domingo, 16 de agosto de 2015

Un pajarito de papel


Un pajarito de papel

 

            Con mucho cuidado hice para mí, un pajarito de papel.  Durante horas, formé, una a una, sus delicadas plumas, estuve recortando, doblando, torciendo el papel. El pico quedó alargado, sus ojos tiernos, su cola orgullosa. Era un pajarito de papel.

 

            Lo estuve observando largo rato. No estaba del todo contenta con él. Entonces, lo tomé entre las manos, acerqué mi boca a su pico, y soplé fuerte, con ganas. !Tendría vida!

            No demoró  nada en convertirse en un pajarito de verdad. En un instante sus plumas se cubrieron de preciosos colores. Sentí entre mis manos cómo latía  su corazón. Vi como las plumas de sus alas se iban llenando de aire, ¡se movían! eran alas de verdad.

 

            El pajarito me pegó una mirada inocente, cómplice, graciosa, pidiéndome permiso para poder volar.

 

            Los días siguientes, estuvimos así, jugando. El volaba un rato, cantaba un poco, se encontraba con otros pájaros.  Pero, regresaba siempre, y se acomodaba entre mis manos para dejarse acariciar.

 


            Era un hermoso pajarito de verdad, pero yo no estaba del todo contenta con él.

 

            Entonces, lo tome entre mis manos y le dije:

            Quiero verte partir. ¿Cuando has visto un pajarito que no se quiera marchar?

            El me miró muy curioso, tratando de descubrir si yo hablaba en serio y si realmente estaba dispuesta a dejarlo escapar.

           

            Lo vi alejarse para siempre. Danzaba con el viento, hizo unas piruetas de despedida y se fue lejos para no volver.

           

            Ahora sí, era un  pajarito de verdad y yo estaba del todo contenta con él.

 

 

Fotos de Masao Yamamoto


 

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