El asunto
fue así, resulta que Eva desde que fue creada estuvo impulsada a la poesía,
cada cosa nueva que aparecía ante sus ojos le daba una intensa alegría y se
dedicaba a observarla, descubrir su funcionamiento, los pliegues de las alas,
la belleza de los verdes de las pequeñas hojas que nacían ante sus ojos como
explosión de vida, ella le ponía nombres, inventaba sonidos, unos delicados
para los seres que se mostraban etéreos y lentos, otros intensos y vibrantes
para los que se movían a velocidad, cada piedra, cada mineral, cada partícula
del mundo que se lucía ante sus ojos era amado y nombrado y porqué no decirlo
cantado por Eva. ¿No han escuchado lo dulce que era la voz de Eva? Sus melodías
llegaban hasta las estrella y planetas y regresaba en eco y armonía. Mientras
tanto Adán estaba obsesionado con un animal que parecía encarnar el mal: la
serpiente, la aduladora serpiente que se dedicaba a decir palabras que inflaban
de vanidad al primer hombre. Eres hermoso, eres poderoso, eres valiente, eres
superior, eres el rey de la creación, eres mejor, eres la esperanza, eres la
sabiduría, eres el amo, el sol, el ombligo, la raíz. Y él claro, se la creía.
La serpiente tomaba distintas formas y lo cautivaba cada día más,
hipnotizándolo, convirtiéndolo más bien en esclavo. Lo hizo rebelde. ¿Quién es
ese Dios que te ha creado que no aparece?
¿Por qué te ha prohibido la sabiduría si tu eres capaz de cualquier
propósito? ¿Por qué no has de comer del árbol del bien y del mal, de su fruto? el
árbol de tu libertad, si lo comes podrás volar como las aves, nadar como los
peces, soñar como los ángeles, ser agua y luna y espuma de mar. Come la
manzana, pruébala, dásela a Eva, que ella te acompañe en tu aventura. Y así
fue, probó Adán la manzana, se la ofreció a Eva y ella que andaba siempre
distraída contemplando las maravillas de la creación, le dio un mordisco para
que Adán la dejase en paz, en un instante la dicha perfecta hubo terminado. Eva
tomó conciencia de lo que le sucedería, que sería reina y mendiga, que sería ciega
y obediente, que cargaría sobre sus espaldas y postergaría sus sueños. La
primera orden que le dio Adán a Eva fue decir que ella había sido la que se
había dejado tentar por la serpiente, que ella le había ofrecido la manzana y
que pobrecito él, la había obedecido. Cuando Dios los expulsó del Paraíso, Eva
salió apresurada, tenía el corazón avergonzado, Adán más bien estuvo
discutiendo, argumentando, explicándole a Dios que había sido ella, que para
qué la había hecho así tan curiosa, tan insatisfecha, tan desagradecida. El
ángel le señaló a Adán el camino de salida del Paraíso y no pudieron regresar
nunca a él. Aunque se dice que algunos seres, sea hombres o mujeres, si en el
balance de sus vidas hacen más bien que mal, regresan al paraíso y allí son todos
poetas y se maravillan y asombran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario es de gran utilidad para para Abraelazuldelcielo. Ce.