Roberto Bolaño nos
invita a la lectura. Nos dice: Leer es como pensar, como rezar, como hablar con
un amigo, como exponer tus ideas, como escuchar las ideas de los otros, como
escuchar música (sí, sí), como contemplar un paisaje, como salir a dar un paseo
por la playa. Y mi amiga Lizbeth Niezen añade: Es volar en otros mundos y cabezas. Probarse
ideas nuevas del mundo entero en la privacidad de tu hogar.
Siento gran alegría al
ver que Chiara anuncia la publicación de su primer libro. Que sean muchos más,
que siga escribiendo así, con placer, con soltura, sin temor, diciendo lo que
de verdad siente, con un toque de locura y mucho de pasión.
Facebook trae el
pasado a nuestro día y ahí me muestra una mujer escondida entre surcos de
lavanda. Al ver la imagen escribí: ¿Quién podrá encontrarla escondida ahí entre
los surcos de lavanda, adormecida por el perfume que ha ido llevándola al país
de los sueños en donde todo es posible? La noche oscura se asoma para
arrullarla, calmar el grito que ella ha lanzado hace un rato antes de caer de
rodillas sobre la tierra, tenderse, abrazarse y dejar que el silencio la
atraviese y el morado olor la acaricie.
Es un gran estímulo
una buena imagen, despierta todas mis neuronas y las conecta y responde con
palabras que hubiesen permanecido encogidas en mi cerebro.
Mi amiga Margarita
espera un corazón. Lo necesita. Esta semana la llamaron y fue volando, pero fue
una falsa alarma. Le escribo para animarla a mantener la paciencia, le sugiero
que el corazón que llegará será el mejor corazón que puede recibirse, uno que
coincidirá perfectamente con su mente, con sus sueños, con su alma, con cada
célula de su cuerpo.
Tengo
varios textos en donde pongo un ave en lugar del corazón.
Y
esta frase de Lao Tze: En el centro de tu ser tienes la respuesta; sabes quién
eres y sabes lo que quieres, me habla de ese pájaro que susurra, que me dice lo
que necesito oír, me canta y me cuenta y sé que es parte mía, que me habita y
yo habito en él.
Ayer
fueron 4 años de la partida de mi papa. El amaba Paris, su música
especialmente. Mis papis vivieron un año ahí y fueron muy felices.
Marco
Martos da fin a su poema El mandarín, en
su víspera, diciendo: Tengo que
transcurrir, irme. Mezclarme con las corrientes del río Amarillo y tal vez
mañana volver en el canto de un pájaro o en el silencio absoluto de una noche
de estrellas.
La
melodía de un sueño hizo que John Lennon compusiera «Imagene». Esta semana, luego de varios meses, recordé mi
sueño. Era un sueño romántico. Pero
olvidé detalles, quien era la persona que me abrazaba por ejemplo, algo fundamental.
La
vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está en saber elegir lo
que debe olvidarse dice Roger Martin (Novelista francés) No somos los que
decidimos que recordar o que olvidar. A veces recordamos lo que tanto
ansiaríamos olvidar y olvidamos lo que nos daría tanto gozo traer nuevamente a
la vida. ¿Se podrá alguna vez,
estimulando cierta parte del cerebro, volver a vivir, con la misma intensidad
aquello que fue para nosotros la maravilla, una mirada, una caricia, esa voz?
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