viernes, 29 de enero de 2010

Una mujer de la que aprender

Hoy en día hay gente que alcanza el éxito muy joven, la mayoría en la edad mediana pero ¿a los 94? Eso sí llama la atención. Mientras otras abuelitas estan recogidas en su casa esperando la muerte o temiéndole y hablando de sus achaques, Carmen Herrera, está encantada sabiendo que su trabajo ha sido reconocido y apreciado. Sin embargo ella nos dice que aunque no hubiese obtenido la fama, ella seguiría pintando, no hay manera de que pare de pintar, le nace del fondo del corazón o como decía una monja de mi colegio de la pepita del alma.
Aquí una entrevista, su foto, y su obra:


Consiguió ser reconocida, Carmen Herrera,94 años, arquitecta cubana afincada en NY vendió su primer cuadro en 2004. Ahora tiene obra en el MOMA, la Tate... y expone en Europa. "No he pintado ni por gloria, ni por dinero, sino por necesidad y porque se me da bien"

Resumen de un artículo de ANDREA AGUILAR 16/01/2010 del diario El País.


Su primera exposición individual en Europa, fue celebrada el año pasado en Birmingham, saludada por el diario británico The Guardian como una de las diez mejores de la pasada década. La muestra viaja ahora al Museo Pfalzgalerie de Kaiserlautern en Alemania.

Descubierta tras más de seis décadas de silencioso trabajo. "Claro que me interesaba vender mi trabajo antes y me mortificaba no hacerlo, pero no soy comerciante", explica.
Su amigo y vecino, el también pintor Tony Bechara, presidente del patronato de El Museo del Barrio, ha sido su principal promotor. El habló de Carmen al prestigioso galerista Federico Sève y éste a su vez presentó el descubrimiento a sus clientas. Poco después el cuadro que durante años colgaba sobre el cabecero de Bechara entró a formar parte de la colección del MOMA. El fenómeno Herrera estaba en marcha.
Risueña y dulce conversadora, Herrera comparte sus recuerdos y se muestra tímida a la hora de hablar de su trabajo. Problemas de artritis la impiden viajar y moverse todo lo que le gustaría, pero dice seguir la actualidad española a través de la televisión por cable. La menor de siete hermanos, es hija de una de las primeras mujeres periodistas de Cuba, Carmela Nieto. Esta destacada feminista dejó a su primer esposo, un financiero americano con quien tuvo cinco hijos, al encontrarse con el padre de Carmen, editor y director del diario cubano El Mundo. "Ella destacaba en todo lo que hacía, así que decidí que tenía que hacer algo que mi madre no hiciera", cuenta la pintora.



Herrera se trasladó al casarse a la ciudad de su esposo, Nueva York. Tenía 22 años. Se apuntó a las clases del Arts Students League.


"No hubiera sido tan buena arquitecta, pero me fascina la arquitectura", dice. Parte de esta fascinación puede advertirse en sus cuadros. "El arte de Herrera tiene que ver con comunicar la pura forma. "Fui a Paris con mi esposo poco después de que hubiera terminado la II Guerra Mundial y se me partía el alma al ver a los franceses intentando ser elegantes a pesar de la abrumadora pobreza", recuerda. "Buscaba mi vocabulario pictórico y era muy tímida. Me fui dando cuenta de que cuanto menos ponía en un cuadro más me gustaba".
Cuando finalmente regresó a Nueva York -"por falta de dinero"-, Herrera se llevó consigo todos sus cuadros y empezó una larga travesía por el desierto.
"No tiene sentido que haya estado marginada", señala la crítica Juliá. "Su trabajo era muy contemporáneo con lo que ocurría en París. El hecho de ser mujer tampoco ayudó a romper su aislamiento. La pintora aún recuerda la visita de una reconocida galerista, a su estudio y cómo tras alabar su trabajo le advirtió de que no trabajaría con ella por su sexo.

Herrera piensa que la pintura es el arte de la soledad. Le gusta trabajar en silencio y a solas. "Siempre tengo un problema que resolver. Se trata de dimensiones, de aritmética. Todo tiene sus medidas y su relación", explica. Armada con una escuadra y una regla cada día se enfrenta a sus lienzos. Durante años se preguntó qué haría con todos ellos. Sólo encontraba aliento en su esposo, que siempre le animó a continuar. "Llegó un punto en el que tenía miedo hasta de regalar las obras", confiesa. Pero la solución a sus preocupaciones y angustias no la encontraba en la medicina sino en el arte. "Mis amigas del Village iban al psiquiatra y yo en cambio, al Metropolitan".-

1 comentario:

  1. Ceci.
    Como siempre muy enriquecedor...¿qué me dices de la pintora cubana de 94 años??le voy a comentar a Cuqui mi amiga que es cubana....
    Mil gracias
    Besito
    Lily

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