miércoles, 25 de febrero de 2009

La maravilla de lo inesperado



A veces sucede, cada uno tiene una anéctoda de lo inesperado, no imaginábamos que viviríamos un momento tan especial y "eso" sucede produciendo en nosotros una alegría mayor.
Si al acontecimiento le sumamos el ingrediente sorpresa, el gozo se duplica.
Les cuento: era la noche del domingo en la playa, dábamos una última caminata por el malecón y en una de las casas él tocaba su violín. Lo hacía como si ofreciese al mar su melodía. Concentrado en sí mismo, a manera de meditación, Rodo hacía vibrar su violín envolviéndonos en una delicada ceremonia.
Corrí a buscar a los niños, no podían perderse a mi amigo el violinista. La gente se detenía frente a la casa y quedaba absorta. Lo saludamos y le pedimos que tocase algo para los niños, y claro que lo hizo, él había inventado un cuento al que iba añadiendo sonidos como si el violín fuese un instrumento mágico - como realmente lo es- el silbato del tren, el sonido del viento, el canto del pajarito... los niños escuchaban atentísimos y luego vinieron los aplausos, después Rodo nos regaló música de gitanos, qué alegría.
El violinista feliz bajó a encontrarse con su espontáneo público y nos mostró su violín.
Imaginé las horas de práctica y entonces él nos habló de su profesor de violín. (Guardo para otro momento esa historia.)
Tras despedirnos y agradecer nos fuimos a dormir con el alma llena de música.

Escojo en you tube a Samvel Yervinyan ( violinista y compositor armenio).














1 comentario:

  1. Qué maravilla lo que cuentas de Rodo, su violín, los niños y todos. Me imagino lo mágica que habrá sido esa noche en la playa con sus cuerdas.

    Tenemos que hacer que la vida sea toda una música.

    Millones de gracias,

    Besos,

    M

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