viernes, 8 de abril de 2011

Descubriendo un poeta

Jesús Aguado nos entrega esta cita: “La vida es en sí misma y siempre un naufragio. Naufragar no es ahogarse. El pobre humano, sintiendo que se sumerge en el abismo, agita los brazos para mantenerse a flote. Esa agitación de los brazos con que reacciona ante su propia perdición, es la cultura -un movimiento natatorio”.Ortega y Gasset He aquí un trocito de La astucia del vacío, éste que es su último poemario. «(…) El vacío es tan astuto que hasta sabe cómo robarme un poema que él mismo me había propuesto. No sólo consigue que no me salga (después de haberme ofrecido el título como señuelo), sino que, manteniéndome en esa tensión propia de la disponibilidad plena en la que uno debe quedar cuando la escritura le llama, ha aprovechado mi inmovilidad, mi inactividad, para crecer. Y tanto ha crecido que, hasta el momento de ponerme a redactar estas líneas (ellas son mi conjuro, mi hilo de Ariadna), me ha hecho su prisionero: de ser un punto diminuto dentro de mí ha pasado a ser estos férreos barrotes que me rodean y que sólo ahora creo saber cómo doblar. Lo que me preocupa es que su astucia sea tal que mi propio acto de doblegar los barrotes esté inspirado por él, lo que significaría que mi cárcel habría pasado a ser el hecho de intentar escaparme de la cárcel —y mi laberinto, el empeño de encontrarle una salida. (…) Desde hace un año fotografío, con máquinas de usar y tirar, perros dormidos. Tengo cientos. En las escalinatas que bajan al río, detrás de bicicletas o debajo de tractores y coches, hundidos en montoncitos de arena, en medio de la basura, escondidos en agujeros, sobre un fondo de ladrillos rojos de una obra o de una montaña de guisantes verdes desenvainados o de las carretillas de los basureros o de la ropa tendida, solitarios o en parejas o en grupos, en canalillos de desagüe para refrescarse en verano o sobre cenizas tibias en invierno para calentarse un poco. Quiero saber qué sueñan, y si es conmigo, y entonces qué. Su sueño protege un secreto que me concierne. Cada vez que hago click me acerco un paso a donde está enterrado. Mis perros dormidos son autorretratos sin mí».


Algo dice de mí... Algo dice de mí la labor del orfebre, el arcoiris doble, los anzuelos, las diecisiete formas que tiene el esquimal de nombrar a la nieve y el tibetano a la conciencia, los pechos comparados con cúpulas o cántaros, la barra de los bares, las películas, los cables de la luz parcelando el paisaje, las etimologías inventadas, la tala de las selvas, las bombas nucleares, la estupidez, el odio, la mentira, el mal gusto, el dolor, las equivocaciones, las hambrunas, las guerras, el asombro, el camino, la retama, la piedad, la emoción, la fiebre de un bebé, el aguardiente, el sol, la desmemoria, los delfines, el saxo. (Algo dice de mí cada ser, cada cosa que ocurre, todo dice un aspecto de mí y lo señala, y quiere despertarlo y que yo aprenda a llegar hasta el nido donde incuba sus ojos, y me invita a probarme esos ojos, a mirar de otro modo lo que soy.) Algo dice de mí el ruido, el brutal ruido que hace casi imposible escuchar lo que dicen de mí las cataratas o el silencio.


Como un águila... Como un águila, Dios también de vez en cuando necesita descansar de Sí Mismo y replegar Sus alas y dejar de volar por un instante. Nosotros somos árboles plantados por Sus manos, apenas una mancha en el paisaje de lo Eterno: lugares para que Dios repose. Vikram Babu pregunta: ¿qué crueles leñadores os talaron? Jesús Aguado De "Los poemas de Vikram Babu"

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