sábado, 14 de noviembre de 2009

Ser viejo

Leo un artículo en la Nación llamado: Ser viejo escrito por Diana Cohen Agrest. Y extracto algunas frases que creo pueden ser de utilidad en el blog, no necesariamente para entender el tema de la vejez si no para comprender al hombre en general. Si quieres puedes ir al artículo aquí



Spinoza dijo: "La esencia del ser humano es el deseo", y en esas enigmáticas palabras condensó la complejidad de la naturaleza humana. Porque desde el primer llanto con el que nos asomamos al mundo, somos sujetos deseantes. Porque cuando ni siquiera sospechamos nuestro destino crepuscular y todavía ignoramos absolutamente todo de cronologías y de convenciones humanas, el deseo ya se expresa como lo que es: aquello que nos constituye como quienes somos.

"La esencia del hombre es el deseo". Y el deseo es primariamente el deseo de conservar la vida y de hacer, de esa vida, una existencia enriquecida por los encuentros con los otros y con las cosas del mundo, actividad deseante que recién cesa con la muerte.
El deseo es, al fin de cuentas, amar la vida. Y no conoce ni de primaveras ni de otoños.


Marguerite de Yourcenar

En Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar condensa este pasaje a la sabiduría cuando el emperador reconoce que ha llegado a "la edad en que la vida, para cualquier hombre, es una derrota aceptada. Decir que mis días están contados no tiene sentido; así fue siempre; así es para todos.

Y nos recuerda una frase sobre lo sorpresivo de la vida : "Nadie es demasiado joven como para no morir mañana ni demasiado viejo como para no vivir un día más".

1 comentario:

  1. Un tiempo atrás conocí un personaje espectacular. Era un joven formador donde educaba a personas para que éstas a su vez puedan formar a más personas para el cuidado y atención holística de los adultos mayores.
    Este personaje siempre nos decía: "Hay jóvenes que tienen el corazón de viejo, y ancianos con corazón de jóvenes… viejos que se aferran a la vida y que muchas veces no son comprendidos ni escuchados, jóvenes que no valoran la vida ni su vida...
    Seamos compañeros de Camino, cuando veamos un anciano que requiere ayuda, vayamos a su encuentro y brindémosle una mano de apoyo, oídos para la escucha y presencia de acompañamiento. Sus facultades ya no son como de antaño, pero la mente y el corazón les regocijan y viven su día a día al máximo.
    No tengamos miedo a la muerte mientras se haya vivido con dignidad, pero sí tengamos miedo de ese miedo que no nos deja vivir en tranquilidad.

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