Desde Lima, un relámpago de azul-cielo o azul-mar en nuestra mente o en nuestro corazón que ansían la belleza. Cuentos, poesía, música, cine, reflexiones, teatro, viajes, fotografía, entrevistas, danza y más.
domingo, 30 de septiembre de 2012
Una escapada a Buenos Aires
A veces las ofertas de pasajes nos tientan y podemos darnos una escapada de pocos días a un país vecino y hacer un cambio en nuestra rutina. Cinco días en Buenos Aires con sus noches puede ser una experiencia muy rica que ahora comparto en los siguientes posts, aunque no cuento que fuimos a un café filosófico, a comer a un restaurante peruano Osaka, que está causando furor en Buenos Aires, pero antes cuelgo un cuento mío, una pequeña fábula que espero les guste. El cuento también tiene algo de argentino.
Cucarachonas de guantes blancos
Hubo un tiempo en el que las cucarachas usaban guantes blancos y caminaban en puntas de pie, delicadas se daban cita en los diferentes bares que iniciaban su trajín de medianoche.
Las cucarachas hacían brillar sus carteras y sus zapatos, alisaban con delicada saliva sus antenas y salían apenas escuchaban los primeros sonidos de la retreta. Porque la música comenzaba en el parque, uniformados los guardias cucarachones brindaban cada sábado música animada para los que paseaban entre los árboles y flores.
En ese tiempo las cucarachonas andaban cogidas del brazo, amables unas con otras, tal vez un tanto ingenuas pero siempre con ánimo alegre que invitaba a la risa y a la fiesta.
Las discotecas tenían fascinación por la música romántica y los disk jockeys escogían las canciones que despertaban el deseo de abrazarse, de poner la cabeza sobre el hombro del cucarachón que les correspondiese, esas canciones que tocan el alma y hacen vibrar de emoción y sentimiento.
Las discotecas estaban divididas en dos, a la izquierda los cucarachones y a la derecha las cucarachonas. La pista de baile estaba en el centro. Las cucarachonas se pintaban los labios, retocaban las cejas peinándolas con cuidado con sus peinecitos blancos y ponían la mirada en el vacío, los ojos bien abiertos como si estuviesen contemplando un océano de olas turbulentas o el desierto infinito, algunas enroscaban las patas en las sillas y otras apoyaban los codos sobre la mesa y las pequeñas manos sobre el rostro. La música hacía pensar en el amor que no comienza ni termina, que es como un río de aguas mansas y todas estaban ya ansiosas esperando que se les acercase el pretendiente. No se sacaban los guantes aunque hiciese mucho calor porque los guantes eran la señal que advertía a los galanes que estaban dispuestas a encontrar alguien con quien rozar sus antenas, alguien a quien contarle sus historias que para cada quien era una bella historia.
Vamos a centrar la atención en esa cucarachona, la que ha escogido la mesa principal, la pegadita a la pista, que se ha sentado a escribir palabras sobre un hermoso cuaderno rojo, que está escribiendo una carta a su posible galán practicando las bellas palabras que se dirán. Resplandor de la luna en un lago de aguas quietas, azul encendido sobre un corazón dormido, ramo de violetas, lluvia de alegría, mirada que me abre el cielo. Hablaremos en verso se decía, y se puso a practicar: ¿Por qué te perdí por siempre en aquella tarde clara? Hoy mi pecho está reseco como una estrella apagada. Le contaré que me gustan las rosas, escribía, las enredaderas que ofrecen racimos de olor y belleza.
De pronto suena un violín, es una música antigua que ella recuerda y su corazón late de prisa, alguna vez hace muchos años en Madrid ella había bailado siguiendo las notas de esa canción, se le va la mente y aparece ahí una pareja de cucarachones bailando junto al río, se miran a los ojos enamorados, es un tango de Piazzola, el mundo se ha detenido para que ellos bailen y las campanas de todas las iglesias suenan como si el amor fuese posible.
Luego del paseo por el parque, después de haberse lanzado miradas cada cucarachona escogía la discoteca de su gusto y se iba a sentar en el lado que le correspondía. Sin perder un instante una pareja se desliza sobre la pista de baile, ella apoya todo su cuerpo sobre él, lleva puestos zapatos taco aguja. Las manos van acariciando el cuello de su futuro amado.
Hugo Mujica, poeta
El sentido de la vida, entonces: ¿existir?
—El problema surgirá entonces en definir qué es existir. El sentido de la vida es desplegar la vida. Lo que cada uno recibe de la vida es ser nosotros mismos. Yo me recibí a mí como don de la vida. Como si la vida quisiera ser novedad a través mío. La vida es desplegar ese don, donándolo lo más posible.
AMANECE Y CALLO
Amanece y
callo;
callo todo miedo, callo cualquier
presagio,
busco un alba virgen de mí,
busco el nacer de la luz,
no su alumbrarme.
OSADÍA
Ver no es abrir los ojos,
es arrojar a un lado el bastón blanco:
osar andar
sobre el saberse perdido.
MÁS HONDO
Hay vidas
en las que el alma
se abre
más hondo
que donde esas vidas laten,
se abre como un relámpago
sin cielo ni trueno,
como una herida sin pecho
o un abismo
donde la belleza es alba.
"Sólo una vez cae cada lluvia
y todas sus gotas son
esa lluvia".
Susana Rinaldi
Defendiendo la cultura
Muy buenos videos de Hugo Mujica, argentino, poeta, filósofo y huésped en un monasterio budista por un buen tiempo.
Kevin Johansen
Con el brasilero Paulinho Moska:
Buen cine
La cabra o el deseo
Estar cinco días en Buenos Aires parece muy poco tiempo para todo lo que hay para ver, pero depende de como se mueva uno, cada día se puede hacer algo distinto y hasta dos cosas. Me gusta mucho Julio Chavez, así que nos arriesgamos a ver La cabra que resultó muy interesante y entretenida.
La cabra o ¿quien es Sylvia? Una obra de teatro que te hace pensar y reír. ¿Es culpable de enamorarse un hombre o solo es algo que le sucede? Obra de Edward Albee (USA) ganadora de varios premios entre ellos el Tony. El amor, los celos, el tiempo, los valores. Que bueno sería que la trajeran a Lima. Julio Chavez actor y director, es estupendo.
domingo, 23 de septiembre de 2012
No sentir
Aprender a sentir: esta sola tentativa, que no es nada pequeña, formaría mejor al jóven poeta que todo el aprendizaje exterior perseguido a través del conocimiento literario, las reglas, las modas, etc. Los manuales de preceptiva olvidan con frecuencia esta simple realidad sin la cual todo intento creativo queda en el aire. A través del sentir puede válidamente conquistarse el lenguaje que lo exprese; el sentimiento mismo, cuando es legítimo procrea su forma o la posibilidad de inventarla. Lo contrario, en cambio, es menos probable. ¿Cómo bajar de la red formal a la desnudez sentimental del mundo?
La curiosidad
Curiosidad
Si me pregunto cual es la mejor cualidad que tiene el hombre, respondo que la curiosidad. La curiosidad es definida como nuestro afán por saber algo que se ignora. Compartimos con los animales la curiosidad, la curiosidad nos mueve a la exploración, la investigación y el aprendizaje. Buscamos información. Parece ser un instinto que nos ayuda a sobrevivir. Una inmensa curiosidad es la motivación principal de los científicos.
Leyendo un artículo de Plinio Apuleyo Mendoza, sobre su esposa Marvel Moreno, buenísima escritora colombiana, hace referencia a la época en la que los hoy consagrados artistas Botero, García Márquez y Jesús Soto, pasaban hambre en Paris y tenían que tocar la guitarra, o escribir artículos periodísticos o buscar amigos generosos para poder sobrevivir. ¿Jesús Soto? No lo conozco y entonces busco en esta biblioteca universal que cada uno tiene en casa que es el internet y encuentro que se trata de un artista Venezolano pioneros de la escultura cinética.
El arte cinético es una corriente de arte en que las obras tienen movimiento o que parecen tenerlo.
Le Parc
Terminé viendo este precioso video del artista norteamericano William H. Thielen: Después de ver este video muero por ser pintora y estar sumergida en un mundo de color.
¿La curiosidad mató al gato?
Encuentro algunas frases que se refieren a la curiosidad :
Ningún descubrimiento se haría ya, si nos contentáramos con lo que sabemos. Séneca
No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso.Albert Einstein
Enseñar a quien no tiene curiosidad por aprender es como sembrar un campo sin ararlo. Richard Dehmel
Por suerte, la naturaleza me ha dotado de una curiosidad irracional hasta para las cosas más nimias. Eso me salva. La curiosidad es lo único que me mantiene a flote. Todo lo demás me hunde. ¡Ah!, y la vocación. No sé si sería capaz de vivir sin ella. Pedro Almodóvar
Curiosidad: Impulso humano que oscila entre lo grosero y lo sublime. Lleva a escuchar detrás de las puertas o a descubrir América.José María Eça de Queirós
Le escribo a la gente de cualquier parte suficientemente joven para tener curiosidad acerca del mundo. Ryszard Kapuscinsky
Siempre hay que seguir aunque sea por curiosidad. (Anónimo)
La vejez es la pérdida de la curiosidad. José Martínez Ruiz (Azorín)
El primer amor es una pequeña locura y una gran curiosidad. George Bernard Shaw.
Una de las principales enfermedades del hombre es su inquietud y su curiosidad por conocer lo que no puede llegar a sabe. Blaise Pascal.
Nuestro crimen es ser hombes y querer conocer. Alphonse de Lamartine.
La juventud de un ser no se mide por los años, sino por la curiosidad que almacena. Salvanos Paniker Yo no podría, a ninguna edad, ser feliz estando sentada junto a la chimenea y simplemente mirar. La vida fue propuesta para ser vivida. La curiosidad debe mantenerse viva. E. Roosevelt
Música del recuerdo
Bee Gees, Maurice Gibb Last Great Performance April 2001
Estuve acordandome de los cantantes de esa época. Me encantaba Fabian, ahora que lo veo que tiene facciones lindas.
domingo, 16 de septiembre de 2012
Baila, baila, Baila dice Murakami
Candidato desde hace unos años al Premio Nobel de literatura Haruki Murakami acaba de publicar este libro " Baila, baila, baila" , que retoma sus principales temas, la angustia, la soledad,la música. Tengo mucha ilusión por este libro.
Sinopsis de la novela:
En marzo de 1983, el joven protagonista de esta novela, redactor freelance todoterreno, después de pasar días sombríos, siente la necesidad de volver a ciertos escenarios de su vida para ajustar cuentas con el pasado. Viaja a Sapporo con la intención de alojarse en el Hotel Delfín, donde años atrás pasó una semana con una misteriosa mujer que, de manera inesperada, desapareció de su lado. A su llegada descubre que han derribado el hotel y que en su lugar se alza otro, moderno y lujoso, pero su estancia allí propicia la aparición de personajes envueltos en un aura de irrealidad: una guapa recepcionista que ha vivido experiencias inverosímiles, una adolescente dotada de una aguda sensibilidad, o un antiguo compañero de colegio, ahora actor de éxito, que lo meterá en graves aprietos. Asesinatos, viajes a Hawai, pasajes a otros mundos y fiestas se suceden al ritmo de la música que suena en la radio de su destartalado Subaru. Lo cierto es que, como afirma un enigmático personaje, todo está conectado. Porque sólo se regresa al Hotel Delfín para poder empezar de nuevo.
The full Monteverdi
Vicky Montero, amiga queridísima y participante de ABRA nuestro taller, me envía como colaboración a este blog, este bello trailer de la película que pone en escenas la música de Monteverdi y lo comparto con ustedes.
Película británica ( 2007) escrita y dirigida por The Full Monteverdi es una película británica.(2007), escrita y dirigida por John La Bouchardière , basada en cuatro madrigales de Claudio Monteverdi (1603) que a su vez recoge poemas italianos renacentistas como Giovanni Battista Guarini, Ottavio Rinuccini y Torquato Tass. La interpretación musical está a cargo de " el British vocal ensemble I Fagiolini".
El argumento. Seis parejas que rompen sus relaciones simultáneamente en un restaurante. Durante la comida, se revela el pasado de las parejas. La puesta en escena es muy original basada en el material musical, el contrapunto polifónico yyy las historias de diferentes parejas de manera parecida a los madrigales.
Una mujer canta en el bosque de Africa
Una mujer canta en el bosque de Africa. Musica polifónica.
Frases de Arthur Miller
Arthur Miller el dramaturgo estadounidense quien fuera esposo de Marilyn Monroe dice:
Creo que no es posible vivir sin ideal, ni religión, ni sensación de porvenir. Si así fuera, los hospitales estarían llenos de locos.
Los sentimientos de culpa son muy repetitivos, se repiten tanto en la mente humana que llega un punto en que te aburres de ellos.
El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido.
La mera idea de que los milagros sucedan, sin embrago persiste en la cabeza de mucha gente. Cuando eso muere hace que la gente sea más desgraciada.
¿Puede uno recordar el amor? Es como tratar de evocar el aroma de las rosas en un sótano. Puedes ver la rosa, pero nunca el perfume.
El teatro no puede desaparecer porque ese el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma.
Los hombres temen más al sexo que las mujeres.
La vida es como una nuez; no puede cascarse entre almohadones de plumas.
Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma.
Saint Saens
Músico muy dotado —fue un virtuoso pianista y también un excelente improvisador al órgano—, espíritu curioso por todo, escritor, caricaturista, gran viajero, Saint-Saëns desempeñó un papel excepcional en la renovación de la música francesa, tanto por su enseñanza —tuvo como alumnos, entre otros, a Gabriel Fauré y a André Messager—, como, sobre todo, por su actividad en favor de la música nueva —fue uno de los fundadores de la «Société Nationale de Musique», destinada a tocar y difundir la música francesa. Puede considerársele un jalón esencial de la renovación que condujo a Claude Debussy y a Maurice Ravel.
http://es.wikipedia.org/wiki/Camille_Saint-Sa%C3%ABns
Janine Jansen es una violinista holandesa.
Comenzó a estudiar violín a los seis años. Estudió con Coosje Wijzenbeek, Philipp Hirshhorn, y Boris Belkin. Su padre y su hermano también son músicos. Jansen surgió, en 2001, como solista con la National Youth Orchestra de Escocia, donde ejecutó el concierto para violín de Brahms. http://es.wikipedia.org/wiki/Janine_Jansen
Mater Admirábilis
Suena sin tocarse
El Theremin es un instrumento muy especial que se toca... sin tocarlo, el movimiento de las manos en proximidad de sus antenas controla la frecuencia de la onda sonora (el tono) y el volumen. Una mano para cada cosa.
El invento nació en 1919 como un experimento financiado por el gobierno ruso, en una investigación sobre sensores de proximidad. Fue tal el éxito en su momento, cuando Léon Theremin lo presentó, que hasta Lenin tomó clases para aprender a tocarlo, y tal el orgullo del comunismo, que en 1928 mandaron al físico a dar conciertos por todo el mundo.
El caso es que Léon Theremin en mitad de la gira, decidió quedarse en Estados Unidos y, de paso, patentar allí su instrumento...
Angel de Ocongate
Nacido en Jauja en 1933, autor de la novela País de Jauja. Conversamos también de la expresión Del país de Jauja", como símbolo de lugar paradisíaco originado en una quimera medieval. "Sin crímenes ni policía, ni guerras civiles, ni abogados, no notarios, no se pagan contribuciones porque como no hay dinero, no se conoce nunca la miseria. (Antonio Bori y Fonesta) . Un lugar ideal para los glotones, no hay jerarquías sociales; pagan por descansar y castigan por trabajar.(Historia y leyenda de la tierra de Jauja.
Acá el hermoso cuento el Angel de Ocongate, que saliera ganador en el primer concurso de cuentos de las 1000 palabras de la revista Caretas.
Ángel de Ocongate
Quién soy sino apagada sombra en el atrio de una capilla
en ruinas, en medio de una puna inmensa. Por instantes silba
el viento, pero después todo regresa a la quietud. Hora incierta,
gris, al pie de ese agrietado imafronte. En ella resulta más
ansioso y febril mi soliloquio. Y aún más extraña mi figura
—ave, ave negra, que inmóvil habla y reflexiona. Esclavina de
paño y seda sobre los hombros, tan gastada y, sin embargo, espléndida.
Sombrero de raído plumaje y jubón, camisa de lienzo
y blondas. Exornado tahalí. Todo en harapos y tan absurdo.
¿Cómo no habían de asombrarse los que por primera vez me
veían? ¿Cómo no iban a pensar en un danzante extraviado en
la meseta? Decían, en la lengua de sus ayllus: «¿Quién será?
¿De qué baile será esa ropa? ¿Dónde habrá danzado?». Y los
que se topaban conmigo me preguntaban: «¿Cómo te llamas?
¿Cuál es tu pueblo?». Y como yo callaba y notaban el raro
fulgor de mis pupilas, y mi abstraimiento, mi melancolía, acabaron
por considerar que había perdido el juicio a la vez que
la memoria, quizás por el frenesí mismo de la danza en que
había participado. Y comentaban: «Pobre, no recuerda ya a
su padre ni a su madre, ni la tierra donde vino al mundo. Y
nadie, tal vez, lo busca...». Las ancianas se santiguaban al verme.
Y las muchachas se lamentaban: «Joven y hermoso es, y
tan triste...». Y así, por obra de esa supuesta insania, y de mi
apariencia y mi gravedad, aumentó la sensación de extrañeza
que mi presencia provocaba. Una sensación tan intensa que
por fuerza excluía toda posibilidad de burla. Hubo incluso
pastores que, movidos por un respeto mágico, ponían a mi al-
cance bolsitas de coca en calidad de ofrenda. Y como nadie me
escuchó hablar nunca, ni siquiera un monosílabo, se concluyó
que también había perdido el uso de la palabra. Pensamiento
comprensible, pues solo a mí mismo me dirijo, en un discurso
que no se traduce en el más leve movimiento de los labios. Solo
a mí, en una fluencia silenciosa, pues una tenaz resistencia
interna me impide toda forma de comunicación con los demás
y, con mayor razón, todo diálogo. Y así es mejor, sin duda. Sea
como fuere, esa imagen de forastero enajenado y mudo, que
se difundió con rapidez, redundó en beneficio de mi libertad,
porque no ha habido gobernadores ni varayocs que me detuvieran
por deambular como lo hago. Compartían más bien esa
mezcla de sorpresa, temor y compasión que experimentaban
frente a mí sus paisanos. En unos y otros pesaban, además,
creencias ancestrales, por cuya causa mi «locura» adquiría un
rango casi sobrenatural. ¡Mi demencia! No me ha incomodado,
en ningún momento, el rumor que al respecto se expandió,
pero de cuando en cuando me asaltaba la duda. ¿Y si era
verdad aquello? ¿Si realmente fui alguna vez un danzante y lo
olvidé todo? ¿Si tuve en otro tiempo un nombre, una casa, una
familia? Inquieto, me acercaba a las fuentes y me contemplaba.
Tan cetrino mi rostro y velado siempre por un halo fúnebre.
Idéntico siempre a sí mismo, en su adustez, en su hermetismo.
Me observaba y se afirmaba en mí la seguridad de que jamás
había desvariado, y de que jamás tampoco fui bailante. Certeza
intuitiva, solamente, pero no por ello menos vigorosa. Pero
entonces, si nunca se extravió mi espíritu, ¿cómo entender la
taciturna corriente que me absorbe y me aísla? ¿Cómo explicar
este atavío y la obstinación con que a él me aferro? ¿Por
qué mi desazón a la vista del lago? No, no podía responder
a estas preguntas, y era en vano asimismo buscar una justificación
para unas manos tan blancas y un hablar que no es de
misti ni de campesino. Y más inútil aún tratar de contestar a la
interrogación fundamental: ¿quién soy, entonces? Era como
si en un punto indeterminable del pasado hubiese surgido yo
de la nada, vestido ya como estoy, y balbuceando, angustiándome.
Errante ya y ajeno a juventud, amor, familia. Encerrado
en mí mismo y sin acordarme de un principio ni avizorar una
meta. Iba, pues, por los caminos y los páramos, sin dormir ni
un momento ni hacer alto por más de un día. Absorto siempre
en mi callado monólogo, aunque me acercase a ayudar
a un anciano bajo la lluvia, a una mujer con sus pequeños, a
un pongo moribundo en una pampa desolada. Concurría a
los pueblos en fiesta, y escuchaba con temerosa esperanza las
música de las quenas y los sicuris, y miraba una tras de otra las
cuadrillas, sobre todo las que venían de muy lejos, y en especial
las de Copacabana, de Oruro, de Zepita, de Combapata.
Me conmovían sus interpretaciones, mas no reconocí jamás
una melodía ni hallé una vestimenta que se asemejara a la mía.
Transcurrieron así los años y todo habría continuado de esa
manera si el azar —¿el azar, en verdad?— no me hubiera llevado,
al cabo de ese andar sin rumbo, al tambo de Raurac. No
había nadie sino un hombre viejo que descansaba y me miró
con atención. Me habló de pronto y dijo en un quechua que
me pareció muy antiguo: «Eres el bailante sin memoria. Eres
él, y hace mucho tiempo que caminas. Anda a la capilla de la
Santa Cruz, en la pampa de Ocongate. ¡Anda y mira!». Tomé
nota de su consejo y de su insistencia, y a la mañana siguiente,
muy temprano, me puse en marcha. Y así, después de tres
jornadas, llegué a este santuario abandonado, del que apenas si
quedan la fachada y los pilares. Subí al atrio y a poco mis ojos
se posaron en el friso, bajo esos arcos adosados. Y allí, en la losa
quebrada otrora por un rayo, hay cuatro figuras en relieve.
Cuatro figuras de danzantes. Visten esclavina, jubón, sombrero
de plumas, tahalí. Imágenes no de santos sino de ángeles,
como los que aparecen en los cuadros de Pomata y del Cuzco.
Son cuatro, mas el último fue donde golpeó la centella, y solo
quedan su silueta e impresas unas líneas de las alas y el plumaje.
Cuatro ángeles, sobre una floración de hojas, frutos y arabescos
de piedra. ¿Qué baile es el que danzan? ¿Qué música
la que siguen? ¿Es el suyo un acto de celebración y de alegría?
Los contemplo en el silencio glacial y terrible de este sitio, y
me detengo en el contorno vacío del ausente. Cierro luego los
ojos. Sí, solo una sombra soy, una apagada sombra. Y ave, ave
negra sin memoria, que no sabrá nunca la razón de su caída.
En silencio, siempre, y sin término la soledad, el crepúsculo,
el exilio...
(1982)
Il Poastino de Neruda
Recordando esta bella película basada en uno de los libros de Pablo Neruda, el poeta chileno.
sábado, 8 de septiembre de 2012
Pájaro de fuego
Pájaro de fuego
Tu pajarera de ruiseñores
Tu formidable caja de cristal.
Rubén Darío.
Está preso el pájaro de fuego. Mustio, encorvado, parece un pájaro cualquiera.
La jaula ha sido levantada de manera tal que no puede extender sus plumas doradas y rojas, ni batir sus alas hasta abrasarse.
Oí su grito en la montaña y fue así que llegué hasta él. Hablaba de un mundo que existe más allá del más allá, lejos.
Me conmueve su mirada honda de águila, en la que puedo leer paisajes de un reino cercano al sol.
Han atado sus alas, cortado sus uñas de ébano, el pico azul lo tiene gastado de tanto intentar abrir de par en par la puerta que lo detiene.
Que lo sepan todos: está preso y herido el pájaro de fuego.
Al caer la tarde me ha contado sus sueños. Está destinado a resucitar tras su muerte, aparecer deslumbrante, embellecido y joven, envuelto en fragancias.
Tiene incrustada en el alma la imagen de sí mismo atravesando cielos, siendo relámpago, flor de fuego, rauda flecha viviente, una llama que vuela y canta, un ala encendida, un trozo de eternidad.
¿Ven ustedes el ceniciento cielo, las nubes que lloran reclamando, esa tormenta perpetua que aniquila campos y desborda ríos?
De duelo el sol, oculto, encorvado y mustio, imitando al pájaro de fuego que aun canta como cisne que agoniza, tras las montañas, en lo oscuro.
Abran todas las pajareras del mundo, convoquen a pájaros azules y violetas, a los cuervos, alondras, garzas, a los verdes loros. Llamen a la Aurora, sacudan sus desnudos hombros, pidan que envíe un solo rayo de sol, solo uno, que con su contacto muera el encantamiento y aleje la desventura, que nos devuelvan el precioso tesoro.
¿Cómo vivir sin ese talismán que despierta al universo, arde en música y comunica la esperanza?
Pidamos al pájaro de fuego que haga crujir su corazón, que se incendie en inflamado deseo para que explote en vida y retome su cósmico destino.
De prisa, no pierdan tiempo. ¿No ansían como yo, su resplandeciente plumaje, la soberbia poesía de su anuncio, su luz y canto sobre los vientos, su alegría de ir siendo Ibis de fuego, Golondrina escarlata, paloma ígnea, sangriento ruiseñor de las alturas?
Un poema sobre mis cosas
Benditas cosas
Duraran más allá de nuestro olvido
No sabrán nunca que nos hemos ido.
J. Luis Borges
Mis libros. Ese diccionario de símbolos,
El espejo que visito a diario para dibujarme un rostro
tomando contacto con esa mujer inquieta que se asoma.
Las llaves, que me permiten ir y volver;
Mis ollas, compañeras en mi tarea de alimentarme;
Las tijeras ocultas con las que recorto algunos pensamientos de los hombres.
Mi cama en la que me arrojo para perderme entre las sombras.
Ese jardín, la fuente, los geranios en las ventanas
y los pinos dorados que me despiertan.
Las estrellas olvidadas y el tiempo que suena a mis espaldas;
La fruta fresca, los colores que aparecen tan de golpe,
como mis sueños escondidos entre mis recuerdos;
Mi pequeño cuarto secreto que almacena mis historias,
y también el aro de Ayacucho que trae al presente
el origen de mi amor continuo.
Alicia y nuestros retablos
José María Salcedo entrevista a Alicia Seade-Delboy sobre Cajones de San Marcos from luis delboy on Vimeo.
La fantasía del espectador
Violin y piano conversando
Las veces en las que mi papi me llevó al Municipal a los conciertos matutinos de los domingos tuve que aprender a quedarme sentada muy quieta y concentrarme en la música. Recuerdo que me imaginaba que los instrumentos conversaban, se decían cosas, se contaban historias. Qué hermoso diálogo el del violín con el piano, dos de mis instrumentos favoritos.
Nuestra querida Sissi
domingo, 2 de septiembre de 2012
Una martir de nuestro tiempo
Salir del cine con el alma satisfecha tras haber visto una película no es algo que se consigue así no más. Son muchos los ingredientes que deben conjugarse para que esto suceda. Y si bien este último tiempo hemos tenido buenas películas: Amigos, A Roma con "Amor,honor y libertad" ha producido en mí mucho interés, emociones, admiración por los seres humanos, horror ante las dictaduras y especialmente por los dictadores, he gozado con la buena actuación de los personajes que resultaron entrañables, especialmente el de Michael Aris, el esposo ingles de Aung San Suu Kyi, la luchadora de gran coraje por la democracia de Birmania. Dirigida estupendamente por Luc Besson. La recomiendo con la seguridad de que les va a gustar tanto como a mi.
http://www.rtve.es/noticias/20101112/suu/370356.shtml
Jesús Quinteros nos dice
Conozco hace muchos años a Jesús Quinteros, entrevistador y pensador español. Lo vi por primera vez en su programa El perro verde y de vez en cuando regreso a él para ver en qué anda. Tuvo también un programa que se llamaba El loco de la colina. Acá tres de los finales de sus entrevistas.
El círculo
El círculo. Me encanta este símbolo. Aspirar a cumplir nuestro destino. Terminar lo que se empieza. El abrazo que encierra. Nuestro espacio. El universo. La linea de la vida. Cero. El Sol. El regreso. La perfección. Alcanzar la unidad.
Dice mi diccionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot:
Es con frecuencia emblema solar. Tiene correspondencia con el número 10 ( retorno a la unidad tras la multiplicidad). Simboliza el cielo y la perfección. Para Jung corresponde a haber alcanzado la unidad interior. Los círculos blancos corresponden a la energía e influjos celestes. El símbolo Yang-Yong, círculo partido en dos, representa el dualismo.
Inmensa alegría
Ayer tuve una de esas alegrías inesperadas, la felicidad de volar una cometa con mi nieta Rafaela, risas, intentos, gritos, carreras, la cometa sobre las ramas altas de un árbol, la cometa rota, otra vez volando, gritando, dale pita, suélt
ala, regresar a la infancia con mi papi que nos hacia cometas cos sacuaras y papeles de colores, la cola de trapo, llamo a Aldo y a Mario que ayuden, ellos tambien intentan, que gracioso, Rafaela está echada sobre el gras ya sin esperanza, más risas, llega Sybila y ayuda, un señor que dice estar leyendo a Trajano, dijo que no nos ayudaba que él ya habia pasado por esto, carreras y sonrisas. Que invento maravilloso la cometa que sube hasta el cielo y se deja mecer por el viento cumpliendo nuestro sueño, trayendonos inmensa alegría.
Testino en Barranco: Todo o nada
Umberto Eco dice
Quien no lee, a los 70 años habrá vivido una sola vida, ¡la propia! Quien lee habrá vivido 5000 años: Estaba cuando Caín mató a Abel, cuando Renzo se casó con Lucía, cuando Leopardi admiraba el infinito... Porque la lectura es la inmortalidad hacia atrás" (Trad. de Mireya Cid Jurado).
La superstición trae mala suerte.
Los libros siempre hablan de otros libros y cada historia cuenta una historia que ya se ha contado.
Recuerdos de Tagore
Recuerdos -Rabindranath Tagore-
Un dia al anochecer andaba yo por la terraza de nuestra casa. El fulgor del sol poniente se combinaba con el pálido crepúsculo de una manera que parecía dar al anochecer que se aproximaba un atractivo especialmente maravilloso para mí. ¿Era aquel levantarse del mano de la trivialidad de encima del mundo cotidiano, me pregunté, debido a alguna magia de la luz del anochecer?. No. Yo vi en el acto que era el efecto del anochecer que se había adentrado en mí; sus sombras habían borrado mi ego. Mientras mi yo estaba rampante durante el relumbrón del día, todo lo que yo percibía estaba mezclado y escondido por él. Ahora que el ego estaba relegado a ùltimo término, podía yo ver al mundo en su verdadero aspecto. Y ese aspecto no tenía nada de trivialidad, estaba lleno de belleza y alegría infinitas.
Desde que tuve esta experiencia probé el efecto de suprimir mi ego a toda conciencia y de mirar al mundo como mero espectador, e invariablemente me sentía recompensado con un sentimiento de placer especialísimo. Poco después me fue concedida una penetración mayor que me ha durado toda la vida. Un velo pareció haberse caído de mis ojos, y encontré sùbitamente al mundo bañado en una maravillosa irradiación, con olas de belleza y alegría hinchándose por todas partes. Esta irradiación traspasó en un momento los dobleces de tristeza y abatimiento que se habían acumulado sobre mi corazón, y lo inundaron como con una luz universal indecible. Y vino a suceder que ninguna persona o cosa en el mundo me pareció ya trivial o desagradable. No veía las acciones de los hombres como cosas aisladas, sino como partes de esa asombrosa danza mayor que se está realizando en este mismo momento, por todo el mundo de los hombres, en cada uno de sus hogares en sus mùltiples necesidades y actividades. Desde la infancia sólo había visto con mis ojos, ahora comenzaba a ver con la totalidad de mi conciencia.
(Rabindranath Tagore. Recuerdos. Plaza Janés, 1986. p.232)