domingo, 25 de septiembre de 2016

Al correr de la pluma, 3

Al correr de la pluma 3

Hacer de un viernes un día de fiesta para dos. Entregarse a la cocina a manera de meditación, las manos y la mente creando el plato que alegrará el corazón.
Saber que mi amiga está en Viena conociendo a la hermana de su maestro, escuchando palabras que ella luego entregará como quien entrega el fuego que bota chispas, instantes, trozos de luz.
Que invento extraordinario las rosas rojas. Nada mejor para expresar lo que siento, el deseo intenso de vida esplendorosa.
Conozco una mujer, la vida me la pone por delante y me deslumbro, su sonrisa es un descubrimiento y magnifico su tono de voz en el que se adivina una vida delicada, unos brazos abiertos. Estoy encantada escuchando las palabras que elige, su pensamiento tan fino, que traduce una fuerza interior protegiéndola.
Hay bondad en las personas y el contacto con ellas me hace participar de algo más grande, de una unidad a la que siempre he deseado pertenecer o volver.
Llegan a nuestra vida sorpresas, hoy aparece Buster Keaton, el cómico mudo del que mi padre hablaba y veo ternura en su personaje.
Ibamos a ir al teatro, pero no, a pesar de tener las entradas compradas cambiamos de planes y vamos a comer con los amigos, que agradable conversar, conocernos hace ya muchos años, no tener que definirnos, ni pronunciar un código de nuestras creencias. Recuerdo el hermoso texto de Antoine Saint Exupery sobre la amistad: En tu casa puedo entrar sin vestirme con un uniforme, sin someterme a la recitación de un Corán, sin renunciar a nada de  mi patria interior. Junto a ti no tengo ya que disculparme, no tengo que probar nada. Te estoy agradecido porque me recibes tal como soy. ¿Qué he de hacer con un amigo que me juzga?
Nos juntamos unas amigas con las amigas de una de ellas, la que cumple años. Todo funciona como un engranaje perfecto, tenemos mucho en común, el aprendizaje de los años, el gusto por la belleza, la perseverancia en aquello que nos gusta, la pintura, la fotografía o la escritura. Pero por encima de todo el deseo de pasar un buen momento. Es un almuerzo que venimos haciendo hace años, cada una aporta algo, la dueña de casa hace el plato de fondo y las demás llegamos con una botella de vino, la ensalada, un rico queso, paté, el postre. Disfrutamos con todos nuestros sentidos. Es una red que sostiene y amplía.
Henry Miller tiene un libro sobre los amigos, en él dice: una vida sin amigos no es digna de ese nombre, por confortable y segura que sea. Y cuando digo amigos quiero decir amigos. No todo el mundo puede serlo. Debe tratarse de alguien que esté tan apegado a uno como la propia piel, alguien que imprima color, emoción y sentido a tu vida. Es como el reverso del amor, pero incluyendo el amor mismo. Y también: un amigo te proporciona cien ojos, como la diosa Indra. A través de los amigos uno vive incontables vidas; ve el mundo en otras dimensiones; vive cabeza abajo y de dentro a afuera.
Corre la pluma pero también me invita a buscar entre mis papeles, en los que tengo cerca sobre la mesa y aparece Groucho Marx:  “Estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros.” “He pasado una noche absolutamente maravillosa, pero no ha sido esta.”  El humor que nos hace sonreír unas veces y otras soltar carcajadas, llorar de risa. Bergson dice que el humor existe para que no perdamos nuestra humanidad. ¿Qué nos da risa? Lo humano nos hace reír. La risa necesita un eco, alguien que sea nuestro cómplice, que nos acompañe, que entienda aquello que ha despertado nuestro humor. La risa nos quita peso, nos aligera. Nos da risa lo absurdo, lo inesperado. Hay gente a la que nada le da risa.  Nos dan risa cosas distintas. De acuerdo a nuestros intereses y nuestra inteligencia.
El cómico mudo que más risa le daba a mi papá era Harold Lloyd. Veo “ La Escena del Reloj “ y lo comprendo. Trepado sobre un edifico hace piruetas para no caer.  Experto en proezas físicas.  Reímos ahora de cosas distintas.


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