domingo, 22 de noviembre de 2015

Estoy enamorada.

MI NOVIO Y YO
Si. Tengo novio. Ya voy cayendo en cuenta. No les voy a mentir. Se me está haciendo difícil este asunto de ser una mujer madura, madre soltera y con novio. Lindo y complicado. Escritora con presencia y ahora con novio. Con vida hecha, acá en San Juan y con novio. No vive conmigo bajo el mismo techo (uuuy, pensar que puedo vivir con un hombre bajo un mismo techo aún me da un miedooooo ) pero sí en la misma Isla. Me lleno de preguntas. ¿Cómo se hace ésto ahora? ¿Cómo concilio el amor que le tengo a ese novio y, a la vez, el inmenso amor y la atención que quiero darle a mis hijos, la que me quiero dar a mi, a mi escritura? No quiero más desenfoque. Ya dejé de publicar novela por 6 años por estar ocupándome de los hijos y de un hombre. Los hijos son hijos y yo los quise traer al mundo. Además, me dan mucho ground. Son mi cable a tierra. Pero ya están creciendo. Ya puedo meterle con más fuerza a esta pasión por la escritura. Hombres no quiero ninguno. No quería. Pero entonces, llega este. ¿Y quién es este hombre?¿Cómo combinamos horarios, viajes, responsabilidades? ¿Cómo sacamos tiempo para el amor? Para amar hay que tener tiempo. Energías y tiempo. ¿Me estaré cogiendo de pendeja otra vez? ¿Tendré yo tiempo y fuerzas para éste amor?
¿Para conocer a este hombre?.
Ahora que rozo el medio siglo de vida, sé que no quiero una pareja por tenerla, es decir, porque hay que tener pareja. A mí , francamente me da igual. Ya aprendí que no estoy sola, que el amor me rodea, el de mi familia, mis hijos, mis amigos. Así que tener o no tener pareja, me da igual. Yo lo que quiero es amar a un hombre. Pero para amar a un hombre hay que conocerlo. Y a veces, lo que una descubre conociendo a un hombre, a un solo hombre, para los pelos de punta.
Tanto dolor.
Tanta diferencia.
Tanta potencialidad.
¿Puedo escribir acerca de esto? ¿Puede una mujer de esta edad decorativa darse permiso para escribir acerca del amor? Del desamor no. De eso he escrito tanto que ya me aburrió el tema. ¿Pero del amor?¿Acaso he llegado al fin a la madurez necesaria para acercarme al misterio que es amar?
¿Podré escribir acerca de esto? Sucede que mi novio es un hombre muy discreto. Es del tipo silencioso, un tanto parco, muy atento y tierno y preocupado por los demás, por el bienestar emocional y comunitario de los demás. De hecho, ha dedicado su vida a eso. Quiso una vez ser cura. !Yo con un aspirante a cura! ¿Se lo imaginan? Pero sí, me tocó. Tenemos una sed similar de darnos a nuestro país, a nuestras comunidades, pero el acercamiento es bien distinto.
A mi novio se le hace difícil el "public display of affection". Soltero empedernido, se ha acostumbrado a vivir por años solo, casi toda la vida , de hecho, con sus ocasionales novias y sus ocasionales amantes, pero solo, como un cura. Yo me he casado 3 veces. Ni hablar de los novios. Siempre tuve pareja. A él le gustan los perros, me corrijo, las perras. A mi, los gatos. El dice que yo pienso demasiado. Insiste en trabajar desde la humanidad, lo concreto de los afectos y de las experiencias. Que eso de andar metida con la cabeza en los libros me separa de la gente. Yo pienso que no. Que leer es una cosa maravillosa, que tratar de entender la vida y lo que la gente ha dicho de la vida me acerca más a la vida, a cómo la gente a lo largo del tiempo y el espacio, la ha vivido. El es de éstos tipos "one liners". Lo que dice lo dice en una oración y ya. No habla sino lo justo. !!!Y yo!!!! Todo lo contrario. Lo quiero decir todo, nombrarlo todo, encontrar cómo traducir sensaciones, visiones, pensamientos que andan por ahí, pululando, buscando quien pueda nombrarlas. Creo que eso es compartir. Creo, no, estoy segura , que muchos de los dolores que pululan por ahí por el mundo, se difuminarían y dejarían de ser los fantasmas del acoso si alguien tuviera los ovarios de írseles de frente y conjurarlos. "Tú eres esto. Ya sé cómo te llamas. Te conjuro. Ya no te tengo miedo·". Para mí, eso es la escritura.
Pero él… quizás es porque es por su línea de trabajo y porque quiso ser cura y cree en los secretos de confesión. Ahora mismo, si supiera que estoy escribiendo esto basado en él estaría rabiando.Veremos a ver cómo lo toma, porque yo, ni me voy a esconder, ni me voy a callar. Recalco que es un tipo súper reservado y discreto que cree que hay que proteger a la gente y guardarle sus secretos.Que la gente necesita tener un lugar seguro dónde descargar lo que lleva por dentro, sus historias, su dolor, sus sueños, sus deseos. Que para los demás es importante que les regales la más estricta confidencialidad.Que eso crea confianza. Que eso sana. Muchas veces he visto cómo gente que lo rodea ha usado su intimidad en su contra. Tiene razón y sé que muchas personas han sido víctimas de traiciones como la que él intenta prevenir. Que mucha gente, a veces sin darse cuenta, y otras para manipular a los demás, exponen a amigos y familiares sin ninguna delicadeza, los critican frente a otros, hacen sentir vergüenza a sus "seres queridos" de quienes son, de lo que sienten.
Pero yo vengo de otro lado. Vengo de ese lugar en donde que una mujer hable es ya demasiado. Que una negra hable. De hecho, creo que lo más que me ha hecho sufrir en la vida es que intente compartir con alguien, contarle algo que percibo acerca de la vida y que me digan "Eso no es cierto, Mientes. Qué sabes tú de eso". O "Cállate , muchacha, eso no se puede decir. Tú no tiene el derecho a decir cosas como esas. Nadie te va a querer. Nadie te va a respetar si dices lo que has visto, lo que has vivido". Mi batalla es la contraria. Sé que por ahí vive mucha gente como yo. Gente gay o straight, negra o blanca, rica o pobre que se deshace bajo el peso de sus silencios. Nos toca hablar, nombrar. Quizás, si me ven atreviéndome, tomen valor y se atrevan ellos a querer ser más, tomar la palabra y desde ella soñar , desear lo que desean.
Puede que sea una cuestión de ego también. Pero no creo.
Es una cosa muy rara esto que me pasa. Me pasa que estoy conociendo a un hombre. Hay asuntos de él que me sacan el monstruo. ! Cómo le gusta regañar ! Como si yo fuera una nena chiquita, carajo. Quizás es porque es un hombre mayor y solitario, acostumbrado a andar entre hombres. Y ustedes saben cómo se tratan los hombres, a empellones. A insultos. Se dan puños en vez de besos. Se saludan con un "Coño, cabrón, andabas perdido", en vez de decirse "Qué lindo verte, me hiciste falta". No quieren sonar afeminados. !Qué pendejos! Cuántos puños se dan , cuando por dentro se les nota que lo que les hace falta son caricias.
Y cuánto me cuida, en serio. "¿Comiste? Estás fumando mucho. Si te hago feliz, tus nenes serán felices. ¿Ya llegaste a la casa? Mándame un texto en cuánto llegues." Me lleva a bailar, me saca la cabeza de los libros "Vente , vamos a darnos un trago". Me da masajes en los pies cuando los tengo tullidos de tanto estar parada, hablando, corriendo para arriba y para abajo en festivales, en la vida con los niños, en escuelas, intentando abrir acceso a la palabra para los demás.En serio quiero hacer esto. Que los demás tengan la oportunidad que yo tuve. Lo tengo que lograr. A veces me equivoco de tanto tratar. El me quita los zapatos, me regaña (descansa, mujer, te vas a quemar, come, duerme, ¿qué te pasa? y yo me encajono con él, ya viene el regaño, carajo, no me puedes abrazar, bésame, papi, no me regañes) . El busca el aceite, me mira para que me calle, toma cada uno de mis pies en sus manos y me da sobitos hasta que se desentumecen.
Es entonces cuando lo miro. Sus manos hermosas y fuertes, acostumbradas al trabajo duro. Su pelo negro con rizos abiertos, pintando canas. Esos ojos color miel. Se le encienden de luces y de visiones. Adentro retila el misterio de una sensibilidad y de una emoción que sé que él sabe cómo se llama, pero que aún no me cuenta, no quiere nombrarla. Teme que la usen en su contra. Allá adentro habita una soledad, un miedo, pero también una enorme capacidad de sentir y un empuje que me fascina. Me fundo en sus ojos, me confundo en ellos y de repente veo el mundo de otra manera. Es la cosa más increíble. Porque sigo viendo lo que veo y creyendo en lo que creo, pero también veo lo que ve él, entiendo lo que cree. Es sólo por un instante. La vida se amplia, se duplica. Yo me siento dos. Dejo de ser para ser lo que le duele, lo que desea, lo que sueña, lo que siente.
Y lo que le duele, lo que desea, lo que sueña no soy yo, ni tiene que ver conmigo. Es la vida que lo habita. Esa potencia sagrada y única. Intransferible. Solo la oteo, por un segundo.
Amada en el amado transformada.
Ese perderse en sus ojos. Ese perderse en su cuerpo, me imagino que será el amor. Conocer a mi novio es recibir el regalo de ver la vida de a dos. Ese enorme reto.
Señor, ¿dónde estoy metida? !Qué jodienda! !Qué puñetera jodienda! Estoy enamorada.

Mayra Santos-Febres (Carolina, Puerto Rico, 1966) es una escritora puertorriqueña. Comenzó a publicar poemas desde el 1984 en revistas y periódicos internacionales tales como Casa de las Américas de Cuba, Página doce de Argentina, Revue Noire de Francia y Review: Latin American Literature and Arts, en Nueva York. En el 1991 aparecen sus dos poemarios: Anamú y manigua, libro que fue seleccionado como uno de los 10 mejores del año por la crítica puertorriqueña, y El orden escapado, ganador del primer premio para poesía de la Revista Tríptico en Puerto Rico. Wikipedia

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