domingo, 8 de diciembre de 2013

¡Oh, pinos! Rubén Darío



¡Oh, pinos, oh hermanos en tierra y ambiente,
yo os amo! Sois dulces, sois buenos, sois graves.
Diríase un árbol que piensa y que siente
mimado de auroras, poetas y aves.

Tocó vuestra frente la alada sandalia;
habéis sido mástil, proscenio, curul,
¡oh pinos solares, oh pinos de Italia,
bañados de gracia, de gloria, de azul!

Sombríos, sin oro del sol, taciturnos,
en medio de brumas glaciales y en
montañas de ensueños, ¡oh pinos nocturnos,
oh pinos del Norte, sois bellos también!

Con gestos de estatuas, de mimos, de actores,
tendiendo a la dulce caricia del mar,
oh pinos de Nápoles, rodeados de flores,
oh pinos divinos, no os puedo olvidar!

Cuando en mis errantes pasos peregrinos
la Isla Dorada me ha dado un rincón
do soñar mis sueños, encontré los pinos,
los pinos amados de mi corazón.

Amados por tristes, por blandos, por bellos.
Por su aroma, aroma de una inmensa flor,
por su aire de monjes, sus largos cabellos,
sus savias, ruïdos y nidos de amor.

¡Oh pinos antiguos que agitara el viento
de las epopeyas, amados del sol!
¡Oh líricos pinos del Renacimiento,
y de los jardines del suelo español! [...]

1 comentario:

  1. Hola Ceci:
    Qué lindo tu blog, esa poesía de los pinos de Rubén Darío: es mi preferida desde que era chiquita en el colegio. Había que encontrar una poesía y memorizarla para decirla en frente de la clase, yo busqué y encontré esta que por tratarse de PInos me encantó desde siempre y siguió siendo mi preferida desde entonces.
    El cuento de la rosa Azúl, también lo conocía y es uno de mis preferidos.... qué coincidencias!!!
    Muy contenta me he puesto al encontrar estos dos antiguos amores!!!!!
    Había un libro de cuentos tradicionales alemanes que leí de chica en la biblioteca del colegio, lo he buscado mucho después y nunca lo encontré. A lo mejor tú sabes algo: un cuento era sobre "el pájaro azúl", hay muchas versiones del cuento del pájaro azúl pero esta era en que había que encontrar el pájaro azúl y que para hacerlo había que entrar a un jardín y si uno volteaba atrás se convertía en estatua de sal.
    Otros cuentos era "la Princesa de los Juncos", "El Príncipe de las Remolachas" y había un cuento que no recuerdo el nombre sobre una pareja a la cual le dejan un bebito al cual había que lavarlo todas la mañanas con un agua especial que le dejaban en una jarra en la puerta de la casa. Ese niñito no era como los otros, podía ver a otros niños invisibles para el resto, pertenecía a otro mundo. no me acuerdo más, era muy bonito y nunca más los encontré......

    Beso grandote,
    M

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