A partir de esta imagen de Saul Steinber, llamada Kiss propuse en mi FB que escribiéramos un pequeño cuento que imaginemos que había sucedido para que ellos estuviesen en esa pose. Hubo varias ideas y a mi me salió este pequeño cuento en el que la mujer mata a la lora.
He matado la lora
"He matado a la lora,—le dice ella, un poco arrepentida. —Era ella o yo.
Me tenía cansada rezando las avemarías, los padrenuestros y recitando las obras de misericordia sin parar y ese continuo y angustioso llamar:—Perico, Perico!—seguro un amor de adolescencia.
No sufrió mucho. Me dijeron que le diera ajos acaramelados, que le encantarían y que después parecería dormir, pero que no estaría dormida sino muerta.
Así fue, tal cual, la hubieras visto relamiéndose los ajos, sacando su lenguita parlanchina y sujetando los ajos como tesoros entre sus garras. Después cayó como hipnotizada, los ojos le dieron vueltas y prendida de su columpio se quedó quieta como dormida. Cuando aplaudía a ver si reaccionaba, cayó al suelo absolutamente muerta. Ya se que era la lora de tu madre. Pero era ella o yo. Y decidí que sería yo."
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