miércoles, 12 de marzo de 2008

Volar como Perseo




Levedad


“He tratado de quitar peso a las figuras humanas, a los cuerpos celestes, a las ciudades; he tratado sobre todo de quitar pero a la estructura del relato y al lenguaje.
He llegado a considerar la levedad como un valor."
Cuando Italo Calvino empezó a escribir notó una disconformidad entre la pesadez, la inercia y la opacidad del mundo (materia prima) y la agilidad nerviosa y punzante que quería dar a su escritura.
En ciertos momentos le parecía que el mundo se iba volviendo de piedra. Una lenta petrificación. Era como si nadie pudiera esquivar la mirada inexorable de la Medusa.
El único héroe capaz de cortar la cabeza de la Medusa es Perseo que vuela con sus sandalias aladas. Perseo se apoya en lo más leve que existe: los vientos y las nubes, y dirige la mirada hacia lo único que puede revelársele en una visión indirecta, en una imagen cautiva en un espejo.
De la sangre de la Medusa nace un caballo alado, Pegaso; la pesadez de la piedra puede convertirse en su contrario. Perseo montará el maravilloso Pegaso caro a las Musas, nacido de la sangre maldita de la Medusa. La fuerza de Perseo está siempre en un rechazo de la visión directa, pero no es un rechazo de la realidad del mundo de los monstruos que le ha tocado vivir, una realidad que lleva consigo, que asume como carga personal.”
Habla también del libro de Kundera: El peso de vivir para Kundera está en toda forma de constricción: la tupida red de constricciones públicas y privadas, que termina por envolver toda existencia en una trama de nudos, cada vez más apretados. Quizá sólo la vivacidad y la movilidad de la inteligencia escapan a la condena de revelar un peso insostenible.
En los momentos en que el reino de lo humano me parece condenado a la pesadez, pienso que debería volar como Perseo a otro espacio. Cambiar mi enfoque, he de mirar el mundo con otra óptica, otra lógica, otros métodos de conocimiento y de verificación.
Existe una levedad del pensar. La levedad se asocia para mí con la precisión y la determinación, no con la vaguedad y el abandonarse al azar.
Contemplar el propio drama desde fuera y disolverlo en melancolía e ironía.
Así como la melancolía es la tristeza que se aligera, el humorismo es lo cómico que ha perdido la pesadez corpórea. El siglo XVIII abunda en figuras suspendidas en el aire. Alfombras voladoras, genios que salen de lámparas en las Mil y una noches.
Desafiando a la ley de gravitación.
Leonardo da a la felicidad inalcanzable imágenes de levedad: los pájaros, una voz de mujer que canta en una ventana, la transparencia del aire y sobre todo, la luna.
Nos recuerda el deseo de transportarnos en vuelo a otro mundo, a otro nivel de percepción donde poder encontrar fuerzas que nos ayuden a modificar la realidad.
Deseamos levitar.


de "Seis propuestas para el próximo milenio" de Italo Calvino.

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