¿El piano o el violín? Creo que en la encuesta gana el violín tal vez por
que su sonido se parece más al alma humana. Puede imitar nuestra tristeza y
expresar aquello que nos comunica con lo íntimo, lo únicamente nuestro, nuestra
mismidad. Sin embargo para mi el piano tiene mucho valor tal vez porque mi
abuela lo tocaba, porque había un piano en casa, porque me pusieron un profesor
solo para confirmar que para las teclas blancas y negras no había nacido,
porque en una calle de Miraflores escuché una vez el sonido de alguien que
practicaba equivocándose y lo imaginé hombre, hermoso, triste. En el colegio en
las entregas de notas una de las chicas pianistas tocaba para nuestra
admiración alguna melodía de Chopin. Elegante, negro retinto y brillante, con
patas, con cuerdas interiores, con delicados sonidos y gruesos, hondos,
profundos.
Ir a un concierto para piano, sentarse al lado izquierdo de la sala y
deleitarse con los veloces movimientos de las manos del pianista. Un mundo de
sonidos, la vida entera que sale del vientre del piano y se esparce en la sala
para llegar hasta mi y tocarme. Entonces hoy para ustedes un hermoso
concierto de Beethoven para piano. Que lo disfruten
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