jueves, 14 de mayo de 2009

Secretos de un gurú

Tengo gran proclividad por los textos que hablan sobre la felicidad. ¿Quién no la quiere? Tal-ben Sahar es un israelita de 38 años, catedrático de la universidad e Harvard, padre de tres hijos, que viaja por el mundo dando conferencias sobre la felicidad. ¿Qué nos dice? 

 LA FELICIDAD

Lo primero que plantea es que la felicidad es un aprendizaje y que hoy, por primera vez, está siendo estudiada como ciencia.

-Una vida feliz no está en el nivel máximo todo el tiempo –explica, hay que aceptar los altos y bajos como parte de la vida del ser humano.

Todos podemos ser más felices de lo que somos, más allá de la genética y las condiciones sociales. Es una cuestión de aprendizaje, que se puede lograr con ejercicios y disciplina. Como si se tratara de matemáticas.

Ben-Shahar propone una serie de acciones que, de seguirse con disciplina, ayudan a alcanzar la felicidad. Anotar a diario las cosas por las cuales vale la pena dar las gracias, por ejemplo. Mantenerse activo físicamente. No torturarse con preguntas sobre la propia felicidad, sino reflexionar si se es más feliz que antes. Aceptar el fracaso como parte de la vida, y aprender de ello.

–Entendí que el éxito externo tiene muy poco que ver con la felicidad en el corto plazo, porque rápidamente volvemos a sentirnos como nos sentíamos antes.

–Y el dinero, por ejemplo, ¿hace la diferencia?

–Alguna gente cree que si gana la lotería serán felices por el resto de sus vidas, pero hay estudios que indican que los hace felices por cerca de tres meses. Para gente que no tiene plata para comida, que no tiene casa, que no tiene para una educación mínima, ganar más dinero influye en su felicidad. Pero cuando tenemos cubiertas nuestras necesidades básicas, el dinero adicional contribuye muy poco. La pregunta es ¿qué nos hace felices?

En su bestseller Happier definió la felicidad como una combinación entre significado y placer. "Si trabajo en algo que es significativo para mí, si siento que es importante, si creo que hace la diferencia, y si además disfruto de mi trabajo y experimento placer, entonces, mi trabajo me entrega felicidad", ejemplifica. Si lo que hacemos es sólo significativo o sólo placentero, aquello no es suficiente para sostener la felicidad, postula Ben-Shahar, al tiempo que precisa que es imposible experimentar significado y placer todo el tiempo, "pero si lo experimentas la mayor parte del tiempo, es una relación feliz".

–Usted ha escrito que hay una relación entre religión y felicidad. ¿Ser religioso influye en la felicidad personal?

–En general, cuando observas las investigaciones, la gente religiosa generalmente es más feliz que la no religiosa. La religión entrega significado: sé por qué me levanto cuando despierto en las mañanas, sé lo que estoy haciendo cuando voy a la iglesia los domingos. Sabemos que la gente que expresa gratitud es más feliz que la que no lo hace, y en la religión hay un mecanismo interno, que te conduce a la gratitud.


–Hay quienes plantean que luego de un gran dolor es posible valorar la vida y ser más feliz que antes.

–En estudios en enfermos terminales, en gente con cáncer a quienes les dan entre
3 a 6 meses de vida, muchos de los encuestados declaran que por primera vez se sienten vivos. Porque por primera vez aprecian respirar, una caminata en medio de los árboles, una flor, los amigos cercanos que tienen. ¿Necesitamos esperar? ¿Esperar algo a veces muy trágico para valorar que la felicidad está dentro de nosotros y alrededor de nosotros? No, si cultivamos la capacidad de gratitud.

Hay investigaciones", asegura, "que muestran que la gente que escribe una lista de cinco cosas por las cuales debe agradecer es gente más feliz, más optimista, más exitosa, físicamente saludable, más simpática y más generosa con los demás". Bastaría, plantea, sólo con hacer foco en aquello bueno que nos sucede.


RITUAL PARA NIÑOS FELICES
–¿Es posible entregar a los niños herramientas para que sean más felices?

–Cada noche antes de irse a dormir le pregunto a David, mi hijo mayor de cinco años, ¿qué fue divertido hoy? Él me responde y me pregunta y a ti, ¿qué te divirtió? Es un ritual, un hábito que hacemos todas las noches. Alrededor de la mesa de la cena, uno debe preguntarles qué cosas del día estuvieron difíciles y qué fue lo bueno. Aprenden a ver la realidad como un todo. Quejarse es importante, pero también lo es apreciar lo bueno.


Es muy importante hablarles del esfuerzo que conlleva trabajar duro, más que decirles eres tan inteligente, tan talentoso. Porque cuando les decimos eso ponemos presión en ellos y comienzan a sentir miedo de fallar. Si le dices has puesto esfuerzo en esto, y luego fallan, no importa: trabajarán incluso más. Estos errores los cometen los padres con muy buenas intenciones. Lo mismo ocurre si ni lo hacen bien. Si no les va bien, debes decirle no trabajaste lo suficiente, puedes hacerlo mejor si pones más esfuerzo. Se trata de poner el foco en el viaje más que en la meta.


Extracto del SUPLEMENTO EL SABADO – EMOL del Mercurio

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