domingo, 5 de febrero de 2012

Tres textos de escaleras

Sobre Una Escalera de Homero Aridjis
Si pusiéramos un espejo debajo de la escalera se prolongaría en otra escalera, o nadaría en su nada.
Si cortas una escalera de humo, continuará subiendo. Si rompes una de madera, se hará dos escaleras. Si cavas una de tierra, se meterá en l anoche, o se hará igual al hombre.
La escalera que sube con dos manos se apoya en el suelo con dos pies, y la tarde violeta se va entre sus peldaños.
Lo peor de la escalera es que no sabe que es escalera; yo lo sé, como hombre que no sabe que es el hombre.
La escalera ignora cuántos peldaños tiene. Yo los cuento: 1 2 3 4 5 …………………..6 7 8 9 10. Sigue el aire.
En el mundo que circunda a la escalera hay un ruido de movimientos, pero ella es sólo una escalera.
¿Cuántas escaleras hay en el mundo, de madera, de piedra, de humo, que no llevan a ninguna parte?
El deshoy es el hoy, y el futuro es un pasado que aun no se presenta en la escalera.
La escalera, que con el poema se hizo, sin las palabras se deshizo.


Instrucciones para subir una escalera de Julio Cortázar
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso. Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie). Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Escalera de infancia
Bajo las escaleras y todos los olores de antes llenan con aire fresco mi alma. Las paredes húmedas, la soledad, las cosas abandonadas e inútiles del depósito. La casa está vacía pero aún puedo oír los tristes huaynos de Alejandro Huaylas que tocaba por las noches cuando se sentía sólo y con frío. Su guitarra canta. Subo las escaleras y el sol hiere mis ojos para dar paso a las azoteas vecinas que esconden objetos olvidados. Desde aquí puedo mirar el bosque, las partes altas de las casas con sus ventanas prohibidas que esconden seres extraños y mudos. Veo el chirimoyo, el pacay, los paltos. La calle está desierta pero aún escucho voces que corren llamándome. Se ha detenido la vida. Ladridos de perros, pregones, pleitos ajenos y propios, cuentos lanzados al viento por las noches. Mi inocencia lo recorre todo y va creando un mundo en el que ahora me sostengo. Conozco cada peldaño, crujido y lamento. Es una delicia permanecer aquí sentada sin hacer nada, solo sintiendo, sólo oliendo, sólo mirando sin que nadie se acuerde que existo, sin que descubran que me escondo en las escaleras de mi infancia.

1 comentario:

  1. Ce, todo lo cuelgas en el blog es bello, pero lo que más me gusta son tus propios textos. Escalera de infancia muy interesante. Tienes un mundo interior transparente y optimista. Para tus seguidores es un placer leerte.
    Hace varias semanas que no entraba a Abra el .. y me sorprendí de la variedad y profundidad de tus temas y textos.
    Tu admirador de siempre. cy
    pd. ojala publiques pronto tus textos

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