domingo, 30 de noviembre de 2014

Jardin Ryôan-ji 龍安寺 El templo del dragón en paz



 
Estuve ahí, en ese templo, en Tokio, con mi hermano Javier.
Hay que sacarse los zapatos, mientras se hace la cola hay que ir preparándose a meditar.  Sentarse frente a esta jardín y contemplar las piedras, la arena, el árbol y luego dirigir la contemplación hacia nuestro centro, al lugar en donde tenemos escondida el alma, el pájaro que aletea en silencio y tratar de respirar despacio, inhalando, reteniendo, exhalando, dejando que la sabiduría de la naturaleza penetre en nosotros y nos haga más sabios o valientes, más dulces o tolerantes, más serviciales o más amantes de la belleza, la simplicidad  y la verdad.
 

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