domingo, 31 de julio de 2011

Jaume Plensa, escultor

Jackson Browne y The band

Jackson Browne es un cantante norteamericano de rock, cantante, compositor y músico. Ha vendido 17 millones de discos solo en Estados Unidos.


Dawes es una banda de rock norteamericana de Los Angeles, California.

Dawes

Una película de amor en la Toscana

Hace unos días vimos en ABRA, nuestro taller, los poemas del poeta y director de cine Abbas Kiarostami, bellísimos textos cortos semejantes a los Haikus japoneses. Ahora en Buenos Aires se anuncia esta película que esperemos llegue a Lima aunque sea a un cine no comercial. En una entrevista el director dice que hizo la película especialmente para la actriz con la que venía encontrándose en diferentes eventos. Es una película de personas mayores, grandes, como dicen los argentinos a los mayores de 50. Tiene el corte de otras peliculas en las que los personajes se encuentran y tienen un tiempo limitado para compartir, en este caso se va el tren (¿El de la vida?) y conversan, reflexionan sobre la vida y por supuesto se aman. Romanticismo del bueno.

dirigia por Abbas Kiarostami, con Juliette Binoche.

Thelma and Louise

Recuerdo esta película con mucha emoción, dos mujeres en busca de su destino, escapando de sus vidas de las que no obtienen ni una gota de felicidad.

Viaje a Itaca



Serendipity, una palabra

Todo comenzó cuando conté que me estaban sucediendo algunas coincidencias, en menos de tres días, en lugares totalmente distintos había conocido a dos personas que conocían a una querida amiga mía que es argentina. Como si hubiese un hilo invisible que unía a las personas incluyéndome. Mi amiga Alicia me dijo que eso en inglés se llamaba "Serendipity". Jamás había escuchado esa palabra pero me encantó el sonido y además saber que existía una palabra para la cadena de coincidencias. Me puese a investigar un poco y aprendí que la palabra significa: hallazco afortunado o inesperado. Casualidad, coincidencia, accidente. Que en español se dice Serendipia y que la palabra Chiripa está vinculada siendo más popular. Chiripa quire decir casualidad, evento fortuito, revelación. ¿Se acuerdad del flautazo del burro, que lo toca de pura casualidad y se sorpende y los demás creen que es un burro flautista? Leyendo sobre Serendipity aprendes que muchos de los inventos de los que disfrutamos aparecieron por una suma de casualidades, sin ninguna intención, así por que sí, como magia, como si alguien hubiese querido que lo descubriésen.
Uno de los ejemplos más comunes en es post it que apareció en el mundo gracias a un error. Lo que si es muy importante para que estas cosas sucedan es la capacidad de observación, la sagacidad. Para ver con más claridad estas cualidades estoy colgando el cuento:" Los tres prícipes de Serendipi" que vienen de Ceylan hoy Sri Lanka que tiene como moraleja la prudencia para mostrar la inteligencia.
Antes de pasar al cuento recuerdo que una de las chicas del taller dijo que en Nueva York había una heladería que se llama Serndipity, busco y encuentro algo increíble: El Serendipity Sundae puede ser el helado que más le cueste en la vida. No porque usted sea intolerante a la lactosa o porque las calorías que consuma vayan a ser imposibles de quemar, sino porque al pagar la cuenta hay que cancelar veinticinco mil dólares. El helado está hecho de diferentes mezclas de cocoa de la mejor calidad de catorce países diferentes, cinco gramos de polvo de oro comestible y ralladura de trufa. ¿Se imaginan? Locuras que tiene la vida.

Sofisticaciones extremas que no consiguen llenar el vacío de cierta gente.


Los tres príncipes de Serendipi

El discípulo miró al maestro en la profundidad de la tarde.

- "Maestro, ¿es bueno para el sabio demostrar su inteligencia?"

- "A veces puede ser bueno y honorable permitir que los hombres te rindan honores."

- “¿Sólo a veces?”

- “Otras puede acarrearle al sabio multitud de desgracias. Eso es lo que les sucedió a los tres Príncipes de Serendip, que utilizaron distraídamente su inteligencia. Habían sido educados por su padre, que era arquitecto del gran Shá de Persia, con los mejores profesores, y ahora se encaminaban en un viaje hacia la India para servir al Gran Mogol, del que habían oído su gran aprecio por el Islam y la sabiduría. Sin embargo, tuvieron un percance en su camino.”

- “¿Qué les pasó?”

- “Una tarde como esta, caminaban rumbo a la ciudad de Kandahar, cuando uno de ellos afirmó al ver unas huellas en el camino: “Por aquí ha pasado un camello tuerto del ojo derecho".

- “¿Cómo pudo adivinar semejante cosa con tanta exactitud?”

- “Había observado que la hierba de la parte derecha del camino, la que daba al río, y por tanto la más atractiva, estaba intacta, mientras la de la parte izquierda, la que daba al monte y estaba más seca, estaba consumida. El camello no veía la hierba del río.”

- “¿Y los otros príncipes?”

- “El segundo, que era más sabio, dijo: “le falta un diente al camello.”

- “¿Cómo podía saberlo?”

- “La hierba arrancada mostraba pequeñas cantidades masticadas y abandonadas.”

- “¿Y el tercero?”

- “Era mucho más joven, pero aun más perspicaz, y, como es natural, en los hijos pequeños, más radical, al estar menos seguro de sí mismo. Dijo: “el camello está cojo de una de las dos patas de atrás. La izquierda, seguro"

- “¿Cómo lo sabía?”

- “Las huellas eran más débiles en este lado.”

- “¿Y ahí acabaron las averiguaciones?”

- “No. El mayor, picado en esta competencia, afirmó: “por mi puesto de Arquitecto Mayor del Reino que este camello llevaba una carga de mantequilla y miel.”

- “Pero, eso es imposible de adivinar.”

- “Se había fijado en que en un borde del camino había un grupo de hormigas que comía en un lado, y en el otro se había concentrado un verdadero enjambre de abejas, moscas y avispas.”

- “Se trata de un difícil reto para los otros dos hermanos.”

- “El segundo hermano bajó de su montura y avanzó unos pasos. Era el más mujeriego del grupo por lo que no es extraño que afirmara: "En el camello iba montada una mujer". Y se puso rojo de excitación al pensar en el pequeño y grácil cuerpo de la joven, porque hacía días que habían salido de la ciudad de Djem y no habían visto ninguna mujer aún.”

- “¿Cómo pudo saberlo?”

- “Se había fijado en unas pequeñas huellas de pies sobre el barro del costado del río.”

- “¿Por qué había bajado? ¿Tenía sed?”

- “El tercer hermano, absolutamente herido en su orgullo de adolescente por la inteligencia de los dos mayores, afirmó: "Es una mujer que se encuentra embarazada, hermano. Tendrás que esperar un tiempo para cumplir tus deseos".

- “Eso es aún más difícil de saber.”

- “Se había percatado que en un lado de la pendiente había orinado pero se había tenido que apoyar con sus dos manos porque le pesaba el cuerpo al agacharse.”

- “Los tres hermanos eran muy listos.”

- “Sin embargo, su sabiduría les trajo muchas desgracias.”

- “¿Por qué?”

- “Por su soberbia de jóvenes. Al acercarse a la ciudad, contemplaron un mercader que gritaba enloquecido. Había desaparecido uno de sus camellos y una de sus mujeres. Aunque estaba más triste por la pérdida de la carga que llevaba su animal, y echaba la culpa a su joven esposa que también había desaparecido.”

- “¿Era tuerto tu camello del ojo derecho?”, le dijo el hermano mayor.

- “Sí”, le dijo el mercader intrigado.

- “¿Le faltaba algún diente?”

- “Era un poco viejo”, dijo rezongando, “ y se había peleado con un camello más joven.”

- “¿Estaba cojo de la pata izquierda trasera?”

- “Creo que sí, se le había clavado la punta de una estaca.”

- “Llevaba una carga de miel y mantequilla.”

- “Una preciosa carga, sí.”

- “Y una mujer.”

- “Muy descuidada por cierto, mi esposa.”

- “Qué estaba embarazada.”

- “Por eso se retrasaba continuamente con sus cosas. Y yo, pobre de mí, la dejé atrás un momento. ¿Dónde los habéis visto?”

- “No hemos visto jamás a tu camello ni a tu mujer”, buen hombre, le dijeron los tres príncipes riéndose alegremente.

El discípulo también rió.

- “Eran muy sabios.”

- “Sí, pero el buen mercader estaba muy irritado. Cuando los vecinos del mercado le dijeron que habían visto tres salteadores tras su camello y su mujer, los denunció.”

- “¡Pero, ellos tenían razón!”

- “Los perdió su soberbia juvenil. Habían señalado todas esas características del camello con tanta exactitud que ninguno les creyó cuando afirmaron no haber visto jamás al camello. Y se habían reído del mercader, había muchos testigos. Fueron llevados a la cárcel y condenados a muerte ya que en Kandahar el robo de camellos es el peor delito, más que el rapto de esposas.”

- “¡Qué triste destino para los sabios!”

- “La cosa no acabó tan mal. La esposa se había escapado, y pudo llegar antes de que los desventaran en la plaza pública, como era costumbre para castigar a los ladrones de camellos. El poderoso Emir de Kandahar se divirtió bastante con la historia y nombró ministros a los tres príncipes. Por cierto, que el segundo hermano se casó con la muchacha, que estaba bastante harta del mercader.”

- “La sabiduría tiene su premio.”

- “La casualidad los salvó y aprendieron a ser mucho más prudentes a la hora de manifestar su inteligencia ante los demás.”


También hay una película romántica llamada Serendipity:

Paul Auster responde





Escuchar y ver a los escritores en sus entrevistas es algo muy especial que nos ofrece el internet. Tener al frente a uno de nuestros escritores favoritos, examinar sus gestos, su tono de voz, la manera en la que van sonando sus palabras y encadenándose. Encima podemos parar el video, retrocederlo y volverlo a mirar, para, si así uno lo desea, copiar alguna frase que nos toca o impresiona. En este caso copié parte de la lectura que Paul Auster hace sobre uno de sus libros al final de la entrevista. Lo real y lo imaginado son una misma cosa. Apenas noto ya la diferencia. Quizas real,puede que imaginado. Los pensamientos son reales, incluso son reales las ideas de cosas irreales.

Entrevista con Paul Auster:

Un cuento de Antonio Lobo Antunes





Antonio Lobo Antunes es un hombre encantador, siendo psiquiatra es medio filósofo o filosofo completo, estuve viendo sus discursos de agradecimientos a algunos de los premiso que ha recibido y conforme agradecía a las personas que habían sido sus maestros: un esquizofrénico , los africanos con un concepto original del tiempo mientras él estuvo en la guerra de Angola, una mujer que llegó tarde a curarse de cáncer, un niño llamado José Francisco en un hospital de pediatría que a pesar de mostrar una maravillosa alegría de vivir, murió. Antonio escribe un poco como nuestro Julio Ramón Ribeyro, por los que no tienen voz, por los que aún no la han encontrado, por los niños que mueren. Y nos dice:
Una de las cosas más hermosas de la literatura es que nos hace erguirnos en las patas traseras y proyectar una inmensa sombra, es lo que da dignidad y sentido a nuestra vida.
Admirador de Vonrad y de Chejov, si tuviera que escoger un autor se quedaría con Quevedo. Y afirma con énfasis que son solo dos las cosas importantes de la vida: el amor y la amistad. La amistad como una forma de amor.
Algo que dice me imprsiona y quiero recordarlo: Somos como casas muy grandes, dice, y solamente vivimos en dos habitaciones. Tenemos miedo de abrir las puertas y muchas veces intentamos abrirlas en pardes que no tienen puertas. Cuando escribes o lees algo muy bueno,se abren las ventanas y las puertas y todo, con los libros quizás tengas acceso a esos lugares, a partes tuyas tan importantes aunque a veces no deseamos conocer o negamos, intentamos olvidar y deseamos que no sean parte de nuestra vida.


TOM

Hay sorpresas así: he recibido una carta de amor anónima.

Un hombre que firma Solitario Orgulloso. Dice que me ve todos los días en el autobús cuando voy al trabajo, me sigue de lejos sin atreverse a hablarme, se da cuenta de que trabajo en Monteiro & Seabra, espera hasta las seis, en una esquina discreta (es Solitario y Orgulloso, de ahí la esquina discreta), a que yo salga por la puerta de cristal camino del autobús otra vez, me acompaña desde el otro extremo del vehículo, solitaria y orgullosamente, en el viaje hasta casa, mirándome en los momentos en que no miro a nadie, baja en la parada siguiente y viene a espiarme por la ventana iluminada de la cocina donde empiezo a preparar la cena. En cuanto llega mi marido y me da un beso en el cuello se marcha muerto de celos. Es también casado pero no duerme con su mujer en la misma habitación y por tanto besos en el cuello ni en sueños. No hay nada entre ellos. No se separa por los hijos y porque ella le da pena. Dos hijos, el segundo minusválido: algo en la columna, ingresos, medicinas carísimas. Una vida sin sentido y en esto yo que le doy sentido a su vida, sujeta a la barra del 46. No entiendo cómo una mujer de mi edad, sujeta a una barra, puede darle sentido a la vida de un Solitario Orgulloso, yo que no soy guapa, soy bajita, uso gafas y sufro horrores con este pelo tan frágil, que siempre se me queda en el cepillo. Mirando con atención, se nota la piel al trasluz. Mi marido no es un Solitario Orgulloso sino un Solitario Indiferente.

Fuera del beso en el cuello, tan rápido, ni siquiera un poco de charla, aunque más no sea. No tengo dos hijos: tengo una hija de veintiún años que estudia periodismo. Su pelo, pobre, también es frágil. Mi marido, en compensación, una melena que ofende. En ocasiones descubro a mi hija que, disimuladamente, nos espía a ambos, comparando mechones, y nos mira con odio. Si consiguiese un novio pienso que su odio se mitigaría. Pero no consigue ninguno. Se encierra en la habitación, en caso de que la llame grita Ya voy y casi nunca viene y, si viene, es a mirarme de reojo, refunfuñando. La llamamos Bela (de Florbela, como mi madre) y mi hija repite ¡Bela! Con asco. Aún hoy no consigo saber si mi marido se da cuenta. Y en medio de todo esto me llega el Solitario Orgulloso y la carta de amor.

Antes me gustaba recibir cartas: hasta me alegran los folletos de propaganda en el buzón, supermercados, cerrajeros (realizan todas las reparaciones con perfección y rapidez), persianas, tarimas flotantes listas para transformar mi piso en un yate. Unas primas me escribían desde el norte: se cansaron de escribir. Mi marido cierta vez una postal, cuando fue por motivos de trabajo a Galicia, pero insulsa, sin ternura: llego sábado João. Y ahora, cuando menos me lo esperaba, un hombre que se exalta por mi modo de abrazarme a las barras. Solitario Orgulloso, en mi opinión, es un seudónimo bonito. Una especie de vaquero galopando en una planicie de cardos, sin miedo a los indios, con escopeta y lazo, camisa a cuadros y ojos azules. El domingo vi en el centro comercial una camisa a cuadros y enseguida pensé que le quedaría bien. Desde que llegó la carta, he intentado descubrir si hay alguien en el 46 con los ojos azules. O con botas con espuelas, bebiendo de una cantimplora polvorienta y secándose la boca con el dorso de la mano en un movimiento viril. A lo sumo pañuelos que se suenan.

Tipos con cartera. Viejas. Alguna que otra muchacha cuyo pelo me supera, todas más altas que yo, todas menos rechonchas. Y el conductor, sin nada de paciencia, gruñéndonos con cualquier pretexto.

He escondido la carta en el cajón de la ropa interior, por debajo de los sostenes y de las bragas, aunque me cohíba que el Solitario Orgulloso descubra intimidades. Lencería color carne. El mismo domingo en que vi la camisa a cuadros en el centro comercial, vi un sostén con encajes negros (dos números por debajo de mi talla pero qué importa) y me lo compré. Tiene una rosa de gasa roja en el centro (inventan cada cosa) y ahora la carta está pegadita a los encajes. Tuve el cuidado de acomodar las palabras Solitario Orgulloso junto a la rosa, haciéndose compañía. De vez en cuando abro el cajón y allí están abrazados.

La carta llegó hace dos meses, el día veintisiete de julio, y desde entonces nada. Si observo desde el segundo piso de Monteiro & Seabra no hay nadie en la acera, lo que me angustia porque puede tener que ver con la esquina discreta, y en la esquina discreta un hombre que enciende un cigarrillo rascando la cerilla en el umbral. Debe de tener un nombre estadounidense, Ray, Nick, Bob. Bob ni por asomo, que es el perro de la planta baja. Ray o Nick. O Tom. Tom me gusta. Yo en la cocina con el agobio de la cena, ceñida por el sostén de la rosa, claro, y Tom dejando el sombrero sobre el frigorífico y acercándose a mí, ojalá que sin estropearme las baldosas con las espuelas. En lugar del beso en el cuello me da de beber de la cantimplora sin quitarse el cigarrillo de la boca. De puntillas casi le llego al mentón. Apoya la escopeta y el lazo en la encimera, se saca la pistola de la pistolera, la hace dar dos giros completos en el dedo y la enfunda otra vez. Lleva la camisa a cuadros del centro comercial. Huele a piel roja, a coyote, a búfalo. Lanza el cigarrillo al fregadero de una pulgarada. Se inclina hacia mí y yo erguida sobre mis zapatillas, con los ojos cerrados, aceptándolo. El cierre del sostén me lastima la espalda y ¿qué más da? Lo que cuenta es la rosa. De gasa. Hinchándose. Comienzo a arquear los brazos para acariciarle la cara y la voz de mi hija, desde la puerta ¿Vas a bailar el vira? con el odio de siempre, con la acritud de siempre. Si no me quejo de mi pelo ¿por qué razón sufre tanto por el de ella? Gracias a Dios no repara en Tom, así que siempre puedo responderle Para cenar hay guisantes con huevos escalfados señalando la cocina, mientras el olor a piel roja, a coyote y a búfalo se acentúa paso a paso y me lleva consigo camino del saloon donde unos desharrapados con revólver juegan a las cartas con una lentitud feroz y un tipo instalado frente a un piano vertical, con la chistera abollada, me sonríe sin parar de tocar.

domingo, 24 de julio de 2011

Joshua Bell viene a Lima

Saber que este famosísimo violinista vendría a Lima al Santa Ursula, me llenó de alegría. Será el domingo 21 de Agosto.
Extracto lo siguiente de una entrevista:
¿Qué podemos aprender de un profesor, según su criterio? ¿Cuestiones profesionales, o más bien humanas?

R. Los profesores son como padres, ¿sabe? Pueden guiarte. De cualquier forma, enseñar es imposible, no se puede enseñar nada a nadie, ni un profesor a un alumno, ni un padre a un hijo. Se debe aprender de la vida. Un padre puede ser el mejor ejemplo, guía a su hijo. El profesor es lo mismo, como músico válido. Por ejemplo, si el profesor es un músico honesto y le escuchas, aprenderás esta cualidad, esto es bueno. Pero el mejor profesor es el que enseña a pensar y no a tocar cada una de las notas o el alumno será una copia de su profesor. El buen profesor te enseña cómo pensar por ti mismo, descubre tu individualidad, esto es lo importante.

Creo que la música expresa los sentimientos y vivencias humanas, pero la música es más que eso. Es una manera de articular cosas que no podemos expresar sin ella, cosas que no pueden describirse propiamente con palabras. Habla sobre las experiencias humanas, sobre la física, sobre el universo, la verdad, Dios, si crees en él. Está más cerca de ser una revelación divina que solamente una historia sobre la vida, es algo más elevado.

Le hablo un poco de mi violín, porque es un instrumento muy especial. Es un Stradivarius hecho en 1713 y perteneció a un célebre violinista del siglo pasado llamado Hubermann, tan famoso en su tiempo como Kreisler. Le fue robado en el Carnegie Hall y nunca volvió a verlo. Desapareció durante cincuenta años y solamente en 1986 fue descubierto de nuevo. La persona que lo había robado tocó en cafés durante cincuenta años, sin decírselo a nadie. Es una historia interesante. Lo compré hace un año.

El público reconoce en usted mucha pasión por la música. ¿Cómo se mantiene fresco y no se sobresatura en su trabajo?

"Buena pregunta. Pienso que la variación es fundamental, no interpreto la misma obra todo el año, porque te puede cansar. Cambio mi repertorio a menudo y trato de hacer otras cosas, aparte de la música. Si puedo, evito practicar todos los días, eso me ayuda a volver con más ganas. Es un peligro sobresaturarse, porque la música puede perder su frescura. Lo más importante es abordarla con un sentimiento de 'descubrimiento'. Porque siempre hay algo nuevo por descubrir, incluso en los acordes que uno ha tocado toda la vida".
Bell apuesta por exportar a otros países el sistema Abreu: "No hay que educar a los jóvenes para que sean profesionales sino para que disfruten con la música, para que desde niños aprendan a entusiasmarse con los sonidos y la belleza que encierran las obras de los grandes maestros. Los que nos dedicamos a ello tenemos que hacer hincapié porque de la enseñanza depende el futuro".








Lisa Gerrard

Compositora y cantante australiana. Integrante principal de la desaparecida banda Dead Can Dance. A veces navegando en Youtube descubres algo inesperado como es el caso de esta cantante tan intensa.




Hildegarda

Sorpresas que trae la tele. Me quedé hasta media noche viendo esta película que trata la vida de la santa Hildegarda, escritora y música del medioevo. Si por casualidad se la encuentran en la programación, no dejen de verla.



Paul Auster y Tom Waits

La música de Tom Waits Inocent when you dreams sirve para la presentación de la película Smoke basada en el libro de Paul Auster. Y luego cuelgo la misma canción interpretada por Waits en sus años mozos.




La última de Woody Allen

Esperamos con mucho deseo la última película de Woody Allen. Una amiga que vive fuera me ha comentado que es una maravilla. Primero esperamos el festival de cine de la Católica. El buen cine trae a nuestra vida entusiasmo y alegría.

Midnight in Paris es la última comedia romántica que se ha estrenado del director neoyorquino. Está protagonizada por Owen Wilson y Rachel McAdams y se rodó en París el año pasado. El filme ha hecho historia en la carrera cinematográfica de Allen, ya que ha recaudado casi 29 millones de euros en EE UU desde su estreno el 6 de mayo. De esta manera, se ha convertido en la película de Allen más taquillera de toda su filmografía en EE UU.

Esta comedia que recrea cómo vivían artistas en los años veinte en París ha conseguido superar en recaudación a una de las películas de Allen más alabadas por la crítica, Hannah y sus hermanas, estrenada en 1986 y que hasta el pasado fin de semana encabezaba la primera posición de esta lista. Midnight in Paris se ha proyectado en 1.038 salas de todo el país. De las 10 películas que el cineasta ha estrenado en esta última década, solo tres superaron los 10 millones de euros, como Vicky Cristina Barcelona , protagonizada por Javier Bardem y Penélope Cruz, que hizo una caja de 17 millones de dólares y Match Point, que alcanzó una cifra similar.

El sol del membrillo y Antonio López

En el Museo Thyssen de Madrid. En el verano de 2011, está exponiendo una completa representación de la obra del artista español



Esta canción es parte de la película El sol del membrillo que trata, de buscar una relación entre la pintura y el cine, los dos como instrumentos Para capturar la realidad.
Pintores y cineastas no han dejado de observarse, quizás porque han tenido, y siguen teniendo, más de un sueño en común -entre otros, capturar la luz-, pero, sobre todo, porque su trabajo obedece, como señaló André Bazin, a un mismo impulso mítico: la necesidad original de superar el tiempo mediante la perennidad de la forma; el deseo, totalmente psicológico, de reemplazar el mundo exterior por su doble.( Esto nos lo dice Victor Erize)


Ballet La mesa verde

domingo, 17 de julio de 2011

Que bueno que haya buen teatro

No dejen de ir al teatro,  recomiendo con mucho gusto  a la obra ganadora de  este año del Concurso de Dramaturgia Peruana “Ponemos tu obra en escena” del Británico. Escrita y dirigida por Mariana de Althaus.
Actúan Vanessa Saba, Paul Martin, Ana Cecilia Natteri, Carlos Mesta, Sofía Rocha y Patricia Barreto.

En el Hotel Wonderland, se hospedan tres mujeres cada una en un cuarto y cada una  se reunirá con su pareja. El cuento de Alicia en el País de las maravillas, enlaza las historias. Si bien es un drama, porque trata temas existenciales,  tiene  humor del fino que despierta nuestras sonrisas. Saldremos de la obra dándole vueltas a los temas de la realización personal, de la maternidad y al de las relaciones humanas.
De jueves a lunes a las 8:00pm. Venta de entradas en Teleticket y en la boletería del Teatro Británico.

Felicitaciones al Cocodrilo verde

Felicitaciones al Cocodrilo verde por 10 años de excelente música, buena comida, su entusiasmo, su magia.
Y que siga la fiesta.

Tu cuerpo ante el mío

YO NO QUIERO MÁS LUZ QUE TU CUERPO ANTE EL MÍO



Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..

¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.

No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.

Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.

Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.

Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de día.


Miguel Hernandez

El gran concierto



La luz es como el agua

 Uno de los 12 cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez.
En Navidad los niños volvieron a pedir un botó de remos.
— De acuerdo — dijo el papá—, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
— No — dijeron a coro—. Nos hace falta ahora y aquí.
— Para empezar — dijo la madre—, aquí no hay más aguas navegables que la que sale
de la ducha.
Tanto ella como el esposo tenían razón. En la casa de Cartagena de Indias había un patio
con un muelle sobre la bahía, y un refugio para dos yates grandes. En cambio aquí en Madrid vivían apretujados en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. Pero al final ni él ni ella pudieron negarse, porque les habían prometido un bote de remoscon su sextante y su brújula si se ganaban el laurel del tercer año de primaria, y se lohabían ganado. Así que el papá compró todo sin decirle nada a su esposa, que era la más
reacia a pagar deudas de juego. Era un precioso bote de aluminio con un hilo dorado enla línea de flotación.
— El bote está en el garaje — reveló el papá en el almuerzo—. El problema es que no hay cómo subirlo ni por el ascensor ni por la escalera, y en el garaje no hay más espaciodisponible.
Sin embargo, la tarde del sábado siguiente los niños invitaron a sus condiscípulos para subir el bote por las escaleras, y lograron llevarlo hasta el cuarto de servicio.
— Felicitaciones — les dijo el papá— ¿Y ahora qué?
— Ahora nada — dijeron los niños—. Lo único que queríamos era tener el bote en elcuarto, y ya está.
La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al eme. Los niños, dueños y señores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llegó a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre
las islas de la casa.
Esta aventura fabulosa fue el resultado de una ligereza mía cuando participaba en un seminario sobre la poesía de los utensilios domésticos. Totó me preguntó cómo era que la luz se encendía con sólo apretar un botón, y yo no tuve el valor de pensarlo dos veces.
— La luz es como el agua — le contesté—: uno abre el grifo, y sale.
De modo que siguieron navegando los miércoles en la noche, aprendiendo el manejo del sextante y la brújula, hasta que los padres regresaban del cine y los encontraban dormidos como ángeles de tierra firme. Meses después, ansiosos de ir más lejos, pidieronun equipo de pesca submarina. Con todo: máscaras, aletas, tanques y escopetas de aire comprimido.
— Está mal que tengan en el cuarto de servicio un bote de remos que no les sirve paranada — dijo el padre—. Pero está peor que quieran tener además equipos de buceo.
— ¿Y si nos ganamos la gardenia de oro del primer semestre? — dijo Joel.
— No — dijo la madre, asustada—. Ya no más. El padre le reprochó su intransigencia.
— Es que estos niños no se ganan ni un clavo por cumplir con su deber — dijo ella— pero por un capricho son capaces de ganarse hasta la silla del maestro.
Los padres no dijeron al fin ni que sí ni que no. Pero Totó y Joel, que habían sido los últimos en los dos años anteriores, se ganaron en julio las dos gardenias de oro y el reconocimiento público del rector. Esa misma tarde, sin que hubieran vuelto a pedirlos, encontraron en el dormitorio los equipos de buzos en su empaque original. De modo que el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el
apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.
En la premiación final los hermanos fueron aclamados como ejemplo para la escuela, y les dieron diplomas de excelencia. Esta vez no tuvieron que pedir nada, porque los padres les preguntaron qué querían. Ellos fueron tan razonables, que sólo quisieron una fiesta en casa para agasajar a los compañeros de curso.
El papá, a solas con su mujer, estaba radiante.
— Es una prueba de madurez — dijo.
— Dios te oiga — dijo la madre.
El miércoles siguiente, mientras los padres veían La Batalla de Argel, la gente que pasó por la Castellana vio una cascada de luz que caía de un viejo edificio escondido entre los árboles. Salía por los balcones, se derramaba a raudales por la fachada, y se encauzó por la gran avenida en un torrente dorado que iluminó la ciudad hasta el Guadarrama.
Llamados de urgencia, los bomberos forzaron la puerta del quinto piso, y encontraron la casa rebosada de luz hasta el techo. El sofá y los sillones forrados en piel de leopardo flotaban en la sala a distintos niveles, entre las botellas del bar y el piano de cola y su mantón de Manila que aleteaba a media agua como una mantarraya de oro. Los utensilios domésticos, en la plenitud de su poesía, volaban con sus propias alas por el cielo de la cocina. Los instrumentos de la banda de guerra, que los niños usaban para bailar, flotaban al garete entre los peces de colores liberados de la pecera de mamá, que eran los únicos que flotaban vivos y felices en la vasta ciénaga iluminada. En el cuarto de baño flotaban los cepillos de dientes de todos, los preservativos de papá, los pomos de
cremas y la dentadura de repuesto de mamá, y el televisor de la alcoba principal flotaba de costado, todavía encendido en el último episodio de la película de media noche prohibida para niños.
Al final del corredor, flotando entre dos aguas, Totó estaba sentado en la popa del bote, aferrado a los remos y con la máscara puesta, buscando el faro del puerto hasta donde le alcanzó el aire de los tanques, y Joel flotaba en la proa buscando todavía la altura de la estrella polar con el sextante, y flotaban por toda la casa sus treinta y siete compañeros
de clase, eternizados en el instante de hacer pipí en la maceta de geranios, de cantar el himno de la escuela con la letra cambiada por versos de burla contra el rector, de beberse a escondidas un vaso de brandy de la botella de papá. Pues habían abierto tantas luces al mismo tiempo que la casa se había rebosado, y todo el cuarto año elemental de la escuela de San Julián el Hospitalario se había ahogado en el piso quinto
del número 47 del Paseo de la Castellana. En Madrid de España, una ciudad remota de veranos ardientes y vientos helados, sin mar ni río, y cuyos aborígenes de tierra firme nunca fueron maestros en la ciencia de navegar en la luz.
Diciembre 1978.

Danza de la flor

Siempre se nos ha comparado a las mujeres con las flores. Y quizás en el fondo de nuestro corazón deseamos a veces ser rosas, o tulipanes, quien sabe una Margarita, una gardenia o una magnolia ,o quien sabe una campanilla que es mi flor favorita.
¿En qué flor se convierte esta mujer que danza?



domingo, 10 de julio de 2011

Llevar a la nieta al ballet

Esta semana tuve mucha suerte, mi hija Sybila me preguntó si podía llevar a mi nieta Rafaela al teatro, ella tenía las entradas para ver el cuento de los hermanos Grimm, "Blanca Nieves y los 7 enanos" representado por el Ballet Municipal de Lima. Fue una noche maravillosa. Desde que la recogí, durante todo el camino, nuestra conversación, una delicia intercambiar experiencias, ella quería saber cómo había sido yo de niña, y claro, yo le fui contando. Ya en el auditorio del Santa Ursula, instaladas en nuestros asientos me pidió que le leyera el cuento que figuraba en el programa. Cuando empezó la función, ella estuvo muy atenta para ver cómo habían llevado el cuento a escena, si había cambios, con una lógica que me impresionó me hacía preguntas sobre los escenarios. ¿Qué hacían los animales del campo en el salón del castillo? Aprendió la palabra coreógrafo, tan difícil de pronunciar. Fue para mi una alegría transmitirle algunos secretos del teatro, cuando había alguna escena muy bien lograda, se la hacía notar. La bruja, tan bien caracterizada nos asustó a las dos, pero sabíamos que todo en el teatro es una representación y que no había mucho que temer. Cuando aparecía el príncipe, ella sabía que eso sucedía en el sueño de Blancanieves, y los enanos despertaron nuestra ternura y simpatía.
Ayudar a los niños en esa aventura que es descubrir con asombro el misterioso mundo del teatro es algo que no deben perderse ni padres ni abuelos.
Se que al día siguiente, Rafaela medio dormida, porque se había acostado tarde, llevó al colegio el afiche del Ballet, para enseñárselo a su maestra y a sus compañeras, y que en el carro, le contó a su papá todo lo que había visto y aprendido.
Este fin de semana, o el próximo sin falta, lleva a tus hijos o nietos al teatro, van a ver que será una experiencia inolvidable.

Las manos sobre el piano



Cuando voy a escuchar un concierto de piano también deseo ver las manos de la pianista,esa manera casi mágica de caminar de los dedos sobre el teclado, de relacionarse con él y sacarle esa música hermosa, fuerte, única. Cada intérprete toca de diferente manera, depende de su pasión, de su temperamento, de sus experiencias de vida. Acá Valentina Lisitsa pianista ucraniana que toca desde los tres años, en un estudio de Rachmaninoff op 36, Número 6.

Una bailarina griega en Lima



El periódico anunciaba una única función de Nina Dipla, bailarina griega, de su relación con la magnífica Pina Bausch, de su deseo de girar inspirada en las danzas de los derviches de Turquía y que basaba su espectaculo en un poema de Rumi. Suficientes elementos para que me movilizara, llamara a dos queridas amigas y me dispusiera a ir. Cuando llegué a la Alianza francesa a comprar las entradas quedaba una sola. Me la compré para mí, avisé a mis amigas con pena pero no había otra cosa que hacer. Esperé el tiempo necesario para ver desde el último sitio este ballet moderno. La sala estaba llena de jóvenes, muchos de ellos bailarines que al término de la danza, le preguntaron a Nina,ya cambiada, encantadora, algunas cosas que podría servirles para entender un poco más lo que habíamos visto o para sus propios proyectos. Ella habló de su búsqueda de la simplicidad, de su no preocupación por la estética, dijo que para llegar a un punto tenemos que ir al punto contrario, prepararnos para poder llegar. Habló también de su necesidad de ser concreta y no perderse. Cuelgo un video de una parte de lo que vi esta noche. Y leo el poema de Rumi, lo leo detenidamente.

A veces caigo en los mares,
en olas furiosas yo sobrevuelo
y caigo en manos de los ignorantes
que me compran por nada

A veces yo resurjo a través de los cielos
y me convierto en la rueda del destino
A veces me colmo de luna
a veces giro como el sol.

A veces escalo el monte Arafat y grito "aqui estoy",
y me descubro.
A veces reeplazo el cordero sacrificial
y dejo moler mi carne.

A veces soy sufí en el conventi,
A veces soy pescador en la taberna.
A veces soy un bailarín
y me arremolino en la danza circular
a veces me convierto en Saz* y me dejo tocar.

A veces prudente, a veces impetuoso,
en la multitud me confundo.
A veces un señor, a veces un halcón real,
Yo cazo y soy casado.

A veces océano, a veces lago,
A veces un sultán, a veces esclavo,
a veces primavera, a veces rosa,
soltando pétalos de mano en mano.

No existe libertad alguna
ni lugar donde detenerse
ni cuerpo ni ser humano.
Finalmente, aparte de ser Dios, nada existe.
Por eso dime, ¿Por qué estoy girando?
* instrumento musical.

sábado, 9 de julio de 2011

Teatro de marionetas de Salzburgo

La madre Mariana Carrigan,monja dominica irlandesa sabía maniobrar marionetas. Ella tenía su pequeño escenario portátil y sus muñecos, y apenas se reunían los niños iniciaba una función. Un año, hizo la función en mi casa, para el santo de uno de mis hijos. Ella construyó una escuela para niños especiales en Pamplona alta y me dejó ayudarla. Ahora que colgué este video de Salzburgo, me acordé de ella, una persona generosa,llena de vida, una verdadera maestra.


Tierra de hombres

Este texto lo tengo conmigo desde que era una jovencita, coincidía tanto con mi deseo de ser aceptada tal cual era, sin pretensiones, sin máscaras. Y que si tuviese algun valor, estaría en mi mente o en mi corazón. Me encanta eso que dice: Si difiero de ti, te enriquezco, éso es lo que debe ser una conversación, éso lo que debe ser un amigo.


¡Estoy tan cansado de las polémicas, de los exclusivismos, de los fanatismos! Yo puedo entrar en tu casa sin tener que vestir un uniforme, sin verme obligado a recitar un Corán, sin tener que renunciar a nada de mi patria interior. A tu vera no tengo que disculparme, no tengo que defender, no tengo que probar; encuentro la paz, como en Tournus. Por encima de mis torpes palabras, por encima de los razonamientos que pueden confundirme, tú, en mí, sólo tienes en cuenta al Hombre. En mí reconoces al embajador de creencias, de costumbres, de amores personales. Si difiero de ti, lejos de perjudicarte te enriquezco. Me haces preguntas como se pregunta al viajero.


Yo, como todos, necesito ser reconocido, contigo me siento limpio y por eso me dirijo a ti. Necesito ir a donde me sienta limpio. No han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te han permitido saber quién soy: ha sido el aceptar quién soy lo que, en todo caso, te ha hecho ser indulgente tanto con estas andanzas como con aquellas fórmulas. Te estoy agradecido por haberme admitido como soy. ¿Para qué necesito un amigo que me juzgue? Si acepto a un amigo que cojea en mi mesa, le ruego que se siente, no le pido que baile.

Amigo mío ¡te necesito como a la cima en la que se puede respirar! Necesito volver a acodarme, a tu lado, a las orillas del Saóne, en una mesa de un pequeño mesón de tablas mal ensambladas, y allí invitar a dos marineros con los que brindaremos en medio de la paz de una sonrisa luminosa como el día.

La mujer que sueño

A mis amigas lectoras les propongo algo: pregúntenle a su pareja, a sus hermanos, a sus amigos, ¿Cómo es para ellos la mujer soñada? Acá Vicente Verdú, escritor español responde la pregunta y nos cuenta con detalle cómo es la mujer soñada. Tambien podemos preguntarnos si coincidimos en algo, con la mujer con la que sueña Verdú. Quien sabe en alguna parte del mundo, muy lejos o muy cerca, hay alguien que sueña con una mujer como nosotras.




LA MUJER QUE SUEÑO Vicente Verdu


Sueño –literalmente sueño- con una mujer segura de sí, independiente y vivamente ilusionada con su profesión. La veo en sueños como una mujer de unos cuarenta años, vestida con unas ropas claras y cuya independencia se fundamenta en su vehemente originalidad para vivir, hablar o trabajar. Una mujer tan irresistible que hace olvidar, por momentos, su sexo, pero que cuando su condición femenina aflora multiplica por cientos de miles su valor y su atracción para mí.

“Nada hay más atractivo que una mujer segura” decía el anuncio de las medias Berkshide en los Estados Unidos de los años ochenta. Nunca lo olvidado puesto que su impacto repetido ocurría a menos de cien metros de mi residencia en Harvard.

Una mujer segura sabe que desea para sí y no en la retórica y enrevesada función de las conveniencias sociales. Sabe y quiere saber sobre la vida neta y es consciente de que no se vive para siempre o, desde luego, no se vive siempre en la misma circunstancia ni en la misma edad.

Esa mujer traza su destino, se quiere a sí misma tanto que es imposible no quererla hasta la extenuación. No se ampara en prejuicios ni en obligaciones convencionales del vecindario sino que trata, convencida de su vida efímera y humana, de ser una persona y no una figurante social. De ser una mujer y una auténtica madre sin ser una esposa ni una asistenta o un guardián de quita y pon.

¿Esa mujer existe? Yo la sueño estos días, de pie entre una reunión de amigos, y temo que alguien pueda conseguir, antes que yo, hacerla su pareja sensacional.

Peter Paul and Mary




Una de mis canciones favoritas, esas que se pueden oír muchas veces sin cansarse. Las respuestas las trae el viento, las sopla, tenemos que oírlo, traducirlo a palabras. Usarlas para vivir.
Ya he colgado esta  canción en otra parte del blog  interpretada por Bob Dylan. recuerdo haber visto en la tele a Peter Paul and Mary. Escucharlos me trae añoranza de otros tiempos. Tengo un disco de ellos cantando canciones para niños, lindas canciones.Cuelgo al final una de ellas.

¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre


antes de que le consideréis un hombre?

Sí, ¿cuántos mares debe surcar una paloma blanca

antes de que ella duerma sobre la arena?

Sí, ¿cuántas veces deben las balas del cañón volar

antes de que sean prohibidas para siempre?

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,

la respuesta está flotando en el viento.

¿Cuántas veces debe un hombre alzar la vista

antes de que pueda ver el cielo?

Si, ¿cuántas orejas debe tener un hombre

antes de que pueda oír gritar a la gente?

Sí, ¿cuántas muertes serán necesarias hasta que él comprenda

que ya ha muerto demasiada gente?

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,

la respuesta está flotando en el viento.

¿Cuántos años puede una montaña existir

antes de que sea arrastrada al mar?

Si, ¿y cuántos años pueden algunas personas existir

antes de que se les permita ser libres?

Sí, ¿y cuantas veces puede un hombre volver su cabeza,

fingiendo simplemente que no ve?

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,

la respuesta está flotando en el viento.

domingo, 3 de julio de 2011

Jugando con el lector


Rosa Montero, la escritora española inventa un juego con sus lectores en su novela "La historia del rey transparente",deja unas páginas en blanco al final del libro, es un guiño a sus lectores para recordarle que ellos son parte del libro, que participan como un personaje más dentro del juego de la literatura.
Tambien deja estas hojas en blanco para que se de respuesta a un acertijo planteado por el Dragón. Si uno encuentra la solución a la adivinanza clásica, entenderá porqué ha dejado estás páginas vacías y tambien entenderá muchas otras cosas más de la novela.
Ella nos dice; Las palabras son lo que nos diferencia del resto de los animales, las palabras nos hacen libres, crean paraísos, son nuestra salvación. Pero, por otro lado, las palabras mentirosas y corruptas crean infiernos.
Rosa Montero nos reta, no solo a responder a su juego, si no a buscar el libro y a leerlo con mucho agrado. Ella siempre nos mantiene interesados en su mundo tan lleno de vida.

Historia del Rey Transparente es una fábula, una leyenda, una novela de aventuras con trastienda, una historia épica con elementos fantásticos. En definitiva, una visión del mundo, de la vida.

Un niño opina sobre el amor, la infancia, el sexo, la libertad

Recibí este video que decía tema delicado y bien tratado, sobre este niño ¿genio? ¿extraño? ¿diferente a cualquier niño conocido? y luego de verlo decidí enviárselo a unas cuantas personas amigas para escuchar su opinión. Fui recibiéndolas y recien con la última, la que me responde mi hija Chiara, decido colgarlas en este post invitando a quienes lo deseen a enviar también su comentario.

Entrevista con Franck es un extracto de la película DE AMOR SE VIVE de Silvano Agosti. El vídeo fue subido a YouTube por el propio autor ha decidido que después de muchas peticiones para que sea público.
El AMOR documental está vivo es una búsqueda sobre el tema de la sensualidad, la ternura y el amor llevado a través de una serie de entrevistas con las personas marginadas en la provincia de Parma.







¿Qué les parece este niño? ¿Qué emociones les despierta? ¿Cómo imaginan que habrá sido su vida? Tal vez las preguntas los ayuden a enviarme un comentario sobre este video que me ha parecido tan impactante. Muchas gracias y grandes cariños, Ce

Algunas de las respuestas:

Acabo de ver el video del niño italiano. es un genio. pero no todos los niños son así. aunque todos los niños tienen algo de él, quizás no lo saben poenr en palabras como él, quizás es el manejo del lenguaje el que diferencia a los niños y grandes. quizás este niño, que me recuerda a un pequeño Cristobal Colón, aprendió antes cómo poner en palabras lo que piensa, algo que muchísimo ni de muy viejos pueden hacer.
me parece precioso, pero me da miedo al mismo tiempo. tanta sabiduría, tanta conciencia, y nosotros pensando que solo piensan en jueguitos y juguetes. hay esos elementos como el chicle, la gaseosa y el gatito que te reafirman que se trata de un niño, porque por un momento uno se pregunta si está guionado o es un hombre encerrado en un cuerpo de 9.
me gusta cómo le pregunta al entrevistador todo el tiempo, cómo va buscando su entendimiento y no su aprobación.
me quedo con lo que dice del colegio, de la necesidad de jugar más, de imponer menos y eso de que las notas en la vida no se aplica, pues sí, no podría ser más cierto.
muero por conocer a esa madre fumadora que engendró a este genio.
genial el video! impactante! Chiara


Antes de despedirme quiero responder tus preguntas. Imagino que este niño italiano tiene una madre que trabaja todo el día, fuma y no tiene empleadas en la casa que lo atienden ni le traen las cosas cuando las pide, imagino que es un chico que ha tenido mucho tiempo para pensar y comprobar algunas cosas, además ha crecido con una gran libertad para ir y venir, no necesita repetir lo que dicen los adultos sino que saca sus propias conclusiones y cree firmemente en ellas. Estoy segura que no tiene una madre sobreprotectora pues ha desarrollado muchos recursos, pero si lo respeta como adulto y no se pone nerviosa cuando su hijo le dice que abraza, besa y toca a su amiga. Creo que es un pequeño gran filósofo.( Particularmente me sobrecogió la parte donde habla que todos somos drogadictos de alguna manera, unos inyectándose y otros cuando viven pensando en cosas malas o queriendo cosas que nunca sucederán). También puedo imaginar que la sociedad y la educación escolar en Europa es en general más respetuosa con los niños que lo que es la de acá. Me olvidaba, esa seguridad demoledora que exhibe, sospecho que le viene de una combinación genética extraordinaria.Un abrazo y gracias por el video
Patricia


Realmente, Cecilia, es impactante por que estamos ante un niño sumamente inteligente, con un increíble vocabulario y sobre todo, con una vida con una libertad alucinante, tanto que al parecer no percibe ningún tipo de culpa en lo que hace porque lo considera "bello, vital, un placer". Increíblemente maduro. De hecho, no ha tenido una formación cristiana culposa, ni tampoco un "superyo" que lo frena ante el mundo. Como bien dice al final: no ve las cosas con malicia, como las vemos nosotros los adultos. Es el niño más libre que he escuchado en mi vida... Y me parece maravilloso. gracias por pasarme el dato, R

Ceci acerca de Silvano Agosti, me parece valido, puro, pero que sería sin disciplina, sin estudios, valores. Me impacto, ¿verdad. Ceci?

Me despierta emociones encontradas y que se rechazan unas a otras....me gusta su frescura, transparencia y hasta cierto punto inocencia. Me choca todo lo demas...cada etpaa del ser humano debe vivirse plenamente, la ninez es una de ellas...sino, busquemos aceleradores de los fetos para que los niños no se desarrollen en nueve meses, sino que es mejor acortar el tiempo...exagerando un poco, no lo crees? Besos Marisabel

Ceci!!!!!!! estoy en shock. Me muero de la pena por este chico. Es esto real? o es parte de una película o algo así?
Pienso que en el Perú debe ser igual, los chicos de la calle, que despiertan a la vida adulta con demasiada rapidez perdiéndose años importantísimos de crecimiento y madurez a una velocidad relativamente sana, claro que cada vez vivimos más rápido, pero hay que hacerle la lucha.
Me choca pensar en dónde está la familia de este chico? qué le espera a los 15??? Estamos hablando de un país del primer mundo...
Muy rápido. Y las opiniones que tiene son de un chico de 9 años, tal cual, eso de las armas, del cole, es un niño de 9!!! Y la niña?????? esto además es totalmente ilegal, ya que las relaciones sexuales consentidas son legales a partir de los 16 en Europa, no?
Cuéntame de qué se trata, parece parte de un estudio español, no? Laura. Ce, el niño actúa como los dioses, espinoso el tema pero hiper-real y sin pantallas, es eso lo que perturba. Será acaso posible vivir tan de cara a lo real ?? me pareció genial. Ceci

Buscando algo sobre Silvano Agosti, el productor de esta película, solo he encontrado esta entrevista con traducción en inglés. Hay muchos más pero solo en italiano. Veo que es un amante de la vida y cómo él dice puede encontrar dentro de sí mismo, el sabor de la eternidad.

Omara Portuondo canta Veinte años


Omara, que nació en la Habana en 1930, fue hija de una mujer de familia española que abandonó todo para casarse con un bello jugador negro del equipo cubano de béisbol. Omara estuvo cerca de la música desde muy chiquita,ella y sus hermanos crecieron escuchando las canciones que entonaban sus padres a falta de un tocadisco. Esas canciones que forman hoy parte del repertorio de Omara fueron sus primeras lecciones de música.
Escuchar a los padres cantar es una de las delicias de la vida. Mi papá hasta ahora canta canciones francesas que nos alegran el alma.
Cuando éramos chicos y viajábamos en el auto por distintos lugares del Perú, mis papás cantaban a dúo para fascinación mía y de mis hermanos, empezaban con los tangos, "A media luz" y "Yira" eran sus favoritos. Recuerdo también "Dos cruces", en ella, decían: Estan clavadas dos cruces en el monte del olvido por dos amores que han muerto que son el tuyo y el mío. Qué romántico me parecía y qué triste, imaginaba que era un bolero pero ahora veo que es una canción española que canta entre otros Rocío Durcal.
Tambien cantaban para divertirnos un corrido mexicano,Rosita Alvirez que decía:
El dia que la mataron Rosita estaba de suerte
de tres tiros que le dieron
nomas dos fueron de muerte
La casa era colorada y estaba recien pintada
con la sangre de Rosita le dieron otra pasada
Mis padres se reían y nosotros también, pobre Rosita, de qué le serviría su suerte. Me encantaría que me contaran si sus pdres cantaban qué canciones eran, sería lo máximo conocerlas.


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No dejen de ver este este You tube en el que se ve Cuba y Omara. http://youtu.be/ynaUqiWAMoI

A ver la flor de Amancaes

Carolina Viale vive hace muchos años en Pachacamac con Salvador y sus hijas.
Ella ha compuesto esta hermosa canción y me llega, como siempre nos llega lo bueno, y claro que lo comparto con mucha alegría con ustedes. En este caso, tras la niebla, nos descubre el verde y el amarillo en todo su esplendor.
Ella nos dice:
Queridos amigos:
Queremos compartir con ustedes algo de la belleza invernal limeña que en Pachacámac aprendimos a disfrutar. Como todos los limeños, nosotros también renegábamos del cielo encapotado y de la garúa persistente, sin embargo aquí aprendimos a disfrutar de una explosión de verdor y, valga la redundancia, de vida, que nunca sospechamos que podría darse, desde nuestra idea fija de una "Lima gris". Nuestras lomas, como toda belleza natural, están siendo poco a poco acorraladas por el "progreso".
Damos gracias por poder compartir estas imágenes con ustedes y rendir juntos un homenaje a esta flor que alguna vez fue la flor emblemática de nuestra ciudad capital: el AMANCAY





Alegrías De Amancay (Carolina Viale) from Carolina Viale on Vimeo.

Una amiga imaginaria para Frida



México siempre te regala sorpresas, conocer la casa de Frida Kahlo en Coyoacan estaba en nuestra lista de deseos, pero enterarnos la bella historia de su amiga imaginaria, fue para mi todo un descubrimiento. Me hizo recordar la historia que contaba mi papá sobre la hija de un amigo que vivía en Paris, que era tan sola, que había inventado que su mano izquierda era otro ser, con el que hablaba y creaba mundos y juegos. La soledad a veces hace maravillas. En la bella casa azul de la Khalo me enseñaron el lugar en donde ella dibujaba cada día esa puerta que la llevaba donde su amiga, que saltaba y bailaba y era feliz.





A los seis años de edad Frida había tenido poliomielitis en la pierna derecha, la misma que años después sería castigada en el accidente. La niña alegre, traviesa se vuelve introvertida. En esa época construye la fantasía de una amiga imaginaria, de la cual habla en su diario explicando el origen del autorretrato doble: "Las dos Fridas":



..."con el dedo dibujaba una "puerta". Por esa "puerta" salía en la iamginación con gran alegría y urgencia. Atravezaba todo el llano que se miraba, hasta llegar a una lechería que se llamaba "PINZON"... Por la "o" de PINZON entraba y bajaba impetuosamente al interior de la tierra, donde "mi amiga imaginaria" me esperaba siempre. No recuerdo su imagen ni su color. Pero sí sé que era alegre, se reía mucho, sin sonidos. Era ágil y bailaba como si no tuviera peso alguno. Yo la seguía en todos sus movimientos y le contaba, mientras ella bailaba, mis problemas secretos. ¿Cuáles?. No recuerdo."

Lo inesperado en los viajes

Salir al camino, salir de viaje, en búsqueda de lo inesperado. Claro que tenemos un plan, unos lugares que deseamos visitar, llegar otra vez a esa hermosa ciudad como es Praga para revivir lo que con tanta alegría recordamos, pero no podemos imaginar lo que nos traerá el viaje, las sorpresas que nos regalará. Veo estas fotos de Mario con esos carros antiguos tan elegantes que nos esperaban tras un almuerzo en una bella callecita de Praga. Al salir debemos estar dispuestos a gozar con los encuentros, una pareja que se besa, un niño que carga unas botellas de vino, un perro y un gato dando la siesta, ese atardecer que puso el cielo tan rojo que nos hería.

Foto de Henri Cartier Bresson

Un cuento de Ana María Matute

En este mismo blog cuento que conocí a Ana María Matute hace unos años.Yo acababa de verla participando durante un encuentro de escritoras realizado en la Universidad de Lima,y me pareció una coincidencia increíble. Compartimos un almuerzo y una rica copa de vino . ¿Qué hablamos? No lo recuerdo, solo me queda la agradable sensación de haber estado un buen rato con esta escritora, ahora ganadora del premio Cervantes.
Solo tres mujeres lo han ganado. María Zambrano, también española y Dulce Maria Loaynaz, cubana.
Ana María muchas veces cuenta que cuando era niña, su madre, mujer que era muy severa y exigente, solía ponerla muy a menudo en penitencia en un cuarto oscuro. Para mí, al contrario de mis hermanos a quienes les daba miedo,dice, era una felicidad porque me dejaban en paz. Era un cuarto trastero con muchos armarios y una escalera y yo subía por ella y me acurrucaba en el techo de esos armarios. Allí descubrí la luz de la oscuridad que le daba otros aspecto a las cosas, era como ver la realidad de los sueños. A veces abría los armarios y me ponía los abrigos con olor a naftalina de mis hermanos, quienes eran los únicos niños que me querían; las niñas no me querían nada porque yo era tartamuda y se reían de mí cuando no podía recitar la lección en el colegio. Encerrada en aquel cuarto inventaba historias y era feliz. Allí, sin saberlo, empecé a ser escritora.



Acá tenemos un cuento de Ana María en donde reslata el poder de la imaginación:
El Árbol de Oro
por Ana María Matute





Asistí durante un otoño a la escuela de la señorita Leocadia, en la aldea, porque mi salud no andaba bien y el abuelo retrasó mi vuelta a la ciudad. Como era el tiempo frío y estaban los suelos embarrados y no se veíia rastro de muchachos, me aburría dentro de la casa, y pedí al abuelo asistir a la escuela. El abuelo consintió, y acudí a aquella casita alargada y blanca de cal, con el tejado pajizo y requemado por el sol y las nieves, a las afueras del pueblo.
La señorita Leocadia era alta y gruesa, tenía el carácter mas bien áspero y grandes juanetes en los pies, que la obligaban a andar como quien arrastra cadenas. Las clases en la escuela, con la lluvia rebotando en el tejado y en los cristales, con las moscas pegajosas de la tormenta y persiguiéndose alrededor de la bombilla, tenían su atractivo. Recuerdo especialmente a un muchacho de unos diez años, hijo de un aparcero muy pobre, llamado Ivo. Era un muchacho delgado, de ojos azules, que bizqueaba ligeramente al hablar. Todos los muchachos y muchachas de la escuela admiraban y envidiaban un poco a Ivo, por el don que poseía de atraer la atención sobre sí, en todo momento. No es que fuera ni inteligente ni gracioso, y, sin embargo, había algo en él, en su voz quizás, en las cosas que contaba, que conseguía cautivar a quien le escuchase. También la señorita Leocadia se dejaba prender de aquella red de plata que Ivo tendía a cuantos atendían sus enrevesadas conversaciones, y - yo creo que muchas veces contra su voluntad - la señorita Leocadia le confiaba a Ivo tareas deseadas por todos, o distinciones que merecían alumnos más estudiosos y aplicados.

Quizá lo que mas se envidiaba de Ivo era la posesión de la codiciada llave de la torrecita. Ésta era, en efecto, una pequeña torre situada en un ángulo de la escuela, en cuyo interior se guardaban los libros de lectura. Allí entraba Ivo a buscarlos, y allí volvía a dejarlos, al terminar la clase. La señorita Leocadia se lo encomendó a él, nadie sabía en realidad por qué. Ivo estaba muy orgulloso de esta distinción, y por nada del mundo la hubiera cedido. Un día, Mateo Heredia, el mas aplicado y estudioso de la escuela, pidió encargarse de la tarea - a todos nos fascinaba el misterioso interior de la torrecita, donde no entramos nunca -, y la señorita Leocadia pareció acceder. Pero Ivo se levantó, y acercándose a la maestra empezó a hablarle en su voz baja, bizqueando los ojos y moviendo mucho las manos, como tenía por costumbre. La maestra dudo un poco, y al fin dijo: - Quede todo como estaba. Que siga encargándose Ivo de la torrecita. A la salida de la escuela le pregunté:

- iQué le has dicho a la maestra? - Ivo me miró de traves y vi relampaguear sus ojos azules.

- Le hablé del árbol de oro. - Sentí una gran curiosidad.

- iQué árbol?

Hacia frio y el camino estaba humedo, con grandes charcos que brillaban al sol pálido de la tarde. Ivo empezó a chapotear en ellos, sonriendo con misterio.

- Si no se lo cuentas a nadie...

- Te lo juro, qué a nadie se lo diré.

Entonces Ivo me explicó: - Veo un árbol de oro. Un árbol completamente de oro: ramas, tronco, hojas... ¿sabes? Las hojas no se caen nunca. En verano, en invierno, siempre. Resplandece mucho; tanto, qué tengo qué cerrar los ojos para que no me duelan.

- Qué embustero eres! -dije, aunque con algo de zozobra. Ivo me miró con desprecio.

- No te lo creas - contestó. Me es completamente igual que te lo creas o no... ¡Nadie entrará nunca en la torrecita, y a nadie dejaré ver mi árbol de oro! ¡Es mío! La señorita Leocadia lo sabe, y no se atreve a darle la llave a Mateo Heredia, ni a nadie... ¡Mientras yo viva, nadie podrá entrar allí y ver mi árbol!

Lo dijo de tal forma que no pude evitar preguntarle: - ¿Y cómo lo ves... ?

- Ah, no es fácil - dijo, con aire misterioso. - Cualquiera no podría verlo. Yo sé la rendija exacta.-

- ¡Rendija... ?

- Sí, una rendija de la pared. Una que hay corriendo el cajón de la derecha: me agacho y me paso horas... ¡Cómo brilla el árbol! ¡Cómo brilla! Fíjate qué si algún pájaro se le pone encima también se vuelve de oro. Eso me digo yo: si me subiera a una rama,¿me volvería acaso de oro también?

No supe qué decirle, pero, desde aquel momento, mi deseo de ver el árbol creció de tal forma qué me desasosegaba. Todos los días, al acabar la clase de lectura, Ivo se acercaba al cajón de la maestra, sacaba la llave y se dirigía a la torrecita. Cuando volvía, le preguntaba: - ¿Lo has visto? - Sí - me contestaba. Y, a veces, explicaba alguna novedad:

- Le han salido unas flores raras. Mira: así de grandes, como mi mano lo menos,y con los pétalos alargados Me parece que esa flor es parecida al arzadú.

- ¡La flor del frío! -decía yo, con asombro. ¡Pero el arzadú es encarnado!

- Muy bien - asentía él, con gesto de paciencia. Pero en mi árbol es oro puro.

Además, el arzadú crece al borde de los caminos... y no es un árbol.

No se podía discutir con él. Siempre tenía razón, o por lo menos lo parecía.

Ocurrió entonces algo qué secretamente yo deseaba; me avergonzaba sentirlo, pero asi era: Ivo enfermó, y la señorita Leocadia encargó a otro la llave de la torrecita. Primeramente, la disfruto Mateo Heredia. Yo espié su regreso, el primer día, y le dije: - ¿Has visto un árbol de oro?

- ¿Qué andas graznando? - me contestó de malos modos, porqué no era simpático, y menos conmigo. Quise darselo a entender, pero no me hizo caso. Unos días después, me dijo: - Si me das algo a cambio, te dejo un ratito la llave y vas durante el recreo. Nadie te verá...

Vacié mi hucha, y, por fin, conseguí la codiciada llave. Mis manos temblaban de emoción cuando entré en el cuartito de la torre. Allí estaba el cajón. Lo aparté y vi brillar la rendija en la oscuridad. Me agaché y miré.

Cuando la luz dejó de cegarme, mi ojo derecho sólo descubrió una cosa: la seca tierra de la llanura alargándose hacia el cielo. Nada más. Lo mismo que se veía desde las ventanas altas. La tierra desnuda y yerma, y nada más que la tierra. Tuve una gran decepción y la seguridad de que me habían estafado. No sabía cómo ni de qué manera, pero me habían estafado.

Olvidé la llave y el árbol de oro. Antes de que llegaran las nieves regresé a la ciudad. Dos veranos más tarde volví a las montañas. Un día, pasando por el cementerio - era ya tarde y se anunciaba la noche en el cielo: el sol, como una bola roja, caía a lo lejos, hacia la carrera terrible y sosegada de la llanura, - vi algo extraño. De la tierra grasienta y pedregosa, entre las cruces caídas, nacía un árbol grande y hermoso, con las hojas anchas de oro: encendido y brillante todo el, cegador. Algo me vino a la memoria, como un sueño, y pensé: «Es un árbol de oro». Busqué al pie del árbol, y no tardé en dar con una crucecilla de hierro negro, mohosa por la lluvia. Mientras la enderezaba, leí: IVO MÁRQUEZ, DE DIEZ AÑOS DE EDAD.
Y no daba tristeza alguna, sino, tal vez, una extraña y muy grande alegría.