La semana pasada publicamos El diablo embotellado de Stevenson. Acá un comentario sobre el diablo y la avaricia.
El diablo y la avaricia
El diablo y la avaricia
El diablo es el símbolo tradicional de lo maligno; figura
mítica que en muchas de las historias de aventuras, cuentos de hadas, fábulas
de terror y misterio, ha sido un personaje principal. Es reconocida su figura
como ente mágico, capaz de cumplir deseos de los más egoístas y perversos, pero
no desinteresadamente, sino recibiendo a cambio las almas para su eterna
condenación. Lo hemos visto en el Fausto de Goethe; también pactar con el conde
Drácula; en La Divina Comedia, como supremo rey de los infiernos y en un millar
de etcéteras. El demonio es un personaje que nunca pasará indiferente para la
literatura.
Además, con el demonio tenemos el clásico problema de un más
allá. El diablo amenazante, rey de los infiernos, capaz de condenar almas al
sufrimiento de las llamas y el azufre. Recurrente angustia para aquellos que
aceptan cualquier doctrina religiosa como verdad absoluta. Keawe, preocupado
por el destino de su alma en el más allá, soslaya su presente, entregándose a
la desolación, mientras tiene todo alrededor: lujos, una casa de inmensos
jardines, un grato paisaje, la naturaleza en todo su esplendor, una bella mujer
que le ama… Nada de eso se compara con su destino metafísico. Vaya que Keawe no
toma conciencia de su presente.
Por otra parte, el deseo de avaricia que albergan los
hombres es tan grande, que no importa si se vende el alma al diablo con tal de
conseguir grandes cantidades de dinero, lujos y poder. El afán de riqueza,
quizá sea inherente a la naturaleza humana. Ya habíamos visto algo similar con
Aladino y su lámpara maravillosa, personaje que en ningún momento reparó para
pedir beneficios económicos y lograr acercarse a la princesa. De igual manera,
los seguidores de la serie de manga y animé Dragón Ball, vimos cómo las siete
bolas del dragón traerían a un gigantesco ser llamado Sheng Long para cumplir
el deseo de la persona que las reuniese. Los malvados de la historia, siempre
tras de ellas, dispuestos a pedir deseos egoístas como riqueza, eterna
juventud, la conquista del mundo, entre otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario es de gran utilidad para para Abraelazuldelcielo. Ce.