martes, 22 de abril de 2008

El trabajo despierta el alma





El swami Vivekananda (1863-1902), un respetado referente espiritual hindú, escribió:

“El objeto de todo trabajo es despertar el alma”. Quienes ven el trabajo como un campo de batalla y convierten oficinas, estudios, laboratorios, comercios o talleres en trincheras, quienes creen que trabajar es sólo producir, ganar, conquistar, imponerse, abarcar y acumular, acaso sonrían irónicamente ante esta idea. Pero el lugar en el que cada persona trabaja y la actividad a la que se dedica significan una posibilidad de mejorar el mundo (o aprovecharse de él) y de hacer el bien a alguien (o de esparcir discordia). La opción es personal e intransferible. Después de todo, se trabaja como se vive.

Enseñanzas de Swami Vivekananda
“La religión no está en los libros, las teorías ni los dogmas; no se halla en las charlas; ni en el razonamiento. Es ser y transformarse”.
“Infinitos poder, existencia y dicha son nuestros, no tenemos que conseguirlos, nos pertenecen, sólo tenemos que manifestarlos”.
“Se un ateísta si quieres, pero no creas en nada a ciegas”.
“No creo en un Dios o en una religión que no puede secar las lágrimas de la viuda o llevar un pedazo de pan a la boca del huérfano”.
“Cuando juzgamos a otros lo hacemos desde nuestros propios ideales. No debería ser así. Cada uno debe ser juzgado de acuerdo con su ideal y no por los de algún otro”.
“Aquel que no tiene fe en sí mismo nunca podrá tener fe en Dios”
“El primer signo de que te estás volviendo religioso es que te has vuelto alegre. Cuando un hombre es cabizbajo, puede ser por dispepsia, pero esto no es religión”.
“El Dios viviente está dentro tuyo”.
“Manifiesta la divinidad que hay en tu interior y todo se acomodará armoniosamente alrededor”.
“Sólo adora a Dios aquel que sirve a todos los seres”.

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