domingo, 11 de agosto de 2013

Un beso




Uno de mis placeres es ir de compras al mercado de Santa Anita porque ahí encuentro todas las verduras y todas las frutas, hasta la que se cultiva en los sitios más alejados de la selva. Hay una señora mayor que tiene un puesto en el que exhibe sólo unas cuantas naranjas o manzanas, apenas me ve me captura con la mirada y casi me exige con su actitud que le compre algo, cualquier cosa.
Las dos jugamos a vernos y escondernos y yo le pregunto por qué no se retira, le digo que se vaya a su casa a descansar, la señora me hace gestos como una niña engreída, me dice que todavía no, y sostiene al gatito negro y me lo entrega para que yo le pueda cargar y hacer cariño. Aparece entonces un muchacho alto y grueso que habla con dificultad que tiene la mente como un niño chico.
¿Sabes silbar? me pregunta, y yo silbo.
A ver, ahora silba tú, te toca a tí, le digo.
Pon la boquita así, me dice el muchacho y yo obedezco pensando que quiere que le enseñe a silbar.
Pon la boquita así, insiste, y entonces me doy cuenta que me está pidiéndole que me prepare para un beso.

3 comentarios:

  1. Hola Ceci, tengo q agradecer tu siempre maravilloso blog! Gracias por enviármelo!
    Hoy por ejemplo, me hace el Domingo, y entre semana estas siempre conmigo
    apenas lo leo!
    Mil cariños,
    Blanki

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  2. !!!Hay Ceci tu blog es tan delicioso, profundo, gracioso vivencial, y mucho mucho mas.
    Te felicito .
    Besos
    Beatriz

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