Tan hermosa y sentida esta oración. No entiendo el catalán pero lo siento en el corazón. Le pido a Lidia que me lo traduzca y me lo manda al fin para compartirlo con ustedes. La fe, la falta de fe, la sed de tener fe. Para ustedes esta bella canción.
Canto espiritual:
No creo en ti, Señor, pero tengo tanta necesidad de creer en ti, que a menudo te hablo y te imploro como si existieras.
Tengo tanta necesidad de ti, Señor, y que seas, que llego
a creer en ti –y creo que creo en ti cuando no creo en nadie.
Pero luego me despierto, o pienso que me despierto,
y me avergüenzo de mi debilidad y te detesto. Y hablo contra ti que no eres nadie. Y hablo mal de ti como si fueras alguien.
¿Cuándo Señor, estoy despierto, y cuándo estoy dormido? ¿Cuándo estoy más despierto y cuándo más dormido? ¿No será todo un sueño y, despierto y dormido, sueñe la vida? ¿Despertaré algún día de este doble sueño y viviré, lejos de aquí, la
verdadera vida, dónde la vigilia y el sueño sean una mentira?
No creo en ti, Señor, pero si eres, no puedo darte lo mejor de mí si no es así: sino diciéndote que no creo en ti.
¡Que forma de amor más extraña y más dura! Cuánto daño me hace no poder decirte: creo.
No creo en ti, Señor, pero si eres, sácame de este engaño de una vez; ¡muéstrame claramente tu rostro! No
me maldigas por mi amor mezquino. Haz que sin fin, y
sin palabras, todo mi ser pueda decirte: Eres.
Tengo tanta necesidad de ti, Señor, y que seas, que llego
a creer en ti –y creo que creo en ti cuando no creo en nadie.
Pero luego me despierto, o pienso que me despierto,
y me avergüenzo de mi debilidad y te detesto. Y hablo contra ti que no eres nadie. Y hablo mal de ti como si fueras alguien.
¿Cuándo Señor, estoy despierto, y cuándo estoy dormido? ¿Cuándo estoy más despierto y cuándo más dormido? ¿No será todo un sueño y, despierto y dormido, sueñe la vida? ¿Despertaré algún día de este doble sueño y viviré, lejos de aquí, la
verdadera vida, dónde la vigilia y el sueño sean una mentira?
No creo en ti, Señor, pero si eres, no puedo darte lo mejor de mí si no es así: sino diciéndote que no creo en ti.
¡Que forma de amor más extraña y más dura! Cuánto daño me hace no poder decirte: creo.
No creo en ti, Señor, pero si eres, sácame de este engaño de una vez; ¡muéstrame claramente tu rostro! No
me maldigas por mi amor mezquino. Haz que sin fin, y
sin palabras, todo mi ser pueda decirte: Eres.
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