MI NOVIO Y YO
Si. Tengo novio. Ya voy cayendo en cuenta.
No les voy a mentir. Se me está haciendo difícil este asunto de ser una mujer
madura, madre soltera y con novio. Lindo y complicado. Escritora con presencia
y ahora con novio. Con vida hecha, acá en San Juan y con novio. No vive conmigo
bajo el mismo techo (uuuy, pensar que puedo vivir con un hombre bajo un mismo
techo aún me da un miedooooo ) pero sí en la misma Isla. Me lleno de preguntas.
¿Cómo se hace ésto ahora? ¿Cómo concilio el amor que le tengo a ese novio y, a
la vez, el inmenso amor y la atención que quiero darle a mis hijos, la que me
quiero dar a mi, a mi escritura? No quiero más desenfoque. Ya dejé de publicar
novela por 6 años por estar ocupándome de los hijos y de un hombre. Los hijos
son hijos y yo los quise traer al mundo. Además, me dan mucho ground. Son mi
cable a tierra. Pero ya están creciendo. Ya puedo meterle con más fuerza a esta
pasión por la escritura. Hombres no quiero ninguno. No quería. Pero entonces,
llega este. ¿Y quién es este hombre?¿Cómo combinamos horarios, viajes,
responsabilidades? ¿Cómo sacamos tiempo para el amor? Para amar hay que tener
tiempo. Energías y tiempo. ¿Me estaré cogiendo de pendeja otra vez? ¿Tendré yo
tiempo y fuerzas para éste amor?
¿Para conocer a este hombre?.
Ahora que rozo el medio siglo de vida, sé
que no quiero una pareja por tenerla, es decir, porque hay que tener pareja. A
mí , francamente me da igual. Ya aprendí que no estoy sola, que el amor me
rodea, el de mi familia, mis hijos, mis amigos. Así que tener o no tener
pareja, me da igual. Yo lo que quiero es amar a un hombre. Pero para amar a un
hombre hay que conocerlo. Y a veces, lo que una descubre conociendo a un
hombre, a un solo hombre, para los pelos de punta.
Tanto dolor.
Tanta diferencia.
Tanta potencialidad.
Tanta diferencia.
Tanta potencialidad.
¿Puedo escribir acerca de esto? ¿Puede una
mujer de esta edad decorativa darse permiso para escribir acerca del amor? Del
desamor no. De eso he escrito tanto que ya me aburrió el tema. ¿Pero del
amor?¿Acaso he llegado al fin a la madurez necesaria para acercarme al misterio
que es amar?
¿Podré escribir acerca de esto? Sucede que
mi novio es un hombre muy discreto. Es del tipo silencioso, un tanto parco, muy
atento y tierno y preocupado por los demás, por el bienestar emocional y
comunitario de los demás. De hecho, ha dedicado su vida a eso. Quiso una vez
ser cura. !Yo con un aspirante a cura! ¿Se lo imaginan? Pero sí, me tocó.
Tenemos una sed similar de darnos a nuestro país, a nuestras comunidades, pero
el acercamiento es bien distinto.
A mi novio se le hace difícil el
"public display of affection". Soltero empedernido, se ha
acostumbrado a vivir por años solo, casi toda la vida , de hecho, con sus
ocasionales novias y sus ocasionales amantes, pero solo, como un cura. Yo me he
casado 3 veces. Ni hablar de los novios. Siempre tuve pareja. A él le gustan
los perros, me corrijo, las perras. A mi, los gatos. El dice que yo pienso
demasiado. Insiste en trabajar desde la humanidad, lo concreto de los afectos y
de las experiencias. Que eso de andar metida con la cabeza en los libros me
separa de la gente. Yo pienso que no. Que leer es una cosa maravillosa, que
tratar de entender la vida y lo que la gente ha dicho de la vida me acerca más
a la vida, a cómo la gente a lo largo del tiempo y el espacio, la ha vivido. El
es de éstos tipos "one liners". Lo que dice lo dice en una oración y
ya. No habla sino lo justo. !!!Y yo!!!! Todo lo contrario. Lo quiero decir
todo, nombrarlo todo, encontrar cómo traducir sensaciones, visiones,
pensamientos que andan por ahí, pululando, buscando quien pueda nombrarlas.
Creo que eso es compartir. Creo, no, estoy segura , que muchos de los dolores
que pululan por ahí por el mundo, se difuminarían y dejarían de ser los
fantasmas del acoso si alguien tuviera los ovarios de írseles de frente y
conjurarlos. "Tú eres esto. Ya sé cómo te llamas. Te conjuro. Ya no te
tengo miedo·". Para mí, eso es la escritura.
Pero él… quizás es porque es por su línea
de trabajo y porque quiso ser cura y cree en los secretos de confesión. Ahora
mismo, si supiera que estoy escribiendo esto basado en él estaría
rabiando.Veremos a ver cómo lo toma, porque yo, ni me voy a esconder, ni me voy
a callar. Recalco que es un tipo súper reservado y discreto que cree que hay
que proteger a la gente y guardarle sus secretos.Que la gente necesita tener un
lugar seguro dónde descargar lo que lleva por dentro, sus historias, su dolor,
sus sueños, sus deseos. Que para los demás es importante que les regales la más
estricta confidencialidad.Que eso crea confianza. Que eso sana. Muchas veces he
visto cómo gente que lo rodea ha usado su intimidad en su contra. Tiene razón y
sé que muchas personas han sido víctimas de traiciones como la que él intenta
prevenir. Que mucha gente, a veces sin darse cuenta, y otras para manipular a los
demás, exponen a amigos y familiares sin ninguna delicadeza, los critican
frente a otros, hacen sentir vergüenza a sus "seres queridos" de
quienes son, de lo que sienten.
Pero yo vengo de otro lado. Vengo de ese
lugar en donde que una mujer hable es ya demasiado. Que una negra hable. De
hecho, creo que lo más que me ha hecho sufrir en la vida es que intente
compartir con alguien, contarle algo que percibo acerca de la vida y que me
digan "Eso no es cierto, Mientes. Qué sabes tú de eso". O "Cállate
, muchacha, eso no se puede decir. Tú no tiene el derecho a decir cosas como
esas. Nadie te va a querer. Nadie te va a respetar si dices lo que has visto,
lo que has vivido". Mi batalla es la contraria. Sé que por ahí vive mucha
gente como yo. Gente gay o straight, negra o blanca, rica o pobre que se
deshace bajo el peso de sus silencios. Nos toca hablar, nombrar. Quizás, si me
ven atreviéndome, tomen valor y se atrevan ellos a querer ser más, tomar la
palabra y desde ella soñar , desear lo que desean.
Puede que sea una cuestión de ego también.
Pero no creo.
Es una cosa muy rara esto que me pasa. Me
pasa que estoy conociendo a un hombre. Hay asuntos de él que me sacan el
monstruo. ! Cómo le gusta regañar ! Como si yo fuera una nena chiquita, carajo.
Quizás es porque es un hombre mayor y solitario, acostumbrado a andar entre
hombres. Y ustedes saben cómo se tratan los hombres, a empellones. A insultos.
Se dan puños en vez de besos. Se saludan con un "Coño, cabrón, andabas
perdido", en vez de decirse "Qué lindo verte, me hiciste falta".
No quieren sonar afeminados. !Qué pendejos! Cuántos puños se dan , cuando por
dentro se les nota que lo que les hace falta son caricias.
Y cuánto me cuida, en serio.
"¿Comiste? Estás fumando mucho. Si te hago feliz, tus nenes serán felices.
¿Ya llegaste a la casa? Mándame un texto en cuánto llegues." Me lleva a
bailar, me saca la cabeza de los libros "Vente , vamos a darnos un
trago". Me da masajes en los pies cuando los tengo tullidos de tanto estar
parada, hablando, corriendo para arriba y para abajo en festivales, en la vida
con los niños, en escuelas, intentando abrir acceso a la palabra para los
demás.En serio quiero hacer esto. Que los demás tengan la oportunidad que yo
tuve. Lo tengo que lograr. A veces me equivoco de tanto tratar. El me quita los
zapatos, me regaña (descansa, mujer, te vas a quemar, come, duerme, ¿qué te
pasa? y yo me encajono con él, ya viene el regaño, carajo, no me puedes
abrazar, bésame, papi, no me regañes) . El busca el aceite, me mira para que me
calle, toma cada uno de mis pies en sus manos y me da sobitos hasta que se
desentumecen.
Es entonces cuando lo miro. Sus manos
hermosas y fuertes, acostumbradas al trabajo duro. Su pelo negro con rizos
abiertos, pintando canas. Esos ojos color miel. Se le encienden de luces y de
visiones. Adentro retila el misterio de una sensibilidad y de una emoción que
sé que él sabe cómo se llama, pero que aún no me cuenta, no quiere nombrarla.
Teme que la usen en su contra. Allá adentro habita una soledad, un miedo, pero
también una enorme capacidad de sentir y un empuje que me fascina. Me fundo en
sus ojos, me confundo en ellos y de repente veo el mundo de otra manera. Es la
cosa más increíble. Porque sigo viendo lo que veo y creyendo en lo que creo,
pero también veo lo que ve él, entiendo lo que cree. Es sólo por un instante.
La vida se amplia, se duplica. Yo me siento dos. Dejo de ser para ser lo que le
duele, lo que desea, lo que sueña, lo que siente.
Y lo que le duele, lo que desea, lo que
sueña no soy yo, ni tiene que ver conmigo. Es la vida que lo habita. Esa
potencia sagrada y única. Intransferible. Solo la oteo, por un segundo.
Amada en el amado transformada.
Ese perderse en sus ojos. Ese perderse en
su cuerpo, me imagino que será el amor. Conocer a mi novio es recibir el regalo
de ver la vida de a dos. Ese enorme reto.
Mayra Santos-Febres (Carolina, Puerto Rico, 1966) es una escritora puertorriqueña. Comenzó a publicar poemas desde el 1984 en revistas y periódicos internacionales tales como Casa de las Américas de Cuba, Página doce de Argentina, Revue Noire de Francia y Review: Latin American Literature and Arts, en Nueva York. En el 1991 aparecen sus dos poemarios: Anamú y manigua, libro que fue seleccionado como uno de los 10 mejores del año por la crítica puertorriqueña, y El orden escapado, ganador del primer premio para poesía de la Revista Tríptico en Puerto Rico. Wikipedia
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