martes, 23 de marzo de 2010

Cerca de las ardillas




Estuve con mi hija Chiara unos días en Estados Unidos y ahí me reencontré con las ardillas, esos encantadores animalitos.

Cuando álguien me pregunta cual es mi animal favorito, me olvido de la ardilla. En Lima hay muy pocas, unas cuantas en algún parque de San Isidro y otras en el club de golf. Si viviera en Estados Unidos sin duda la ardilla sería el animal que escogería como mi predilecto. Tiene una alegría natural, una viveza, un estar atenta a lo que sucede aquí o allá y esa energía para trepar hasta las copas de los árboles, ese ojo fijo esperando que alguien tenga la gentileza de regalarle un maní, el manjar de las ardillas. Tiene una simpatía habitual y despierta en el otro un enorme deseo de tenerla entre las manos sintiendo el latido de su corazón. La curiosidad es su principal característica y el movimiento de su cola contagia su entusiasmo.
A mi que me gustan tanto los pájaros, estaba fastidiada con unos azules que llegaban antes que mis ardillas para apropiarse del botín.





La ardilla entierra en el suelo frutos otoñales a modo de despensa, cuando abundan en la naturaleza, para consumirlos posteriormente cuando escasean los alimentos. Muchas de estas semillas no las localiza o quedan olvidadas, posibilitando que de ellas nazca un nuevo árbol. De aquí que la ardilla ha sido llamada como “el plantador de árboles”. ¿Te gustaría imitarla?. Cuando vayas al bosque entierras tú también semillas y posibilitaras que algún día nazca un árbol.

1 comentario:

  1. Querida Ceci, leo unas lineas tuyas
    ("Estuve con mi hija Chiara unos días en Estados Unidos y ahí me reencontré con las ardillas, esos encantadores animalitos."), y en realidad
    me hiciste recordar el año en que llegue
    y pense algo similar: "Las ardillitas, que lindas"; de pronto un colega me dijo
    que esas no eran ardillas, sino una variedad de ratas que conviven con
    los humanos sobre la superficie y evitan las acantarillas y buzones como
    las ratas que conocemos.
    Sin embargo, nuestra vision bucolica y romantica de sudamericanos nos hacen ver
    las cosas de manera menos dura y brutal.
    Felicitaciones por el blog.
    Sigue adelante,
    Sandro.-

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