domingo, 9 de agosto de 2015

La mujer arca, texto pequeño


 

¿Dónde se imaginan terminó el arca de Noé tras el terrible diluvio? Sobre la cabeza de Emzara la mujer de Noé. Con tanta tormenta y tanto ajetreo de mares encabritados truenos escandalosos y rayos de los que había que huir porque podían partirte en dos o en cuatro, con las preocupaciones tenidas durante el viaje , si  puede llamarse  viaje a ese golpearse con los troncos de árboles, mecerse con los vientos furiosos que ululaban terroríficas canciones que contenían todos los quejidos de los hombres muertos, de los animales muertos,  que insistían en salvarse y explicaban a gritos que no eran pecadores, que solo habían seguido su instinto, despertó Emzara y pensé que su vida había sido así, que como tenía ojos y piernas, brazos y sexo, también tenía sobre la cabeza un barco, un perro, un gato, el burro, el gallo y el pez que resbalaban sobre su frente y hacían equilibrio para mantenerse en su ovoide cabeza, se llamó a sí misma la mujer-arca y se encargó de alimentarlos durante los meses en los que tardó en encontrarse con Noé que también deliraba pero que igual atinó a bajar a los animales y sacar con cuidado el arca que quería guardar como reliquia, como memoria para los hombres que naciesen para que sean fieles a su dios y se dedicasen a amarse y hacer el bien. Fue un gusto para la esposa de Noe descubrí que bajo el arca le había crecido en contacto con el yodo de las aguas del mar, una cabellera con tonos de oro que relucía al sol. La paloma, heroína del diluvio, de tarde en tarde subía sobre la cabeza de Emzara y ella recordaba que una vez había sido morada de mansos animales que ahora corrían presurosos disfrutando de la calma del mar.  Cecilia Bustamante de Roggero

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