sábado, 2 de mayo de 2009

El circo invisible



El circo fue para mi de niña algo espectacular, fabuloso, solo la pronunciación de la palabra Circo me despertaba las más grandes emociones. Ingresar a la carpa de circo era como viajar al país de la imaginación. Todo era posible. Me gustaban en primer lugar los payasos, seres creados para llenarnos de ilusión, pero también me capturaba el presentador que anunciaba con su magnífica voz: Señoras y señores, niños y niñas, en esta magnífica pista, con ustedes, los payasos, la ropa estrafalaria, el suelo cubierto de aserrín, las contorsionistas de ojos pintados de manera exagerada, los animales capaces de hacer piruetas imitando al hombre; mi corazón latía de temor cuando los equilibristas allá en lo alto caminaban sobre ese hilo de metal. Me acuerdo haber jugado a ser acróbata y maga y haber soñado con palomas que aparecían en mis manos de la nada. Entonces, ahora cuando  me entero que existe un circo llamado "El circo invisible" dirigido por Victoria, la hija de Chaplín  y su esposo Jean- Baptiste Thierré y que sus hijos Aurelia y James  tienen sus propios espectáculos, revive en mí esa alegría y esa impaciencia por estar ya de una vez en el corazón del circo. Encuentro en You tube parte de su espectáculo y coloco en la lista de las cosas que quiero hacer en mi vida, el asistir alguna vez a esos circos de ensueño que son como dice el artículo de Babelia, solo sustancia.  "Señoras y señores, niños y niñas, con ustedes El fabuloso circo invisible".












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