viernes, 17 de enero de 2014

Miedo paralizante


El miedo normalmente paralizante.

 No hacer nada, detener la marcha. Es el sentimiento más instintivo del ser humano. Algo en el exterior nos advierte que debemos tener mucho cuidado. Está en riesgo nuestra integridad. 

Como animales en plena selva nos quedamos estáticos aguardando el rugido del tigre que ha anunciado su venida con ese pequeño ruido. 

La tierra está apisonada profundamente por una huella que delata un enorme y estirado cuerpo.

Nos  es fácil imaginar las fauces, el ataque, el desgarramiento, la sangre, todo en un instante, dejándonos sin tiempo para conseguir que ingrese aire suficiente como para mantener nuestra vida.

 
Sucede que no estamos en la selva.

 Que nos hallamos en nuestra confortable sala, en un día cualquiera, que los tigres viven a leguas de distancia, en selvas que jamás pisaremos, que los tigres atacan animales que no se parecen en nada a nosotros.

Sin embargo,  nuestra mente necesita de un tigre, uno de bengala, brillante, lujoso, para representar al enemigo, al peligro, a lo desconocido. Cecilia Bustamante de Roggero.

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