Las palabras no dicen lo que dice un cuerpo
subiendo la colina al anochecer
las palabras no dicen lo que dice un colibrí
en el aire al mediodía
las palabras no dicen lo que dice un perro
esperando a su amo que nunca volverá
las palabras no dicen lo que dice el paso de la mujer
y el movimiento en el árbol de la mañana
las palabras no dicen lo que siente un fresno
al ser fulminado por un rayo
las palabras no dicen la sensación de nacer
de amar y de morir
las palabras son las sombras atadas a los pies de un
hombre que avanza demasiado rápido entre
la multitud
son párpados de sueño con que el hombre cubre
el amor que no alcanza a comprender.
Tu paso, como una sombra,
era difícil de seguir,
y al perderte en una esquina
sólo quedaba en mí,
como en la calle,
un vago sentimiento de vacío.
Tu cimbreo, tu cintura
me estremecían
y el jardín parecía tener más rosas
y el verano calor,
pues en mis labios de niño
aún no habíala palabra que define al amor.
La edad nos separaba,
como a dos cuerpos,
no de tamaños distintos,
sino de espacios diferentes.
Y mis manos asiéndote,
mis brazos abarcándote,
no podían asirte,
no podían alcanzar tu cuerpo,
tu mirada.
HOMERO ARIDJIS, poeta mexicano.
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