lunes, 21 de marzo de 2016

"Huracán" en el Británico

Un orgullo ver en el Teatro Británico la obra escrita y dirigida por mi hija Chiara.
Todavía pueden verla en los días de semana santa.




José Miguel Silva



Todos necesitamos alguna vez sufrir el embate de un huracán, no como fenómeno de la naturaleza –más en un país como el Perú—, sino más bien en el sentido emocional, en lo afectivo. Y es que muchas veces somos incapaces de sentarnos a resolver problemas con nuestros padres, hermanos o amigos, y simplemente los dejamos pasar.



En “Huracán”,  un padre y su hijo terminan encerrados en el departamento neoyorquino del segundo a la espera de que pase el huracán Sandy. Podrían ser una dupla cualquiera pero en realidad ambos esconden frustraciones, tristezas y diferencias no resueltas. Claro, hasta que aparece una tercera persona y todo sale a flote.



Una encantadora joven (Lola) surge en la historia y, tras rogar por una posada, termina pasando la noche con Jack y Collin. Podría imaginarse que la historia es solo una competencia por conquistar a la bella intrusa, pero nada más lejano a la realidad. La obra escrita y dirigida por Chiara Roggero pretende (y logra) mucho más.



Nacida en el año 1981 en Lima, la formación de la directora de esta obra está originalmente ligada a la publicidad, posteriormente a la escritura creativa y muy recientemente al teatro. Sostenida en la fuerza del corazón, Chiara parece hacer siempre las cosas bien. Y “Huracán” es una prueba de ello.



Conversamos con Chiara Roggero sobre su propuesta escénica (que va de jueves a lunes a las 8 p.m. y hasta el 27 de marzo) la cual fue ganadora del segundo lugar en el concurso “Ponemos tu obra en escena”, organizado por el Británico.



¿De dónde surge la idea que inspira la obra “Huracán”?

La historia ocurre en Nueva York, que es un lugar que me encanta y que, más allá de eso, siento que es una ciudad que le pertenece al mundo en general. Ahí vive gente de todos los países, de todas las etnias, de todas las razas. Quise encontrar una historia con la que pudiera identificarse cualquier persona. Tenía esta necesidad de hacer una trama en la que dos personas que tuviesen conflictos se vieran obligadas a estar en un lugar del que no pudieran salir. Entonces el huracán fue la excusa para meter a estos dos personajes, y posteriormente a Lola, en un mismo lugar. Siento que muchas veces las personas, al tener esta facilidad de esquivar las conversaciones importantes simplemente lo hacen. Y me gustaba esta idea del encierro.



¿Tuviste en mente siempre el elenco actual de la obra o fue algo que en el camino fuiste encontrando?

Escribí la obra sin mayores expectativas. La mandé al concurso del Teatro Británico. Ganó el segundo lugar y casi me muero. Ni siquiera fui a la premiación porque jamás pensé que tendría este resultado, pues yo vengo de la publicidad y todo esto era nuevo para mí. Y una vez que me animé a montar la obra, empecé a buscar al elenco. Tenía muy claro lo que quería. Conocí a Fiorella y le dije ‘a mí no me importa cómo actúes pero quiero que seas Lola’.  Y felizmente resultó ser una muy buena actriz.



También están Sergio Paris y Omar García…

El personaje de Sergio era complicado porque debía ser un hombre de 50 años y atractivo porque, en la obra, el hijo y el padre de alguna manera compiten por la misma mujer. Si escogía un actor con más edad, me parece que lo ponía en desventaja. Me parece que Sergio es un buen actor y además es atractivo. Y en el caso de Omar, yo ya había trabajar con él en Water, una obra de microteatro. Tuvimos muy buena química desde el inicio. A mí me gusta mucho el teatro naturalista. Nada forzado. Y eso busqué en los actores. Además quería que exista una buena química porque como fue mi primera vez dirigiendo algo, necesitaba que (ellos) no me hicieran sentir inferior. Y todos fueron muy generosos conmigo en ese sentido.



¿Podrías identificar una gran dificultad que tuviste en la dirección de “Huracán”?

Dificultades grandes, ninguna. Creo que me paré con la apertura suficiente para escuchar a los actores. Y eso quizás viene de mi trabajo como publicista. En una agencia de publicidad se escuchan todas las ideas, desde las del director hasta las del practicante. Eso me sirvió mucho. Creo que (la obra)  fue un proceso divertido. Al principio los ensayos eran de noche y llegaba a mi casa a la una de la mañana sin poder dormir porque sentía una gran adrenalina por lo bien que lo había pasado. Quizás ahora en el Británico lo complicado fue que siempre ensayamos fuera del teatro. Solo tuvimos un par de días para hacerlo adentro. Pisar el escenario quizás fue algo complicado pero lo resolvimos rápido.



Tu currículum es muy variado. Publicista, bloguera, profesora de redacción y ahora directora de teatro. ¿Estos cambios son habituales en ti? ¿Buscas ya estabilizarte como directora de teatro?

Para nada. No me gustaría estabilizarme en nada más que en mi familia. Siempre busco otras rutas. Alguna vez me gustaría escribir una novela. Siempre me ha gustado todo lo relacionado a la creatividad. Entonces está mi trabajo en publicidad, me gusta escribir, exponer mis opiniones, siempre desde el humor. Pero el teatro me encanta.



¿Hay algo tuyo detrás de los tres personajes de la obra?

De todas maneras. El hijo (Collin) es muy sarcástico e irónico como yo. En el caso de Lola, me hace acordar más a quién era yo en el pasado. Yo me fui a estudiar a Buenos Aires a los 18 años creyendo que podía comerme el mundo. No sé si hoy tengo esa idea. Pero siempre preguntaba lo que me daba la gana. Buscaba inquietar a las personas haciéndoles preguntas inesperadas. Si me gustaba alguien le preguntaba, “oye, ¿te gusto?” Y el chico me decía “Hey, estás comiéndote todo el proceso”. No tenía miedo de eso. Y del personaje del padre (Jack) quizás es el que menos (cosas) tengo pero quizás es el que más quiero ser. Él se deja llevar por la vida, no necesita controlarlo todo. Tal vez es como un álter ego.



En la obra hay un hecho muy triste que rodea al padre y su hijo…

Sin revelar necesariamente ‘ese hecho’, preferiría hablar del dolor. Padre e hijo comparten un mismo sufrimiento pero cada uno lo lleva a su manera. Y a mí siempre me ha interesado mucho el tema de la resiliencia, que tiene que ver con cómo los seres humanos soportamos el dolor. Siempre fui una persona temerosa a las enfermedades, a que me pase algo, no sé, porque siento que no podré comportarme con fortaleza, pero al final uno nunca sabe cómo termina reaccionando. Y he sido testigo de lo importante que es afrontar los dolores más fuertes de la manera más positiva posible y cómo eso cambia tu camino. Yo quería hablar de cómo dos personas con un mismo dolor y manejándolo distinto consiguen cosas diferentes.



En el caso del personaje de Fiorella Pennano (Lola) me queda la idea de que existen personas que quieren arreglar la vida de los demás…

Sí, hay personas que quieren arreglar la vida de los demás pero se olvidan que deben arreglar también sus propias vidas. Pero es verdad que hay gente que tiene ese don, esa generosidad para querer tocar a las personas sin soberbia, porque Lola no es soberbia. Pero sí sintiendo que están de alguna forma ‘iluminadas’ para ayudar a otras personas.



¿Hasta dónde te gustaría llegar en tu carrera como directora teatral?

No tengo idea. Recién acabo de empezar. Con esta obra sí me gustaría llegar lejos y me encantaría que se vea en otros países.



Claro, además es una obra en cuyos diálogos no hay muchas alusiones al Perú. Podría montarse fuera del Perú sin problemas.

Sí,  me preocupé de que el lenguaje fuera bien neutro para que se sienta que era para todos.



Me has mencionado la publicidad varias veces durante la entrevista. ¿Sientes que es algo de lo que nunca vas a poder desligarte?



Trabajo en publicidad desde que tengo 19 años. He aprendido muchas cosas importantes ahí. Los publicistas tenemos una costra gruesa de frustración porque nuestras ideas deben ser filtradas por mucha gente. Entonces uno se va desilusionando pero con el tiempo aprendes a desapegarte de eso, y del ego. Esto me ha enseñado mucho. También en publicidad conocí a mucha gente talentosa de la que aprendí sobre el proceso de crear algo. Y considero que crear, teatro, cine o publicidad, siempre y cuando lo hagas desde el corazón, siempre tendrá un éxito asegurado.



¿Te gustaría que la gente que va a ver “Huracán” se vaya con alguna idea determinada en la cabeza?

Me gustaría que los que van sientan que pasaron un momento divertido pero que al mismo tiempo se hayan puesto a pensar en las cosas pequeñas de la vida. No quiero que la obra cambie la mentalidad de nadie, pero si por lo menos te detiene a reflexionar sobre cosas pequeñitas que crees que pueden mejorar, que extrañas o que ya no tienes, estaré feliz.

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