sábado, 14 de junio de 2014

Recuerdos de Venecia a partir de Pitol

 
 

El martes pasado en nuestro taller leímos tres textos de Sergio Pitol, el escritor mexicano que vive en Xalapa, México. Uno de los textos: "Si, yo también he tenido mi visión". nos habla de su primera visita a Venecia distorsionada por haber perdido los anteojos. Entonces todo lo describe borrado, velado, pero igualmente goza ante los palacios y pinturas, las cúpulas, almenas y balcones. Sube a un vaporetto y desde ahí sigue mirando extasiado la belleza de Venecia y sus delicados colores. Recomiendo mucho este bello libro y en general toda la obra de este estupendo escritor.
 
 
Entonces yo recordé Venecia:
Recuerdo lo feliz que estuve al conocer Venecia. La fascinación de su descubrimiento, recorrer las calles estrechas, asomarnos al hotel más elegante, subir al Rialto, mirar los balcones y perdernos en ese laberinto de pasajes que se asoman a los canales.  
Subir a las góndolas es una experiencia inolvidable, el gondolieri que rema y grita haciendo un profundo eco para no tropezar con otras góndolas en la oscuridad de la noche. Nada más romántico, dijimos que estábamos de luna de miel y nos dieron un largo paseo por los canales de la laguna. El gondolero es normalmente un guía turístico que va contándote anécdotas del seductor Casanova el héroe erótico más famoso de todos los tiempos, nos muestra los palacios, los museos más fastuosos y también cantan. ¡Oh sole mío!
Después de ver Muerte en Venecia, es imposible pensar en Venecia sin recordar esta  excelente película de  Luchino Visconti basada en la novela de Thomas Mann con la fabulosa actuación de  Dirk Bogarde.
Otra vez tuvimos la suerte de visitar Venecia y estar con amigos que tenían un departamento cerca de la iglesia de San Giorgio, al este de la Giudecca. El amigo nos llevó a la parte desconocida de Venecia, a la fábrica de góndolas, por ejemplo, y a calles a las que jamás hubiésemos llegado solos.
En Venecia, en la magnífica Plaza San Marcos presenciamos un ballet hermosísimo: Romeo y Julieta de Berlioz por el Ballet del siglo XX, ahí compartimos la mesa del café con una pareja de músicos rusos que daban concierto nada menos que de silbido.
Recuerdo también estar al caer de la tarde en un vaporetto en el gran canal, luego de haber paseado todo el día, yendo a Mestre y haber sentido una enorme melancolía, una tristeza sin motivo, y que mis ojos empezaron a llorar sin poder contenerlos,  motivada por la belleza de esa ciudad construida sobre el agua, por los hermosos colores ocres y naranjas,  recordando las bellas pinturas de la Galería Uffizi, teniendo la sensación de tener que abandonar aquella ciudad y volver quien sabe cuando o nunca. Fueron unos momentos de silencio en los que navegamos pero que en mi mente se volvieron eternos y que en un estado de conciencia que hasta entonces desconocía quien sabe si hasta llegué a pensar en la muerte a la que llegaremos todos, de ahí tal vez mis lágrimas.
 
En la isla Torcello en el restaurante Cipriani comimos el más delicioso Risotto que hemos comido en nuestra vida. En Venecia nos cruzamos con Marcello Mastroniani, llevaba un largo abrigo azul.
 
 
 

 
 

 
 
 
 
Dos pintores que nos muestran Venecia: Canaletto y Turner.
 
 
 
 

Canaletto, cuyo verdadero nombre fue Giovanni Antonio Canal, fue un pintor italiano, famoso por sus paisajes urbanos de Venecia dentro del nuevo género de la veduta. Wikipedia

Fecha de nacimiento: 28 de octubre de 1697, Venecia, Italia, fecha de la muerte: 19 de abril de 1768, Venecia, Italia

Wikipedia nos dice de Joseph Mallord William Turner (Covent Garden, Londres, 23 de abril de 1775[ - Chelsea, Londres, 19 de diciembre de 1851) Turner también es uno de los grandes maestros de la pintura paisajista británica en acuarela. Es considerado comúnmente como "el pintor de la luz"[3] y su trabajo es considerado como un prefacio romántico al impresionismo.[4 

Turner (1775-1851) no logró escapar a los encantos de Venecia, legando a la posteridad más de un millar de dibujos a lápiz, unas ciento cincuenta acuarelas y decenas de óleos dedicados a ella. Viajó en tres oportunidades a Venecia, en 1819, 1833 y 1840. Las visitas hubieran sido cinco si, en el verano de 1845, los compromisos oficiales y su salud se lo hubieran permitido. Las cuatro semanas que totalizaron sus visitas le bastaron para realizar varias obras maestras. Recién catorce años después de su primer viaje, decidió explotar su potencial sobre la tela (1833). Hacia 1830, Venecia se puso de moda entre los artistas británicos y Turner pronto advirtió las posibilidades del nuevo tema. Recuperó el material en bruto que había permanecido inédito en sus cuadernos, y presentó varias escenas venecianas en la exposición de la Royal Academy de 1833.
Fruto de sus viajes, el compendio de tipografía veneciana realizado por Turner suma cerca de quinientas páginas repletas de dibujos (dado que muchas de las hojas contienen varios apuntes, el total de dibujos excede el millar), unas ciento cincuenta acuarelas iniciadas sobre el terreno y decenas de óleos. ( http://www.revistadeartes.com.ar/revistadeartes34/pintura_turner_elcuadernorescatado.HTML




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