domingo, 18 de septiembre de 2016

Al correr de la pluma- 2


La pregunta clave era ¿quién soy? cambia ahora  por ¿qué siento? ¿qué quiero?  Somos como un niño recién nacido al que tenemos que estar mirando atentos, cuidando sus gestos, sus reacciones, adivinando sus deseos.  Entonces, ¿por qué no dejar que crezca un poco como si viviéramos en el campo y fuese el viento el que nos cuida, el sonido de los pájaros el que nos acompaña, los árboles los que nos  proteger con su sombra?
Pedro Mairal en un Ted habla de la fuerza de la lengua, de aquello que somos capaces de hacer con nuestras palabras, levantar y humillar, acariciar y espantar. Transmitir nuestros miedos y también sembrar esperanza. Vivimos adentro del lenguaje, dice. Somos lenguaje.
Que la fuerza de la lengua los acompañe.
En el conversatorio después de la obra de teatro Dinamo cuando alguien del público dio una interpretación de lo que había sucedido en el escenario, la directora le respondió:
— Eso es. Lo que tú crees, es.  Dándole gran importancia a la interpretación.  Experimentamos nuestra descripción de las cosas y no las cosas en sí mismas.  Traducimos con nuestro lenguaje todo lo que vivimos, sentimos, anhelamos y vemos. Cada quien ve algo distinto. 
También se habló de la incomunicación y podría pensar que es imposible comunicarnos, que logramos comunicar solo una partecita de lo que queremos decir o traducir.
La pelota que arrojé cuando jugaba en el parque aún no ha tocado el suelo. Dice Dyland Thomas. Seguimos en la infancia, una parte nuestra todavía habita en ese jardín en el que fuimos tan felices, el paraíso al que deseamos siempre volver.
Haruki Murakami cuando de noche se pregunta: —¿Quién soy? ¿Cómo soy en esencia? ¿Quién lleva las riendas de mi vida?— Siente pánico. El no tener respuestas a nuestras preguntas nos espanta.  Tal vez madurar sea aprender a vivir sin tener respuestas para las preguntas fundamentales de nuestra vida.  Me pienso a mí misma.
Cuando nace una criatura, un niño desnudo, no tiene conciencia de que se irán creado  hilos que lo unirán  a las demás personas. Que desde ya tiene relaciones que deberá mantener y cuidar durante toda su vida, sus padres, sus hermanos, y la lista irá aumentando, los amigos, el esposo, los hijos, los nietos, personas que serán importantes en su vida, de las que él será responsable.
Un cuadro de Lucio fontana me hace escribir: Un tajo abierto. Por ahí respira. Se rompe la tensión de la tela. Es también la cortina que cubre una escena, en cualquier momento aparecerá una mujer por el tajo y recitará un pequeño poema que tendrá como virtud el despertar nuestro llanto.
¿Qué es mejor matar el tiempo o hacer tiempo?
A Liliana Herrero la conocí en Buenos Aires, cantaba con voz profunda, de mujer que ha vivido, que ha bebido, que ha fumado. Cantaba música folclórica, cantaba Naranjo en Flor. Hoy vi su nombre y la escuché y fue como si estuviese otra vez de noche, en el bar, esperando que Liliana aparezca y cante. Primero hay que saber sufrir
Después amar, después partir
Y al fin andar sin pensamientos…
Las palabras crecen en el silencio. Si hiciéramos un experimento y guardáramos silencio por diez segundos, escucharíamos nuestro silencio.
Un abrazo profundo dado por primera vez que contenía la vida entera, lo no expresado, lo desconocido.




 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario es de gran utilidad para para Abraelazuldelcielo. Ce.