Mi encuentro con la Madre Marita Ibé.
Esperaba a que llegasen mis padres al consultorio del oculista para que le hiciesen una intervención a mi papá. Decidí conversar con la señora norteamericana que tenía a mi derecha. Ella tenía unos enormes anteojos que rebelaban que había sufrido una operación. Le pregunté si era religiosa, y me dijo que sí, si era Meryknoll y me dijo que sí, y si por casualidad había conocido a mi gran amiga la Madre Mariana Cárrigan y sí, habían sido grandes amigas y compañeras de trabajo. Estuvimos conversando sobre Pamplona Alta, el colegio de niños especiales que lleva el nombre de la Madre Mariana.
Hace unos veinte años, yo acudía muy seguida a Pamplona a colaborar con el proyecto de la madre Mariana de hacer un colegio para los niños especiales de la zona. Niños ciegos y lisiados, niños de retardo y niños sordos, una escuela polivalente, era época de Velazco los trámites eran engorrosos pero todo se logró. El colegio pertenece al Ministerio de Educación y actualmente funciona como la madre Mariana soñó al ver las necesidades de tantos niños recluidos en su casa, sometidos por alguna incapacidad. Estuvimos recordándola. Ella consiguió un microbús al que llamó “Alianza” que recogía a los niños que no podían caminar. Don Tomás, el chofer, que ya murió, los cargaba y los llevaba hasta sus carpetas. La madre Mariana hacía un bellísimo espectáculo de marionetas y llevaba alegría a donde fuese. Ella decía que debíamos partirnos y repartirnos. Entregó su vida a los pobres del Perú por muchos años y contra su voluntad, obedeciendo órdenes de sus superioras, regresó a Estados Unidos, en donde murió luego de una penosa enfermedad que le había empezado aquí.
Si esta tarde, no le hubiese hablado a la señora que tenía al lado, me hubiese perdido esa hermosa charla que tantos recuerdos me trajo a la mente, y no se hubiera despertado en mí, el deseo de visitar pronto el Centro de Educación Especial Mariana Cárrigan.
Esperaba a que llegasen mis padres al consultorio del oculista para que le hiciesen una intervención a mi papá. Decidí conversar con la señora norteamericana que tenía a mi derecha. Ella tenía unos enormes anteojos que rebelaban que había sufrido una operación. Le pregunté si era religiosa, y me dijo que sí, si era Meryknoll y me dijo que sí, y si por casualidad había conocido a mi gran amiga la Madre Mariana Cárrigan y sí, habían sido grandes amigas y compañeras de trabajo. Estuvimos conversando sobre Pamplona Alta, el colegio de niños especiales que lleva el nombre de la Madre Mariana.
Hace unos veinte años, yo acudía muy seguida a Pamplona a colaborar con el proyecto de la madre Mariana de hacer un colegio para los niños especiales de la zona. Niños ciegos y lisiados, niños de retardo y niños sordos, una escuela polivalente, era época de Velazco los trámites eran engorrosos pero todo se logró. El colegio pertenece al Ministerio de Educación y actualmente funciona como la madre Mariana soñó al ver las necesidades de tantos niños recluidos en su casa, sometidos por alguna incapacidad. Estuvimos recordándola. Ella consiguió un microbús al que llamó “Alianza” que recogía a los niños que no podían caminar. Don Tomás, el chofer, que ya murió, los cargaba y los llevaba hasta sus carpetas. La madre Mariana hacía un bellísimo espectáculo de marionetas y llevaba alegría a donde fuese. Ella decía que debíamos partirnos y repartirnos. Entregó su vida a los pobres del Perú por muchos años y contra su voluntad, obedeciendo órdenes de sus superioras, regresó a Estados Unidos, en donde murió luego de una penosa enfermedad que le había empezado aquí.
Si esta tarde, no le hubiese hablado a la señora que tenía al lado, me hubiese perdido esa hermosa charla que tantos recuerdos me trajo a la mente, y no se hubiera despertado en mí, el deseo de visitar pronto el Centro de Educación Especial Mariana Cárrigan.
Comentarios:
Ay me has hecho emocionar hasta las lagrimas. que linda mujer y sí, que coincidencia. a veces pienso que tal vez esas personas (la señora de la clinica) no existen en realidad y solo existen para ti, para un ratito, para generarte algo. nadie mas que tu la ve, nadie la conoce. siempre he soñado con esa exclusividad. si vas al centro pasame la voz, me gustaria ir. Beso Chiara
Creo que el ser humano no debe perder nunca su capacidad para comunicarse. No nacimos para aislarnos. Es una maravilla dejar que una conversación con alguien que no conoces pero que te da la confianza de compartir con ella, te sorprenda, te descubra otros mundos, te alegre, te cambie ese momento.
Besos, Rocío
Besos, Rocío
Me encanta tu blog, gracias Ce. Seré una usuaria, besos, Carmen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario es de gran utilidad para para Abraelazuldelcielo. Ce.