
No siempre caemos en un colchón de nubes. Ayer me reuní con unas amigas queridas, compañeras de colegio y una de ellas contó que en los últimos días se había caído tres veces.
A diario realizamos nuestros movimientos con sumo cuidado y vamos sorteando obstáculos para no tropezar. Sin embargo, casi todos, hemos tenido un buen sentón, unas rodillas lastimadas sino un brazo o pierna rota.Es muy frecuente que ante nuestra caida los demás se rían. No entendía por qué hasta que leí a Bergson que nos explica que esa risa es un castigo atávico para hacernos sentir ridículos y tener más cuidado la próxima vez.
Examiné entonces las conotaciones que se despiertan cuando hablamos de caer:

Caída de agua, caída libre , caerse al suelo de la risa.
Abatirse, perder el equilibrio, darse de bruces, venir a la tierra, faltarle a uno el suelo.
Cae la noche. Desaparecer, derrumbarse, desplomarse.Extinguirse, bajar, descender.
Postrado, muerto en la lucha, amilanado, decaído.
La caída es súbita. Bajón y decadencia.
Falta, desliz, lapsus. Caída de energía, de la bolsa, de la fe.
Caída de ojos, de la cuesta, de la temperatura. El monumento al caído.
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