jueves, 4 de marzo de 2010

Los que tocan y los que no tocan

Muchas personas han intentado hacer una tipología de los hombres. Muchas clasificaciones. Hay una de Cortázar que me encanta: Los que aplastan la pasta de dientes por el medio y las que la aplastan por abajo. Hay los gordos y los flacos. Los mansos y los bravos. Los que dan y los que reciben. Los que se preguntan y a los que les da lo mismo que las cosas sean como quieran ser.

Luego de ecuchar esta pieza para violín y piano, pienso que una buena división sería: los que tocan un instrumento musical y los que no. Tocar así el violín debe ser algo magnífico, estupendo producir con nuestra sensibilidad, voluntad y perseverancia, esas notas capaces de conmovernos, elevarnos, hacernos vibrar.
El reflexivo nos dice que ser artista conlleva una vida solitaria: "Puedes estar con tus compañeros, con tus colegas, el público también te da una inyección de apoyo. Pero el verdadero apoyo sólo se puede encontrar en la grandeza de la música que es más fuerte que cualquier éxito o derrota.".
A lo largo de su carrera, Kremer se ha convertido en uno de los principales promotores de la música contemporánea y de los compositores casi desconocidos. Uno de sus descubrimientos son las obras del rumano George Enescu, a quien considera uno de los mejores compositores del siglo XX, aunque poco valorado y adora al argentino Piazzola: "Me enamoré de Piazzola como personaje, como compositor, y me encontré a mí mismo como en casa dentro de los sentimientos, la nostalgia y las emociones de sus piezas extremadamente apasionadas. No traté de ser mejor que él y su grupo o de imitarlos porque los admiro muchísimo. Su obra es algo que está cerca de mí", subraya Kremer.


El violinista: Gidón Kremer nació en Lituania, hijo y nieto de violinistas, empezó a aprender el violín a los 4 años. Es hijo de un superviviente ndel holocausto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario es de gran utilidad para para Abraelazuldelcielo. Ce.