sábado, 10 de julio de 2010

"El diablo y el posadero"

Ojalá resolviéramos las cosas de manera tan rápida y tajante como el posadero.
Más bien a veces nos pasamos la vida escuchando: "Soy así", "no puedo controlarme", y también nosotros nos excusamos en una naturaleza que nos inclina a las malas acciones. Stevenson resuelve con un solo gesto el problema y así como con un chasquido de dedos el diablo desapareció de su vida por mucho tiempo, si no para siempre.





“El diablo y el posadero”

En cierta ocasión, el diablo se detuvo en una posada donde nadie lo conocía, pues se trataba de gente de escasa educación. Abrigaba malas intenciones y todos le prestaron atención durante mucho tiempo. El posadero, sin embargo, lo hizo vigilar y lo sorprendió con las manos en la masa.

Entonces, cogió la soga y le dijo:

--- Voy a azotarte.

--- No tienes derecho a enfadarte --- le dijo el diablo ---. Yo soy el diablo y en mi naturaleza está el obrar mal.

--- ¿Es cierto eso? --- preguntó el posadero.

--- Me es completamente imposible --- dijo el diablo ---. Además de no servir para nada, sería cruel azotar a una cosa tan pobre como yo.

--- Es verdad --- dijo el posadero.

Hizo un nudo y lo ahorcó.

--- Ya está --- dijo el posadero.

R.L. Stevenson, Fábulas y pensamientos, Madrid, Ediciones Valdemar, 1995.

3 comentarios:

  1. buee... q cortitoooo... me gusto... jajajajajajajaj

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  2. Hola buenas tardes estoy realizando una actividad con este cuento quien me puede ayudar a decirme quien es el narrador del texto

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