Cuando
recibí la invitación para El Festival de la palabra en el centro cultural de la
PUCP, me alegró mucho saber que habían
invitado a Guadalupe Nettel, escritora mexicana a la que había leído y que me
había gustado mucho. Presentaba su libro: “El matrimonio de los peces rojos”.
La Presentó y entrevistó Carolyn
Wolfenzon. Guadalupe acaba de ganar el Premio Internacional de
Narrativa Breve Ribera del Duero. Guadalupe que tiene problemas en la vista, un
lunar blanco en la cornea y poca visión, nos habló de su infancia, de cómo la
molestaban las otras niñas porque llevaba un parche en el ojo y era muy tímida.
Se mantuvo aislada soportando las burlas de sus compañeras. Gracias a que su
madre le prestara libros de literatura fantástica,y tenebrosa, ella empezó a
escribir y utilizó el arma vengativa de la literatura para crear historias en
donde sus compañeras eran personajes de terror. Cuando la maestra le pidió que
leyera en voz alta lo que había escrito, asustada de que sus compañeras se indignasen,
se sorprendió de que al contrario, estuvieran felices de ser protagonistas y
esto le abrió la puerta a la aceptación. Más bien las que no la habían
molestado le pidieron: — ¿Y a mí cuando me vas a poner en tu cuento?
No debe haber sido muy
fácil recibir de parte de su madre el cariñoso apodo de “Cucaracha”, y eso
contribuyó a su identificación con los marginados, los outsiders.
Cuando se mudó con su
familia a Francia le tocó vivir en un lugar poblado por inmigrantes africanos,
no existían los latinoamericanos, ni soñar con un mexicano y a ellos los llamaban: “Los
ingleses”.
Cuando le preguntaron pos
sus miedos particulares. Ella reconoció
a la ceguera como su primer miedo. La
ceguera en miles de niveles, —dice,—lo oscuro que llevamos dentro.
Luego viene el divorcio
de los padres, la prisión del padre. Y
cuando se le pregunta si no tuvo conflicto en escribir cosas tan íntimas, ella
responde que la comedia es tragedia más tiempo. Y cómo había aprendido a reírse
de todo aquello que antes la había hecho llorar tanto.
—La realidad es algo bien
nebuloso y difícil de asir, —dice— los hechos no son tan verídicos como nos
imaginamos. Unas gemelas idénticas tienen claves distintas para ver el mundo. Escribir sobre la vida propia es hacer
ficción.
También nos cuenta como
siempre le han gustado los bestiarios, en especial los felinos y cómo tiene la costumbre de
ver los reflejos de los animales en las personas que conoce.
Los animales sinuosos que
se mueven sin hacer ruido, inquietantes, representan los cambios que se van
gestando en la vida. Lo que sucede sin que salga a la luz.
En este último libro: “El
matrimonio de los peces rojos”, los cuentos tienen en común la dificultad que
tenemos los seres humanos para tomar decisiones.
“El
hombre tiende a sobrerrazonar”— nos dice, y para ilustrar esta idea nos cuenta
un cuento oriental, una araña conversa
con un ciempiés y le pregunta cómo hace para caminar y coordinar tantos
pies. Entonces el ciempiés se pone a
pensar y ya no puede caminar.
Ante
la pregunta si se debe redefinir el rol del hombre dentro del matrimonio, ella
nos dice: — No hay que definirnos ni redefinirnos. No hay que imponerle nada a
los hombres, hay que vivir con espontaneidad.
Nos
invitó a preguntarnos sobre la belleza, sobre lo que es normal o anormal. Y
ella nos confiesa que para ella todo lo que escapa del canon es lo que hace más
bella a la gente. Es suficiente ser un
ser vivo que emana algo. El canon no tiene nada que ver con la naturaleza.
—
¿Por qué no podemos apreciar eso en el hombre? ¿Acaso no es eso lo que me conmueve del
hombre? Su fragilidad, su profundidad que quisiera tapar. Lo que ocultamos y lo que no quisiéramos que
saliera a la luz. Y tal vez si encontráramos
lo que nos asusta, lo que nos miedo o vergüenza, nos conoceríamos y apreciaríamos
más.
Salgo
de la conferencia totalmente refrescada con las respuestas de Guadalupe,
entusiasmada con la literatura que es capaz de dar sentido a la vida, de organizarla, transformarla,
hacerla propia y fascinante. Y deseo
leer ya este último libro de cuentos.
He
leído ya “Pétalos” y “El cuerpo en el
que nací.
Enrique
Vila-Matas, presidente del jurado del premio recientemente ganado por ella,
dice: “Los cinco relatos destacan por la alta calidad de su prosa, impecable
tensión narrativa y unas atmósferas en las que lo anómalo se aposenta en lo
cotidiano.”
Guadalupe
Nettel ha publicado tres libros de cuentos (Juegos de artificio, Les
Jours fossiles, Pétalos y otras historias incómodas), un ensayo
largo (Para entender a Julio Cortázar) y dos novelas (El huésped
y El cuerpo en que nací) editadas ambas por Anagrama
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