domingo, 26 de abril de 2015

Dos textos de Giovanni Papini

Esta semana en ABRA, taller de lectura hicimos al escritor italiano Giovanni Papini, tan admirado por Borges. Acá dos de sus textos.



HAY UN CANTO EN MÍ
(«C'è un canto dentro di me»)
Giovanni Papini
 
Hay un canto en mí que mi boca jamás pronunciará - que no escribirá mi mano en ningún trozo de papel.
Hay un canto en mí que debo escuchar yo solo, que debo padecer y soportar solamente yo.
Hay un canto preso en mis venas como los celestiales adagios del argentado órgano - hay un canto que como la raíz del gladiolo no florecerá bajo el alud.
Hay un canto en mí que estará siempre en mí.
Si este canto saliera de mi corazón, quebraría mi corazón.
Si este canto escribiera mi mano, ninguna otra palabra escribiría mi mano.
Este canto no se dirá sino en la última hora de mi vida; este canto será el inicio de una feliz agonía.
Hay un canto en mí que no puede salir de mí porque no se han creado aún las palabras necesarias.
Un canto sin medida y sin tiempo; sin ritmo y sin leyes.
Un canto sin ningún sosiego y que astillaría cualquier lenguaje.
Un canto inatendible sin que el alma se intimide por la sorpresa y se coloree de otro sol.
Un canto más respirado que dicho, más presentido que expresado: son de luces, rayo de acordes.
Un canto sin ansias de música porque sería más melodioso que cualquier otro instrumento conocido.
En mi corazón inmenso, que por días abarca el universo, a este canto, le cuesta quedarse adentro. En los minutos más angustiantes de la vida, este canto querría derramarse de mi corazón demasiado estrecho como el llanto de los ojos de quien se llora a sí mismo. Pero lo rechazo y lo engullo, pues junto a él también la sangre de mi corazón se derramaría con la misma furia voluptuosa. Lo encierro en mí mismo porque no quiero morir aún.
Soy una víctima dulce de este canto divino y homicida. Debo cerrar el corazón como la puerta de una cárcel y sofocar sus latidos sobrehumanos como si fueran remordimientos. Y ser, con toda mi ternura, el hombre feroz al que no se acercan los débiles.
Porque mi canto sería un aterrador canto de amor, y ese amor abrasaría todo lo que toca.
El amor que solo cobija es apenas tibio, pero el verdadero amor en el mismo soplo besa y destruye.
Este amor resplandecería tanto de candente avidez que ese día la tierra iluminaría al sol y la medianoche sería más ardiente que el mediodía más ardiente.
Pero yo no cantaré jamás este canto terrible que me consume sin que nadie tenga compasión de mi tormento.
Yo no cantaré jamás este canto maravilloso del que mi temor reniega y que espanta mi debilidad.
No cantaré este canto porque nadie podría sustentar la infinita, la desgarrante, la dolorosa dulzura.



El espejo que huye
 

Una imposible mañana de invierno, en una estación muy conocida, un hombre que no conozco -de sobretodo, con dos violetas en el ojal- quería demostrarme que los hombres son felices, que la vida es grande, que el mundo es hermoso. Yo lo escuchaba con interés, sacudiendo a cada momento la ceniza de mi cigarrillo que el viento consumía sin que nunca lo llevara a la boca. Lo escuchaba sonriendo y el hombre que no conozco se acaloraba cada vez más y del humour pasaba al sentimiento, al entusiasmo y al delirio. La fuga de sus palabras rápidas, fluyentes, firmes, como si hubieran sido fundidas en ese instante, acuñadas de nuevo en algún sitio hacía poco tiempo, me llenaba de una ebriedad muy similar a la que provoca la champaña. Algo picante y saltarín, un deseo de abrazar y de llorar, de danzar, de reír de improviso...
En cierto momento su voz me dijo:
-Medite, señor, medite en la grandeza del progreso que se desarrolla bajo nuestros ojos; en el progreso que lleva a los hombres desde el pasado hasta el futuro, desde lo que ya no es más hasta lo que todavía no es, de lo que se recuerda a lo que se espera. Los salvajes no prevén el futuro, no piensan en el porvenir; no prevén ni proveen. Pero nosotros, hombres civilizados, hombres nuevos, vivimos para el futuro y a merced del futuro. Nuestra vida entera se tiende hacia lo que debe venir, está construida en previsión de lo que ocurrirá. Nuestros hombres consagran el presente al mañana (siempre, porque todo presente pasa al mañana que pasará), respetuosa y valerosamente.
“Este enorme progreso del espíritu profético es lo que hace desvanecer los peligros, lo que pone en nuestras manos las fuerzas, lo que hace descubrir nuevas posibilidades, lo que nos vuelve dueños de la tierra, del mar y del cielo y de una cosa que vale más que todo eso, oh señor: ¡de nosotros mismos!”
Pero en ese momento un tren expreso llegó a la estación. Su estruendo solemne en el cruce de las vías, su breve silbato, decidido, irritado, interrumpieron el discurso del Hombre que no conozco. Cuando el tren se calmó y no se oyeron más que sordos bufidos de la locomotora y los viajeros escaparon, el Hombre quiso todavía continuar pero yo me anticipé:
-Señor Hombre -le dije-, este tren que acaba de llegar, ¿no le ha sugerido nada que se relacione con nuestra circunstancia? ¿No ha entendido su respuesta? ¿Quiere que se la repita yo, humilde traductor, ya que puedo traducir el idioma de los trenes y de muchas otras cosas? Hasta hace pocos minutos este tren corría a una velocidad media de ochenta kilómetros por hora, pequeño mundo apiñado e iluminado a través del campo solitario y neblinoso. Y he aquí que de pronto se detiene y los habitantes de esta pequeña ciudad en fuga han desaparecido y el maquinista se seca la frente con aire poco satisfecho. Las ruedas se han detenido perezosamente sobre los rieles y los vagones vacíos y oscuros añoran las charlas de los pasajeros y las valijas multicolores. Así termina una fuga cuando se viaja sobre rieles. Pero dejemos el tren y volvamos a los hombres. En este momento se me ocurre algo absurdo y se lo digo a usted, señor Hombre, y lo digo porque no hay aquí multitudes que puedan escucharme. Si estuvieran aquí todos los que yo deseo, les diría:
“Imaginen, humanos, una cosa imposible, absurda, loca, increíble y espantosa. Imaginen que todo el mundo se detuviese de improviso, en un instante dado, y que todas las cosas permanecieran en el sitio en que estaban y que todos los hombres se volvieran inmóviles, como estatuas, en la actitud en que estaban en ese instante, en la acción que se hallaban ejecutando... Si esto ocurriera y si a pesar de todo ello continuara todavía funcionando en los hombres el pensamiento, y pudieran recordar y juzgar lo que hicieron y lo que estaban haciendo, y pudieran examinar todo lo que realizaron desde su nacimiento y meditar en lo que deseaban realizar antes de morir, ¡imagínense cuánta desesperación ardería bajo el trágico silencio de ese mundo detenido de improviso!
“No sé si tendrán el valor de escuchar lo horrible que sería. Esfuércense por unos instantes en ver a todos estos hombres inmovilizados mientras se hallaban dedicados a su tarea, anhelantes detrás de sus sueños, instigados por sus sucias pasiones, rudamente empujados por sus deseos. Véanlos esparcidos por el mundo, como suspendidos por una catástrofe que los trasmutara en fantoches pensantes, en estatuas desesperadas. Véanlos en las más repugnantes posiciones y en las más ridículas, en las más cansadoras y en las más estúpidas. He aquí al hombre sorprendido en medio de un pesado sueño con la boca semiabierta como un cadáver borracho; al hombre en el acto amoroso, extendido como una bestia jadeante sobre la mujer de párpados cerrados; al hombre que robaba en las tinieblas con falsa mirada y la lámpara que nunca más se apagará; al juez vestido de negro que dispensa el infierno y la sangre desde su alto sitial; al miserable que se arrastra por el fango de la ciudad buscando un hueso y una moneda; a la mujer que sonríe lascivamente con su rostro empolvado, en postura insinuante; al mercader de manos huesudas que gesticula para lograr diez centavos más; al campesino afanado con la aguijada en la mano tendida hacia los inmóviles bueyes; al elegante orador detenido en medio de una sonrisa y de un cumplido; al soldado que se hallaba con la bayoneta calada ante una puerta cerrada, y al homicida que preparaba sus venenos en una buhardilla, y al obrero soñoliento curvado sobre las enormes máquinas grasientas, inmóviles y siniestras, y al científico que no puede separar el ojo cansado del microscopio donde han interrumpido su danza los monstruos invisibles... “Imaginen ahora, si sus ánimos resisten, pensamientos de todos estos hombres condenados en un mismo instante ante la conciencia de su muerte. ¿Creen ustedes que habrá un solo hombre -uno solo, ¿entienden?-, uno solo que esté contento y satisfecho de ese momento en que el destino lo ha vuelto inmóvil? ¿Creen que para uno solo de estos hombres sería ése el momento de Fausto, el momento hermoso que querríamos detener, fijar y conservar para la eternidad? ¡Ustedes no creen realmente esto, no pueden creerlo!
“El señor Hombre -usted, aquí presente, delante de mí- ha dicho una gran y tremenda verdad. Los hombres piensan en el futuro, viven para el futuro, consagran perpetuamente sus días actuales a los mañanas venideros. Todo hombre no vive más que para aquello que prevé, aguarda y espera. Toda su vida está hecha de manera que cada instante tiene valor para él solamente en cuanto él sabe que ese instante prepara un instante sucesivo, cada hora una hora que vendrá, cada día un día que seguirá. Toda su vida está hecha de sueños, de ideales, de proyectos, de expectativas; todo su presente está hecho de pensamientos en torno a su futuro. Todo lo que es, lo que está presente, nos parece oscuro, mezquino, insuficiente, inferior, y nosotros nos consolamos solamente pensando que todo este presente no es sino un prólogo, un largo y aburrido prólogo, a la hermosa novela del porvenir. Todos los hombres, lo sepan o no, viven gracias a esta fe. Si de pronto se les dijese que dentro de una hora todos morirán, todo lo que hacen y lo que hicieron no tendría para ellos ningún placer ni sabor ni valor algunos. Sin el espejo del futuro la realidad actual parecería torpe, sucia, insignificante. Sin el mañana que permite esperar los desquites, las victorias, las ascensiones, las promociones y los aumentos, las conquistas y los olvidos, los hombres no consentirían más en seguir viviendo. Sin el lejano perfume del mañana no querrían comer el negro pan del hoy.
“Piensen, pues, en estos hombres detenidos de pronto, que no pueden actuar más pero que todavía piensan. Imaginen a estos hombres prisioneros de un eterno hoy, sin la liberación de la conciencia. ¿Qué pensarán estos hombres? ¡Qué dolor atroz debe roer sus vísceras y amputar sus nervios! Inmóviles en sus posiciones vergonzosas y delictivas, tristes e idiotas, sin posibilidades de esperanza, sin luz de sueños, sin dulzura de proyectos, con las alas tronchadas, las piernas atadas, las manos encadenadas, como una enorme multitud de prisioneros al estilo de Miguel Ángel, reducidos a las ataduras de sus vidas mezquinas, melancólicas, repugnantes; ataduras de esa vida que soportaban solamente con la esperanza y la expectativa de vidas más bellas y más grandes: ellos, esos condenados a la perpetua inacción, reconocerán con infinita rabia la absurda estupidez de su vida anterior. Pensarán que todo el presente era sacrificado por ellos en pos de un futuro, que a su vez se volvería presente y sería sacrificado a su vez por otro futuro y así hasta el último presente, hasta la muerte. Todo el valor del hoy estaba en el mañana y el mañana valía solamente por otro mañana y así llegaba el último hoy, el hoy definitivo, y así la vida entera había transcurrido para preparar de día en día, de hora en hora, de momento en momento lo que no llega nunca. Y ellos descubrirán esta tremenda cosa: que el futuro no existe como futuro, que el futuro no es más que una creación y una parte del presente, y que soportar la vida inquieta, la vida triste, la vida doliente por este futuro que de día en día huye y se aleja es la más dolorosa necedad de esta estúpida vida.
“Humanos, nosotros perdemos la vida por la muerte; consumimos lo real por lo imaginario, valoramos los días sólo porque nos conducen a días que no tendrán otro valor que el de traernos otros días idénticos a ellos... ¡Humanos: toda la vida es un fraude atroz que ustedes mismos traman para el daño propio, y solamente los demonios pueden reír fríamente de la carrera de ustedes hacia el espejo que huye!”
Un nuevo expreso, pitando y tronando, entró en la estación, y una vez más los viajeros huyeron y el maquinista se enjugó la frente con aire poco satisfecho. El Hombre que no conozco estaba siempre ante mí -de sobretodo, con dos violetas en el ojal-, aunque lo hubiese olvidado del todo.
-He aquí -le dije- mis ideas sobre el progreso, sobre el porvenir y sobre la vida. Ciertamente, usted no está de acuerdo conmigo pero yo estoy de acuerdo con alguien; por ejemplo, con la niebla que a menudo intenta cubrir el mundo y esconder el hombre al hombre, la miseria al desprecio, la fealdad a la melancolía. Y yo amo muchísimo, señor Hombre, los trenes que se detienen tras las inútiles fugas y la niebla que vela lo que no se puede destruir.
El hombre que no conozco se había vuelto nervioso y todo su entusiasmo había desaparecido como un hilo de humo. En vez de responder, se quitó del ojal una de sus violetas y me la ofreció. Yo la tomé con una inclinación, la acerqué a la nariz y su leve perfume me gustó.

Muy agradable visita a la retrospectiva de Luz Letts

La vimos ayer, una delicia.
Un verdadero placer la visita al ICPNA en Miraflores. La obre reunida de Luz Letts que nos ilustra el mundo. Obra coherente, bella, original.










 
 La obra de Letts es irónica, lúdica, urbana y figurativa. (USI)
La obra de Letts es irónica, lúdica, urbana y figurativa. (USI)
 
La obra de Luz Letts tiene el don de la permanencia, del saber instalarse en la memoria. Es una obra que, quizá, no impresiona al primer vistazo, pero que a la larga trasciende. Como conversábamos con Eduardo Tokeshi, artista cercano a ella, “más que un grito, es una voz, una palabra, un susurro que se prolonga; más que un cuento perfecto, su obra es una novela”.
Y esta capacidad narrativa, discursiva y novelesca se hace aún más manifiesta cuando lo más importante de su creación artística puede verse en un solo espacio, como sucederá a partir del martes con “Luz Letts. Obra reunida. Retrospectiva 1991-2015”, el repaso que hace de su carrera el Icpna.
LÚDICA, IRÓNICA
Curada por Mario Munive, la muestra reúne 77 pinturas y dibujos (Letts es una estupenda dibujante, a tal punto que muchas de sus obras son dibujos que ‘parecen’ óleos) realizados en sus 24 años de carrera pictórica, desde “Soliloquios”, su primera individual realizada en 1991, hasta sus trabajos más recientes, unas ‘crónicas’ policromáticas donde mira el mundo de nuestros días.
“Ahora que veo mi obra reunida, reconozco una continuidad, esa mirada irónica y lúdica y reflexiva que siempre ha sido parte de mi trabajo”, nos dice Luz a la vez que nos va explicando el sentido de ese personaje anónimo, de camisa blanca y pantalón gris, que está presente en sus pinturas siempre figurativas: “Él representa al ciudadano de a pie, urbano, citadino. Luego, se transformó en mujer, porque las preocupaciones de género aparecieron en mi vida, en mis creaciones, porque, si algo he notado con esta retrospectiva, es que hay una correspondencia entre mi obra y mi vida”.
Tiene razón. Para conocer a Luz Letts hay que visitar el Icpna. La experiencia será grata, ya lo dijimos, su vida es una novela… una buena novela.
DATO
El 21 de abril, a las 6:30 p.m., habrá una visita guiada donde participarán Luz Letts y Mario Munive, el curador de la exposición.
 

Exposición en el Mali : CHAVIN

Tenemos que regresar al Mali, ayer hicimos una visita relámpago porque el museo cerraba a las cinco. De todas maneras pudimos entrar a las salas donde se exhibe CHAVIN. Trataremos de ir a una de las visitas guiadas que tiene programadas. Tome dos fotografías antes de que me dijeran que estaban prohibidas. Hermosas piezas de una de las más importantes culturas de nuestros antepasados. El templo de CHAVIN era una experiencia que transportaba a sus pobladores a otro mundo. El sonido de canales subterráneos, el de los pututos, las esculturas en piedra, impresionantes cabezas clavas, y los sacerdotes con sus fabulosos vestidos, les daba un espectáculo prodigioso.
La exposición nos muestra los objetos de representación de una cultura esotérica con personajes sobrenaturales.

Plásticos: Fotografías de artistas peruanos



La inserción cada vez más destacada de las artes en la sociedad contemporánea supone un momento oportuno para presentar la exposición Plásticos, del fotógrafo Hans Stoll. Este proyecto constituye un valioso documento que incluye a más de 20 artistas visuales, siendo todos ellos retratados en la intimidad de sus talleres con la intención de descubrir sus personalidades y encontrar así un origen creativo o biográfico en sus obras. “En el campo de las artes visuales, el retrato y el autorretrato del artista se convirtieron en estudios capitales para la comprensión de su trabajo y en referentes imprescindibles para la Historia del Arte” anota Carlos Caamaño, curador de la muestra, en el texto de presentación. Es así que Stoll se instala en los espacios de creación del artista, indaga, explora la dinámica creativa y los procesos de trabajo, inspecciona los detalles.Plásticos también se manifiesta como una valiosa serie documental, ya que forma parte de un proyecto mayor emprendido por Hans Stoll (que se encuentra en plena fase de producción) en el que están siendo retratados los principales exponentes de la creación artística de Lima. Tal como lo hicieran Baldomero Pestana y José Casals en la Lima de la segunda mitad de los años cincuenta. Destacados representantes de las artes visuales, escénicas, musicales y literarias, completarán este registro, pertinente para ayudar a preservar la memoria cultural de nuestra sociedad.
Sobre el artista


Desde sus inicios como artista, Hans Stoll (Lima, 1964) se dedicó al retrato, género fotográfico que desarrolló por más de diez años junto a la fotografía de moda. Desde 2005 su atención regresó al campo artístico, exponiendo en importantes galerías y centros culturales de Lima. Sus fotografías forman parte de reconocidas colecciones privadas en Latinoamérica y de la prestigiosa colección Deutsche Bank de Nueva York.Ha expuesto individualmente en nueve oportunidades y ha participado en más de quince proyectos colectivos, mostrando su trabajo en Lima, Buenos Aires, Montevideo, Nueva York, Santiago, Bahía, San José, Bogotá, Frankfurt, Dubai, Singapur, Pekín, Seul, Sidney, Tokio, Brasilia, Sao Paulo y París. Ha participado en las ferias ArtLima, ArtBo, Scope Miami, Lima Photo, Buenos Aires Photo, Pinta Nueva York, Fotofever París, Este Arte y Parc. Stoll ha sido finalista en el premio Petrobras – Buenos Aires Photo 2009, y por tres años consecutivos en el Repsol – Lima Photo, en los años 2011, 2012 y 2013.

"Plásticos" - Retratos de artistas tomados por el fotógrafo Hans Stoll
LUGAR: 
Galería ICPNA Miraflores (Av. Angamos Oeste 120)
FECHA: 
Abierto al público del 17 de abril al 17 de mayo. 
HORARIO: D
e martes a domingo de 11 am a 8 pm.
ENTRADAS: Ingreso libre 

sábado, 25 de abril de 2015

Formas de duelo

Formas de duelo Un artículo de Fernando Savater para el diario El Pais

En los últimos meses han aparecido en Anagrama dos novelas que tratan del duelo por la pérdida de un ser amado, 'Niveles de vida', de Julian Barnes, y 'También esto pasará', de Milena Busquets
Escritor Julian Barnes

El breve y compacto ensayo de Freud Duelo y melancolía ha dotado a los atribulados y, sobre todo, a los empeñados en consolarles de un vocabulario racionalizador de la pena: “Hacer el trabajo del duelo”, retirar la libido del objeto ya inexistente y orientarla hacia otro, evitar la psicosis alucinatoria del deseo… El estilo siempre elocuentemente antisentimental del maestro vienés sigue fascinando, pero en este tema despierta la indignada protesta de muchos afligidos: aunque en más sofisticado, les suena parecido a los consejos del descerebrado “piensa en positivo” reinante, con sus lemas de “la vida sigue”, “el tiempo todo lo cura”, etcétera. Prefieren a escritores y poetas menos científicos, pero más convencidos de la evidencia de lo irreparable, como el propio san Agustín cuando a la muerte de su madre reivindica “la dulzura de llorar sobre ella y por ella, sobre mí y por mí… pues ¿qué es lo que me hacía sufrir en el fondo de mí, sino la súbita ruptura de la costumbre, tan grata y querida, de vivir juntos?”.
En los últimos meses han aparecido en Anagrama dos novelas que tratan del duelo por la pérdida de un ser amado, distintas en forma y fondo, pero ambas literariamente recomendables: Niveles de vida, de Julian Barnes, y También esto pasará, de Milena Busquets. La primera cuenta con magistral y sobria precisión la evolución de su padecer tras la muerte de su esposa; la segunda narra los intentos de recuperar la plenitud sensual y afectiva de su vida tras la muerte de una madre que había sido mentora y compañera excepcional. Son dos abandonos muy distintos, el del sexagenario que pierde a quien fue su compañera durante treinta años y la mujer de cuarenta que se queda sin su madre tras una larga enfermedad. Y son contados de modo muy diverso, Barnes con una prosa casi clínica de enorme penetración y llena de pasión contenida, Busquets de modo ágil y muy entretenido, con toques de comedia mundana. También los desenlaces son diferentes: la hija se siente finalmente autorizada por la madre ausente a recobrar el disfrute de su vida, mientras que Barnes no se hace demasiadas ilusiones sobre la posibilidad de librarse de la tristeza y se conforma con desplazarla y dejarse llevar por la brisa.
Es difícil escribir sobre este tema, porque es el más intensamente personal pero también el más común. Como bien dice Barnes, “la aflicción, como la muerte, es banal y única”. La pérdida del ser querido nos pone frente a dos evidencias abrumadoras, una de ellas señalada por Freud y la otra ignorada por él: lo irremediable y lo insustituible. La combinación de ambas es la revelación de lo real, negada por los trasmundanos que creen que la muerte puede corregirse y los positivistas que creen reemplazable lo perdido. El verdadero trabajo del duelo es desechar la realidad acolchada y enmoquetada en que habitábamos y acostumbrarnos a la otra, la desnuda, la que nos desahucia. Hay un apotegma de Wittgenstein que siempre me resultó indescifrable, salvo en un sentido banal indigno del filósofo: “El mundo de un hombre feliz es diferente del de uno infeliz”. Ahora lo comprendo mejor por experiencia propia y creo que de ello tratan, cada cual a su modo, las dos novelas comentadas.

Diseño Shakespear - Diseña tu mundo



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Modos de Ver - Aspectos Psicologicos


Bach - Mass in B minor (Proms 2012)


Maria Bethânia - Eu te desejo amor


Al año de la muerte de Gabriel García Márquez


El soñador de Aracataca

Luisa, con veintiún años cumplidos, regresó a su Aracataca natal en una mañana de febrero, sin su esposo, tras casi dieciocho meses de ausencia. Estaba embarazada de ocho meses y llegaba mareada del barco, tras otra travesía turbulenta de Riohacha a Santa Marta. Unas semanas después, el domingo 6 de marzo de 1927, a las nueve de la mañana, en medio de una tormenta poco habitual para esa época del año, dio a luz a un niño, Gabriel José García Márquez. Luisa me contó que su padre había salido temprano a misa cuando las cosas 'se ponían mal', pero cuando volvió a casa todo había acabado. El niño nació con una vuelta de cordón alrededor del cuello -luego él mismo atribuiría su tendencia a la claustrofobia a aquel contratiempo temprano- y pesó, según se dijo, cuatro kilos doscientos gramos. Su tía abuela, Francisca Cimodosea Mejía, propuso que lo frotaran con ron y le echaran agua bendita, por si había algún otro percance".

Así rememora el biógrafo inglés Gerarld Martin, en 'Una vida', la llegada al mundo del autor de 'Cien años de soledad' y Premio Nobel de Literatura de 1982, quien falleció hoy, a los 87 años, en su residencia de México. Su deceso obedeció a quebrantos de salud propios de su edad.

domingo, 19 de abril de 2015

Modos de Ver - Coleccionistas y coleccionismo


Para quienes cuando van a un museo quisieran que estuviera alguien ayudándonos a entender, ir más allá, mirar con mayor conocimiento y profundidad, tenemos hoy  como guía   John Berger pintor inglés  uno de los pensadores más originales de los últimos cincuenta años. 
John Berger es también autor de novelas, ensayos, obras de teatro, películas, colaboraciones fotográficas y performances.

Very Uncommon People Making of.

Very Uncommon People es un trio madrileño de fusión formado por Kiko Barriuso, Angel Novillo y Jesus Novillo que nos has sorprendido por su frescura y buen hacer.


Más música suya https://www.youtube.com/embed/CXSqJNYd7FE"

El escritor Juan Bonilla entrevistado por Daniel Heredia



Muy buena entrevista a Juan Bonilla , escritor español invitado de lujo al Festival de la palabra.  Con ideas claras el autor que yo conocía por "El que apaga la luz" y "El arte del Yo-yo", nos cuenta como se desenvuelve como escritor y periodista. Ganador de la primera edición de la  Bienal de Novela Mario Vargas Llosa con su obra. "Prohibido entrar sin pantalones".
"Prohibido entrar sin pantalones" es la obra con la que ganó Juan Bonilla.
 

Las panteras y el templo - Primera clase de ABRA

Los textos pueden ser hermosos, misteriosos interesantes, pero solo cobran vida con la lectura. A veces alguna de las participantes no puede venir a ABRA, nuestro taller de lectura, y yo le guardo los textos, pero claro, no es lo mismo que participar de la conversación que viene tras la lectura. Nos apropiamos del texto, lo hacemos nuestro.

Este 2015, hemos empezado con Abelardo Castillo, uno de los escritores vivos de mayor reconocimiento en Argentina.  

 

Las panteras y el templo

Abelardo Castillo

Y sin embargo sé que algún día tendré un descuido, tropezaré con un mueble o simplemente me temblará la mano y ella abrirá los ojos mirándome aterrada (creyendo acaso que aún sueña, que ese que está ahí junto a la cama, arrodillado y con el hacha en la mano, es un asesino de pesadilla), y entonces me reconocerá, quizá grite, y sé que ya no podré detenerme.
Todo fue diabólicamente extraño. Ocurrió mientras corregía aquella historia del hombre que una noche se acerca sigilosamente a la cama de su mujer dormida, con un hacha en alto (no sé por qué elegí un hacha: ésta aún no estaba allí, llamándome desde la pared con un grito negro, desafiándome a celebrar una vez más la monstruosa ceremonia). Imaginé, de pronto, que el hombre no mataba a la mujer. Se arrepiente, y no mata. El horror consistía, justamente, en eso: él guardará para siempre el secreto de aquel juego; ella dormirá toda su vida junto al hombre que esa noche estuvo a punto de deshacer, a golpes, su luminosa cabeza rubia (por qué rubia y luminosa, por qué no podía dejar de imaginarme el esplendor de su pelo sobre la almohada), y ese secreto intolerable sería la infinita venganza de aquel hombre. La historia, así resuelta, me pareció mucho más bella y perversa que la historia original.
Inútilmente, traté de reescribirla. Como si alguien me hubiese robado las palabras, era incapaz de de narrar la sigilosa inmovilidad de la luna en la ventana, el trunco dibujo del hacha ahora detenida en el aire, el pelo de la mujer dormida, los párpados del hombre abiertos en la oscuridad, su odio tumultuoso paralizado de pronto y transformándose en un odio sutil, triunfal, mucho más atroz por cuanto aplacaba, al mismo tiempo, al amor y a la venganza.
Me sentí incapaz, durante días, de hacer algo con aquello. Una tarde, mientras hojeaba por distraerme un libro de cacerías, vi el grabado de una pantera. Las panteras irrumpen en el templo, pensé absurdamente. Más que pensarlo, casi lo oí. Era el comienzo de una frase en alemán que yo había leído hacía muchos años, ya no recordaba quién la había escrito, ni comprendí por qué me llenaba de una salvaje felicidad. Entonces sentí como si una corriente eléctrica me atravesara el cuerpo, una idea, súbita y deslumbrante como un relámpago de locura. No sé en qué momento salí a la calle; sé que esa misma noche yo estaba en este cuarto mirando fascinado el hacha. Después, lentamente la descolgué. No era del todo como yo la había imaginado: se parece más a un hacha de guerra del siglo XIV, es algo así como una pequeña hacha vikinga con tientos en la empañadura y hoja negra. Mi mujer se había reído con ternura al verla, yo nunca me resignaría a abandonar la infancia. El día siguiente fue como cualquier otro. No recuerdo ningún acontecimiento extraño o anormal hasta mucho después. Una noche, al acostarse, mi mujer me miró con preocupación. "Estás cansado", me dijo, "no te quedes despierto hasta muy tarde." Respondí que no estaba cansado, dije algo que la hizo sonreír acerca del fuego pálido de su pelo, le besé la frente y me encerré en mi escritorio. Aquélla fue la primera noche que recuerdo haber realizado la ceremonia del hacha. Traté de engañarme, me dije que al descolgarla y cruzar con pasos de ladrón las habitaciones de mi propia casa, sólo quería (es ridículo que lo escriba) experimentar yo mismo las sensaciones (el odio, el terror, la angustia) de un hombre puesto a asesinar a su mujer. Un hombre puesto. La palabra es horriblemente precisa, sólo que ¿puesto por quién? Como mandado por una voluntad ajena y demencial me transformé en el fantasma de una invención mía. Siempre lo temí, por otra parte. De algún modo, siempre supe que ellas acechan y que uno no puede conjurarlas sin castigo, las panteras, que cualquier día entran y profanan los cálices. Desde que mi mano acarició por primera vez el áspero y cálido correaje de su empuñadura, supe que la realidad comenzaba a ceder, que inexorablemente me deslizaba, como por una grieta, a una especie de universo paralelo, al mundo de los zombies que porque alguien los sueña se abandonan una noche al caos y deben descolgar un hacha. El creador organiza un universo. Cuando ese universo se arma contra él, las panteras han entrado en el templo. Todavía soy yo, todavía me aferro a estas palabras que no pueden explicar nada, porque quién es capaz de sospechar siquiera lo que fue aquello, aquel arrastrarse centímetro a centímetro en la oscuridad, casi sin avanzar, oyendo el propio pulso como un tambor sordo en el silencio de la casa, oyendo una respiración sosegada que de pronto se altera por cualquier motivo, oyendo el crujir de las sábanas como un estallido sólo porque ella, mi mujer que duerme y a la que yo arrastrándome me acerco, se ha movido en sueños. Siento entonces todo el ciego espanto, todo el callado pavor que es capaz de soportar un hombre sin perder la razón, sin echarse a dar gritos en la oscruridad. Acabo de escribirlo: todo el miedo de que es capaz un hombre a oscuras, en silencio.
Creí o simulé creer que después de aquel juego disparatado podría terminar mi historia. Esa mañana no me atreví a mirar los ojos de mi mujer y tuve la dulce y paradojal esperanza de haber estado loco la noche anterior. Durante el día no sucedió nada; sin embargo, a medida que pasaban las horas, me fue ganando un temor creciente, vago al principio pero más poderoso a medida que caía la tarde: el miedo a repetir la experiencia. No la repetí aquella noche, ni a la noche siguiente. No la hubiese repetido nunca de no haber dado por casualidad (o acaso la busqué días enteros en mi biblioteca, o acaso quería encontrarla por azar en la página abierta de un libro) con una traducción de aquel oscuro símbolo alemán. Leopardos irrumpen en el templo, leí, y beben hasta vaciar los cántaros de sacrificio: esto se repite siempre, finalmente es posible preverlo y se convierte en parte de la ceremonia.
Hace muchos años de esto, he olvidado cuántos. No me resistí: descolgué casi con alegría el hacha, me arrodillé sobre la alfombra y emprendí, a rastras, la marcha en la oscuridad. Y sin embargo sé que algún día cometeré un descuido, tropezaré con un mueble o simplemente me temblará la mano. Cada noche es mayor el tiempo que me quedo allí hipnotizado por el esplendor de su pelo, de rodillas junto a la cama. Sé que algún día ella abrirá los ojos. Sé que la luna me alumbrará la cara.

Abelardo Castillo

   
Las panteras y el templo (1976) Video basado en el cuento.

 

Imagine mirar con los ojos cerrados

imagine: mirar con los ojos cerrados

 
Hermosa película polaca, la sensibilidad, el deseo, el aprendizaje y el amor.
 - Kino Swiat estrena hoy lo nuevo del talentoso director Andrzej Jakimowski, protagonizado por Edward Hogg y Alexandra Maria Lara
Imagine: mirar con los ojos cerrados
Con Un cuento de verano [+] (presentada en la sección Venice Days de la Mostra de 2007) y Squint your Eyes(2003), Andrzej Jakimowski convenció a crítica y público de su talento tras las cámaras a la hora de sacar la metafísica de la más ordinaria vida cotidiana. Esto mismo demuestra, con renovada convicción, en su nueva obra, titulada Imagine [+] y distribuida hoy en los cines polacos por Kino Swiat International.
(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

El protagonista de la cinta es Ian (el inglés Edward Hogg, al que hemos visto enAnonymous [+] y Bunny and the Bull [+]), un profesor de orientación espacial que llega a una prestigiosa clínica oftalmológica de Lisboa para dirigir una terapia. Uno de sus pacientes afectados por la ceguera es Eva (la alemana de origen rumano Alexandra Maria Lara, vista hace poco en Lullaby Ride [+]), una joven que trata de esconder su minusvalía. Ian pone en práctica métodos que suscitan polémicas dentro del equipo de la clínica pero consigue ganarse la confianza de los pacientes.
La película constituye una suerte de homenaje al poder de la imaginación humana y destaca especialmente por la calidad de sus interpretaciones. En el último festival de Varsovia, en el que Imagine ganó el premio al mejor director y el premio del público, Andrzej Jakimowski hizo hincapié en la labor del reparto (compuesto principalmente por actores británicos y portugueses): "Tras las primeras proyecciones, me percaté de hasta qué punto valoraban positivamente las interpretaciones: muchos espectadores estaban convencidos de que los actores principales eran realmente los personajes que encarnaban".

A un año de la muerte de Gabriel Grcía Márquez


http://www.latribuna.hn/2015/04/17/a-un-ano-de-la-muerte-de-gabo?utm_medium=social&utm_source=email&utm_campaign=Diario%20La%20Tribuna%20Honduras&utm_term=Diario%20La%20Tribuna%20Honduras

Buen encuentro

Sabe el pájaro rojo que en esa flor también roja encontrará su sangre.
Néctar que correrá por su cuerpo aumentando su vida.
La naturaleza propicia los buenos encuentros.

michael bolton - when a man loves a woman (subtitulado español)


Conversatorio "Lo que no tiene nombre" de Piedad Bonnett



Piedad Bonett estuvo en Lima para el Festival de la palabra. un lujo escucharla. Acá en una entrevista  con Héctor Abad en Colombia para la presentación de su libro "Lo que no tiene nombre" escrito tras el suicidio de Daniel, su hijo mayor. La contención y la belleza caracterizan este libro que toca semejante tema. El título trae esa antigua frase que se decía cuando lo que sucedía no podía creerse, no entraba en nuestra cabeza, nos escandalizaba, no debía suceder.

Paul Anka - Put Your Head On My Shoulder (1963 Version)



Romanticismo puro. Soñábamos con bailar esta canción con el chico de nuestros sueños. Era una "lenta" y de las mejores.

The platters Only you



Me transportó, que preciosa canción. Volvamos a vivirla.

Eduardo Galeano Vivir sin Miedo



Esta semana tuvimos la triste noticia de la partida de Eduardo Galeano, escritor uruguayo muy generoso y querido. Nos quedan sus libros, sus consejos.

¿Cómo promover la felicidad de los peruanos? | Un TED peruano


Los productores de TED viajan a diferentes países y convocan a personas que creen tener algo que decir, que aportar a los demás. Vinieron al Perú y entre otros escogieron a Jorge Yamamoto, investigador social y el ofreció esta interesante conferencia.

domingo, 12 de abril de 2015

Harvie Krumpet - corto animado ganador del Oscar 2003



Encuentro este corto animado australiano  original y entretenido, refleja la complicada vida de un polaco que tiene el síndrome de Tourette. Hecho por Adam Elliot.
 Este film  ganó el Oscar como mejor cortometraje de animación en el año 2003.
El cortometraje fue narrado por el actor australiano Geoffrey Rush.

Gente honrada

Gente honrada la hay,es necesario que se multiplique, que esté en todas las áreas y en todos los campos, especialmente en la política. Un ejemplo a imitar.

Señor Director:

Hace algunas semanas tropecé en el centro, cayendo estrepitosamente al suelo y rompiendo una de las dos prótesis que llevo en mis piernas. Como era día viernes y hora de salida de oficinas, me rodearon decenas de personas, me levantaron, no sé de dónde salió una silla, me trajeron agua, y me ofrecieron toda clase de ayuda. Posteriormente detuvieron un taxi, desde donde bajaron a una pasajera y me subieron en andas al vehículo que me trajo hasta la puerta de mi casa. Ya en el vehículo, una señora de entre los que observaban, se me acercó diciendo: "Señor, aquí está su maletín y las llaves que saltaron cuando cayó".

En los tiempos que vivimos pensé que se trataba de algo excepcional. Pero hace solo unos días perdí en otro taxi mi billetera con toda mi documentación. Mi sorpresa y alegría fueron indescriptibles cuando a la mañana siguiente el auto apareció en mi casa. Marcos Silva, su conductor, me dijo que por experiencia propia entendía lo que significaba la pérdida de los documentos. Por el carnet de conducir encontró mi dirección trasladándose desde La Florida al sector oriente para entregar mi billetera y su contenido.

Mis agradecimientos a Marcos y a los anónimos oficinistas de la calle Miraflores. Sus gestos ejemplares arrojan una luz de esperanza para un Chile que queremos más unido, amable y solidario.
Luis Winter I.






Un ejemplo de honradez y servicio dio Alex Solís, sereno de Barranco al devolver una billetera con 100 soles en efectivo, tarjetas, fotos y documentos, que encontró en un parque del distrito.
Francoise La Torre Poma había extraviado su billetera caminando por el parque ‘Torres Paz’. El sereno ubicó al dueño por la dirección en los documentos, quien contó que el dinero recuperado es para la manutención de su pequeña hija.


 

Soñando con Julio Cortázar


José D'angelo fotógrafo y banquero del 1900

Maravillosa exposición, imperdible. Está solo hasta el domingo 17. Un placer para los ojos, memoria, está en el Centro cultural de la PUC. Ponerlo en su lista de quehaceres urgentes. Ha sido una visita inolvidable!

“Estereografías. El mundo en 3D del Sr. D’Angelo”, exposición que reúne fotografías tridimensionales tomadas a principios del siglo XX en nuestro país, guardadas por casi cien años en un armario y que ahora salen a la luz.
El Sr. José D’Angelo, autor de las fotografías, utilizó una técnica llamada estereoscópica, la cual permite capturar imágenes en 3D para verse en un visor o estereoscopio. Aunque ya han caído en desuso, este tipo de instantáneas fueron un extendido pasatiempo de la burguesía y un fenómeno de ventas de fines del siglo XIX. ( LA República)
El señor D´Angelo tomó fotografías estereoscópicas, una técnica hoy en desuso, que permite obtener imágenes que pueden verse en tres dimensiones utilizando un visor o estereoscopio. Aunque es un hecho olvidado en estos días, la fotografía estereoscópica fue uno de los primeros fenómenos visuales de masas de la historia, a finales del XIX. Fue el gran pasatiempo de la burguesía de la época y las colecciones de estereografías, tanto sobre países exóticos como de personajes famosos o catástrofes, se vendían por millones. Era, por decirlo gráficamente, el 3D de hace cien años.
Aunque siempre fue un fotógrafo amateur, José D'Angelo fue un aficionado que se tomó muy en serio la fotografía. Sus instantáneas y la variedad de su obra lo corroboran. Cultivó géneros como el retrato (especialmente familiar), el paisaje, algo aparentemente tan contemporáneo como las puestas en escena o el registro de acontecimientos políticos y sociales. De esta manera creó un importante cuerpo documental sobre los años veinte en el Perú. Pero también podríamos añadir que muchas de sus fotografías —sobre todo las que tomó en Lima— son algo más que una mera memoria de lo que aconteció en aquel tiempo. Al observarlas recordamos algo que aún estaba por venir: la nueva Lima, la modernidad.( La Mula)

 
 




http://pasatiempo.pe/2015/02/exposicion-estereografias-de-jose-d-angelo/undefined

Seguir tejiendo

Aprendi una frase: Sigue tejiendo. Como Penélope. La vida sigue y eso es lo que toca hacer. Esta imagen de un tejido tan grande ilustra muy bien la frase. Hemos venido a tejer, unir, formar, crear. Casi sin darnos cuenta cada acto nuestro, cada punto nos forma o nos forja. Seremos aquello que estemos tejiendo. Dice Borges que nuestros movimientos van creando un dibujo que algún día veremos y entonces apreciaremos la belleza del diseño.

Luz Letts

Importante visita pendiente!

MOZART Requiem - LACRIMOSA - Herbert von Karajan


Mozart - Concerto for Flute and Orchestra G-dur K 313 (285C) Emmanuel ...


Dave Brubeck - Take Five ( Original Video)



Pianista y compositor norteamericano.
  1. Dave Brubeck fue un pianista y compositor estadounidense de jazz. Fue uno de los principales representantes del cool jazz, en su línea principal y uno de los músicos de jazz más populares entre los no aficionados.Wikipedia

Coleman Hawkins, Django Reinhardt - STARDUST


Krystian Zimerman - Beethoven - Piano Concerto No 2, Op 19

¿El piano o el violín? Creo que en la encuesta gana el violín tal vez por que su sonido se parece más al alma humana. Puede imitar nuestra tristeza y expresar aquello que nos comunica con lo íntimo, lo únicamente nuestro, nuestra mismidad. Sin embargo para mi el piano tiene mucho valor tal vez porque mi abuela lo tocaba, porque había un piano en casa, porque me pusieron un profesor solo para confirmar que para las teclas blancas y negras no había nacido, porque en una calle de Miraflores escuché una vez el sonido de alguien que practicaba equivocándose y lo imaginé hombre, hermoso, triste. En el colegio en las entregas de notas una de las chicas pianistas tocaba para nuestra admiración alguna melodía de Chopin. Elegante, negro retinto y brillante, con patas, con cuerdas interiores, con delicados sonidos y gruesos, hondos, profundos.
Ir a un concierto para piano, sentarse al lado izquierdo de la sala  y deleitarse con los veloces movimientos de las manos del pianista. Un mundo de sonidos, la vida entera que sale del vientre del piano y se esparce en la sala para llegar hasta mi y tocarme.  Entonces hoy para ustedes un hermoso concierto de Beethoven para piano. Que lo disfruten

lunes, 6 de abril de 2015

Hildegard von Bingen - Voice of the Living Light



Música que transporta especialmente en Semana santa.

Marianne Moore, poeta norteamericana.

El sentimiento más profundo se revela siempre en el silencio. Marianne Moore, poeta norteamericana.
 
 
 
SILENCIO
Mi padre solía decir:
"La gente de clase jamás hace visitas largas,
hay que mostrarles la tumba de Longfellow
o las flores de vidrio en Harvard.
Bastándose a sí mismos como el gato
-quien se lleva su presa a un retiro,
colgante la cola fláccida del ratón como un cordón de su boca-
a veces disfrutan con la soledad
y pueden quedarse privados de habla
al oír palabras que los hayan deleitado.
El sentimiento más hondo se muestra siempre en el silencio;
no en el silencio sino en la sobriedad".
Tampoco era insincero él al decir: "haga Ud. de mi casa su posada".
Las posadas no son residencias.                                                                                                                                                                                                       Imagen de
 
 
 
TALISMAN

En un mástil quebrado
por el mar arrojado
       junto a la nave rota,
un pastor tropezó
y en la arena encontró
       una gaviota
 
de lapizlázuli, fino
amuleto marino
       con alones abiertos,
 
crispadas garras de coral
y pico en alto para saludar
       a los marineros muertos