?

Su canto es persistente y no es como los otros cantos de los pájaros que te hacen feliz.

Clavadas las patas, enredadas en nuestro pelo, a veces picotea buscando alimentarse.
 
Ilustración Dona Watson 

Un ilustrador inglés

Descubro este ilustrador inglés. Que tarea preciosa ilustrar libros, recrearlos, hacerlos bellos.

Arthur Rackham (19 de septiembre de 1867  6 de septiembre de 1939) fue un ilustrador de libros inglés.
Nació en Londres en el seno de una familia con 12 hijos. A los 18 entró como oficinista en la Westminster Fire Office, al par que estudiaba en la Escuela de Arte Lambeth. En1892 dejó el trabajo de oficinista y comenzó a colaborar con The Westminster Budget, como reportero e ilustrador. Sus primeras ilustraciones fueron publicadas en 1883. Desde ese momento hasta su muerte en 1939 ilustró innumerables libros.
Entre sus trabajos más conocidos figuran libros infantiles como los Cuentos de los hermanos Grimm (1900), Rip van Winkle (1905), Peter Pan (1906) y Alicia en el país de las maravillas (1907), entre otros. Pero también realizó ilustraciones para libros orientados hacia lectores adultos, como El sueño de una noche de verano (1908), Undine (1909),The Rhinegold and the Valkyrie (1911) y otros libros de cuentos de hadas, además de varias sobre los relatos de Edgar Allan Poe.









Ida, película polaca


Película polaca ganadora de muchos premios, una monja tiene que dejar el convento y descubre la vida. La vimos en el la sala de cine club  de Larco mar. Buenísima. Si la pueden ver, no se la pierdan.

Ida es una película dramática polaca de 2013, dirigida por Paweł Pawlikowski. Fue estrenada el 11 de septiembre de 2013 en el Festival de Cine de Gdynia, y por primera vez en cines el 25 de octubre del mismo año en dicho país.1
La película se centra en Anna, una novicia que ha vivido toda su vida en un convento y que está a punto de asumir los votos. Antes de ello, debe conocer a su tía, su única pariente viva, una jueza de vida bohemia y pasado antifascista que le da a conocer su origen judío y su verdadero nombre: Ida. Ambas irán en busca de los restos de los padres de Ida, asesinados durante la guerra .Wikipedia

Maravillosa música medieval

Música medieval que nos transporta a otros tiempos.

Todas las mañanas del mundo, película completa

 Hermosa película con música de Jordi Savall, película completa.

María Belén Aguirre nos cuenta en un TED como conserva las voces


Matar para vivir, un cuento de Juan Forn

¿Cómo será ser un verdugo? ¿Qué la vida de alguien esté en nuestras manos? ¿Quitar la vida? Terrible oficio.
Matar para vivir

Por Juan Forn

Ese hombre que vemos bajar las escaleras del metro de París obsesionó de tal manera a Roberto Arlt en sus últimos años que mereció cuatro crónicas de las que escribía semanalmente el autor de Los siete locos en el diario El Mundo, a su regreso de la Guerra Civil Española. El hombre en cuestión se llamaba Anatole Deibler, era un discreto vecino del barrio de Auteuil, aficionado a su jardín, al ciclismo, al casamiento de su única hija y a la misa dominical, pero la razón por la cual Arlt escribe repetidamente sobre él es porque Deibler les cortó la cabeza a cuatrocientos condenados a muerte como Verdugo Oficial de Francia.

Hoy es fácil escribir sobre Deibler. Basta googlearlo en Internet y armarse de un poco de paciencia para encontrar hasta fotos de su coqueto petit hotel en Auteuil (en cuyo amplio galpón guardaba, de-sarmadas, las dos guillotinas con que ejecutaba a sus víctimas: una portátil, cuando le tocaba trasladarse a provincias, y otra de mayor tamaño, que usaba para sus asignaciones parisinas), reproducciones facsimilares del diario íntimo compuesto de veintisiete cuadernos donde registró protocolarmente cada ejecución (rematados hace días en París en más de cien mil euros) o la interna familiar que enemistó a su yerno y a un primo político de Deibler en la lucha por quedarse con el puesto de verdugo cuando éste murió en 1939, de un ataque al corazón, en un vagón del metro de París. Arlt no contaba con ninguna de estas facilidades cuando escribía sus crónicas en su escritorio de la redacción de El Mundo, basándose en escuetos cables de cinco o diez renglones y presionado por la hora de cierre. Sin embargo, el Anatole Deibler que construye en esas crónicas contra reloj es más vívido que el descrito por Gérard Jaeger en las trescientas páginas de su libro L’homme qui trancha 400 têtes.

Arlt repara en Deibler por primera vez en 1937, cuando éste se niega a guillotinar a una tal Josephine Mory, condenada a muerte por asesinar a su hija horas después de que ésta diera a luz. El cable que lee sólo informa que Deibler se ampara en su contrato, donde figura explícitamente que no ejecutará a mujeres. El Estado francés no puede hacer cumplir la sentencia porque las únicas dos guillotinas existentes en Francia son propiedad de Deibler y el verdugo suplente es su yerno. Arlt describe con truculencia que la negativa de Deibler se remonta a sus tiempos como asistente de su padre, cuando les tocó ejecutar en días sucesivos a dos mujeres: después de cortarle la cabeza a la segunda, Deibler padre se presentó ante el ministro de Justicia y lo horrorizó poniendo sobre su escritorio la cuchilla “con pedazos de piel y mechones de cabello aún adheridos a ella”. Arlt sabía que, entre los deberes del verdugo, figuraba ser dueño de su propia herramienta y responsable de su transporte, armado y desarmado en el lugar de la ejecución, así como de correr con las gastos de la reparación si se estropeaba. Arlt sabía que Deibler había heredado de su padre el cargo de verdugo, pero dudo que supiera que su madre era hija del verdugo de Argelia. Y que eso se debía a que, por ley, los verdugos no podían practicar otro oficio y sólo se les permitía casarse con miembros de su misma familia o de la familia de otro verdugo (de hecho, eran los únicos autorizados por ley a casarse entre primos). Tampoco podían mandar a su prole a la escuela: razón por la cual los hijos varones empezaban muy temprano a trabajar como ayudantes de sus padres y luego heredaban el cargo, cuando éstos morían o se retiraban.

Difícil que Arlt supiera que el verdugo no disponía de salario (se le pagaba por “comisión”), que el Estado francés no quería tenerlo como funcionario sino apenas como agente contractual (lo que en la jerga capitalista actual se denomina “tercerizado”). De hecho, no aparecía en los libros de cuentas de la nación. Sin embargo, cuando Arlt imagina la última jornada de la vida de Deibler, lo describe caminando hacia la boca del metro donde morirá minutos más tarde, maldiciendo en partes iguales al frío de esa mañana de febrero y a Paul Reynaud, ministro de Finanzas francés, que le negaba “cuatrocientos mil francos de jubilación” con el pretexto de que “se avecinaban tiempos de economía de guerra”. La información con que contaba Arlt esta vez era el cable que anunciaba la muerte de Deibler, de un ataque al corazón, camino al trabajo.

Dudo que en la redacción de El Mundo hubiera fotos de Deibler. Sin embargo, Arlt acierta hasta en la descripción física de la escena: “Para los que se cruzaban en su camino, el verdugo parecía un conferenciante de la Sorbona más que un cortador de cabezas”. Miren ahora la imagen que ilustra esta página, tomada del libro de Jaeger. Arlt incluso habla del “dulce morir de monsieur Deibler”: parece un epígrafe para la foto. Sólo le habría faltado agregar, para completar el retrato, que los franceses de aquella época creían que traía suerte toparse con Deibler (la gente que pasaba por su casa no se retiraba sin antes rozar el pomo de la puerta, y hasta le pedía consejo para comprar número de la lotería).

Arlt quería creer que con la muerte de Anatole Deibler se acabaría la guillotina. De hecho, las columnas que escribía en esa sección del diario El Mundo tenían esa función. Convencido, al retornar de Europa, de que se avecinaba un trágico fin de época en todo el planeta y que era su función abrirles los ojos a los lectores argentinos, abandonó sus aguafuertes sobre Buenos Aires e inventó la sección “Al margen del cable”, donde elegía qué cablegramas comentar de los que llegaban del exterior (“Su modo de leer esos cables es extraordinario. Arlt amplifica, expande, asocia y cambia de contexto las noticias que recibe. Y así las revela, las hace visibles”, dice Ricardo Piglia en el prólogo de El paisaje en las nubes, el extraordinario libro que reúne esas crónicas). Se ha hablado muchas veces del poder visionario de Arlt (que le permitió anticipar, entre otras cosas, la obsesión esotérica de Hitler o el advenimiento de López Rega). Pero en el caso de la guillotina no acertó. Aún muerto Deibler, la cuchilla siguió cercenando cabezas hasta el año 1977. Para entonces, el yerno de Deibler ya había pedido el retiro (obligado por el mal de Parkinson) y su sucesor, un tal Marcel Chevalier, se encargó de las dos últimas sentencias de muerte que se ejecutaron en Francia. El hijo mayor de Chevalier, de quince años, fue testigo de ambas. Su padre quería que comenzara a familiarizarse con el puesto que eventualmente heredaría. No tuvo esa desgracia: la pena capital fue finalmente abolida en Francia en 1981, por François Mitterrand, con Robert Badinter como ministro de Justicia.

 

El violín rojo trailer


Passenger live at Pinkpop 2013 - FULL SHOW


El violín rojo, película completa


Una de las películas más lindas que recuerdo haber visto. Se las recomiendo. Bella!

domingo, 12 de octubre de 2014

Palabras e imágenes trailer

El video me la regaló mi amiga China y nos encantó. La recomiendo mucho.

Farrokhzad, Forough

 
Farrokhzad, Forough , poeta iraní
 
 
Hundiré en el jardín mis manos,
 
germinarán, lo sé, lo sé, lo sé,
 
y las golondrinas pondrán sus huevos
 
entre mis dedos sucios de tinta.
 
Colgaré de mis orejas dos cerezas
 
rojas, gemelas,
 
y pegaré en mis uñas pétalos de dalia.
 
Hay un callejón donde los chicos
 
que me amaron hace tiempo,
 
con los mismos cabellos revueltos,
 
cuellos finos
 
y piernas delgadas,
 
piensan en la sonrisa inocente
 
de una niña que una noche
 
se llevó el viento.
 
Hay un callejón
 
que mi corazón ha robado
 
a los barrios de la infancia.
 
Viaje corporal por la línea del tiempo
 
con un cuerpo que fecunda
 
la línea del tiempo,
 
el cuerpo de una imagen que se piensa
 
que vuelve de la fiesta en un espejo.
 
Así es como alguien muere
 
y alguien se queda.
 
Ningún pescador puede
 
encontrar ninguna perla
 
en un arroyo humilde,
 
arroyo que desemboca
 
en una charca.
 
Sé de un ágel pequeño y triste
 
que vive en el mar
 
y toca su corazón
 
con un ney de madera lentamente.
 
Un ángel pequeño y triste
 
que muere de noche
 
por un beso
 
y nace al amanecer
 
también por un beso.
 

Iris Appel ícono de moda en NY


Iris Apfel Interview: Icono de la moda conversa sobre su trabajo con | The New York Times


Sombras sobre vidrio esmerilado, de Juan José Saer por Maria Belén Aguirre.

Maria Belén Aguirre dedica su vida a grabar voces entre ellas la suya. No quiere que se pierdan y quiere entregárselas a quienes no pueden leer. Tiene una voz hermosísima y una entonación perfecta. Es un cuento lardo de Saer pero bellísimo. A disfrutarlo!

Espíritu refinado

"Todos tenemos un espíritu que puede ser refinado, un cuerpo que puede ser entrenado de cierta manera, un sendero conveniente a seguir. Estás aquí con el solo propósito de darte cuenta de tu divinidad interior y manifestar tu iluminación innata. Alimenta la paz en tu propia vida y luego aplica el arte a todo lo que encuentres." Morihei Ueshiba

Tu corazón está lleno de semillas fértiles esperando brotar. Del mismo modo que una flor de loto surge del lodo para florecer en todo su esplendor, la interacción de la respiración cósmica hace florecer el espíritu para que dé fruto en este mundo.


Esperando, un cuento de Osami Dazai


Un cuento de Osamu Dazai: Esperando 
Compartimos con ustedes este cuento que hicimos ABRA nuestro taller de lectura, y otros más.

(Traducción y nota de Pablo Figueroa)

Todos los días voy a la pequeña estación de tren a buscar a alguien. Quién es ese alguien, no lo sé.

Siempre paso por ahí después de hacer las compras en el mercado. Me siento en una fría banca, pongo la cesta de las compras sobre mis rodillas, y miro abstraídamente hacia los molinetes. Cada vez que llega un tren, una multitud de pasajeros es escupida hacia afuera desde las puertas de los vagones. La muchedumbre avanza en tropel hacia los molinetes, y las personas, todas con la misma cara de enojo, sacan los pases y entregan los boletos. Luego, sin mirar hacia los costados, caminan precipitadamente. Pasan por delante de mi banca, salen hacia la plaza que está frente a la estación, y se van cada uno por su lado. Yo sigo sentada distraídamente. ¿Qué sucedería si alguien sonriese y me hablase? ¡Ay no, por Dios! La mera posibilidad me pone tan nerviosa que me estremezco de sólo pensarlo, como si me hubieran echado agua fría en la espalda. No puedo respirar. Y sin embargo, continúo esperando a alguien todos los días. ¿A quién podría ser que estuviera esperando? ¿A qué tipo de persona? Pero quizás lo que estoy esperando no sea un ser humano. Odio a los seres humanos. En realidad les tengo miedo. Cada vez que estoy cara a cara con alguien diciendo cosas como “¿qué tal, cómo está?”, o “¡cómo refrescó!”, saludando sólo para cumplir, siento que soy la persona más falsa del mundo. Me pone tan terriblemente mal que quiero morirme. Y las personas con las que hablo se ponen a la defensiva sin razón, me hacen vagos cumplidos, y comentan sentenciosamente impresiones que no tienen en verdad. Su cautela mezquina me hace sentir triste: el mundo es cada vez más repugnante y no puedo soportarlo. La gente intercambia tensos saludos desconfiando unos de otros hasta cansarse, y así pasa la vida.

A mí no me gusta encontrarme con gente. Por eso, a no ser que hubiera una razón excepcional, nunca visitaba a amigos. Lo más cómodo ha sido para mí estar en casa con mi madre cosiendo, las dos solas, en silencio. Pero finalmente estalló la guerra[1], y el ambiente se puso tan tenso, que empecé a sentirme culpable de quedarme en casa todo el día sin hacer nada. Me sentía angustiada y no podía relajarme en absoluto. Quería hacer una contribución directa trabajando tan duro como pudiese. Perdí toda fe en la vida que había llevado hasta ese momento.

No soporto quedarme en casa en silencio. Sin embargo cuando salgo me doy cuenta de que no tengo ningún lugar adonde ir. Así que hago las compras, y al regresar, paso por la estación y me siento distraídamente en la fría banca. Tengo la ilusión de que alguien venga, pero si esa persona realmente apareciera, ¿qué haría? La idea me da pánico, pero estoy resignada. Si eso sucede, voy a entregarle mi vida: estoy preparada y ese momento marcará mi destino. Estos sentimientos de resignación y fantasías impudentes se entretejen de una forma muy extraña. La sensación me agobia de un modo sofocante. El mundo alrededor se enmudece; la gente que va y viene en la estación aparece pequeña y lejana, como si estuviera mirando por un telescopio al revés. La sensación es vaga, como si estuviera soñando despierta, como si no supiera si estoy viva o muerta. ¡Ay! ¿Qué cosa estoy esperando? Acaso yo no sea más que una mujer obscena. Todo eso del estallido de la guerra, lo de sentirme angustiada, de trabajar duro porque quiero ser útil, quizás sólo sea una mentira, una excusa noble para tratar de encontrar una oportunidad de materializar mis fantasías indiscretas. Me siento aquí con mirada perdida, pero en el fondo, dentro de mí puedo ver cómo flamea la llama de mis deseos obscenos.

¿Pero, a quién diablos espero? No tengo en absoluto una idea clara, solamente una imagen vaga y confusa. Y sin embargo, continúo esperando. Desde el estallido de la guerra paso por aquí todos los días a la vuelta de las compras y me siento en esta fría banca a esperar. ¿Y si alguien me sonriera y me hablara? ¡Ay, no!, no es usted a quien estoy esperando. Entonces, ¿a quién? ¿Qué espero? ¿Un marido? No. ¿Un novio? No, para nada. ¿Un amigo? De ningún modo. ¿Dinero? Es ridículo. ¿Un fantasma? ¡Ay no, por favor!

Algo más apacible y alegre, algo maravilloso. No sé qué. Por ejemplo, algo como la primavera. No, no es eso. Hojas verdes. El mes de Mayo. El agua fresca y cristalina fluyendo a través de los campos de trigo. No, tampoco es eso. Ay, y sin embargo sigo esperando, con el corazón palpitante. Las personas pasan unas tras otras delante de mis ojos. No es aquello, ni esto. Con la cesta de compras en mis brazos, me estremezco y espero con todo mi corazón. Le pido a usted por favor que no me olvide. Por favor no olvide a la chica veinteañera que viene todos los días a la estación y regresa a su casa sintiéndose vacía. Por favor recuérdeme, y no se ría de mí. No voy a decirle el nombre de la estación. Aunque no lo haga, usted me verá algún día.

 




[1] Se refiere a la Segunda Guerra Mundial (N.T.)

 

En 1948, cuando Osamu Dazai se encontraba en la cúspide de su carrera literaria, decidió quitarse la vida junto con su amante, una joven viuda con quien había sellado un pacto de amor suicida. Para ello la pareja eligió un pintoresco canal del río Tama en el apacible suburbio de Mitaka en Tokio. En esa época del año las frecuentes y turbulentas lluvias del monzón hacían que los niveles de agua en los canales subieran considerablemente. Los cuerpos fueron encontrados en un recodo del rio unos días más tarde, justo cuando Dazai hubiera cumplido treinta y nueve años.

La idea de quitarse vida no era en absoluto nueva para el escritor: lo había intentado sin éxito en variadas ocasiones. Profundos traumas personales, una fuerte dependencia del alcohol, y desórdenes psíquicos que fueron empeorando a lo largo del tiempo, hicieron que el deseo de muerte ocupara un lugar preponderante en los pensamientos de Dazai. Esta obsesión con el suicidio se fusiona en su ficción literaria con un agudo e irónico sentido de crítica a la sociedad, otorgándole un carácter inseparable de lo autobiográfico.

Nacido con el nombre de Shuji Tsushima en 1909 en una pequeña ciudad de Aomori en el norte de Japón, Dazai fue el décimo de once hermanos de una familia acomodada. Su padre se encontraba a menudo fuera de la casa y su madre sufría problemas de salud crónicos, con lo cual el niño fue criado por tías y sirvientes. Su afición por las letras comenzó desde pequeño y en 1930 decidió ingresar al departamento de Literatura Francesa de la Universidad Imperial de Tokio.

Su paso inconcluso por la academia estuvo permeado del tumultuoso estado de cosas de la época y de sí mismo. Dazai se sintió fuertemente atraído por los ideales del marxismo y por el incipiente Partido Comunista de Japón, y a menudo manifestó su sentido de culpa por “haber nacido en la clase social equivocada”. Durante esta etapa temprana escribió una cantidad de cuentos cortos, y la experiencia adquirida a través del paradigma comunista se haría patente a lo largo de su carrera.

Un posterior período de relativa calma llegaría cuando Dazai contrajo matrimonio con Machiko Ishihara en 1939. Fue durante estos años que escribió dos novelas enormemente exitosas tituladas El Ocaso (Shayo, 1947) e Indigno de ser humano (Ningen Shikkaku, 1948). Ambas obras expresan el profundo pesimismo del autor y su visión decadente del ser humano; las hondas heridas de una sociedad golpeada por la posguerra dejaban al desnudo la crisis de identidad y de valores de una cultura que parecía condenada inexorablemente a la autodestrucción.

Si bien Montse Watkins ha traducido al español las novelas arriba mencionadas, no disponemos aún de versiones en nuestra lengua del resto de los trabajos llevados a cabo por Osamu Dazai. Esta nueva traducción de un cuento corto titulado Esperando (Matsu, 1954) es apenas una colaboración a una tarea todavía por emprenderse.