lunes, 3 de octubre de 2016

Al correr de la pluma 4

Al correr de la pluma 4


Me acompaña en el auto la voz de Antonio Cisneros recitando sus poemas, muy simpático y entusiasta, llegamos hasta Alemania, a cierta calle en la que vivió dos años y me enseña una pareja dedicada al gimnasio, a la comida sana, pretendiendo la eternidad y en contraste se muestra a si mismo con un cigarro en la comisura de los labios, despreocupado de la muerte, disfrutando con intensidad de la vida. Luego escucho a Santiago Gamboa y me encandilo con un texto suyo que me explica lo importante que es la palabra, como está presente la poesía en nuestra vida y en nuestra muerte.
Veo una película totalmente edulcorada, el amor por encima de todo, el personaje antagonista de una perversidad exagerada, la chica lindísima Necesitaba estar así un rato frente a la pantalla con escenas románticas y el triunfo del amor.
Las rosas rosas que ofrecí la semana pasada regresaron a mí  convertidas en rosadas. Que sorpresa y alegría que suene el timbre y alguien haya pensado en ti y te mande la belleza.
Cuando puse unas flores  en un florero de vidrio en forma de pecera, se me ocurrió pensar que las estaba convirtiendo en peces. La cualidad de transformar las cosas,  sea su apariencia, su función o su esencia,  sería uno de los deseos que pediría a un mago. Sucede en los cuentos para niños, en los mitos, cuando ya están por atrapar al ciervo, tras un salto se convierte en un conejo y se escabulle entre la maleza y el tigre que lo tenía cercado, lo pierde.
En clase hicimos dos relatos de Vila Matas, el del padre que en su lecho de muerte confiesa a su hijo que hizo matar a su madre y le cuenta detalles y toda la historia mientras el hijo y los lectores descubrimos que lo que está haciendo es transmitirle el arte de la ficción; y el de  los dos viejos cónyuges, la realidad y la ficción desposados, que nos hace saltar a un lado y al otro y mezclar la imaginación con los hechos y confundirlos hasta no saber qué es qué. Buenísimo escritor que domina el arte de hipnotizarte, hacerte creer y descreer.
 Julio Herrera y Reissig  poeta uruguayo pregunta  ¿Cómo no se pregunta al rayo de la estrella de dónde viene y por qué tirita ni a la vaporosa nube del cielo dónde ha nacido, ¿por qué es tan blanca?
Podría hacer un pequeño libro en el que contase mi amistad con personas compañeras de asiento en los aviones. Alejandrina Reyna es mi amiga cubana, música extraordinaria que vive en Chile, pianista, mujer intensa, llena de historias, de vida, de energía. Ella me contó de Yemayá la diosa del mar que vino como creencia  de la región de Yoruba en el  Africa, protectora de los barcos,  de los pescadores, de los peces, —todos somos peces porque nadamos  nueve meses antes de nacer—,  del hogar, de la familia. Es madre de toda la tierra,  es Virgen, es sirena, es adivina, de sus manos se desprenden perlas, carga un espejo, porta una corona, le ofrecemos velas y flores.
El 11 de Setiembre del 2001, el tremendo día de las torres gemelas, estábamos  mi amiga Alicia Alarco, en una sesión de fotos para mi libro, cuando escuchamos la noticia. Al poco rato empezaron a llegar las chicas del taller, ese día leíamos a Marosa di Giorgio, escritora uruguaya muy extraña, transgresora, irreverente que habla de comarcas encantadas, de hadas, ángeles y brujas, entonces sucedió lo del segundo avión y cancelamos la clase. Todas las participantes salieron disparadas hacia sus casas, espantadas y Marosa de la que habíamos estado escuchando un disco guardó silencio y derramó sus brebajes sus afrodisiacos, y excitantes filtros de amor.
De pronto, como un impulso que no se donde me llega, siento ganas de cantar Tengo el corazón contento el corazón contento lleno de alegría, la cantaba Marisol y  Chiqui Bazo me cuenta que sus amigas queridas le dieron una sorpresa cuando cumplió 50 al llegar a Máncora dionde ella vive vestidas de corazones gigantes cantando esta canción, claro que la hicieron llorar, lágrimas de alegría.


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